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R E G R E S O

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RECUERDEN QUE ALGUNOS EVENTOS HAN SIDO MODIFICADOS PARA QUE LA HISTORIA TENGA MÁS COHERENCIA. NO ME AHORQUEN Y DIGAN: ASÍ NO PASA EN EL LIBRO/PELÍCULA. GRACIAS ❤

Un mes después nos encontrábamos en la madriguera, listos para "festejar" las fiestas navideñas, que claramente nadie tenía ánimos para celebrar.

Ayudaba a Molly a poner algunos de los adornos por toda la casa, Charlie estaba con su padre ayudandole en algo.

—Me alegra que hayan venido— me dijo Molly mientras ponía un adorno al árbol.

Le sonreí.

—Nos alegra saber que están bien. No es fácil recibir noticias estando allá, no desde que revisan cada carta.

Terminamos de poner los adornos y nos dirigimos al comedor, donde estaban los gemelos, quienes hablaban en susurros. Me causaba cierta gracia, pues sabía que algo planeaban.

—Iré a ver a Kingsley— dije a Molly. La mujer asintió con una gran sonrisa.

—Claro, ve con cuidado.

Salí de la casa, dejé salir un gran suspiro y miré el cielo. Ya no se miraba tan hermoso como antes. Unas manos rodearon mi cintura y Charlie puso su barbilla sobre mi hombro.

—Voy a ir a ver a Kingsley— dije aún con la vista al cielo.

—¿Quieres que te acompañe?

—No, prefiero ir sola.

—Bien, ve con cuidado.

—Espero no tardar. Tengo que darle mi reporte y querrá que le diga cómo me fue en Rumania.

Charlie sonrió y di media vuelta para besarlo.

Nos separamos e hice una aparición... en mi casa.

Un gran sentimiento de tristeza recorrió mi cuerpo. Me adentré a la construcción, todo se veía claramente gracias a la luz del exterior. Recorrí cada habitación de la casa, muchos recuerdos llegaban a mi cabeza. Entré a la habitación de mi padre y me recosté en la cama.

Estaba fría.

No estuve mucho tiempo y luego me dirigí a su estudio. Encendí las luces, pues ya comenzaba a oscurecer. Recordaba lo mucho me gustaba jugar en esa habitación.

Me senté en su silla, detrás del escritorio y miré todo el alrededor. Los libreros estaban llenos de polvo. Miré los cajones del escritorio y los comencé a abrir. No habían muchas cosas, sin embargo el cajón de hasta abajo del lado derecho no abría.

Saqué mi varita y pronuncié el hechizo para abrir la cerradura, sin embargo no funcionó. Fruncí el ceño e intenté algunos otros hechizos que dieron el mismo resultado.

Me levanté de la silla y comencé a buscar la llave por toda la habitación, pero no había nada. Fui a su habitación pero tampoco había nada.

Entré a mi habitación sin mucha esperanza de encontrar nada, para mi enorme sorpresa, en la mesita de noche había una llave, debajo de esta, había una nota. "Estudio." Sonreí un poco.

Regresé al estudio para abrir el cajón. Lo único que había era una carta.

La saqué y pude ver que tenía mi nombre, lo había escrito mi padre. Recocería su letra en cualquier lugar.

Se me formó un nudo en la garganta. Tenía miedo de leer el contenido, sin embargo, la abrí con cuidado y saqué la hoja del interior.

Mi querida hija,

Si estás leyendo esto es porque seguramente ya no estoy contigo. Perdón por eso, se supone que esta carta nunca debe llegar a tus manos. Pero ya que es así, quiero decirte que te amo. Eres lo mejor que me ha sucedido junto con tu madre.

Hace tiempo que he querido escribirte esta carta. Recordé que, cuando tu mamá y yo éramos novios y yo quería decirle algo, le escribía una carta. Descubrí que de esta forma se me hacía más fácil hablar de mis sentimientos y también me daba la oportunidad de decir exactamente lo que quería decir.

Espero lograr el mismo efecto en esta carta para ti. Últimamente has crecido mucho y, con la edad, comenzaste a alejarte de mí. Tal vez recuerdas que cuando eras pequeña tus tíos me hacían bromas y comentarios sobre el hecho de que no quería verte crecer. Tal vez para ti esos momentos no fueron relevantes, pero no imaginas lo ciertos que son: no hay nada más duro que ver día a día como tu bebé se va convirtiendo en una mujer. No me malentiendas, hija, estoy muy orgulloso de la persona en la que te has convertido, pero ante mis ojos siempre vas a ser mi niña.

Quizás una de las muchas cosas en las que he fallado como padre es el no decirte todos los días lo especial y lo bonita que eres, y lo mucho que te quiero. Aunque me haya enfocado mucho en la disciplina y en enseñarte cosas nuevas, quiero que sepas que no hubo día que no te quisiera mucho, incluso aquellos en los que estabas enojada conmigo y no querías saber de mí. A pesar de nuestros errores, te amo y estoy muy orgulloso de ti.

Lamento que estés sola, no será nada fácil pero recuerda que siempre estaremos en tu corazón tu madre y yo. Nunca te rindas y sigue tus sueños siempre.

Con amor, papá.

La lagrimas brotaban a litros y mis sollozos se escuchaban en toda la casa. Me alegraba tanto haber encontrado aquella carta en este momento.