Alexia Hotchner

No estaba segura de si había sido una muy buena idea volver, pero extrañaba a mi hermano, y ya era hora de volver. Además, extrañaba al equipo.

Una de las cosas por las que dejé un poco de lado ser agente especial y me fui del equipo, porque no podía soportar todo eso, y tampoco podía estar en la misma habitación que Reid. 

Si la muy estúpida se había enamorado, e hizo lo más valiente que se le podía ocurrir a una persona. 

Huir. 

¿Verdad que era muy valiente de mi parte?

Merecía un premio por eso, pero lo mejor es que por mucho que mi hermano mayor insistiera en que me quedara, no podía hacerlo. Ni siquiera tenía el valor de hacerlo. 

Siempre había admirado a mi hermano por lo valiente que era en todas las situaciones, y si elegí ser lo que era, en parte fue por él. Porque hizo que yo también le encontrara la pasión a esto. Siempre me había gustado ayudar a la gente.

Siempre había estado ahí para ayudar a todo el mundo, y por eso también elegí esta profesión, pero no pensé que sería tan complicada. 

Pero ahora iba a volver y estaba totalmente preparada, solo necesitaba encontrarme de nuevo para seguir haciendo lo que amaba.

Así que ahora estaba saliendo del avión, con los nervios a mil. Según Aaron, él vendría a buscarme junto a Jack. 

Por lo que me contó Aaron, Haley y él se habían divorciado, y ya podía hacerme una pequeña idea de la razón por la que pasó eso, y Aaron no quería ser muy detallado con el tema, por lo que respetaba perfectamente su decisión. Solo me tocaba apoyarlo, y lo bueno de todo esto es que viviría con él. 

Una cosa menos de que preocuparme y de ese modo podía tocarle las narices a mi querido hermano que adoraba con toda mi alma. 

Al salir del área de embarque las puertas se abrieron y a lo lejos los vi con globos, una pancarta enorme, y unas flores. Sonreí al verlos. 

Jack fue el primero que se dio cuenta de mi presencia.

—¡Papá! ¡Tía Lex! —Aaron lo miró, para poco después ver en la dirección donde Jack estaba señalando. 

Aaron sonrió aún más y bajó a Jack para que corriera hacia mí muy emocionado. 

—¡Tía Lex! 

—¡Jack! —dejé la maleta y me agaché para abrazarlo con todas mis fuerzas. Me levanté con él en brazos y le dejé besos por toda la cara, haciéndole reír—. Dios mío cuanto has crecido. 

Él rio de nuevo, abrazándome y vi como Aaron se acercaba a nosotros y me daba un beso en la frente. 

—¿Tuviste buen vuelo? —asentí, aunque no era una de mis cosas favoritas en el mundo.  

—Si, aunque si pudiera dejar de volar, sería el mejor regalo del mundo —él soltó una carcajada. 

—¿Entonces que harás cuando tengas que venir con nosotros? —me preguntó divertido. 

—Es algo obvio, mi querido hermano, pienso dormir en todo el viaje —él volvió a reír haciéndome sonreír. 

Me gustaba ver a mi hermano feliz, después de todo, él había sido y sigue siendo un pilar fundamental en mi vida.

—Creo que eso será bastante imposible, pero dejaré que sigas soñando mi querida hermana que adoro —reí sin soltar a Jack y estaba segura de que él tampoco tenía intención de soltarse—. Creo que Jack no tiene intención de soltarse. 

Negué divertida.

—Yo tampoco tengo la intención de soltarlo. Parece un peluche —logré hacer reír a Jack y Aaron sonrió viéndonos. 

—Anda vamos —asentí y él agarró mi maleta y salimos para ver algo que de verdad no me esperaba para nada. 

—¡Sorpresa! —estaban todos ahí, JJ, Penélope, David, Emily, Morgan y por supuesto que debía estar él. 

Una de las razones por las que me fui. 

¿Por qué debía tener tan mala suerte?

No esperaba verlo tan pronto, pero ya veía que el destino tenía otros planes para mí. 

La primera en acercarse fue Penélope, Aaron tuvo que tomar en brazos a Jack para que pudiera abrazar a todo el mundo. 

—No sabes lo mucho que te hemos echado de menos, nos has hecho mucha falta maldita —ella me abrazó y yo solté una pequeña risa abrazándola. 

—Yo también os he extrañado a todos, pero ya estoy aquí y haríamos muchas cosas juntas, ya lo verás —nos separamos un poco y ella me apuntó con el dedo, amenazándome. 

—Más te vale, porque a la próxima pienso hacer que tu vuelo se cancele y que no puedas irte —reí asintiendo. 

Como la había extrañado. 

—Ha sido tan raro todo sin tus ocurrencias —Penélope se apartó para dejar a JJ que se acercara para abrazarme. 

—Lo sé, soy única en mi especie y estoy segura de que ha sido un infierno sin mí en el equipo, pero no te preocupes que esta vez he venido para quedarme y si antes era así, ahora soy mucho peor —ambas reímos. 

—Estamos muy felices de que hayas vuelto que lo sepas, aunque alguno está más feliz que los demás —susurró ella, nos separamos un poco y yo la miré confundida. 

No entendía nada de lo que había dicho, ¿de quién podría tratarse?

Ella me guiñó el ojo y se apartó para dejar paso a Morgan que tenía una gran sonrisa en su rostro y se acercó para tomarme en brazos y girarme. 

—¡Morgan! —reí, olvidé lo fuerte que podía ser. Me bajó para abrazarme mejor. 

—Por fin mi rubia de bote está de vuelta, necesitaba mi dosis de Alexia —reí. 

—Siempre supe que me amabas aunque te hacías el duro —él rio. 

—Me has pillado, me declaro culpable —esta vez lo que se rio fui yo. Para mí Morgan era como un hermano, y nunca tuve ninguna duda de que siempre podría contar con él, para cualquier cosa. 

—Lo sabía, pero poniéndonos serios, yo también te he echado de menos. 

—Lo sé, ¿quién no me echaría de menos? —me pregunto divertido separándose un poco para verme.

—Todos los asesinos que metiste en la cárcel —sonreí inocente. 

—En eso tienes razón y no tienes nada de inocente que lo sepas... Eres más impura que yo —abrí la boca realmente ofendida por esa blasfemia. 

—¡Eso es mentira! —él levantó la ceja, viéndome. 

Bufé, volteando los ojos. 

—Además eres escritora, seguro que escribes escenas subiditas de tono —bufé de nuevo empujándole. 

Le detestaba. 

Él rio y se apartó para que el resto pudiera saludarme, y cuando termine con todos ellos, faltaba una persona que no estaba segura de si acercarme o no. 

Él tomó el primer paso y me abrazó, logrando que me sorprendiera por esa acción. No me esperaba esto, pensé que nos daríamos la mano, y yo, aunque tampoco pensaba que tendría que ser eso, porque no había pasado nada entre nosotros.

—Aunque no lo creas, te he echado muchísimo de menos —susurró para que solamente yo pudiera escucharle. 

Sonreí ante eso. Después de todo, yo también le había echado de menos, incluso sus variados conocimientos y la manera en la que podía sacarme de quicio. 

—Yo también te he echado de menos —susurré abrazándole fuerte y escondí mi rostro en su cuello.

Por fin estaba en casa.

NOTA DE LA AUTORA

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