Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

05



JiMin tenía mucho en que pensar después de su primera cita fatídica con JungKook.

Primero que nada: su corazón todavía se acelera por él.

Hay algo que no puede negar y es el hecho de que sus pies tiemblan cuando viste formal y sonríe como si fuese el rey del mundo. Le encanta esa faceta suya y en lo que se convirtió, pero su actitud, su manera de decir que es rico y que puede hacerlo todo, eso es lo que le fastidia.

Es demasiado materialista aún. Piensa que con dinero las cosas van a solucionarse. Debería ser capaz de ver más allá de las necesidades de JiMin. Éste piensa que todo será un desastre y que la única solución sigue siendo el divorcio definitivo.

Han pasado dos días desde aquella noche en el restaurante de EunWoo y justo hoy tendrán otra cita. Realmente no quiere ir. No quiere decepcionarse más de lo que ya está. Quiere conservar sólo lo bueno para poder avanzar e intentar ser feliz. Pero hay otra parte de él que se muere por salir con él, así como cuando eran jóvenes y se escapaban de la universidad. Tiene ganas de revivir un poco de aquello y sentirse un poco más vivo. Pero es tan pesimista que piensa que eso no volverá jamás. Y que sus días están destinados a volver a Londres para continuar pintando sin preocupaciones.

Tanto pensar en eso lo llevó demorarse en alistarse para su segunda cita con JungKook. Tomó una ducha rápida, se puso un pantalón negro con una camisa rosa pastel y aunque era algo muy simple, se esmeró en verse lo mejor posible. Pero no para impresionar a JungKook. No, para nada. Sólo es porque le gusta vestirse bien.

Mientras tanto, el azabache lo espera en donde lo citó porque no le quiso dar la dirección de su departamento. Había pasado alrededor de media hora desde la hora establecida y no aparecía por ningún lado. Comenzaba a creer que quizá no vendría porque realmente no quería verlo, pero eso no significaba que se quedará de brazos cruzados. Seguirá intentando sin importar cuánto tiempo tenga que estar detrás de él rogándole por su atención.

Miró su reloj y se dio cuenta de que había pasado una hora exactamente. Pensó que ya no tenía ningún caso continuar esperando por él, al menos sólo por hoy. Era inútil intentar contactarlo para saber si estaba bien, porque tampoco quiso darle su número telefónico. Lo mejor sería enviar a NamJoon para investigar sobre él. Así que se dio la vuelta para volver a su automóvil cuando inesperadamente una mano lo detuvo de su muñeca y lo hizo girar de nuevo.

— ¿Te cansaste de esperar, Jeon?

La dulce y burlona voz de JiMin inundó sus oídos al instante y le hizo sentir muchas mariposas en su estómago. Aunque no le agradaba para nada que le llamara por su apellido, era suficiente con saber que estaba aquí y que no se arrepintió de su cita.

—Pasó una hora... yo pensé que tal vez...

— ¿Qué no vendría? —soltó una pequeña risa— Sólo me ocupé haciendo unas cosas— respondió desinteresado.

—No sabías que ponerte, ¿cierto?

Fueron tantos años que compartieron juntos que ahora era imposible que JungKook no lo conociera a la perfección. Sabía que su único lado materialista era tener ropa... mucha ropa para vestirse y verse bien siempre. Esa era la razón por la que siempre llegaba tarde a sus citas; por problemas de vestimenta.

Pero aunque JiMin sabía que esa fue la razón y otras cosas, no fue capaz de aceptarlo en voz alta. Sólo rodó los ojos y se dio la vuelta para ocultar su sonrojo. No aceptaba que todavía tenía ese tipo de reacciones a causa de cualquier comentario que JungKook le hiciera y se detestaba por eso.

— ¿Te pusiste tímido? —le preguntó muy cerca de su oído.

—Para nada— se alejó bruscamente y lo miró de mala manera— Terminemos con esto de una vez, ¿a dónde vas a llevarme?

—Al cine— respondió con una sonrisa juguetona— ¿Me tomas del brazo? —lo miró con sorna.

—Por supuesto que no— bufó y comenzó a caminar.

—JiMin— le llamó y el mencionado volteó enseguida mirándolo de mala manera— Es por acá— señaló con un dedo.

Dio un pequeño golpe con el pie sobre el suelo y caminó en dirección donde JungKook señalaba. Éste sonrió atontado debido al pequeño berrinche que hizo frente a él y sintió un sentimiento cálido en su interior, uno que ya sabía cómo era, porque JiMin siempre hacía eso cuando algo le molestaba. Era una manía natural que JungKook amaba en demasía.

Dejó que el rubio escogiera la película que más le agradara y, como era de esperarse, eligió una película de terror porque eran sus favoritas. Aunque JungKook pensó que podía hacer como en las películas; abrazarlo cuando sintiera miedo, no era así, porque JiMin era valiente y aunque la película le diera buenos sustos, sólo terminaba riendo en su lugar por lo divertido que eso le parecía. Sin embargo, hoy estaba muy rígido y parecía que se rehusaba completamente a divertirse. En algún punto de la película, exactamente en la escena romántica, miró a JungKook y detalló su rostro que estaba completamente concentrado en lo que veía, eso le provocó un sentimiento en su interior, uno que creyó que se había apagado con el tiempo. Devolvió su atención a la película, aunque no del todo, y dejó atrás esos pensamientos creyendo que el azabache no se dio cuenta. Pero se equivocó, porque él lo notó y eso le hizo creer que podía tomar una de sus manos, pero cuando lo hizo, JiMin la retiró rápidamente y se puso aún más rígido en su lugar.

Tenía que intentarlo.

Cuando la película terminó, ellos se quedaron un momento en sus lugares pensando en cómo actuar después del pequeño momento incómodo que vivieron. JiMin, sobre todo, tenía muchas luchas internas consigo mismo, aunque al final decidió levantarse y caminó hacia la salida de la sala siendo seguido por JungKook en completo silencio. Para cuando estuvieron en el estacionamiento el sol ya se había ocultado y se sentía un poco de frío. JiMin no contempló eso cuando se puso una chaqueta de cuero.

—Toma mi abrigo— le ofreció JungKook al tiempo que se lo quitaba.

—No, está bien —lo rechazó enseguida.

—Bueno, entonces apresurémonos. Te llevo a tu departamento— dijo al tiempo que sacaba las llaves de su auto— Dime dónde vives— lo miró con esperanza.

JiMin sonrió y no pudo evitar soltar una que otra risita. Lo conocía perfectamente y sabía lo que pretendía. No se lo iba a permitir.

—Buen intentó, Jeon— lo miró son sorna y luego revisó su celular— Mi taxi llegó... adiós.

Se fue antes de que pudiera detenerlo o siquiera decirle algo. JungKook se quedó parado en el mismo lugar con una sonrisa embobada y recapitulando lo que había sucedido el día de hoy. Cuando por fin pudo reaccionar, entró a su auto y condujo a su casa aún con la misma sonrisa. Aunque fue algo sutil se sintió más cerca de JiMin y es un avance que no se haya ido de la cita antes de terminarla.

Esto apenas empezaba y estaba seguro de que podía convencerlo.

Lo hará.

Seúl había perdido todo lo interesante desde que JungKook se quedó completamente solo y sin la bella presencia de su esposo. Pero justo ahora que mira a través de su ventana siente que nuevamente brilla para él.

Había transcurrido una semana desde que hicieron esa especie de trato entre ellos donde el plazo era un mes completo. En este tiempo, han tenido tres citas, dos completamente exitosas, aunque JungKook debía pulir detalles aún. Desde ese día en el restaurante entendió que debía ser más simple y más romántico. Tuvo que viajar a sus recuerdos de universidad y a todas esas primeras veces que vivió con JiMin. Hay cosas que no requirió de pensarlo demasiado, porque en cinco años logró conocer a su chico más que cualquier otra persona. Sabía lo que le gustaba y todo aquello que lo enamoró, también la razón por la que le dijo "si", tanto para su noviazgo como para su matrimonio.

A JiMin, pese a que era rico y nació y creció en cuna de oro, le gustaban las cosas simples... cosas hechas y no compradas. JungKook no tenía dinero en ese tiempo, al menos no lo suficiente como para pagar cenas costosas o ramos extravagantes. Sus habilidades de arquitecto le funcionaban para hacer detalles como una caja construida con sus propias manos. Una maqueta pequeña donde hizo el prototipo de su casa ideal con JiMin y ellos frente a la misma. Cosas simples pero ingeniosas que se quedaron en el corazón del rubio para toda su vida. Cada uno de esos objetos está guardado en el estudio donde pintaba para pasar el rato. JungKook las encontró cuando un día de ansiedad necesitó de sentir un poco cerca a su esposo. Jamás se imaginó que guardó todo eso hasta este momento y que parecía lo atesoraba encarecidamente.

Así que, después de haber enviado unos informes, sacó todo lo que compró en una papelería y se dispuso a crear flores de papel que más tarde juntaría en un ramo. Pensó que esto sería más original, porque si le compraba flores naturales tarde o temprano se marchitarían. Y tal vez estas que le está haciendo podría guardarlas para siempre. Seguía un tutorial que buscó en internet, siendo muy cuidadoso con lo que hacía. Al ser un arquitecto cuidaba los detalles por muy pequeños que parecieran.

Se sentía cómodo creando sus manualidades en la completa tranquilidad de su oficina. Incluso pidió no ser molestado para que pudiese dedicarse sólo a eso, sin embargo, su puerta se abrió con ferocidad y el grito de su secretaria le hizo levantar la vista completamente anonadado, pero enseguida su rostro se crispó cuando vio a sus suegros parados en medio de su oficina con una expresión igual que la suya.

—Lo siento, señor—dijo Rosé con una mirada preocupada—Ellos no me hicieron ca...

— ¡Guarda silencio! —le gritó el señor Park—¡Tú no eres nadie para decirme que no puedo entrar! ¡¿Qué no sabes quién soy?!

Rosé se encogió en su lugar porque sabía perfectamente quién era y lo qué podía hacer. Mientras que JungKook luchaba con todas sus fuerzas contra aquel impulso que le exigía tomara a ese hombre del brazo y lo sacara lejos de aquí, pero estaba seguro de que si hacía eso, seguramente JiMin se enfurecería y entonces sí, esto estaría perdido. Aun así no iba a permitir que entrara en su empresa con esos aires de grandeza, porque evidentemente no tiene derecho.

—Señor Park, mi secretaria tenía estrictas ordenes que seguir, así que ella tiene el poder de no dejarlo pasar—lo miró con seriedad aun sentado en su silla.

— ¿Una simple secretaria? —rio a carcajadas— A los empleados no se les da poder, Jeon JungKook. Veo que sigues sin aprender.

—Disculpe, pero usted no me va a decir cómo dirigir mi empresa—respondió y esta vez se puso de pie—Si quiere dar órdenes vaya a la suya—alzó una mano en vista de que el mayor iba a replicar—Y le voy a pedir que se dirija a mis empleados con respeto. Y también espero que para la próxima no interrumpa en mi oficina cuando deseo no ser molestado—se acomodó su saco de manera elegante y rodeó su escritorio para después recargarse en él—Ahora sí, dígame ¿qué se le ofrece?

—Pero qué insolente eres, Jeon JungKook—le habló la señora Park—Te estás dirigiendo a tus suegros. Somos mayores que tú, niño. Así que nos debes respeto.

—Rosé, puedes retirarte. Gracias. Y no te preocupes, está todo bien.

—De acuerdo, señor. Permiso—le hizo una reverencia.

JungKook esperó a que su secretaria saliera de su oficina y cerrara la puerta para después cambiar su postura a una informal. Esto era el límite de todo. No estaba dispuesto a seguir soportando más humillaciones por parte de estas personas. No los veía como suegros y tampoco los iba a tratar como tal.

—Disculpe, señora. Pero ustedes han hecho conmigo todo lo que han querido—la miró con resentimiento—Me han humillado, menospreciado e incluso me han insultado. Y todo lo soporté por JiMin, porque lo amo y porque no era capaz de crear un tipo de discordia entre ustedes. Pero ya no más—se paró derecho y muy dominante—Esta es mi oficina y no voy a permitir que vengan a crear disturbios. Así que les voy a pedir que se vayan ahora mismo. Aquí no son bienvenidos.

— ¿Cómo te atreves a hablarle así a mi esposa, mocoso insolente? —el señor Park alzó la voz—No importa qué tanto hagas, seguirás siendo el mismo pobre y muerto de hambre de antes. No has cambiado nada. No tienes clase. Tu dinero no te volverá uno de nosotros.

—Ignoraré los insultos, señor Park—dio unos cuantos pasos—Ya hice todo lo que tenía que hacer. Estoy seguro de lo que tengo y de todo lo que he logrado, lamentablemente todo a costa de mi esposo. Y todo por demostrarles que soy digno de él—hizo una pausa y sonrió con sorna—Pero ¿sabe algo? Ya no me importa encajar en su mundo. Yo lo único que quiero es recuperar a JiMin.

No se dejó intimidar bajo ninguna circunstancia y, creyendo que esta conversación se había terminado, se devolvió a su lugar en su escritorio para continuar con lo que estaba haciendo. Sin embrago, sus queridos suegros parecían no querer irse. Odiaba esta situación, pues han sido tantos años de humillación por parte de ellos que siente que tendrá un colapso. No quisiera tener que sacarlos él mismo, pero tal vez no le dejan otra opción.

—Dejé muy en claro que no son bienvenidos aquí—les dijo mientras ordenaba sus papeles y se dirigía a la gran maqueta que tenía a un costado de su escritorio.

—No puedo creer que un incompetente como tu haya sido el elegido para diseñar ese centro comercial—se burló el señor Park.

—Este incompetente está ganado mucho más dinero al año que usted—se burló y lo miró con sorna—No quiero volver a repetirlo. Como se dará cuenta, tengo cosas más importantes que hacer.

—Nunca serás de mi talla, Jeon JungKook— insistió, con su mujer a un costado retándolo con la mirada—No importa cuánto te esfuerces, jamás serás como yo.

—Definitivamente mi meta no es ser como usted— nuevamente le dio la cara y lo miró con desinterés—Ya se lo dije, no me importa agradarle ahora. Lo único preciado para mí es JiMin.

—Estás loco si crees que dejaré que mi hijo te acepte de nuevo. Yo mismo me voy a encargar de que jamás te acerques a él—espetó con evidente molestia.

—Y usted está loco si cree que voy a permitir que continúe metiéndose en nuestro matrimonio—también lo retó y dio unos cuantos pasos—Antes le tenía miedo por el poder y dinero que poseía, pero ahora no. Ahora lo veo a los ojos y puedo sentir su miedo. Además, no importa lo que usted haga, estoy seguro de que JiMin me elegirá por encima de cualquier cosa.

Se hizo un silencio bastante aterrador. El señor Park se sentía furioso al ver que JungKook le respondía a los ataques cuando antes siempre se quedaba callado. Detestaba la sola idea de que su hijo lo perdone y entonces de nuevo corra hacia él como aquella vez que se casaron. Todo este tiempo ha estado tratando de manipularlo a su favor y de hacerle ver que puede estar con un mejor hombre, alguien que pertenezca a su mundo. Pero lo que más le molesta es el hecho de que JungKook tiene toda la razón; JiMin siempre lo elige a él por encima de cualquier cosa.

Cuando volvió a Corea del Sur le arregló varias citas a ciegas con muy buenos partidos que eran hijos de sus socios, pero ninguno tuvo éxito. JiMin se había arraigado a su tristeza y lucha interna por el inminente divorcio, pero estaba muy consciente que, aun estando enojado con JungKook, lo seguía amando. Y ese era su mayor temor; si continuaban saliendo a citas casi todos los días, está seguro de que en cualquier momento el rubio va a ceder. Por esa razón está aquí, porque creyó que podía amedrentar e incluso amenazar a JungKook para que se aleje de su hijo de una vez por todas. Evidentemente, no esperaba esta reacción de su parte.

— ¿Para qué lo quieres de vuelta? —se rio de él—Ni siquiera pudiste hacerlo feliz en este tiempo, de lo contrario, no te estaría pidiendo el divorcio. Sigues siendo el mismo miserable que entró a mi casa hace cinco años con la esperanza de ser como nosotros.

— ¡Ya basta! —esta vez gritó.

La señora Park dio unos cuantos pasos hacia atrás e intentó jalar a su esposo, pero éste no se lo permitió. Había entrado en una batalla de miradas con el azabache, una donde no permitía su derrota. Él, naturalmente, no le tenía miedo. Seguía sintiendo desprecio por su persona. No le importa que en este tiempo haya hecho crecer una empresa millonaria, porque el hecho de que su familia no hubiese tenido dinero desde el principio es suficiente para rechazarlo y sentir asco de él.

—Y ahora nos gritas—habló la señora Park completamente ofendida— ¿Ves cómo sigues siendo el mismo vulgar de siempre? No tienes nada de clase y nunca la tendrás. Nunca podrás borrar de dónde vienes y nunca vas a encajar en nuestro mundo.

—Por milésima vez, señora—se apretó el puente de la nariz con mucha exasperación—Ya no me importa ser parte de su mundo. En todo este tiempo eso era lo que más importaba. Dejé a un lado mi matrimonio para hacer crecer esta empresa y lo único que logré fue destruirlo— dio unos cuantos pasos hacia ellos y los miró con mucha molestia— Si JiMin y yo estamos así es por culpa de ustedes—los señaló con el dedo de manera amenazante—Todo este tiempo se han metido hasta el cansancio conmigo. Sé que le llenan de ideas la cabeza y sé que son capaces de hacer cualquier cosa, como las citas a ciegas que le planearon. Pero ni haciendo todo eso, es más, ni siquiera llevándolo a otro país podrán arrebatármelo.

—Yo me voy a encargar de que ese divorcio se lleve a cabo—espetó el señor Park—No voy a permitir que mi hijo siga ni un segundo a tu lado. Así tenga que comprar al juez o hacer un trato con el diablo, lo voy a hacer.

Lo cierto era que JungKook esperaba ese tipo de respuesta. Nada malo que viniera de sus suegros le sorprendía. Sabía que ellos acudirían a hacer cualquier jugada sucia con tal de salirse con la suya. Pero como le dijo al señor Park en antelación; no son iguales y jamás lo serán por el hecho de que él tiene sentimientos genuinos por JiMin y ya no cometerá el mismo error de medir su amor con dinero, lujos y extravagancias.

Ya entendió la lección.

Ahora quiere llenarlo de cariño todos los días. Dedicarle su tiempo. Entregarle su alma. Le hará manualidades todos los días si es necesario. También le dirá que lo ama a cada minuto, a cada segundo. No le importa humillarse frente a él de nuevo. Tampoco le importa qué tanto pueda llegar a hacer por él, pero sí está seguro de que hará jugadas limpias. Sabe que debe confiar en los sentimientos de JiMin, porque está seguro de que eso terminará por ganarle a cualquier artimaña que sus suegros quieran hacer en contra para separarlos. Han pasado cinco años desde que se conocieron y en ningún momento las clases sociales fueron un impedimento, más que para las personas que tiene enfrente. Si JiMin continua teniendo ese lindo corazón, nada podrá cambiar los sentimientos que tiene. Ni mucho menos podrán cambiar los de JungKook, porque justo ahora son más intensos que antes.

No va a permitir que nadie se lleve a JiMin de su lado otra vez.

—Si su hijo escuchara lo que está diciendo, seguramente se sentirá muy decepcionado de usted— se burló y cruzó los brazos.

—Puedes decirle, él no va a creerte— se puso rígido e intentó no mostrar miedo.

—No pensaba hacerlo— se aflojó la corbata—A diferencia de usted, yo puedo conseguir lo que quiero sin la necesidad de mancillar a terceros. No necesito decirle a JiMin qué clase de padres tiene, porque él mismo se dará cuenta por sí solo.

—Mi hijo siempre estará de nuestro lado—intervino la señora Park—Nunca serás digno de él y se dio cuenta a tiempo. Cinco años no son nada y ya verás que será más feliz con alguien de su clase y posición que contigo—escupió con toda la intención de herir, pero en lugar de eso, JungKook se carcajeó.

—Tantos años viviendo con su hijo y parece que ni siquiera lo conocen—dijo entre risas—A JiMin ni siquiera le importan las clases sociales, de lo contrario, nunca me hubiese hecho caso. Pero mírenme; cinco años de relación es todo un peso que no se podrá disipar. Yo lo conozco mejor que ustedes y no necesito hacer jugadas sucias, porque él vendrá a mí por sí solo como siempre lo ha hecho.

—No estés tan seguro, Jeon—nuevamente lo retó el señor Park— ¿Qué pensará mi hijo si se entera que lo engañaste?

Nuevamente JungKook se carcajeó por lo alto y se devolvió a su escritorio entre risas para después sentarse en su silla y mirarlos con lástima.

— ¿Eso es lo único que tiene? —lo miró con sorna—Usted y yo sabemos que eso no es verdad.

—Pero puedo hacer que así parezca—lo retó y lo miró con advertencia—No me subestimes.

—Usted tampoco debería subestimarme—su rostro se puso serio—Puede hacer lo que quiera. Mándele fotografías truqueadas si quiere. No me asustan esas tácticas bajas. Yo tengo en mi poder algo mucho mejor que eso.

— ¿Qué puedes tener tú contra mí? —se burló.

—Que yo no actúo con imprudencia—respondió con seguridad—Tal vez lo hice hace un año atrás, pero no pienso cometer los mismos errores. Mientras tanto ustedes siguen siendo iguales; egoístas, mal intencionados, soberbios y déspotas. Al menos yo sé que debía cambiar, pero ustedes no tienen nada aunque se pudran en dinero.

—Maldito cabrón—bufó el señor Park.

—Así es—sonrió malicioso—Soy un cabrón y también un pobre si así lo quieren, pero tengo inteligencia y corazón, algo de lo que ustedes carecen. Cuando pierdan a su único hijo, entonces se darán cuenta de todos sus errores.

En ese momento señaló con un dedo todas las cámaras que tenía en el techo de su gran oficina. Obviamente no iba a usar las grabaciones para jugar sucio en contra de los señores. Sigue pensando que no quiere ser el causante de una ruptura familiar, sin embargo, quiere dejar muy en claro que ya no permitirá más humillaciones hacia su persona, ni mucho menos va a permitir que se metan en su matrimonio.

—Ya no deseo continuar escuchándolos— les dijo y acomodó su celular para continuar viendo su tutorial—Váyanse antes de que mande a que los echen.

—Te vas a arrepentir, Jeon—le advirtió el señor Park.

—Mi hijo sabrá de cómo nos has tratado—amenazó la señora Park.

JungKook suspiró cansado y tomó el teléfono que estaba en su escritorio para hacer una corta llamada.

—Rosé, llama a seguridad para que echen a esta gente de aquí.

En cuanto dijo eso, los señores Park salieron echando chispas de la oficina del azabache mientras que éste sonreía con suficiencia. Se sintió tan bien poder ponerlos en su lugar después de haber soportado tantos malos tratos de su parte. Se sentía poderoso y tenía un buen presentimiento. Fue como haberse quitado un gran peso de encima. Ahora su única prioridad era conquistar de nuevo a su lindo esposo ya que sus padres dejaron de ser un estorbo. Realmente no les tiene miedo, aunque hayan dicho que harán lo que sea, porque sabe que el amor que JiMin y él se tienen es algo que no se quebrará, porque ellos hicieron muchas promesas desde que fueron novios y es algo sagrado para ambos.

Sólo debe concentrarse en lo suyo y en hacer las cosas bien, pero para eso necesita saber dónde vive JiMin.

Nuevamente cogió su celular.

— ¿Cómo le va detective, MinGyu? —saludó en la línea telefónica—Necesito que me investigue en qué departamento se encuentra Park JiMin... así es, le hablo de mi esposo. También quiero que me diga qué lugares frecuenta... confío en usted.


Lo prometido es deuda y aquí continuamos con esta su novela. 

Los señores Park no tienen nombre porque tampoco tienen tanta relevancia dentro de la historia. Esta será su única aparición jsjsjs.

Y pues el kookmin avanza de poco en poco. Tal vez lo que hizo JungKook no es tan grave como una infidelidad o golpes, pero debe hacer su lucha por cambiar y valorar a su JiMin. 

Lo bueno que la historia es corta y ya casi vamos a la mitad. jsjs

Espero que les haya gustado. No es olviden de votar y comentar.

Las tkm!!!!


PD: Actualizaciones diarias!!!!!






Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro