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Dos meses después...



Aunque no fue complicado retomar la relación que tenían anteriormente, ellos se esforzaron por dar lo mejor hasta que consiguieron cambios que los llevaron a tener mejores momentos.

Sus vacaciones fueron largas en una isla privada que JungKook había comprado antes de que JiMin desapareciera por un año. Se suponía que era un regalo por su aniversario, pero ahora era un regalo por su reconciliación. Se desaparecieron durante una semana en ese lugar y otra semana más en Canadá porque JungKook sabía que su esposo amaba los climas fríos y la nieve.

Durante todo este tiempo se ha dedicado a cumplir cualquiera de sus deseos tácitos y, por supuesto, también los que pedía indirectamente. Siempre estaba pendiente de él, incluso estando en el trabajo se tomaba el tiempo para llamarlo. En su hora de almuerzo iba por él y lo llevaba a algún restaurante o a veces comían en casa. Las mañanas eran intensas, al igual que las noches. Prácticamente hacían el amor todos los días sin mucha prorroga de descanso. JungKook, sobre todo, estaba demasiado necesitado de sentir el interior de su esposo y de poder tocar todo su cuerpo. Y obviamente éste no se lo negaba.

Se comportaban incluso más intensos que al inicio de su matrimonio y tal vez se amaban más que hacía un año atrás. Sus sentimientos se hacían cada vez más fuertes y lograron ajustar sus tiempos para continuar creando más momentos juntos. Por ahora no tenían planes a futuro, sólo estaban fluyendo de acuerdo a lo que sentían y hacían cosas espontáneamente. JungKook cumplió su palabra cuando le dijo que él se encargaría de todo.

Había ciertos asuntos que ellos dejaron de lado, como por ejemplo; el asunto de los padres de JiMin. El rubio tuvo que enfrentarse a ellos una tarde cuando les pidió una aclaración y jamás se imaginó que ellos se comportarían sínicamente y aceptarían abiertamente que jamás recibirían a JungKook como alguien de la familia. Claro que, en cuanto vieron que su hijo jamás volvió a llamarlos ni a visitarlos y mucho menos les permitió la entrada a su casa y a la empresa de su esposo, fue entonces que recapacitaron sobre lo que dijeron, aunque no del todo.

Al día de hoy JiMin no los busca y optó por dejarles todo el trabajo a ellos, empezando por el hecho de que le debían una gran disculpa a JungKook, si no era ese el caso, entonces las cosas seguirían de este modo.

Mientras tanto, ellos disfrutaban de su segunda etapa de luna de miel después de tres años de matrimonio. Despertaron juntos, desnudos y abrazados como todas las mañanas después de haberse reconciliado, y habían tenido su ronda de sexo matutina que les servía de vitamina para poder continuar con su día.

JiMin yacía acostado sobre el cuerpo fornido y sexy de su esposo en tanto terminaba de regular su respiración después de haber sido follado tan intensamente por él. Éste lo acariciaba de la espalda como un gesto cariñoso, de amor y en forma de calma que funcionaba muy bien.

—Eso fue increíble—dijo JiMin con una sonrisa enamorada—Me encanta como me follas. Sabes perfectamente todo lo que me gusta.

—Nadie te conoce mejor que yo. Te lo aseguro—se regodeó y le dio una nalgada—A mí me encanta despertar con tu culito pegado a mí.

—Ay, JungKookie— se escondió en el cuello del azabache—No seas sin vergüenza.

—Yo sé que te excita cuando te hablo sucio—se incorporó para sentarse con él encima— Además sabes que me encanta tu culo, porque si no fuese así, no te follaría los siete días de la semana—gruñó y se acercó a él para rozar sus labios con los suyos—Si por mí fuera lo haría a cada minuto... a cada segundo, porque con sólo verte me excito.

JiMin sólo sonrió engreído y esperó pacientemente hasta que su esposo lo beso a profundidad como todas las mañanas antes de que pasaran a la ducha. Se abrazaron, se tocaron y suspiraron en medio de ese beso desmedido donde se profesaban todo el amor que sentían, sin embargo, la alarma les recordó que debían pasar a completar su rutina.

—No quiero—chilló JiMin e hizo un puchero.

—Yo tampoco quiero—igual se quejó—Pero ya verás que el día se pasa rápido—intentó consolarlo.

El rubio lo pensó por un momento antes de articular las palabras que tenía atoradas en la garganta. Últimamente le resultaba difícil separarse de JungKook durante su horario laboral y muchas veces pensó en visitarlo en su oficina, pero en cierta parte se detenía por aquel recuerdo que aún no se desvanecía del todo. Lo único que quería era quedarse en sus brazos durante todo el día y recibir mucho cariño de su parte. Quería sentirse mimado y consentido para consolar el inusual sentimentalismo que le invadía. Y eso le hacía pensar que era demasiado patético. Sin embargo, aun así lo dijo.

—No vayas a trabajar—le mostró una mirada que JungKook no supo descifrar, pero que le causó mucha ternura—Quédate conmigo, JungKookie. No quiero estar solo.

El azabache lo observó durante unos segundos sin sentirse muy capaz de cuestionar si algo andaba mal, porque en realidad él tampoco quería ir al trabajo. Su único deseo era quedarse con él y consentirlo durante todo el día.

—De acuerdo—accedió sin pensarlo demasiado—Llamaré a YoonGi en un rato. Ahora vamos a la ducha.

JiMin sonrió contento y se aferró a él de manos y pies para que lo cargara hasta la ducha donde tendrían otro encuentro de amor y sexo matutino antes de bajar a desayunar como los esposos enamorados que eran.

Cada vez que ellos se quedaban en casa, JungKook le daba el día libre a NaYeon y al resto de sus empleados para poder estar a solas con su esposo. Les gustaba adoptar quehaceres hogareños como preparar el desayuno juntos.

JiMin había estado muy ansioso estos días comiendo mucho pastel de chocolate con un vaso de leche, pero JungKook no le permitió tomar eso como desayuno aunque le hizo un berrinche adorable. En lugar de eso le preparó algo más nutritivo para él porque tenía un instinto que le exigía que lo cuidara de ese modo, pero tal vez más tarde termine cediendo y lo llevará a una pastelería para cumplir sus caprichos y antojos.

Como un equipo y como ya solían hacer casi todos los días, pusieron la mesa y llevaron todo lo que cocinaron para desayunar. JungKook se sentó en la punta de la mesa y JiMin a un costado de él como siempre fue costumbre desde que se casaron.

El azabache le daba pequeñas porciones en la boca porque disfrutaba de verlo actuar como un niño pequeño y consentido. JiMin siempre representó eso para él y también siempre sintió la necesidad de protegerlo de todo, aunque ahora ese sentimiento era mucho más fuerte. Además notaba cierto brillo en sus ojos que le encantaba, tal vez se debía a que las cosas en su matrimonio estaban mejor que nunca. Sólo espera que este momento les dure para toda la vida.

— ¿Qué te gustaría hacer hoy? —le preguntó JungKook mientras le limpiaba las comisuras de los labios con una servilleta—Supe que abrieron una nueva galería de arte en el centro o podemos ir a comprar más pintura para tus cuadros. ¿Todavía tienes suficientes?

—Tengo demasiada pintura en mi cajonera, JungKookie—le sonrió conmovido—Me has comprado demasiada últimamente. Creo que tardaré un poco en gastarla.

—Es que debes tener todo listo para cuando te sientas inspirado y yo no quiero que te falte absolutamente nada— respondió y nuevamente le dio otro bocado de comida—Así que dime. Hoy haremos todo lo que tú me pidas.

El rubio alzó una mano para acariciar la mejilla de su esposo mientras masticaba la comida que le dio. Sintió unas pequeñas cosquillas en su estómago que ignoró por completo por estar embobado viendo al hombre más sexy del mundo y después de un rato por fin pudo responder.

—Primero quiero ir por mi pastel de chocolate—le mostró un puchero manipulador—Y después vamos a esa galería de arte. A esta casa le faltan cuadros.

—Compraremos todos los que tú quieras—consintió y se acercó para besarlo amorosamente.

Unos cuantos segundos después continuaron con su desayuno y con el último plato que JungKook preparó para JiMin; era un estofado con carne y verduras hervidas que el rubio disfrutó en demasía. Sin embargo, mientras removía la comida en su plato, tuvo al alcance de su vista algo que le causó escalofríos y luego una sensación extraña en su estómago. No era nada inusual, sólo brócoli, zanahoria y champiñones, pero eso último fue lo que le causó molestia.

Pensó que si se concentraba en otra cosa esa sensación terminaría por disiparse, pero eso no sucedió, y en lugar de eso se levantó abruptamente del comedor para correr hacia el baño más cercano.

— ¡JiMin! ¡¿Qué pasa?!

El azabache salió detrás de él muy desconcertado por su reacción repentina, pero sin duda se preocupó en demasía cuando lo vio hincado en el suelo sobre el inodoro desechando todo lo que había desayunado. Recapituló en su mente si quizá utilizó algún ingrediente que no fuese del agrado de JiMin, pero no había nada inusual, por lo regular comía de todo sin quejarse o negarse.

Esto era muy extraño.

—Mochi—se hincó a su lado y lo sostuvo de los hombros—Mi amor, ¿estás bien?

—S-sí, JungKookie— respondió con dificultad tratando de recobrar la compostura—Es sólo que... sentí un poco de asco, eso es todo.

—Pero eso es muy extraño—lo ayudó a ponerse de pie— ¿Acaso la comida no fue de tu agrado?

—No es eso— lo miró para tranquilizarlo—Yo creo que algo me cayó mal o no lo sé. Pero no te preocupes que ya me siento mejor.

—Pero...—caminó detrás de él hacia el lavabo—no es normal. Tal vez es demasiado pastel de chocolate que has comido y no voy a estar tranquilo hasta llevarte con un médico para que te revise.

—Eso no es necesario—le hizo un mohín y lo miró a través del espejo—Aunque tienes razón con lo del pastel de chocolate; he comido demasiado, así que te prometo que ya no comeré durante un tiempo. ¿De acuerdo?

—Pero, Mochi...

—Por favor, JungKookie—nuevamente lo manipulaba con un puchero—No quiero pasar nuestro día juntos en el médico. Te prometo que si esto vuelve a suceder, yo mismo te pediré que me lleves.

JungKook no estaba seguro de esperar a que otro episodio como este se repitiera, pero no podía ir contra todo lo que su esposo le pide, mucho menos si lo mira de ese modo. Por esa razón no tiene mucha alternativa.

—De acuerdo—suspiró rendido.

Al final continuaron con su día, pero en ningún momento bajó la guardia. Aunque disfrutó mucho de pasear con JiMin por la ciudad y luego volver a casa para una tarde películas, su mente no dejó de recordarle que debía cuidarlo y estar más pendiente de él. Su más grande temor es que enfermara de algo, sin distinguir si era grave o no.

Después de aquel día, JiMin no volvió a tener molestias de ese tipo, aunque sí había estado pensativo con respecto a eso y recapituló todo lo acontecido en los últimos dos meses. Todavía no quería apresurarse a sacar conclusiones, pero también tenía miedo de ir al médico. Tal vez sólo se trataba de cosas que su mente creaba y eso terminaba por generarle miedo. Así que intentó llevar toda su concentración a sus pinturas que pronto exhibirá en su primera exhibición de su arte. Sus padres nunca estuvieron de acuerdo con que hiciera de su talento un completo circo, pero ahora que las cosas con ellos estaban distantes, decidió hacer lo que se le viniera en gana. Mientras tuviera el apoyo de su esposo no necesitaba nada más.

Había estado alrededor de dos horas encerrado en su estudio detallando su mayor creación para esta exposición de arte. En eso ocupaba su tiempo en tanto JungKook volvía del trabajo, por fortuna hoy sería temprano.

El tiempo pasó demasiado rápido cuando lo vio entrar por la puerta mientras se aflojaba la corbata y desabotonaba su camisa, porque evidentemente sabía que estaría con escasa ropa puesta. Él siempre hacía eso cuando pintaba.

Desde hacía un rato ha estado besándolo apasionadamente mientras lo tiene sentado a horcajadas sobre su regazo. Para ese punto ambos están en ropa interior disfrutando del ligero roce de sus miembros hasta que JiMin decide intensificarlo un poco; meneó sus caderas para el deleite de su esposo y de vez en cuando daba saltitos para mayor placer.

— ¿Ahora, JungKookie? —preguntó con voz excitada.

—No quiero perder tiempo yendo hasta la habitación— lo sujetó de las caderas con una mano mientras que la otra se introducía en las bragas de su esposo para acariciar su trasero—Quiero hacerlo aquí y ahora. Quiero que mi esposo me monte y me haga venir.

El silencio de JiMin fue una clara señal de afirmación y, sin más, JungKook lo ayudó a ponerse de pie para quitarle la ropa interior y para que él hiciera lo mismo con la suya. Nuevamente lo sujetó de las caderas mientras estaba parado y lo aproximó a sí mismo para poder besar la perfección de su abdomen plano y ligeramente marcado. Un escalofrío le invadió al rubio al sentir una cálida y cariñosa humedad en su vientre, sensación que tardó en disiparse en vista de que JungKook no tenían intenciones de alejarse.

Segundos después y con dificultad, abandonó esa zona y volvió a tomarlo de las caderas para girarlo y posteriormente lo incitó para que se inclinara y se recargara sobre la mesa donde tenía la gran colección de pintura que le compró. Sin más tiempo que perder, comenzó a prepararlo con su propia lengua y a comerlo obscenamente para que estuviese listo lo antes posible. Aunque su polla estuviese liberada, el dolor era constante y casi insoportable, por eso quería ir rápido y después llevarlo a la habitación donde no saldrían durante todo el día.

JiMin levantaba aún más su trasero para recibir más placer por parte de la lengua que tiene incrustada en su esfínter y que le pertenece a su esposo. De un momento a otro cambió su lengua por dos de sus dedos que se deslizaron perfectamente, aunque sí le causaron un poco de dolor. Para cuando la intensidad incrementó, JungKook metió el tercer dedo y se las arregló para usar su lengua también.

Los pies de JiMin estaban cada vez más débiles porque era complicado darles fuerza mientras su mente era nublada por la gran cantidad de placer que estaba sintiendo. Sus sentidos prácticamente se cegaban ante eso, pero de algún modo se aferraba a la mesa. Y pudo respirar cuando JungKook terminó su trabajo tan delicioso que lo dejó temblando por unos segundos, pero casi enseguida lo atrajo nuevamente de las caderas para sentarlo de espaldas a él.

—Muévete—le susurró en el oído y JiMin acató.

Comenzó con movimientos ligeros de cadera para frotarse contra el miembro erecto de su esposo mientras que éste le masajeaba el suyo. De ese modo se brindaban placer mutuamente y lo hacían como una forma de jugar un poco antes del momento más importante, porque no importaba la situación o qué tan intensos estuviesen, siempre buscarían la forma de seducirse y provocarse hasta el cansancio o hasta que las ganas se vuelven incontenibles.

Poco a poco JungKook deslizó una mano por los muslos del rubio hasta que llegó a su espalda y la metió entre sus cuerpos. Éste entendió perfectamente el aviso, así que se levantó un poco para acomodarse y después dejarse caer sobre la polla de su esposo; un grito de placer y de poco dolor escapó de sus belfos que estaban hinchados por los salvajes besos que recibió.

Esperaron un momento mientras jadeaban y trataban de conectar sus ideas, JiMin sobre todo, porque sabía lo que se venía. Y no pasó mucho tiempo para recibir órdenes claras y contundentes del amor de su vida.

—Ya sabes que hacer, mi Mochi. Y sé que lo harás bien—le habló en su oído con voz seductora y profundamente ronca.

— ¿Ahora? —inquirió coqueto.

—Ahora.

El rubio colocó las manos sobre la mesa para que le funcionara de apoyo y se aferró a ella. Por cortos segundos sintió un mareo extraño, pero nuevamente lo ignoró y se obligó a llevar su concentración a lo que estaba a punto de hacer. Con lentitud movió su trasero sintiendo cómo sus paredes eran estiradas por el gran miembro que poseía su esposo, mismo que también ha entrado en su boca cientos de veces. De vez en cuando se dejaba caer a sentones y miraba por encima de su hombro las sexys expresiones que el contrario hacía. Para éste siempre era un placer exquisito observar cómo JiMin se penetra a sí mismo y luego cómo busca desesperadamente el clímax de ambos. Hoy mientras estaba en una reunión tuvo esa visión en su mente y tuvo que salir un momento para relajarse antes de tener una erección. El problema fue cuando volvió a casa, porque mientras manejaba no paró de pensar en eso y ahí sí tuvo problemas en sus pantalones. Pero ahora recibía consuelo y tenía la vista más perfecta de la espalda nívea de su esposo y de su miembro entrando entre sus mofletes rojizos por las nalgadas.

Fue completamente paciente hasta que JiMin ejerció movimientos más rápidos. Su trasero se movía de arriba hacia debajo de manera perfecta y bien coordinada. Él sabía mover muy bien sus caderas, no importaba de qué modo, se veía muy sensual haciendo eso. Rápidamente la intensidad comenzaba a alcanzar el máximo punto que fue cuando sus pieles produjeron sonidos de chasquidos debido al choque constante entre ellas. El rubio se aferraba a la mesa cada vez con más fuerza al sentir que su punto ya era acariciado dulcemente. También le excitaba la idea de follarse a sí mismo mientras su esposo sólo observa completamente cómodo en la silla y le satisface saber que le provocará un orgasmo de ese modo.

No pasó mucho tiempo hasta que ese momento glorioso del placer máximo llegó; con gemidos bastante sonoros sus cargas fueron liberadas y enseguida se llenaron de satisfacción. Nuevamente JungKook se había vaciado en el interior de su esposo mientras que éste manchó el suelo fino de su estudio. Sonrió al pensar que más tarde debía limpiar para que nadie supiera de sus actos sucios por toda la casa.

Si las paredes hablaran...

Al final se dejó caer sobre el cuerpo de JungKook quien lo sostuvo de su abdomen para pegarlo completamente a su cuerpo. Y así se quedaron por un rato, disfrutando del calor y de la humedad que sus cuerpos emanaban después de ese acto sexual y de amor que tanto les satisfacía y por el cual siempre estaban ansiosos.

Cuando se recompusieron un poco, se vistieron rápidamente y se tomaron de la mano para ir hacia su habitación compartida donde tomarían una ducha en su baño personal. Caminaban por el pasillo riendo como niños que acaban de cometer travesuras que se guardarían como un secreto, cuando de pronto JiMin se recargó sobre una pared al sentir un fuerte mareo que casi le nubla la vista.

—Mochi—el azabache lo llamó preocupado al tiempo que lo sujetaba con fuerza para que no se desplomara sobre el suelo.

—N-no me... no me s-siento bien, JungKookie.

Fue lo último que dijo antes de que sus ojos se cerraran para caer desmayado sobre los brazos protectores de su esposo.

Cuando logró despertar de ese sueño inusual, lo primero que vio, por fortuna, fue el rostro hermoso y preocupado de JungKook quien no se había despegado de él bajo ninguna circunstancia. Todavía se sentía disperso, pero aun así notó cómo NaYeon entraba con una jarra de agua y acompañada de un hombre que no reconoció al instante, pero sí después de varios segundos.

Era el médico personal de su esposo.

Lo vio levantarse para acercarse al hombre y escuchó que hablaba sobre el desmayo y sobre las náuseas que acabaron en vomito aquella mañana. Al parecer no se había olvidado de eso y JiMin tampoco, porque eso lo ha tenido pensativo durante varios días y bien sabía lo que eso significaba, pero no quería afrontar.

—Señor Jeon JiMin—se acercó el médico y le tomó una muñeca para checar el pulso—Dígame, ¿cómo se encuentra? ¿Recuerda algo de lo que pasó?

—M-me siento un poco d-débil— respondió después de un suspiro largo—Creo que... m-me desmayé.

El doctor asintió y procedió a checar sus ojos y las facciones de su rostro. Aunque no era notorio, lucía un poco pálido y unas cuantas ojeras debajo de sus ojos. Lo inspeccionó rápidamente del cuerpo, pero consideró que estaba normal. En su peso. Sin embargo, cuando colocó el estetoscopio sobre su vientre sólo para descartar la idea, se dio cuenta de que todo estaba bien y sonrió complacido.

—Señor Jeon, me parece que deben comprar una prueba de embarazo.

— ¿Disculpe? —JungKook abrió los ojos en sinónimo de sorpresa.

Y JiMin volvió a desmayarse de nuevo.

Sí era lo que pensaba. 

A nuestros muchachos se les olvidó las consecuencias de tener mucho sexo sin condón

¿Jimin si está embarazado o ne? Y si ese es el caso ¿será niño o niña?

 El siguiente capítulo ya es el final de esta su novela. Así que pronto estaremos empezando con el omegaverse :)

Espero que les haya gustado. No se olviden de votar y comentar. 

Las tkm!!!!



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