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꒰ ͜͡➸ Capítulo 13

La batalla campal había estallado.

Los miembros de cada pandilla siguieron a sus presidentes dispuestos a enorgullecer el nombre de su banda.

Takemichi no comprendía nada y se sentía completamente inútil, y para completar toda su mala suerte, entre todo el revuelo se había separado de los hermanos Seki. Pero aun así seguía con su misión en pie, él debía salvar a Draken de morir a manos de Kiyomasa, aquel que lo ha atormentado desde hace unos meses.

En otro lugar, Serafine se divertía golpeando a aquellos varones que portaban el uniforme de Moebius, y a pesar de que le gustaba pelear no había perdido de vista al rubio de trenza. Ella estaba consciente de que la vida del subcomandante estaba en peligro por lo que no debía perder la concentración.

- ¡Nee-san! -escuchó cuando terminó de noquear a un tipo.

- ¡Raiden! -lo llamó cuando divisó la cabellera roja de su hermano.

El ojiceleste se abrió paso entre todos hasta llegar con su hermana.

- ¡No encuentro a Takemichi ni a Draken! -la miró desesperado.

- Tranquilízate -lo hizo a un lado para patear a un sujeto que venía por las espaldas del Seki- No debes bajar la guardia, estos tipos no dudarán de partirte un palo o fierro en la cabeza.

- Lo siento -murmuró con un puchero- ¿Tú has logrado encontrarlos? La lluvia imposibilita verlos bien.

- Si, Ryuguji está por aquel sector -señaló en lugar donde se suponía que estaba, pero no lo encontró- Mierda, es un tipo que mide más de uno ochenta, no puede perderse con tanta facilidad...

Serafine se comenzó a desesperar, no podía creer que perdió de vista a su objetivo, se supone que ella debía cuidarlo.

- Hay que buscarlo -miró a su hermano- Si dejamos que el bastardo de Kiyomasa lo encuentre todo el esfuerzo de Takemichi se irá por la borda.

- ¡Draken-kun! -un grito evitó que Raiden contestara.

Takemichi se había dedicado a buscar por cielo y tierra a Draken, cayó al suelo pero nunca se rindió. Se había jurado salvarlo. Sin embargo, se dio cuenta que llegó tarde cuando observó a Kiyomasa con aquella arma filosa cubierta de sangre ajena.

El rubio no tardó mucho tiempo en girar su cabeza para ver al subcomandante tirado en el suelo y una herida en su abdomen.

Las personan que apreciaban al Ryuguji voltearon hacia el causante del ruido.

- ¡¿Qué ocurre Takemicchi?! -exigió Mikey.

- ¡Draken... ha sido apuñalado! -respondió con lágrimas en sus ojos.

- No puede ser -murmuró el pelirrojo corriendo hacia su amigo.

Se acabó -pensaba el ojiazul- Se acabó, Draken está muerto...

- ¡No entres en pánico Hanagaki! -su mejor amiga lo sacó de sus pensamientos- ¡Tómale el pulso o haz algo, maldita sea! ¡No caigas en la desesperación y no te rindas!

Los Seki no podían llegar hasta el rubio, los miembros de Moebius le cerraban el paso impidiéndoles acercarse al herido.

- ¡Muévanse, estorban! -el pelirrojo golpeó a un tipo provocando orgullo en su hermana.

- ¡Takemicchi! -lo llamó el presidente.

El Hanagaki estaba en shock, hasta que vio como el tatuado tocía sangre y Mikey ponía en sus manos la vida de su mejor amigo.

- ¡Cuida de Kenchin!

¿Heh? -pensó aturdido para luego entrar en razón- ¡Si, debo hacer algo!

No lo pensó más y colocó Draken en su espalda para cargarlo y llevarlo a un lugar seguro. Mientras tanto, los dos hermanos llegaron a su lado después de un arduo trabajo.

- Den-Den -lo llamó- Llama a una ambulancia y busca a las chicas, debes protegerlas y sacarlas de este lugar, yo le abriré paso a Hanagaki.

El mencionado asintió para cumplir su petición. Serafine se colocó en frente del dúo de rubios para empujar y golpear a todo aquel que se pusiera delante de ellos, debía actuar rápido si no querían que Draken deje el mundo de los vivos.

Es tan pesado -pensaba el ojiazul- Siento que mi espalda está quebrándose...

- ¡No te rindas Hanagaki! -lo animaba- ¡Lo estás haciendo asombroso!

Los tres ya se habían alejado de la disputa para comenzar a camina por una calle desolada.

- ¡¿Draken-kun?! -le habló cuando lo oyó toser- Vas a estar bien, estoy llevándote a un hospital ¡Voy a salvarte no importa lo que pase!

Serafine tiene razón ¡Espalda, no te rindas ahora!

- ¡Takemichi-kun! -lo llamó su novia- ¡Con Raide-kun ya llamamos a una ambulancia!

Emma y Hinata se acercaban corriendo calle abajo.

- ¿Y Raiden? -preguntó cuándo no vio a su hermano.

- Dijo que tenía algo que hacer -respondió Emma- Nos acompañó hasta fuera de la pelea y se fue.

- Quédense aquí y háganle presión en la herida -dijo la ojirosa- Buscaré algún vehículo para llevarlo a un hospital, con las calles llenas debido al festival y la lluvia dudo que una ambulancia llegue rápido.

Sin esperar una respuesta Serafine comenzó a correr lejos de ellos. Estaba asustada y no lo negaría, no quería que un amigo suyo falleciera, le tenía aprecio y jamás se perdonaría ser tan incompetente.

Dime Dios ¿por qué me diste esta segunda oportunidad? ¿para verlos morir? -pensaba buscando alguna moto o auto que le sirviera- Cuando acepté esta nueva vida juré hacer lo correcto, juré que cada habilidad y conocimiento que poseía los utilizaría para proteger a los que amo... Asique por favor no me los quites, déjalos que se queden a mi lado. Si de verdad has escuchado mis plegarias sobre una vida feliz, no te atrevas a alejarlos de mi lado.

- Lo siento chico desconocido de la ToMan -dijo cuándo divisó todas las motocicletas que habían- Pero es una emergencia, juro que te la devolveré.

Serafine se acercó a una moto y tomó unos pequeños cables que sobresalían, con su boca cortó dos y comenzó a unirlos, buscando que estos hicieran conexión para que el vehículo se encendiera.

- ¡Bingo! -gritó feliz cuando se encendió.

Sin dejar pasar un segundo más se subió y arrancó a toda velocidad por donde venía anteriormente.

En su camino divisó a Emma y Hinata alejándose de donde había dejado a Takemichi y Draken. Siguió un poco más y divisó a los anteriormente mencionados parados en frente de un grupo de la ToMan.

- ¡Ryuguji, Hanagaki, muévanse de ahí! -les gritó sin frenar.

Los dos acataron la orden inmediatamente al ver las intenciones de Serafine. Ella pasó de largo atropellando a ese grupo logrando derribarlos y dejando a la mayoría inconsciente.

Deben agradecer que bajé la velocidad -pensó con una sonrisa cínica- Si hubiera ido más rápido no la cuentan.

Después de pasarlos dio una vuelta con la moto para acercarse a sus amigos.

- ¡Nee-san, nos quitase la entrada genial! -recriminó su hermano saliendo de unos arbustos junto a cuatro chicos más.

- ¡Nunca nos dejas lucirnos Seki! -siguió Makoto señalándola con el dedo índice.

- Es porque son lentos -contraatacó y con la motocicleta se acercó a Draken- Vamos, no pierdan el tiempo y ayúdenme a subirlo. Hanagaki también vienes conmigo.

Akkun y Raiden sujetaron al Ryuguji por los brazos y lo apoyaron en la moto detrás de Serafine, siendo Takemichi el tercero en subirse detrás de Draken.

- Toma Den-Den -le extendió su peluche, sería incomodo llevarlo con dos personas a sus espaldas- Cuida del niño.

- Ok -lo tomó indeciso.

- Draken-kun -lo llamó Takemichi antes de que se fueran- Lo siento, no pude protegerte por mí mismo.

- Tienen que irse -intervino Raiden- El grupo de Kiyomasa sigue de pie, nosotros nos encargaremos de detenerlo.

- Y no vamos a perder -siguió Akkun.

Serafine asintió y condujo rápidamente el vehículo hasta donde se oían las sirenas de la policía y ambulancia. Frenó al ver como Emma y Hina se acercaban apuradas con paramédicos y una camilla.

Junto al ojiazul bajaron al de tatuaje y lo subieron a la cama transportable.

La Seki vio como Draken cerró los ojos, y por impulso lo golpeó con una cachetada en la mejilla.

- ¡No te duermas! -le gritó.

- ¡Señorita, por favor contrólese! -intervino un enfermero.

Serafine no prestó atención y solo vio como los dos rubios se subían a la ambulancia para luego alejarse a toda velocidad.

- Draken se pondrá mejor Sera-chan -la consoló Emma al verla con lágrimas en los ojos, aun cuando ella también estaba llorando.

- Vamos hacia el hospital -sugirió la Tachibana.

Todos aquellos que habían estado al lado de Draken en sus últimos minutos estaban en la sala de espera, aguardando por buenas noticias.

- Takemicchi -llamó Mikey apareciendo.

- Mikey-kun -se le acercó- ¡Draken-kun está...!

- Lo escuche -interrumpió- ¿Dónde está la sala de espera?

Algunos presentes vieron al presidente acercarse por lo que lo llamaron ansiosos.

- Todos cállense, es un hospital, asique hay que estar callados -les dijo sentándose- Kenchin siempre fue alguien que mantenía su palabra. Él no va a morir aquí, no haría alto tan deshonroso... porque prometió que juntos dominaríamos todo el país -finalizó con una sonrisa tranquila- Asique Emma, Mitsuya, Peyan, Den-kun y Takemichi, crean en Kenchin.

Al oír esas palabras todos se tranquilizaron y mantuvieron la calma. Serafine se acercó a MIkey y se sentó a su izquierda.

- Admiro tu capacidad para fingir -le dijo en un tono de voz que solo los dos escucharían.

- ¿De qué hablas Rafi-chan?

- Es hipócrita decirlo de mi parte -sonrió- Pero eres un niño Mikey, no debes fingir que estás bien cuando te debes estar derrumbando por dentro.

El rubio de media coleta solo la miraba. Su cuerpo había sentido consuelo al escucharla decir esas palabras. Pero a pesar de que ella tenía razón, no podía permitirse verse débil cuando sobre sus hombros estaba la vida de cada miembro de su pandilla, eso es lo que haría su hermano, si Shinichiro nunca se derrumbó por más fuertes que fueran las circunstancias, él tampoco.

Su conversación se vio interrumpida por el sonido de una puerta abriéndose.

- Escapó de la muerte -anunciaron- La operación fue un éxito.

- ¡Si! -gritaron los Seki felices.

Takemichi no se quedó atrás y gritó aún más fuerte.

- ¡Lo hicimos, salvamos a Draken-kun!

- Los otros miembros de ToMan están esperando afuera -dijo Mitsuya- ¡Les voy a contar las noticias!

- Te acompaño -se adelantó Serafine mientras se alejaba- Debo devolver una motocicleta que pedí prestada y pedir disculpas.

- ¿Peyan? -le habló Takemichi viéndolo inmóvil.

- Yo no puedo salir y enfrentarme a todos, menos ver a Seki -murmuró.

- Peyan, todos saben que tú estabas pensando en Pachin -habló Mitsuya- Pero la que más pensaba en Pachin era Seki... Todos los días iba a visitarlo a la casa de sus padres para ayudarlo y hablar con él sobre su futuro.

- Seki...

- Esa es la persona a la que engañaste -suspiró- Y aún si tu no querías atacar a Draken, tu traición lo involucró en esto. Será mejor que te disculpes con Seki, Draken, Pachin, y todos los demás.

- Okay...

- Bienvenido de vuelta Peyan.

- Oh, la lluvia se ha detenido. -murmuró Hinata para luego ver su teléfono- Augh ¿Qué puedo hacer? ¡Mira la hora, ya son pasadas las doce!

- Ya es 4 de agosto -comentó la Sano.

- Tremendo día ¿heh? -se unió Serafine.

Takemichi, quien oyó lo dicho por Emma, cayó de rodilla viendo el cielo. Sus lágrimas no se hicieron esperar mientras celebraba en silencio.

Mi misión de "proteger a Draken" ha sido un éxito -pensó sonriendo.

- Bien hecho, héroe -lo abrazó el pelirrojo.

- Eres asombroso Hanagaki -la pelirroja le palmeó el hombro en muestra de apoyo- Sin ti nunca hubiéramos podido salvar a Ryuguji.

Tras decir eso, Serafine se alejó del dúo para pararse delante de los miembros de la Tokyo Manji y comenzó a verlos uno por uno.

- ¡Oigan! -llamó la atención- Tomé prestada la motocicleta de alguno de ustedes ¡¿De quién es?! -señaló el vehículo.

- ¡Asique fuiste tú quien se llevó la moto de Baji-san! -un chico rubio de ojos verdes agua se acercó a ella.

- Lo siento, nunca debí llevármela sin permiso pero era una emergencia -hizo una pequeña reverencia- Los cables ya están unidos como si nada hubiera pasado.

- No importa -le restó importancia un pelinegro- Mientras haya sido para salvar a Draken.

- ¡Pero, Baji-san... ella rompió su motocicleta!

- Ya dije que lo sentía –una vena en su cien se hizo presente- Además ya está reparada.

- Bueno, Chifuyu tiene razón –le sonrió mostrando sus colmillos, era una sonrisa que tramaba algo- Puede que ya esté todo bien pero no puedo dejan pasar esta falta de respeto.

- ¡¿Ah?!

- Todo quedará atrás si te enfrentas a mí –propuso Baji- Vi como casi le ganas a Pachin y también vi como noqueaste a varios tipos de Moebius, es por eso que te reto.

- Ah ok –se relajó inmediatamente- Reto aceptado, gatito –le sonrió maliciosamente- Soy Serafine Seki, un gusto.

- Oh, disculpa la falta de educación, soy Keisuke Baji y él es Chifuyu Matsuno, capitán y vice capitán de la primera división, respectivamente.

- Es un gusto conocer a unos chicos muy lindos -sonrió- Pero debo retirarme.

Sin esperar una respuesta se alejó del dúo para volver junto a su hermano quien aún sostenia en sus brazos a aquel zorro de felpa.

- ¡No te olvides de nuestro enfrentamiento!

Ella sonrió para si misma y agitó su mano en forma de despedida.

Esa noche había sido muy larga y en su cuerpo no cabía más de felicidad.

Maldito Ryuguji, eres un idiota por asustarme así -pensó viendo el cielo.





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