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02



Un año después...



El cielo se había mantenido nublado desde hacía una semana. Aunque en el interior de JungKook todos sus días han sido grises y desolados. De pronto aquella casa lujosa que logró comprar con tanto sacrificio parecía insignificante en su vida. Todo en su interior dejó de brillar y el bello jardín que antes florecía había perdido su vida y su color. Todo a su alrededor estaba marchito.

El éxito de su empresa se debía a su obstinación a la hora de encontrar un proyecto que le abriera las puertas. Y lo consiguió. Mostró el diseño de un edifico que se construyó en Seúl y lo eligieron debido a las innovaciones que presentaba. Recibió una buena cantidad de dinero por sus planos y por la supervisión de la obra hasta su culminación. Al día de hoy recibe elogios por ese trabajo y por los otros que ha realizado. Incluso se ha expandido a países como Japón, China, Australia y Tailandia que han venido para solicitar sus servicios. Fueron esos proyectos los que terminaron por consolidar a su empresa y los que le dieron un nombre dentro del mundo de los magnates. Sin embargo, siempre quiso más de lo que ya tenía, porque quería asegurar el futuro de JiMin y el de sus futuros hijos. No obstante, ahora siente que ya no tiene nada.

Mientras está en su oficina observando el color gris del cielo piensa en que sus suegros pueden ser lo únicos culpables. Cuando formalizó su relación con JiMin no fue bien recibido por los señores Park debido a que él era un chico de clase inferior. Si estudiaba en esa universidad era gracias a una beca que con mucho esfuerzo consiguió. Durante toda su relación tuvo que aguantar comentarios hirientes de sus suegros y de casi toda la familia de JiMin. Aunque todo eso sucedía a espaldas de éste.

JungKook pensó que lo mejor era callar, porque no iba a crear una disputa entre su esposo y sus suegros. Así que su única opción fue esforzarse para llegar hasta donde estaba y para callar a todos aquellos que lo hicieron sentir inferior por no haber nacido en una cuna de oro.

Y lo logró. Pese a que su relación no era la mejor con los señores Park, al menos ya no lo trataban como si fuese una escoria, pero tampoco se inmutaban a faltarle al respeto con sus miradas despectivas. Y aun así creyó que lo mejor era callar y continuar haciendo su trabajo.

Ahora tenía una casa lujosa y otras más que ha adquirido con el tiempo. Tres autos último modelo y una fortuna que estaba por llegar a los quinientos millones de dólares y que continuaba creciendo. Pero su lindo esposo no ha estado desde hacía un año completo. No ha sabido nada de él desde que dejó Corea del Sur.

Claro que lo buscó, pero por increíble que pareciera, no lograba encontrarlo en ningún lado. Sus suegros tampoco sabían nada de él y TaeHyung se rehusaba a decirle alguna novedad. Ha pasado todo este año arrepintiéndose y extrañando a su Mochi. Siente que si pasa un día más ya no podrá soportarlo. Su cama se siente vacía y fría sin él. Apenas podía reconocer su exquisito aroma en la habitación. Toda marca que alguna vez existió de JiMin se estaba desvaneciendo.

Y dolía.

Dolía como el infierno.

—Adelante.

Unos toques leves en la puerta lo trajeron de vuelta a la realidad y a su trabajo que ha disminuido en este último año. Su secretaria apareció con una sonrisa amable y con un sobre amarillo en sus manos.

—Señor, le ha llegado esto en recepción.

Le estiró el sobre que JungKook tomó con duda. Estaba seguro de que alguien más solicitaría sus servicios, pero desde hace tres meses decidió no firmar nuevos contratos.

—Gracias, Rosé. Puedes retirarte— le sonrió con amabilidad.

Dejó el sobre sobre el escritorio y se dedicó a hacer otras cosas mientras llegaba su hora de almuerzo, aunque no lograba hacer mucho porque siempre terminaba mirando por el ventanal de su oficina mientras piensa en JiMin. A lado de su computadora está una foto de ellos; la última que se tomaron. La guarda como lo más precisado del mundo y todos los días habla con ella, como si JiMin pudiese escucharlo de algún modo. Hay días que llora porque no puede más con la situación. Lo único que quiere saber es si su esposo está bien.

Después de varios minutos de ensoñación, decidió que abriría el sobre para al menos saber a qué cliente rechazaría formalmente, sin embargo, no era lo que pensaba.

Solicitud de divorcio.

Eso fue lo único que leyó y más que suficiente para que entrara en una especie de shock que no le permitía asimilar lo que estaba pasando. Después de mucho tiempo leyó el contenido del documento.

JiMin le estaba pidiendo el divorcio de manera formal y le enviaba una citación para que se encontraran esta tarde para hablar sobre los acuerdos que firmaron cuando se casaron.

Su corazón se rompió en mil pedazos y las lágrimas comenzaron a inundar sus mejillas. Se revolvió el cabello sin poder creer que de verdad esto estaba pasando. Conservaba la esperanza de que en algún momento JiMin volvería con intenciones de que pudiesen reconciliarse, pero tal parecía que volvió sólo para buscar su libertad.

Como pudo se recompuso y tomó su celular con manos temblorosas para llamar a su primo y abogado de confianza.

— ¡NamJoon! ¡Te necesito en mi oficina ahora!

El abogado Kim ni siquiera tuvo oportunidad de responder porque la llamada fue cortada al instante. Como pudo salió de su oficina para dirigirse a la parte más alta del edificio donde lo esperaba JungKook más devastado que nunca. Lo encontró sentado en su sofá mientras se frotaba la cabeza y lloraba con sollozos ligeros. Él estaba muy consciente de que esto sucedería tarde o temprano, y también sabía que su primo podía morirse a causa de eso.

—Te llegaron los papeles del divorcio, ¿cierto? —le preguntó con un tono melancólico.

—Tenías razón— sorbió por la nariz y lo miró con dolor— Tarde o temprano él iba a pedirme el divorcio.

— ¿Dónde está el documento?

JungKook señaló con un dedo y se recostó completamente sobre el sofá. Todavía estaba tratando de asimilar este suceso tan catastrófico de su vida. No imaginaba cómo es que se divorciará del único amor de su vida. No puede amar a nadie más.

—De acuerdo, es la solicitud de divorcio y quiere que nos reunamos con él. Así que es sólo el primer paso de todo un proceso, JungKook— se acercó a él y le mostró una mirada compasiva— No está todo perdido. Te prometo que buscaremos la forma de persuadirlo— intentó consolarlo.

—Yo lo amo con toda mi vida, Nam— lo miró con sus ojos evidenciando su profundo dolor— Necesito convencerlo dé que me de una oportunidad. Yo no puedo vivir sin él.

—Lo sé, primo... lo sé.

NamJoon veía a JungKook como su hermano... el que nunca tuvo. La mamá del azabache era su tía y hermana de su madre, por eso eran tan unidos. Ahora el tiempo que han pasado trabajando en conjunto para esta empresa constructora los ha vuelto más cercanos. Por eso estaba dispuesto a hacer lo que sea para ayudarlo, en caso de que haya algo.

— ¿Qué hacemos? —le preguntó JungKook.

—Por ahora debemos ir a la citación— respondió y sacó su celular— Ahí estará JiMin, así que tal vez puedas hablar con él. Pero debo pedirte que te mantengas sereno en todo momento.

¿Cómo podría mantenerse sereno si estará frente al amor de su vida que no ha visto durante un año completo?

Conoce la fecha exacta en la que se marchó y esa era mañana. Nunca olvidará ese fatídico día, porque se ha estado culpando todos los días por eso y esto es sólo la consecuencia. Debió buscarlo más, debió insistir. Pero ahora estaba aquí; respiraban el mismo aire y se encargará de hacer hasta lo imposible para reconquistarlo.

—Lo haré—respondió y se levantó del sillón para acomodar su traje.

—Yo buscaré el inicio, JungKook y tú debes encargarte del resto. Así que debes mantenerte fuerte, ¿de acuerdo? Y también en dado caso de que JiMin no quiera ceder—le explicaba con paciencia y mucha seriedad—Seguramente está siendo aconsejado por sus padres, si ese es el caso, esto se pondrá difícil.

—Si esto hubiese ocurrido cuando JiMin y yo éramos novios, tal vez ya me habrían ganado la batalla, pero ahora es distinto... ahora somos iguales. Ya no les tengo miedo y les he demostrado que soy completamente capaz de darle una vida digna a su hijo—hablaba con determinación.

—Ahora debes ser capaz de demostrarle a JiMin que eres digno de él.

Eso era cierto. Tal vez se ensimismó demasiado en la ardua batalla de demostrarles a sus suegros que era un buen partido para el rubio. Y se olvidó por completo de que, al único que debía complacer, era a su esposo.

Representó un gran reto para él cuando se enteró que JiMin era hijo de un poderoso CEO de Corea del Sur. Un hombre que tiene a su nombre varias cadenas hoteleras, además de yacimientos de petróleo y otros negocios. Eso le intimidó demasiado, más aun cuando le hacían comentarios despectivos hacia su persona y su origen. Pero ahora ya ni siquiera le importaba nada de eso, porque lo único en lo que pensaba era en recuperar a JiMin.

—Estoy dispuesto a hacer lo que sea por él—sostuvo con seguridad.

La cita era en una firma de abogados muy reconocida en todo Corea del Sur, de hecho, se trataba de la mejor. Pero eso no le intimidaba a NamJoon, porque él estaba seguro de quién era y el nombre que se ha forjado por sí solo con su trabajo. Así que este caso puede ser pan comido para él.

JungKook es quien si se ha sentido muy nervioso. Tiene mucha adrenalina corriendo por todo su ser, no sólo por la firma de abogados, sino porque está a punto de encontrarse con su JiMin después de un año completo. Justo ahora piensa que tiene las palabras correctas para suplicarle por su perdón, pero está seguro que, en cuanto lo tenga enfrente, se quedará completamente en blanco. En cierta parte percibe el sentimiento de cuando apenas se conocían. Recuerda que se sentía intimidado por su belleza y por su personalidad tan segura. Siempre resaltó como un diamante entre las multitudes ante sus ojos, nunca hubo otra persona a la que quisiera mirar desde que lo conoció.

Entraron a un cuarto guiados por una despampanante mujer que les sonrió entre amable y coqueta, pero JungKook estaba tan perdido en sus pensamientos que ni siquiera se dio cuenta. NamJoon, por otro lado, le dedicó una mirada juguetona. Él no iba a negar lo que era y lo que le gustaba, si se le presentaba la oportunidad de tener un buen polvo, sin duda, lo haría. Pero hoy tenía que ponerse serio porque debía ser inteligente para ayudar a su primo.

Estuvieron sentados durante aproximadamente diez minutos en espera de que alguien entrara. JungKook tenía los nervios a flor de piel y no paraba de mover uno de sus pies. El reloj parecía que avanzaba demasiado lento y con todas las intenciones de torturarlo, pero sintió el verdadero terror cuando la puerta fue abierta y vio entrar al abogado; era un hombre aparentemente joven, alto, de piel clara y visiblemente suave. Lucía bastante guapo y elegante, pero sobre todo, muy dominante.

NamJoon fue quien clavó los ojos en ese bello hombre que los miraba a ambos con mucha seriedad. Lo inspeccionó tanto como pudo, especialmente sus labios pomposos y rosados. No sabe qué sucede, pero hay un caos completo en su interior.

— ¿Qué tal caballeros? Mi nombre es Kim SeokJin y seré el abogado representante de Park JiMin. Él estará con nosotros en un momento—abrió su portafolio y comenzó a sacar varios documentos—Les agradezco que hayan venido. Trataremos de llevar este proceso lo más ameno posible.

—Soy Kim NamJoon— se presentó el moreno—Soy el abogado de Jeon JungKook y yo espero que podamos hallar una solución a esto.

—Lo haremos, licenciado Kim—le sonrió petulante y muy seguro de sí mismo.

En ese momento la puerta se abrió y esta vez entró la persona que JungKook estuvo esperando durante un año entero. Enseguida sus ojos se posaron en él y lo observó con muchas emociones corriendo en su interior; se veía tan elegante como siempre aun usando ropa casual. Traía puestas unas gafas de sol y usaba una poderosa chamarra de cuero negro. Seguía siendo perfecto y hermoso como los resplandores del atardecer. Sus ojos se encontraron por unos cuantos segundos cuando se quitó las gafas y su corazón se estrujó cuando el rubio lo ignoró completamente.

—Bien, ya podemos empezar—inició SeokJin—Mi cliente ha solicitado el divorcio porque está seguro de que hubo una fractura en su enlace matrimonial.

—Quisiera conocer una causa exacta—habló NamJoon.

Y así fue cómo los abogados iniciaron una especie de charla sobre los temas personales de la pareja mientras que ellos se mantenían en silencio pensando y con sus corazones latiendo a mil por hora. JungKook no había podido quitar la mirada de donde la tenía; su aún esposo todavía tenía el poder de cautivarlo. ¿Cómo fue tan imbécil de rechazarlo aquel día? Estaba prácticamente desnudo sobre su escritorio y muy dispuesto a hacer algo por su matrimonio, pero ahora lo sentía tan lejos, tan indiferente, era como si todos estos años de relación y matrimonio ya no significaran nada para él.

Pero JiMin tenía sus propias luchas internas. Dentro suyo está el nerviosismo por reencontrarse con su aún esposo y no va a negar que su corazón se acelera por él. ¿Cómo podría olvidarlo si vivieron dos años juntos y fueron novios durante tres años? Aquellos lindos momentos no se pueden olvidar en sólo un año escondido. Pensó todo el tiempo en él, en si estaba bien, si comía bien, si algo le faltaba. Y cuando estuvo a punto de flaquear, se obligaba de nueva cuenta a quedarse donde estaba, porque aquellas palabras que recibió de él aquel día no ha podido olvidarlas. Incluso tuvo pesadillas con eso y con aquella imagen que obtuvo de él. Y al final, cuando el año estaba por cumplirse, decidió que quería divorciarse de él, que ya no quería continuar porque su corazón estaba roto y su alma estaba herida. Sólo quería ser libre para pintar y vivir una vida tranquila tratando de olvidar sus años de relación con Jeon JungKook.

—Yo recomiendo que firme los papeles, así podemos evitarnos un juicio tedioso—sugirió SeokJin con una expresión persuasiva.

—Ciertamente, mi cliente quisiera llegar a un acuerdo con el señor Park para ver si pueden reconciliarse—sonrió de la misma manera—Han sido dos años de matrimonio, estoy seguro de que pueden sentarse a platicar y aclarar cualquier malentendido del pasado.

—Mi cliente no quiere dar marcha atrás—refutó SeokJin—Las palabras también hieren, incluso más que las acciones. Se le dio muchas oportunidades al señor JungKook, pero las rechazó todas. Yo creo que, si todavía queda algo de respeto, debería concederle la libertad que se merece.

—No voy a firmar el divorcio—esta vez habló el azabache aun mirando a JiMin.

Se giró en torno al rubio que tenía la mirada agachada con una expresión seria. Ya no tenía el mismo brillo de antes y eso le dolía, porque si por algo cayó rendido a sus pies fue por su linda sonrisa. Pero parece que está marchitándose y sabe que es culpa suya.

—Mochi, por favor... hablemos... yo... te juro que estoy muy arrepentido de lo que te dije—vaciló un poco intentando retener las lágrimas que amenazaban con salir— Te he esperado todo este tiempo... sólo dame...

—Un día más—dijo JiMin mirando a su abogado y se apresuró a salir de la habitación sin siquiera dedicarle una mísera mirada a JungKook.

—Nos veremos mañana para continuar con esta charla—SeokJin acomodó sus papeles en el portafolio y luego agregó—Señor Jeon, le recomiendo que lo analice... mi cliente no tiene intenciones de ceder. Él de verdad quiere divorciarse de usted.

Se levantó y les hizo una reverencia antes de salir de la habitación.

—Esto va a ser más difícil de lo que pensé—suspiró NamJoon—Ese abogado es...—no terminó la oración y en lugar de eso mordió su labio inferior.

—Ni siquiera me miró—JungKook se dejó caer sobre la mesa mientras se lamentaba— ¿Y si me olvidó? ¿Y si ya no siente nada por mí?

—Dudo mucho que se haya olvidado de ti—intentó consolarlo y le acarició la espalda—Es normal que esté renuente de querer platicar contigo, sólo dame tiempo. Te prometo que vamos a encontrar una solución.

Tal vez no era demasiado tarde y esto apenas comenzaba. El divorcio podía llegar a los juzgados y quizá ahí podrían encontrar la puerta que necesitan. Muchas parejas se arrepienten en el último momento, NamJoon lo sabe porque llevó dos casos que no concluyeron en divorcio. Curiosamente él defendía a la parte demandada, así que, si por esas personas hizo hasta lo imposible, por JungKook hará el doble. Además, observó el comportamiento de JiMin; está completamente seguro de que aún está enamorado del azabache.

Este matrimonio no se ha terminado.

En toda la noche JungKook no pudo dormir. El vacío de su cama era cada vez más perceptible ahora sabiendo que JiMin estaba en Corea. Todavía tiene curiosidad de saber en dónde estuvo metido todo este tiempo y qué estuvo haciendo. Tiene incluso la duda de saber si tuvo a alguien más... espera que no, porque de tan sólo pensarlo su estómago se contrae con los evidentes celos que siente. No concilia la idea que alguien más pueda tocarlo o estar cerca de él.

Hoy intentó darse ánimos para la segunda charla que tendría con el rubio. Quiso comprarle un ramo de flores, pero NamJoon le dijo que eso podía empeorar las cosas, lo correcto era mantenerse un poco al margen y dejar esos detalles para el siguiente paso. Además, esto era una reunión formal y debía portarse como tal.

Nuevamente llegaron a la firma de abogados y fueron llevados al mismo cuarto. NamJoon le anticipaba a JungKook lo que podía pasar en esta reunión y que lo mejor era que lo dejara hablar a él para ver si podía conseguir un poco de tiempo y una cita para que ellos se juntaran a hablar en privado. Ambos conservaban las esperanzas de poder arreglar esto lo más pronto posible.

SeokJin volvió a anunciarse y esta vez JiMin entró detrás de él. Traía puesto el abrigo café claro de aquel día fatídico. JungKook lo reconoció al instante porque no ha olvidado la forma en que iba vestido pese a que no le prestaba atención. Lo vio quitárselo y usando una camisa blanca de manga larga que tenía el cuello en uve que hacía conjunto con su pantalón negro ajustado. Siempre vistiendo tan reluciente o más bien ese era el toque que le daba a la ropa. Su atención se desvió a su mano izquierda y notó algo que le estrujó el corazón; no usaba su anillo de bodas ni su anillo de compromiso, mientras que él aún los cargaba con mucho cariño porque no quería desprenderse de su lazo con él.

Nuevamente SeokJin sacó los documentos y se los extendió a NamJoon, pero esta vez había algo diferente, algo que el moreno ya se esperaba, pero que estaba seguro molestaría mucho a JungKook.

—Mi cliente ha firmado ese documento donde rechaza los bienes del señor Jeon JungKook—habló el abogado.

—Pero se casaron por bienes mancomunados...

—Estamos conscientes de eso, pero el señor Park no quiere nada material, sólo quiere su libertad. Y espera que el señor Jeon firme el documento también.

Claro que JungKook se molestó, pero no por lo material, más bien porque se daba cuenta de que JiMin estaba completamente determinado con lo que quería. Separar los bienes y que cada uno se quede con lo que le toca, esto tiene la marca impresa de sus queridos suegros.. Pero eso no es lo que importa, ahora debe pensar en algo para evitar que esto llegue más lejos.

—Mi cliente tampoco espera algo material de su esposo—habló NamJoon—Pero si quisiera que le conceda una cita para que puedan hablar sobre lo que considera fracturado en su matrimonio. Tal vez puedan llegar a un arreglo...

—De ninguna manera—le interrumpió SeokJin y se cruzó de brazos—Debemos encontrar el arreglo en este instante y usted sabe cuál es. Además, como dije anteriormente, el señor Park estaba en la mejor disposición de arreglar su matrimonio, pero fue rechazado de una forma cruel.

—No voy a justificar la reacción de mi cliente—habló NamJoon que aún no encontraba la puerta abierta que estaba buscando—Pero estoy seguro de que el divorcio no es la solución.

— ¿Y según usted cuál es? —lo miró petulante.

—Que hablen en privado... sin nosotros presentes.

Se hizo un silencio donde SeokJin miró a JiMin que se esforzaba por no levantar la mirada. Pero antes de todo esto le expresó con lágrimas en los ojos que de verdad quería poner fin a su matrimonio para poder empezar desde cero. Lo que no sabía es si eran lágrimas de desesperación o lágrimas de dolor.

Habían llegado aquí con un solo objetivo y no cederían ante suplicas baratas. Así las catalogaba SeokJin, además, prometió conseguir el divorcio para JiMin de una u otra forma.

—Imposible—respondió después de unos cuantos segundos—Mi cliente ya no quiere conservar ese enlace con el señor Jeon. Considera que lo más sano para ambos es continuar con caminos diferentes.

—Sólo quiero un día para hablar—se integró JungKook—JiMinie... por favor, sólo quiero que me escuches. Yo no quiero tirar por la borda estos años que estuvimos juntos... por favor—lo miró con ojos suplicantes—Yo aún te amo.

Esta vez el rubio lo miró, pero con ojos completamente distintos. Ahí tampoco había un ápice del brillo que alguna vez tuvo y parecía que en cualquier momento soltarían lágrimas. Sólo podía pensar en una cosa y eso eran las palabras tan hirientes que el azabache le dijo aquel día en su oficina. Con todo eso clavado en su corazón es difícil pensar con claridad.

—No tenemos nada de qué hablar, Jeon—le dijo con voz segura y seria—Querías que dejara de molestarte y eso fue lo que hice.

—Yo no me refería a eso... Mochi... estoy muy arrepentido, te lo juro.

— ¿Por qué no te arrepentiste al instante? —lo miró con dolor—¿Por qué esperaste a que me fuera?

—Lo sé, soy un completo idiota...

—Lo eres— lo interrumpió y miró hacia donde estaban los papeles—Por favor, sólo firma los papeles y déjame lo que es mío. Tú quédate con lo tuyo. Y después firma el divorcio para que yo pueda continuar con mi vida y tú puedas seguir velando por tu empresa, después de todo, es lo más importante para ti—habló despectivamente.

La mente de JungKook era un caos completo y estaba comenzando a entrar en desesperación. No sabía qué más decir o qué más hacer. La única forma en que podía ganar más tiempo era en rechazar su propuesta. NamJoon se lo decía con la mirada y era más que evidente.

—No voy a firmar esos papeles... ni el divorcio—le dijo con seguridad—Te amo y no pienso dejarte ir... no otra vez.

A JiMin le hubiese encantado que JungKook corriera detrás de él y lo detuviera justo antes de subir a su auto para huir. Le hubiese encantado que le dijera eso mismo para detenerlo de hacer una locura. Le hubiese encantado que le rogara de este modo cuando tomó la decisión de desaparecer. Le hubiese gustado que su renuencia hubiese estado en su matrimonio y no en su maldito trabajo. Pero nada de eso sucedió y un año entero les consumió, uno donde le costó mucho poder tomar una decisión, porque aunque no lo quisiera admitir, su corazón no ha olvidado el nombre de Jeon JungKook.

Sólo había algo por hacer.

—De acuerdo, no quieres firmar ahora, está bien—el rubio se puso de pie y lo miró despectivamente—Si no lo haces por las buenas, lo harás por las malas.

Holii

Okay, esta historia es dramática. Y bueno, ya leí por ahí varios comentarios inquietos donde quieren saber si el final es triste o feliz. Sólo voy a decir esto; yo puedo leer finales tristes, pero escribirlos no. Para mí las cosas que son imperdonablres son las infidelidades o golpes, cuando lean algo así en uno de mis fics, es por que muy seguramente no tendrá final feliz. Pero siempre recuerden, yo no sé escribir finales tristes.

Bueno, quería avisarles que retrasaré las actualizaciones de esta historia, al menos hasta el jueves. Me faltan dos extras de navidad  por escribir, entonces necesito un espacio libre para poder hacerlo. Christmas Love sigue con la programación normal porque debe terminar justo para navidad jsjsjs. Les prometo que me esforzaré para no retrsar esta historia tantos días. 

En fin, espero que les haya gustado. No se olviden de votar y comentar.

Las tkm!!!!


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