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15

—🌥—



                Las nueve de la mañana era una buena hora para levantarse según Beth. Estaba lista para empezar su día pese a tener una cara que dijera lo contrario al momento que se arreglaba frente al espejo. Salió del baño dirigiéndose al closet de donde sacó la ropa que usaría ese día: jeans oscuros y playera de manga larga gris debajo de su blusa favorita de Star Wars. Más tarde volvería a juntarse con Bruce para continuar su maratón.



Tras haber metido el pie en su bota, lo subió a la silla de su escritorio para abrocharla. Era en esa parte de su rutina donde veía los pendientes que seguían en su lista. ¿Lavar ropa? Lo dejaría para el día siguiente. ¿Comprar un nuevo cepillo de dientes? Esa era para hoy. Ladeó la cabeza extrañada ante una nueva nota que no reconoció.



"No podría haberlo hecho sin ti.
—Bruce"



La tomó entre sus manos asegurándose de que no era producto de su imaginación. Tenía muchas preguntas al respecto pero la sensación cálida en su pecho ganaba por el momento. Sonrió volviéndola a poner en su lugar. Entonces cayó en cuenta de que si Bruce estuvo por la noche en su habitación probablemente notó la pila de libros en el piso que estaba a nada de derrumbarse, el closet entreabierto por la ropa mal acomodada asomándose, las cientas de figuras de acción de sus dos franquicias favoritas: Star Wars y Jurassic Park. Peor aún, le había visto en su pijama de R2-D2.



—¡Beth!—se dio media vuelta saliendo de su trance para ver a su madre abriendo la puerta—corre, tu tío está en la televisión.




Dándole una última mirada a la nota le siguió escaleras abajo hasta la sala donde en efecto, Marcos estaba al lado del alcalde Mitchell y más policías en una conferencia de prensa. "Imperio de drop de Maroni sale a la luz" decía la barra azulada de abajo.



—Gracias a la ayuda de estos hombres pudimos dar el golpe más fuerte en la historia del GCPD—hablaba entusiasmado el alcalde—no es así, ¿detective Reyes?



El mencionado avanzó hacia los micrófonos para poder hablar.



—Por supuesto. Más de cinco laboratorios de drop fueron clausurados anoche y Sal Maroni fue detenido de una vez por todas—hizo una pequeña pausa—pero no puedo adjudicarme todo el crédito pues recibimos la ayuda de un...ciudadano anónimo cuya declaración llevó al descubrimiento de una red oculta en el mismo departamento de policía. Hemos...



Savage, aquel hombre de lentes y barba blanca le detuvo bruscamente para continuar dando detalles del drop encontrado. Beth supo que había algo raro en aquella actitud ¿porqué no dejarle decir a la gente la verdad?



—Apuesto que los abuelos estarán muy felices de ver esto—comentó Faith sonriendo ampliamente—bueno, desayuna para poder irnos.



Era día de hacer las compras de la casa, es decir, el día favorito de Beth. Amaba ir al supermercado por alguna razón, aunque siempre terminaba perdida por distraerse y su madre encontrándola en el pasillo de las revistas.



—Mamá, ¿crees que puedas dejarme cerca de la Torre Wayne?—preguntó mientras ambas subían las bolsas en la cajuela del auto.



—¿Torre Wayne? ¿Para qué?



—Pues seguiré viendo las películas con Bruce—tomó el carrito vacío para moverlo.



—Bruce...¿el mismo de ayer?—asintió ayudándole a cerrar el maletero—claro. Me alegra que tengas un nuevo amigo.



—Si, a mi también.



El recorrido hacia la Torre le pareció muy corto, probablemente era su emoción de pasar un rato más con él. Se despidió de su mamá y caminó con su pequeña mochila hacia la entrada donde Alfred no tardó en abrirle. Quitó sus audífonos pausando su música al ver a Bruce esperándole en la amplia sala de estar.



—Linda playera—le dijo con una sonrisa. No sabía exactamente cómo saludarle. ¿Debía besar su mejilla? ¿Sólo decir hola?



Beth bajó la mirada para verse, había olvidado por un momento lo que vestía.



—¿Te gusta?—asintió. Ella aprovechó para quitar la mochila de uno de sus hombros y abrirla—menos mal, porque si no, no sabría que hacer con esto...



Mientras vagaba por el centro comercial acompañando a su madre a hacer unos pagos, encontró playeras con el mismo diseño que la suya. Adivinar la talla de Bruce fue un reto pero tras un buen rato pensando, decidió lo que parecía la correcta. Una de las formas en que Beth expresaba su afecto era regalar cosas que tuviera en común con esa persona, en esta ocasión una playera de las películas que veían juntos.



—Es negra porque sé que te gusta mucho ese color.



Él no supo qué decir cuando la tomó de sus manos. Nunca esperaba nada a cambio, era algo nuevo. Una sensación nueva.



—Me...encanta. Gracias—Beth se encogió de hombros tímidamente—bueno, será mejor que empecemos antes de que surja algún imprevisto.



A la mitad de la primera película de su cita, Bruce no pudo evitar desviar la mirada de la pantalla hacia ella. Estaba concentrada en lo que pasaba enfrente, tenía esa pequeña sonrisa y un brillo especial en sus ojos. ¿Cómo alguien tan dulce podría estar con él? Sentía que era más de lo que alguna vez llegará a merecer.



—¿Porqué me miras así?—dijo girando la cabeza—¿estás aburrido? Podemos quitarla si quieres.



—No, no estoy aburrido. Sólo creo que eres agradable a la vista.



—No digas ese tipo de cosas bonitas—subió el pie al sofá, acercando su rodilla al pecho. Ambos estaban en calcetines desde hace un rato—o terminaré creyéndomelas.



—Ese es el punto.



Bajó la mirada, suspirando. Bruce examinaba su expresión. No estaba seguro si era tristeza, molestia o sólo timidez...Beth era muy difícil de leer. Sin pensarlo mucho acercó su mano a la suya para entrelazar sus dedos. Ella no dijo ni hizo nada al respecto, se limitó a apretar los labios y mirar de nuevo la pantalla. Bruce lo tomó como una buena señal aunque pocos minutos después se soltaran forzosamente.



Finalmente llegaron al final de las dos películas que tenían planeadas para ese día, Beth le miró con una sonrisa.



—No puedo creer que casi terminemos de verlas todas—giró su cabeza en dirección a ella.



—¿Eso es bueno o malo?



—No lo sé. Aún no me decido.



—¿Porqué?—se dio un poco la vuelta para ponerle mejor atención.



—Quiero saber cómo termina esto, pero también me gusta pasar tiempo contigo. Lo extrañaría.



—Si...yo también—desvío la mirada al piso por un instante—pero aún hay muchísimas películas que me gustaría mostrarte. Y canciones. Y libros. Si estás de acuerdo, claro.



Asintió. Era difícil para ambos expresar esa necesidad de estar juntos pero lo trataban.



—¿Qué escuchabas cuando llegaste?—preguntó curioso.



—¡Oh! Mi playlist de la semana—se agachó hacia la mochila para sacar su celular y audífonos—siempre hago una dependiendo de cómo me sienta, algunas letras pueden llegar a ser muy específicas.



Le ofreció un audífono tras desenredarlos el cual aceptó imitando su gesto de ponerlo en su oído. Beth desbloqueó su celular para reiniciar la canción que tenía en repeat desde hace un par de días: Cry Baby de The Neighborhood.



—Es de mi banda favorita—fue lo último que comentó antes de darle play.



Como si de un reflejo se tratara, comenzó a mover los dedos sobre su pierna al ritmo de la canción. Miraba la pantalla que apagaron unos minutos antes, en cambio él mantenía su atención en la mesa donde descansaban los DVDs.



Bruce juntó las cejas analizando la letra. ¿Era su imaginación o prácticamente Beth le estaba diciendo lo que no podía con esa canción? Toda la letra parecía estar describiéndola, era como si ella la hubiera compuesto.



Tengo este sentimiento ansioso, pero se va por un momento cuando estoy respirando contigo—repitió ella en voz baja, pero lo suficientemente claro para que le escuchara.



Sentía los nervios recorriendo su cuerpo, ¿la había escuchado? Esperaba que sí. Y si no, hizo lo mismo con uno de las últimas líneas siendo más clara. No creía volver a tener otra oportunidad como esta. Armándose de valor miró a Bruce.



Sé que me enamoraré de ti, baby. Y eso es justo lo que haré.



La canción continuó así como su contacto visual. Él no decía nada, no hacía nada más que mirarle detenidamente. Pero el miedo le abandonó lentamente cuando acercó la mano a su rostro, acariciando su mejilla por un momento antes de que mirara sus labios adelantando su siguiente acción.



Si Beth era buena sintiendo nada, ahora estaba perdida y lo odiaba. No había vuelta atrás, ambos lo sabían. Ese beso parecía sellar esa especie de juego a base de directas e indirectas entre ambos.



—Esta vez no preguntaste antes—murmuró al separarse.



—No creí necesitar hacerlo. ¿O si?—aún permanecían cerca del otro.



—No—llevó su mano a la muñeca de Bruce—¿esto significa algo?



—Creo que nos hace una pareja.



—¿Cómo Leia y Han?



Él sonrió asintiendo antes de volver a besarle. Los dos podrían estar de acuerdo en que ese sentimiento mutuo podía llegar a ser fastidioso al ser la primera vez que les sucedía, también aterrador. Pero eso era lo último en lo que pensaban en momentos como ese.

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