
T R E I N T A Y T R E S
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A D I Ó S
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Corría por las mazmorras del castillo. Sentía mucha desesperación y adrenalina dentro de mi.
Algunas heridas menores estaban marcadas en mi rostro y brazos, pero no me importaba para nada. Estaba dispuesta a dar absolutamente todo de mi, incluso estaba dispuesta a morir si era necesario.
Lancé hechizos contra los mortífagos que se cruzaban en mi camino y llegué a la entrada principal. La asquerosa y siseante voz de Voldemort resonó en mi cabeza, decía que iba a retirar a sus hombres a cambio de Harry Potter.
Regule mi respiración hasta dejar de escuchar tan horrible voz. Me dirigí al gran comedor, donde todos comenzaban a reunirse.
Pero entonces, sentí que faltaba la respiración y comenzaba a asfixiarme. Dejé de escuchar y me comencé a sentir mareada.
Caí de rodillas, al mismo tiempo que mi alma salía de mi cuerpo.
Los cuerpos inertes de Tonks y Remus yacían juntos. Inmediatamente la imagen del pequeño Teddy llegó a mi cabeza.
Grité mientras tomaba mi cabeza entre mis manos. Las lágrimas salían sin parar y me costaba cada vez más respirar.
La boca se me secó instantáneamente y un ataque de pánico estaba a punto de llegar.
Unas manos me tocaron los hombros, miré hacia arriba, me puse de pie y abracé a Charlie con toda la fuerza que me quedaba.
Mi respiración seguía agitada pero ver a mi amado me hacía sentir más tranquila. Tomé sus mejillas y lo besé con desesperación, como si mi vida dependiera de ello.
Charlie también lloraba, aunque no tan desesperadamente como yo.
—Te amo, Arissa, te amo y lamento haber sido un idiota. Tenía tanto miedo de perderte y ahora sé que quiero estar contigo siempre.
Nos miramos fijamente a los ojos, ligeramente separados. Charlie miró desesperadamente a todos lados y recogió algo del suelo, era un alambre, le hizo algo y luego me miró mientras tomaba una de mis manos.
—Arissa, no sé si seguiré vivo mañana, te amo y quisiera preguntarte, ¿te casarías conmigo?
Me sentí aturdida. No estaba segura de qué sentir en ese momento, mis ojos se llenaron de lágrimas y salté sobre mi contrario.
—Sí, sí, sí, mil veces sí.
Charlie sonrió mostrando sus perfectos dientes.
—Te amo— dijimos al mismo tiempo y reímos.
Nos separamos y me tomó de la mano para comenzar a caminar juntos. Nos dirigimos a los demás Weasleys, quienes estaban todos reunidos alrededor de alguien.
Charlie y yo nos miramos preocupados y corrimos hasta ellos.
Fred Weasley estaba acostado contando un chiste. Salía sangre de su frente, pero esta estaba siendo controlada por su madre, quien sonreía con las palabras de su hijo.
Charlie y yo suspiramos de alivio, al ver que todos estaban bien.
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La batalla continuó, no nos daríamos por vencidos tan fácilmente. Y mucho menos cuando Harry Potter había resucitado de la muerte para luchar contra Voldemort.
Eran menos que antes, pero aún así no bajamos la guardia.
De pronto, todo paró. Un sepulcral silencio inundó todo el castillo, me costaba respirar, no bajé mi varita y me mantuve alerta.
Charlie que estaba junto a mi, se sentía igual. Respiraba con fuerza y su varita la mantenía en lo alto.
Escuché unos pasos a nuestras espaldas, nos dimos la vuelta y nos encontramos con un Braham muy cansado y sucio pero con una gran sonrisa.
—Ha terminado— dijo mientras recuperaba el aliento— todo ha terminado.
Charlie y yo nos miramos con una gran sonrisa, casi como reflejo nos unimos en un beso.
Cuando nos separamos, miramos a Braham.
—Erine, tu no deberías estar aquí— dijo con un tono molesto— exponerte a peligro y un gran estrés, que imprudente— lo miré perpleja— bueno, al menos, ¿se lo dirás?— preguntó mirándome y luego a Charlie.
Lo miré sin comprender.
—¿De qué rayos hablas?— pregunté.
Nos miró como si fuera lo más obvio del mundo y soltó una risa.
—¿Tu tampoco lo sabes?— negué— Estás en embarazada, es obvio. Lo noté desde la última vez que estuviste en el santuario hace dos meses.
Lo miré perpleja y Charlie volteó a mirarme. Entonces vomité, el pelirrojo dio algunas palmadas en mi espalda.
—¿Es verdad lo que dice?— preguntó Charlie cuando me recuperé.
No estaba segura, mi mente ha estado tan concentrada en los últimos suceso que no sé qué es lo que sucede.
—Sí— dije casi sin pensarlo— creo que sí.
A Charlie le brillaron los ojos y su abrazo me sorprendió.
—Seré papá— dijo emocionado mientras besaba mi mejilla.
Cuando me soltó, fue a abrazar a Braham.
Después de eso, fue a gritarlo a toda su familia y cualquiera que se le pusiera al frente.
Realmente estaba emocionado y yo muy perpleja. No lo había notado y además estuve en medio de una guerra con un nuevo ser formándose dentro de mi.
Soy una madre muy irresponsable.
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