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F A M I L I A

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Había permanecido dos días más en cama y aunque mi cuerpo estaba adolorido me sentía mucho mejor. Molly me había permitido ayudar con los preparativos lo que me hacía mantener la mente ocupada.

La boda daría lugar en tres días. Y los padres de Fleur llegarían al siguiente día junto a su hermanita.

La niña sería dama de honor de Fleur además escuché que Charlie sería el padrino de Bill.

Ahora estaba en el techo de la madriguera junto a Charlie quien estaba haciendo algunas reparaciones que se había ofrecido a hacer.

Me gustaba permanecer a su lado, era bastante divertido y además podía molestarlo.

—¿Por qué no usas magia?— le pregunté.

—Mi padre me insistió para que usara las herramientas muggle y le dijera qué tal funcionaban.

Sonreí y le pasé otro clavo.

—Si tu lo dices— me encogí de hombros y Charlie siguió con lo suyo. Miré el cielo, era de un brillante azul y casi no habían nubes— ¿Ya te has probado el traje para la boda?— pregunte.

Enseguida escuche un grito junto con un quejido. Charlie se había golpeado la mano. Lo miré preocupada y lo ayudé a hacer una aparición en la cocina.

Saqué un poco de hielo y tomé la mano del pelirrojo que comenzaba a hincharse, con delicadeza puse el hielo y el chico se quejó un poco por el frío.

—Uhh, no se ve muy bien. Tal vez pierdas la mano— dije muy seria y con una expresión de preocupación.

—Dime que es una broma— habló alarmado.

Comencé a reír mientras enredaba un trapo con los hielos en su mano. Charli dejó salir una risa y me miró fijamente mientras negaba.

—Eres muy graciosa— dijo con sarcasmo—Olvidé comprar el traje— Dejé caer su mano y se quejo de nuevo.

—Lo siento— tomé de nuevo su mano— La boda es en tres días, Charles.

—Lo sé, y gracias a ti he recordado que debo comprar mi traje.

Lo miré mal.

—No le digas a tu madre o se pondrá furiosa— le dije.

—¿Por qué me pondría furiosa?— Molly apareció y nos miraba con severidad.

—Mamá...—

—Es que Charlie quiso probar reparando el techo con objetos muggle y se lastimó la mano. Le he puesto un poco de hielo para que no se hinche— dije tranquilamente.

Charlie relajó su expresión y asintió mientras miraba con miedo a su madre.

Molly suavizó su mirada y se acercó a su hijo.

—Es verdad que estoy furiosa. Le dije a tu padre que no te diera esas cosas.

Charlie y yo nos sonreímos cómplices.

—Por cierto— dije— más tarde iré al callejón Diagon a comprar unas cosas que necesito.

—Espero que ya hayas comprado tu vestido y no lo hayas dejado para el último momento.

La miré perpleja.

—Yo no asistiré a la boda— dije. Molly me miró con gran impacto, como si hubiera dicho algo imperdonable.

No era precisamente muy cercana a Bill y mucho menos a Fleur y no había razón para que yo estuviera presente. Sólo era una intrusa en esta casa y me iría en cualquier momento.

—¿Cómo que no asistirás a la boda?— preguntó Bill que entraba junto a su prometida.

—Tienes que asistir— dijo Fleur con su peculiar acento francés— eres nuestra amiga y muy cercana a la familia de William.

Me sentí conmovida.

—Yo creí que...— hablé más bajo de lo que esperaba.

—Vamos Erine, eres parte de la familia— dijo Bill.

Sonreí con tristeza.

—Irás a conseguir un vestido y asistirás a la boda— me dijo Molly mientras le hacía algo a la mano de su hijo.

—Bien.

Bill y Fleur me sonrieron satisfechos.