V E I N T I C U A T R O
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A M O R
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Erine
Llegamos a casa. Todo había pasado muy rápido y aún estaba un tanto confundida.
Charlie se sentó en el sofá y yo fui en busca de hielo para que no se hinchara tanto su cara.
Me puse junto a él y le coloqué la compresa fría en su mejilla. Charlie hizo algunos gestos de dolor.
—¿Por qué lo hiciste?— pregunté con un tono de reproche.
Quité con cuidado los mechones de cabello de su rostro. Él suspiró.
—Estaba molesto. Primero te secuestra y te lleva a no sé donde rayos y luego te besa frente a mi.
Me sonroje al recordar ese momento.
—Lo siento— me sentí un poco culpable.
No debía ir con Braham cuando sabía que no se agradaban mucho. Además, no conocía de absolutamente nada al hombre y simplemente lo seguí. Por un momento me sentí tonta al pensarlo.
—No te disculpes, no fue tu culpa— suspiró— ¿Podrías decirme qué fue lo que sucedió?
Asentí.
—Braham me llevó a dar un recorrido por el santuario, estuvimos hablando, me contó lo de Veronique y después regresamos. En el camino me estaba contando una anécdota graciosa de cuando un dragón lo adoptó como su cría, entonces habíamos llegado a la base. Dijo que tenía algo en la mejilla y dejé que se acercara, me tomó desprevenida y sentí cómo comenzó a besarme, lo empujé con fuerza y luego tu llegaste a golpearlo— reí al recordarlo, la verdad es que había sido un poco gracioso— y eso fue todo.
—Entiendo. Lo siento.
Me miraba directamente a los ojos. Acaricie su rostro con las yemas de mis dedos.
—¿Qué pasa entre tu y yo, Charlie?
—¿A qué te refieres?
—Me confiesas que te gusto, me besas y luego nada. No sé que hay entre nosotros— todo quedó en absoluto silencio durante algunos segundos— no te digo que me pidas que sea tu novia, pero quiero las cosas claras.
—Te quiero, Arissa— sentí que mi corazón comenzaba a acelerar— y quiero que estemos juntos, que sólo me beses a mi, que duermas a mi lado, quiero hacerte el desayuno cada mañana y estar contigo hasta en los peores momentos.
Sentía mi rostro cada vez más caliente, de pronto me sentí muy nerviosa y no sabía qué decir exactamente.
Nunca he sido muy buena con las palabras y mucho tampoco se ser romántica.
Charlie me miraba, supongo que esperando una respuesta de mi parte. Frunció el seño y llevó su pulgar a mi mejilla limpiando una lágrima que no sabía que había derramado.
Me senté a horcajadas sobre él y lo besé como si mi vida dependiera de ello.
En lugar de las famosas mariposas en el estomago, sentía un maldito dragón furioso en mi interior. Deseaba a Charlie y sabía que él me deseaba.
También lo quiero, y quiero que estemos juntos, tal vez no para siempre pero si por mucho tiempo.
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