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E S T R E L L A S

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A primera hora de la mañana, llegaron los padres de Fleur junto a su hermanita, Gabrielle, quien tenía diez u once años, en realidad no estoy segura.

Para ser franca, me impresionaba lo que bien que se veían para ser tan temprano. Yo luzco horrible por lo menos hasta después del mediodía.

En general eran muy agradables y atentos, no parecía que que estuvieran allí y ayudaban con los preparativos y en cualquier cosa que les pidieran.

Ese día fue de los más productivos gracias a su ayuda.

Por la noche me encontraba en el jardín mirando el cielo. Era una extraña costumbre que había adoptado desde que llegué, antes miraba desde el interior de la casa pero ahora que podía salir, el exterior era mil veces mejor.

Charlie se paró junto a mi y también miro al cielo.

—En Rumania, me gusta ir al santuario en la noche. Hay un viejo edificio, me acuesto en el techo y veo las estrellas por horas.

Sonreí.

—Hay algo que debo confesarte...— le dije sin mirarlo.

Sabía que él me miraba con suma atención, lo que me ponía muy nerviosa.

—¿Está todo bien?— preguntó preocupado.

Asentí y lo mire.

—Cuando...—

—Dice mamá que la cena está lista— dijo de pronto Ron.

Lo miramos. Charlie parecía que quería arrancarle la cabeza.

—Gracias, Ron. Enseguida vamos— le dije con una pequeña sonrisa.

El menor asintió y se marchó.

Miré a Charlie que me miraba expectante.

—¿Y bien?

—Te lo diré luego. Ahora muero de hambre.

Reí mientras lo tomaba de la mano y caminamos a la casa.

—¡No es justo!

Entramos y en la mesa apenas cabíamos todos apretujados.

Me tocó sentarme entre Charlie y Tonks.

Ella y Remus habían venido y se quedaron a tomar la cena, al igual que los gemelos.

Aunque ya tenían su propio hogar, les gustaba estar en la madriguera para tomar la cena. Lo cual era divertido para todos pues siempre nos hacían reír.

Charlie hablaba con su hermano mayor y aproveché que no me escuchaba para hablar con Tonks.

—Estuve a punto de decirle— le dije en un susurro.

Casi escupe su bocado.

—¿Por qué no se lo has dicho?— miró a Charlie por sobre mi hombro.

—Llegó Ron justo en el momento y luego me quedé sin valor para decir nada. Fue un momento de pánico.

—No amiga, un momento de pánico es el examen para ser registrada como auror.

—Prefiero presentar más exámenes.

Tonks negó mientras reía.

—Sólo dile, así sacaras un peso de encima y pase lo que pase sabes que mi hombro siempre estará disponible para que llores en él.

Solté una carcajada.

—Intentaré armarme de valor y decirle, lo prometo.  

—¿Decirle qué a quien?— preguntó uno de los gemelos que estaba frente a nosotras.

—Sí, Scamander. ¿Decirle qué a quien?— secundo el otro gemelo.

Charlie y Bill nos prestaron atención al igual que Ginny y Hermione.

Miré a todos con una sonrisa. Solté un suspiro.

Siempre he sido muy buena improvisando y después de pensar en algo hablé.

—A ustedes no se les va nada, ¿cierto?

Los gemelos sonrieron orgullosos.

—¿Y bien?— preguntó uno.

—¿Nos dirás?

Asentí. Era mejor decirles algo aunque no fuera cierto, para que dejaran de preguntar. Pues los conocía lo suficiente para saber que no se causarían de insistir. 

—Fleur invitó a un chico que también es conocido mío y le decía a Tonks que ese chico me gusta y me daba vergüenza pedirle que bailara conmigo.  Eso es todo.  

Los gemelos se miraron. No era lo que querían escuchar y sonreí por eso.

Charlie se puso de pie de manera muy brusca que todo quedó en silencio.

—Gracias por la comida— fue lo único que dijo y se fue.

Fue algo muy incómodo. Siempre bromeamos e "insultamos" pero esta vez parecía realmente enfadado.

Lo miré mientras se marchaba y por alguna razón me sentí mal.

Tonks me empujó un poco y con la cabeza me hizo señas de que fuera tras él.

Me puse de pie.

—Gracias por la comida, estuvo delicioso.

Sin esperar respuesta me fui corriendo y entré a la habitación de Charlie sin antes tocar.

No sé si fue un error. Pero justo cuando abría la puerta, Charlie se estaba quitando su playera. Dejando al descubierto de la cintura para arriba.

Cerré los ojos con fuerza y azote la puerta quedando yo afuera. Un pequeño calor recorrió mis mejillas.

—¡Perdón!— me disculpe desde afuera.

La puerta se abrió y una mano me llevó dentro. Me recargue en la puerta, Charlie estaba muy cerca de mi.