11
—Oh, JiMin. Te mueves tan bien— gimió JungKook.
—Te amo, JungKookie. Te amo, te amo.
El azabache estaba muy cerca del orgasmo gracias a que su esposo lo estaba montando demasiado bien. Nunca existió alguien más que pudiera hacerlo venir de ese modo. Era más fácil con la boca, pero JiMin tenía la capacidad de provocarle cuatro orgasmos, no importaba de que manera. Dando saltitos sobre su polla era una de esas.
También era el modo en el que tomaba el control a la hora del sexo y desempeñando muy bien su papel. Y JungKook se dejaba llevar por él, por sus manos recorriendo sus pectorales con sumo deseo y por la forma en que de vez en cuando meneaba sus caderas. Lo sujetó de las mismas mancillado al instante con sus dedos como un evidente reclamo de propiedad, de cualquier forma, su cuello y gran parte de su cuerpo habían sido atacados por sus labios y sus dientes. Así que cualquiera que lo viera sabría que tiene dueño, uno que no que está dispuesto a dejarlo ir nuevamente.
—JungKookie, e-estoy cerca— gimió delicadamente el rubio.
—Sólo un poco más, esposo mío. Lo estás haciendo... jodidamente bien— exclamó completamente embriagado de sexo.
Sus pieles chocando podían oírse en todo los rincones de su oscura habitación donde aún la madrugada no se permitía llegar a su fin. El tiempo se había alargado después de la segunda ronda de sexo y ahora estaban ahí disfrutando de sus cuerpos, brindándose placer mutuamente y buscando llegar al éxtasis por tercera ocasión.
Aún ardían intensamente mientras desprendían gotas de sudor y sus gemidos habían cobrado fuerza después de que JiMin comenzó a dar saltos más rápidos ignorando el hecho de que sus piernas estaban cansadas, pero era más poderoso el deseo y el hambre feroz que sentía por su esposo y por su polla. Brincó y brincó hasta que el orgasmo los inundó de nueva cuenta. Ambos gritaron y gimieron completamente satisfechos de sus fechorías. Después de eso, JungKook despertó completamente solo en su habitación sintiéndose un poco confundido y desorientado.
El sol ya se asomaba por su ventana llenando completamente de luz el interior. Tanteó con una mano el costado izquierdo donde juraba que se hallaba el amor de su vida. Pero no se encontraba ahí.
— ¿Estaba soñando?
Se preguntó a sí mismo mientras inspeccionaba cada rincón de la habitación aun estando sentado sobre la cama. Y sintió pánico al no encontrar las señales suficientes de que JiMin y él habían hecho el amor durante toda la noche y la madrugada.
Se levantó completamente desnudo y buscó un pantalón de chándal para cubrirse un poco. Salió de su habitación y corrió por el pasillo hasta que llegó a las escaleras. Se detuvo un momento ahí esperando a que algunos de sus empleados aparecieran, pero después recordó que ninguno de ellos estaba.
El sonido en la cocina llamó su atención y corrió hacia ahí sin estar muy consciente de eso mientras su corazón latía preocupado y un tanto decepcionado, pero en cuanto vio la hermosa figura de JiMin cocinando en la estufa, por fin pudo respirar de nuevo.
Le tomó unos cuantos segundos poder cobrar consciencia después de haberse llevado tremendo susto. En cuanto lo logró, pudo darse cuenta de que JiMin sólo usaba ropa interior y una de sus camisas de sus trajes de trabajo que seguramente buscó en el guarda ropa. Quedaban completamente a la vista sus muslos que eran adornados por unas cuantas marcas que hizo le hizo antes de comerle el culo con desesperación. Y sonrió con suficiencia después de caer en la cuenta.
No fue un sueño.
Todo fue completamente real.
Y JiMin estaba ahí en paños menores, aparentemente, preparándole el desayuno como solía hacerlo cuando fueron recién casados. Una emoción incontenible le invadió y, siendo impulsado por eso, caminó sigilosamente hacia donde se encontraba su esposo completamente ajeno a lo que estaba a punto de suceder.
— ¡Ah! ¡Jeon JungKook!
Una sonora nalgada fue lo que el azabache le dio para atraer su atención.
— ¿Qué? ¿Te dolió? —inquirió muy cerca del oído de JiMin mientras lo abrazaba por la espalda.
—Claro que me dolió— se quejó, pero aun así se dejó abrazar— Pudiste sólo hablarme.
—Eso no decías ayer mientras te follaba— se burló con una pequeña risita— Recuerdo haber escuchado que me podías más.
—Pero es diferente— ladeó su cuello para permitir que lo besara.
—Ahora no es tan diferente— susurró sobre la piel de su esposo— Porque si no fuera así, no estarías empujándome tu culo.
—Yo no estoy haciendo eso— fingió inocencia.
—Entonces supongo que soy yo.
Ambos rieron como tontos disfrutando de la cercanía que compartían en ese momento matutino que hacía tanto tiempo no experimentaban. Muchas costumbres se perdieron con el pasar del tiempo y ésta era una de las más importantes. JungKook no quería dejar pasar más tiempo para hacer todo lo que JiMin necesitaba y que no debía pedir bajo ninguna circunstancia, pues estaba consciente de que su deber más importante era acudir a sus llamados tácitos, justo como ahora lo está haciendo.
— ¿Por qué me abandonaste en la cama? —inquirió para reclamar.
—Tenía sed y un poco de hambre. Busqué a NaYeon pero no está. Y decidí que prepararía el desayuno para llevártelo a la cama... sin embargo ya estás aquí— se giró para mirarlo y le sonrió contento— Por cierto, esta casa está desierta. ¿Dónde están todos?
—Les di una semana de vacaciones— respondió de lo más normal.
—Eso suena increíble, pero ¿por qué hiciste eso? —lo miró curioso.
—Porque quiero estar a solas contigo. Y si vas a estar paseándote así por toda la casa, lo conveniente sería mandarlos dos semanas.
— ¿Por qué dos semanas? —preguntó con un risita tierna.
JungKook apagó la estufa y tomó a JiMin de la mano para sentarse sobre un banco que estaba frente a la barra atrayendo su cuerpo para pegarlo al suyo. El rubio abrió ligeramente las piernas para pararse con uno de los muslos de JungKook en medio de éstas. Casi siempre adoptaban esa posición porque les resultaba íntimo y algo que era completamente de los dos, además de que el azabache tenía completo acceso a las nalgas de su esposo.
—Ayer le avisé a YoonGi que no me presentaré en la empresa durante dos semanas. Por eso creo que sería correcto que el personal de la casa también debería tomar sus vacaciones durante el mismo tiempo— le hablaba mostrándose muy serio y seguro de lo que hacía— Ahora que estás aquí quiero pasar el mayor tiempo posible contigo.
JiMin no supo qué decir respecto a lo que su esposo le había informado, en su lugar, lo miró conmovido por saber qué hacía algo que ni él mismo se hubiese atrevido a pedir. Y como no dijo nada, su esposo se acercó a él para besarlo cariñosamente suave mientras acariciaba una de sus mejillas motivado por un sentimiento de ternura. Cuando se separaron lo hicieron con mucha lentitud mientras se miraban mutuamente con mucho cariño. Todavía sentían que estaban soñando.
— ¿De verdad no vas a trabajar durante dos semanas? ¿YoonGi no tiene problema con eso? —inquirió con cautela esperando recibir una respuesta positiva.
—Él está de acuerdo con que tú y yo debemos pasar mucho tiempo juntos— sonrió y lo tomó de ambas mejillas— Cuando desperté y no sentí tu presencia, entré en pánico creyendo que todo lo de anoche había sido sólo un sueño. No estoy dispuesto a dejar que eso suceda de nuevo, JiMin. Habló enserio cuando digo que no soportaría perderte de nuevo o quizá para siempre. Por eso haré las cosas bien como te lo prometí.
—Eso muy es muy considerado de tu parte, JungKookie— sonrió enamorado y contento, pero casi enseguida se puso tímido— Aunque... no quisiera afectar a tu trabajo porque sé que te ha costado mucho, así que yo creo que una semana es más que suficiente, ¿no lo crees?
—No bajes la mirada— lo tomó delicadamente de su barbilla para alzar su rostro— Esta vez no hay ningún límite y no pienses que mereces menos ¿de acuerdo? Yo con gusto puedo irme un mes completo para estar contigo— volvió a deslizar ambas manos hacia sus caderas para abrazarlo completamente y besó su nariz de manera juguetona— Voy a ajustar mis horarios en la empresa para pasar más tiempo contigo; algunas veces YoonGi irá en las mañanas y yo en las tardes, y viceversa.
—Pero...—hizo un pequeño puchero— ¿esto no afecta a TaeHyung y a YoonGi?
—Para nada— sonrió despreocupado— Yo estaba seguro de que en algún momento arreglaríamos nuestra situación, por eso me anticipé a hablar con él y estuvo de acuerdo. Después de todo, la empresa es de los dos.
Una emoción incontenible y evidentes ganas de llorar invadieron a JiMin que lo impulsaron a dejarse caer sobre los brazos de su amado esposo, porque parecía haber vuelto a ser el hombre del que se enamoró. Nuevamente sentía esa emoción de aquellas primeras veces cuando su matrimonio inició, incluso se atrevía a decir que se sentía como ese universitario enamorado de Jeon JungKook. Después de esa decisión tan complicada que tomó y haber estado un año completo sin la compañía del amor de su vida, definitivamente, había valido la pena. Esta vez se siente seguro de que las cosas estarán mejor que nunca.
—Gracias, JungKookie— expresó completamente conmovido y se desprendió lentamente del abrazo en el que estaba envuelto— Te prometo que yo también pondré todo de mi parte para hacer que nuestro matrimonio funcione— sonrió.
—Tú puedes hacerlo sin esfuerzo, Mochi— comenzó a acercarse a sus labios con evidentes intenciones— Con la oportunidad que me diste es más que suficiente. Déjame el resto a mí.
Esta vez no había prisas ni presiones. Estaban completamente solos en su casa, así que podían hacer lo que quisieran. Con lentitud, JungKook tomó los labios de JiMin para besarlo y demostrarle que decía la verdad, aunque para él la mayor prueba se encontraba en su mirada de conejo inocente. Así que le creyó todo y se dejó hacer por él y por sus labios que sabían exactamente cómo besarlo.
No importó mucho el hecho de que tuvieron varias rondas de sexo bastante largas durante la madrugada, porque JungKook, al sentir el rose de los glúteos y el miembro de JiMin sobre su muslo, se sintió excitado de nuevo.
Rápidamente el beso subió de intensidad rumbo a lo que evidentemente harían en la cocina, nada que antes no hubiesen hecho, más aún porque estaban seguros de que no había nadie en la casa, así que tenían toda la libertad para hacer sus actos indecorosos ahí mismo.
—D-debemos desayunar— le dijo JiMin entre jadeos.
—Omitiré esa parte y me iré directo al postre— respondió JungKook con lasciva mientras bajaba por el cuello de su esposo.
— ¿Acaso quieres dejarme sin caminar? —inquirió empezando a frotarse sobre el muslo del azabache.
—Efectivamente— gruñó— Para que no te vuelvas a ir jamás.
Dicho eso, JiMin dejó caer todo su peso sobre el muslo de JungKook para frotarse con más intensidad mientras que con su rodilla acariciaba el miembro del contrario. Enseguida sus respiraciones se volvieron pesadas y descoordinadas al tiempo que sus cuerpos se encendían.
El azabache miraba los gestos que hacía JiMin y después desvió la vista hacia sus clavículas que se marcaban descaradamente en su piel como si lo estuviesen incitando a dejar más marcas en los espacios en blanco. Obviamente así lo hizo.
Lo sujetó de las caderas para que se meneara más rápido, pero eso no estaba siendo suficiente, así que lo despojó de la que era su camisa para dejarlo únicamente en ropa interior. Se volvió loco cuando vio que tenía una notoria mancha de humedad en el centro y sintió que se volvía loco con eso. Él también había manchado su pantalón con el pre semen que escapaba de la punta de su miembro, JiMin también podía verlo y sonrió a causa de eso.
— ¿Crees que puedas recibirme de nuevo? —le preguntó JungKook.
Era evidente que durante sus rondas salvajes de sexo fueron condescendientes el uno con el otro, sobre todo el azabache. Por eso le preocupaba saber en qué condición se encontraba en este preciso momento.
—S-sí— el rubio jadeó con necesidad— Todavía estoy suave, así que no necesito que me prepares— respondió y se alejó del cuerpo de su esposo para deshacerse de su ropa interior y después le dio la espalda para recargarse sobre una encimera dejando al aire su hermoso y perfecto trasero— Vamos, JungKookie. Fóllame— prácticamente suplicó.
— ¡Mierda, JiMin! —gruñó, se puso de pie y se deshizo de sus pantalones— Vas a volverme loco.
Fue lo último que dijo antes de correr la poca distancia que había entre él y su esposo para después posicionarse detrás de él casi al tiempo que alineaba su miembro para penetrarlo. Pero jugó un poco con él al simular estocadas y rozando con la punta su esfínter evidentemente usado.
— ¡Ya! ¡Hazlo! —ordenó.
JungKook pasó su mano por el cuello de su esposo y lo sujetó de la barbilla para atraerlo hacia él como un modo de dominación.
—Calla— le gruñó— Yo mando aquí, así que sólo ocupa esa boquita para gemir mi nombre. Tú no vas a decirme que hacer.
A JiMin le recorrió un gran escalofrío por todo su cuerpo, pero estaba lejos de sentir miedo por su esposo, al contrario, se sentía más atraído por él y por ese modo tan sexy en el que le habló. Su voz era su fetiche favorito.
Tuvo que aguantar un rato a que JungKook estuviese satisfecho de nalguearlo sin compasión mientras seguía acariciando su entrada con la punta. Cuando creyó que quizá cambiarían de posición, sintió el ardor y el ligero dolor de una prominente intromisión; JungKook llegó hasta el fondo después de haberlo penetrado inesperadamente y con mucha fuerza. Poco a poco se recargó sobre la encimera con el fin de empinar aún más su trasero y recibió un gruñido de satisfacción como agradecimiento.
Sin perder más tiempo, JungKook comenzó con movimientos rápidos, pero sin ejercer tanta fuerza para cuidar no llegar aún al punto dulce de JiMin. Éste gemía como se le había pedido anteriormente sintiendo cómo el dolor y el ardor eran cambiados por el placer. Pronto comenzó a gemir lleno de satisfacción y completamente cegado por las cosquillas que su cuerpo sentía al tiempo que JungKook cambió la velocidad de sus movimientos. Ahora sus pieles chocaban con fuerza y con obscenidad que cualquiera podría escuchar desde fuera de la casa.
Por la ventana entraba la luz del día como un abrazo cálido para ambos llevándolos a los recuerdos posteriores a su luna de miel. Tienen la impresión de que serán igual de intensos, incluso más que aquella vez. JungKook encontraba mucha satisfacción estando dentro de JiMin y podría convertirse en su lugar favorito para las siguientes dos semanas en las que estará con él. Lo que no le ha dicho es que sólo volverá una semana al trabajo y después tomará vacaciones nuevamente para llevarlo a algún paraíso exótico donde pueda hacerle el amor frente al mar.
Pero por ahora no puede pensar en eso porque JiMin lo está apretando demasiado bien a pesar de haberlo follado varias veces durante su reconciliación de madrugada. Lo sujetó de las caderas para tener mejor soporte y así llegar más profundo en su interior. Lo escuchó pegar un gemido agudo cuando su punta tocó salvajemente su punto, a partir de ahí movió su pelvis de manera frenética y quizá descoordinada, golpeándolo sin compasión y sin intenciones de parar hasta que por fin se hayan derramado de nuevo.
Esta vez JiMin fue el primero que sucumbió ante el buen placer que su esposo le daba y, unas cuantas estocadas más, él también le siguió mientras lo nalgueaba para descargar todo el éxtasis que sintió al ser exprimido de ese modo. Nuevamente llenó cada rincón de su interior con su semilla sin saber cuántas veces había ocurrido eso desde que se enredaron en las sábanas, pero estaban demasiado embriagados de sexo como para prestar atención a eso.
El cuerpo tembloroso de JiMin fue tomado por los brazos de su esposo sin haber abandonado su interior y lo abrazó con fuerza y con mucho cariño. Cual niño pequeño consentido, el rubio se dejó hacer, no sólo por los brazos de su esposo, también por sus labios que besan delicadamente las marcas que adornan posesivamente su cuello.
Ahora sí, todo estaba perfecto y aclarado.
—Tomemos una ducha.
Le dijo JungKook y después lo cargó hacia el baño de su habitación donde ambos se sumergieron en agua, burbujas y amor.
La noche había caído, pero en ese departamento todo el tiempo estuvo a oscuras. Muchas prendas estaban regadas por el suelo desde la entrada hasta la mitad del pasillo de la habitación.
Después de días cansados donde el único objetivo era conseguir que el matrimonio Jeon Park no se disolviera, NamJoon necesitaba una fuerte sesión que le bajara los niveles de estrés que traía encima. Y sin duda, estando entre las piernas del abogado SeokJin, había encontrado mucho consuelo.
— ¡Oh sí! ¡Así, Nam! ¡Agh! ¡Me encanta!
Jin no había parado de gemir desde que su colega lo penetró con fuerza. Realmente siempre es así.
Al principio sus reuniones eran para hablar sobre el caso de sus ex clientes y para crear un plan b en caso de que JiMin no cediera al final del mes, pero después esas reuniones se convirtieron en algo casual como salidas a desayunar, salidas al cine y tardes triviales en el departamento de NamJoon o de Jin, pero por lo regular en el del primero.
Una tarde de películas terminó en la sesión de sexo más excitante de sus vidas y desde entonces no han podido parar. Aunque al principio no había nada definido, pues NamJoon estaba un tanto renuente de querer formalizar una relación seria debido a que le gustaba la promiscuidad y el libertinaje, con discreción, claro está. Pero al ver que Jin no le rogó ni un poco y luego puso cierta barrera entre ellos, gradualmente se dejó hipnotizar por él y por sus encantos.
Lo que empezó como un juego de seducción y un acto de sólo satisfacer sus necesidades, terminó convirtiéndose en una relación formal que pronto destaparán ante el mundo. Se habían mantenido al margen hasta que el asunto del divorcio se solucionara, y en vista de que ni JiMin ni JungKook habían dado señales de vida, ellos decidieron festejar por su cuenta.
Y vaya fiesta que tenían debajo de las sábanas. Desde que llegaron al departamento de NamJoon no dejaron de besarse y tocarse. Incluso la pizza que habían comprado yacía completamente fría sobre la mesa de centro en la estancia. Lo único que querían comer eran sus labios y sus cuerpos que ahora mismo estaban ardiendo.
Jin poseía una preciosa flexibilidad que al castaño le volvía loco y eso lo llevaba a arremeter con mucha fuerza en su entrada. A éste le encantaba que su miembro fuese apretado de esa manera tan exquisita que le provocaba sensaciones que nunca experimentó con sus anteriores parejas... las tantas que tuvo antes de encontrar a su lindo novio pelinegro.
Le encantaba observarlo desde arriba mientras lo está follando, porque hace los gestos más sensuales y hermosos del mundo. Su cabello está ligeramente desordenado y sus labios pomposos se entreabrían o de vez en cuando mordía el inferior. Incluso en ese estado desastroso lucía perfecto. Es que Kim SeokJin no tenían ninguna imperfección.
—Oh, me encantas, Jin... e-estoy loco por ti—le decía NamJoon sin dejar de penetrarlo.
— ¡NamJoon! —gimió —Mi Nam... n-no pares... me encanta c-cómo me follas.
—Soy tuyo, sólo tuyo, precioso.
Lo besó con mucho deseo, un sentimiento que nunca tuvo por nadie, y continuó penetrándolo subiendo gradualmente la intensidad. Se produjo el sonido característico de sus pieles chocando entre en sí al igual que esos gemidos que acreditaban lo bien que se la estaban pasando. Aunque habían intenciones lascivas de por medio, los sentimientos de cariño y amor no dejaban de fluir entre ellos, creando así la combinación perfecta que ambos necesitaban para sentirse satisfechos.
NamJoon nunca imaginó enamorarse del abogado Kim SeokJin. Sólo lo vio como un momento y como un simple acostón, pero en cuanto probó sus labios ya no hubo vuelta atrás y ahora estaba aquí, aunque follándolo, también le estaba haciendo el amor encarecidamente. Jin, por otro lado, tuvo sentimientos por NamJoon desde la primera salida que tuvieron, pero intentó reprimirlos y sólo continuar con lo que estaban trabajando, sin embrago, lo tenía en su cabeza las veinticuatro horas del día y a veces ni siquiera terminaba de revisar sus casos por estar pensando en la sonrisa de ese castaño.
Claro que notó sus intenciones de querer jugar al sexo sin compromiso, pero fue quizá más inteligente a la hora de entrar en el juego. Supo comportarse sereno y desinteresado para provocar a su supuesto pretendiente hasta que logró doblarlo completamente a sus pies. Pero él también cayó como un loco enamorado, como si todavía fuese un adolescente. Jamás se hubiese imaginado que encontraría el amor en un colega y en alguien que tenía pensamientos similares. Siempre fue fiel creyente de que los polos opuestos se atraen y por eso buscaba a un hombre que le mostrara distintas cosas, pero con NamJoon encontró un mundo mejor.
Tal vez era poco tiempo, pero ambos sentían que estaban flotando a lado de la persona correcta.
Cuando el fuego estuvo a punto de extinguirse, NamJoon se incorporó y tomó las piernas de Jin para colocarlas en sus hombros, porque de esa forma llegaría más profundo y también porque obtenía la mejor vista desde esa posición. Retomó el ritmo de las estocadas nuevamente llenando el dormitorio de un sinfín de chasquidos obscenos y gemidos descontrolados y completamente vulgares. Para alcanzar el éxtasis con más placer del que ya sentía, Jin tomó su propio miembro y se masturbó a sí mismo mientras que NamJoon se deleitó con esa imagen, siendo completamente imposible no correrse en el condón antes de que él llegara al orgasmo. Al final le siguió segundos después con un hermoso y melodioso gemido que el castaño ha grabado en su mente para toda su vida.
Sus cuerpos cayeron sobre la cama llenos de sudor y un tremendo olor a sexo que no borrarían hasta el día siguiente después de haber tenido una sesión de sexo matutina. Los juegos sexuales en la ducha también eran los mejores y ahora tenían tiempo de sobra para disfrutar, porque mientras sus ex clientes estuviesen ocupados reconciliándose, ellos también podían disponer de hacer cosas sucias y otras tiernas.
Al poco rato, Jin buscó refugiarse en los brazos de NamJoon quien lo recibió gustoso y contento al poder sentir su calidez piel con piel. Ambos sonreían satisfechos, aunque no del todo, y se dejaron envolver por el velo de la noche que comenzaba a alargarse. Si a su alrededor hacía frío, ellos no lo sentían en lo absoluto.
— ¿Cuándo se dignarán a aparecer? —preguntó Jin con la voz ligeramente cansada.
—JungKook es demasiado intenso, más si se trata de JiMin—dijo mientras le acariciaba la espalda con delicadeza—No me sorprendería que ahora mismo lo esté llevando a Italia o a París. Supe por YoonGi que se tomaría dos semanas para descansar.
—Parece que de verdad aprendió su lección—sonrió contento—Me alegra que esté haciendo todo eso por JiMin, sólo espero que no sea algo pasajero.
—Te aseguro que se comportará así todos los días— dijo con convicción—Yo lo vi hundirse poco a poco después de que JiMin se fue. JungKook no es tan idiota como para cometer los mismos errores. Su matrimonio estará mejor a partir de ahora, ya lo verás.
—Mientras los padres de JiMin no vuelvan a meterse, supongo que todo estará bien— dijo y bostezó.
—No lo harán, no después de que JungKook los corrió de su empresa—rio un poco y luego cambió su expresión para hablar de otra cosa— ¿Y qué hay de nosotros? —preguntó— Estamos por cumplir un mes de relación y me gustaría que de verdad formalicemos lo antes posible.
Jin dejó salir un suspiró y deshizo el abrazó para subirse a horcajadas sobre NamJoon, después se recostó sobre su pecho de manera cariñosa porque sabía perfectamente qué hacer para tenerlo controlado.
—Mi amor, ya hemos hablado sobre eso—Jin le habló con voz melosa—Acordamos ser una pareja formal ante el público y también que las familias deben quedarse fuera por el momento.
—Pero yo tengo muchas ganas de llevarte a casa para que mis padres te conozcan—insistió.
Era increíble que el gran Kim NamJoon tuviese un gran interés por terminar de involucrar a las familias en su relación con Jin, pero éste no pensaba lo mismo. No habían discutido sobre eso, pero sin duda el castaño no estaba de acuerdo con esperar más tiempo.
—Yo lo sé. No creas que eres el único que quiere hacer eso, pero piensa un poco—le dedicó una mirada inofensiva— ¿Qué pasa si no funciona? ¿Qué les diremos? Para mi familia no es un juego y ellos pueden molestarse mucho.
—Para la mía tampoco es un juego—intervino y trató de tomar su postura de abogado para negociar—Si quiero llevarte es porque me siento seguro de lo que siento por ti... ¡Dios! Me tienes como un loco enamorado. Haré todo lo que tú me pidas en el momento en que así lo desees. Ahora mismo puedo besarte los pies si así me lo ordenas. No sé qué más tengo que hacer para que te sientas seguro.
—Tranquilo, mi amor—le dio un besito fugaz—Si te dijera todo lo que siento por ti no me lo creerías. Pero de verdad hablo enserio cuando te digo que quiero ir despacio. Haremos las cosas a su tiempo, por ahora quiero disfrutarte y comerte todos los días.
Vio como NamJoon desviaba la vista no muy convencido de lo que había escuchado, así que se apresuró a negociar.
— ¿Qué te parece si hacemos esto? —nuevamente atrajo su atención—Vamos a casa de tus padres, pero no me presentes como un novio oficial, si no como alguien con quien estás saliendo.
—Pero ¿puedo decirles que estoy enamorado de ti? —le coqueteó.
Jin dejó salir una risa sumamente encantadora que lo hizo ver demasiado etéreo y, teniendo el cabello ligeramente desordenado, irradiaba mucha belleza que lo deslumbraba.
—Yo también estoy muy enamorado de ti, Kim NamJoon—le sonrió y se incorporó para quedar sentado encima de él—El fin de semana iremos con tus padres, ahora necesito que me folles hasta que salga el sol—le dijo y lo provocó tocándose a sí mismo.
—Trato hecho.
NamJoon dejó escapar un gruñido y se dispuso a tomar el bello cuerpo de su novio para cumplir con sus deseos y cualquier capricho que pueda tener. Después de dos rondas de sexo, cuando lo dejó dormir profundamente, él pensó en sus palabras y concluyó que tenía razón. El amor se disfrutaba más si lo hacían despacio y sin presiones, así como JiMin y JungKook, no por nada cumplieron seis años de relación y tres de matrimonio.
Para cuando Jin y él estén casados, está seguro de que habrán vivido una linda etapa de relación.
Todo con el tiempo se define, incluso el amor.
El capítulo me quedó más largo de lo que esperaba, sorry, pero se logró el NamJin jsjs
Sé que fueron muchos capítulos de sufrimiento, por eso les di tres seguidos de puro sexo jsjsjs, para compesar el mal rato jsjsjs. Bueno, se vienen cosas lindas para nuestra pareja y lamento decirles que estamos en la recta final de esta su novela.
Mañana descanso, pero tengo unas cuantas cosas que hacer. Si no me ocupo demasiado, les actualizo doble jsjsjs. Comiencen la cuenta regresiva que esto se nos está yendo.
Espero que les haya gustado. No se olviden de votar y comentar.
Las tkm!!!!!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro