—Acepto —él sonrió.

—Eso es genial, al menos no me sentiré tan solo y sé perfectamente que nos llevaremos bastante bien —asentí con una sonrisa mientras seguía tomando de mi café.

—¿Sabes una cosa? —él me miro un poco confundido— Se me olvido lo que tenía que decirte —él soltó una gran carcajada, lo que logro que yo también riera, tenía una risa demasiado contagiosa.

—Memoria de Dory que tienes —los dos volvimos a reír.

—¿Te gustan las películas Disney? —él asintió un poco sonrojado lo cual lo hacía ver demasiado adorable a decir verdad.

—Debo admitir que amo las películas de Disney, no dejo de verlas. Supongo que mi favorita siempre será el Rey León —lo mire con una gran sonrisa.

—Esa también es mi favorita, no dejo de llorar con ella, podre tener veintidós años y aun así seguiré llorando con ella.

—¿Tienes veintidós? —asentí.

—Veintidós y la estúpida no está en la Universidad, muy estúpido de mi parte, pero bueno me ando peleando con mis padres constantemente. Deje la carrera de derecho hace unos meses y desde entonces lo único que hago con ellos es discutir, por eso vine aquí —le dije mientras tomaba el último sorbo de café que me quedaba.

—Wow, eso es horrible, me refiero a no tener el apoyo de tus padres en esto. Debe ser muy duro para ti —asentí.

—De todas formas no se le puede hacer nada así que prefiero quedarme unos días aquí aunque seguro que para cuando llegue tengo mis cosas fuera.

—No vas a quedarte fuera Ginger, te voy a ayudar —negué.

—No, no te lo conté para que me ayudes, simplemente lo hice... Bueno ni yo sé por qué lo hice, pero no hace falta. Siempre me he buscado la vida y no será la primera vez que lo haga, pero gracias.

—No lo hago por pena o por algo relacionado, me gustaría ayudarte de verdad, se ve que eres una muy buena persona. Así que Ginger Lancaster te ayudaré te guste o no —solté un pequeño suspiro.

—Apenas nos conocemos.

—Nos estamos conociendo y yo siento que eres una muy buena persona, así que silencio y dejame ayudarte —me miro con una sonrisa a la cual le correspondí con una pequeña sonrisa.

—Eres muy terco, ¿lo sabías? —él soltó una pequeña risa.

—Me lo suelen decir mucho la verdad, pero en serio, siempre me gusto ayudar a los demás. Además, como ya dije se ve que eres muy buena persona y todo el mundo merece cumplir sus sueños, así que yo te ayudaré para que lo consigas. 

—No quiero que piensen que me aprovecho de que eres famoso.

—No digas tonterías, lo harás por tu talento, no por el mío. Así que Ginger empezaremos desde hoy a trabajar en que tus sueños se hagan realidad.

—¿Eres como mi hada madrina? —le pregunte divertida.

—Pero mas guapa... Digo guapo, por Dios cada día ando mejorando —reí al igual que él, era tan lindo saber que no era esos famosos que cambiaban por culpa de la fama.

—Eres demasiado gracioso que lo sepas.

—No, pues muchas gracias, soy tu payaso gratuito —me dijo él divertido.

—Cállate anda —le dije riendo.

—No quiero, se supone que estoy en todo mi derecho a hablar cuando yo quiera, así que te fastidias mi querida Lancaster —dijo él son una sonrisa, yo me limite a voltear los ojos divertida.

—Ya me caes mal —él negó divertido.

—Yo sé que no —voltee los ojos divertida—. Tienes una mala manía de voltear los ojos, si sigues así quedarás con los ojos en otra dirección.

Reí.

—Tranquilo, no suelo hacerlo a menudo así que no te preocupes de nada —él asintió con una sonrisa.

—¿Quieres dar una vuelta por Nueva York antes de ir a mi apartamento?

—Me gustaría —sonreí y los dos nos levantamos para salir, ya que él había pagado antes, sin que yo lo supiera.

Estuvimos caminando por todas partes, era como si él fuera el guía y yo una simple turista, la verdad es que Nueva York era una ciudad demasiado aglomerada, pero era linda. 

Saque mi cámara para hacer fotos a todo lo que viera de alguna forma hermosa. Les hice una foto a una pareja que estaba besándose cerca de un arco de flores. Le saqué a una chica una foto hablando por teléfono. Incluso le saqué algunas a Andrew, obviamente con su permiso. 

Andrew me llevo a un parque realmente hermoso, lleno de naturaleza y flores. No pude evitarlo así que empece a hacer fotos a todo. Amaba demasiado la naturaleza, me daba tanta paz, que ojalá viviera en un bosque o en un campo alejada de todos. Eso sería realmente hermoso, salir todos los días a que te diera el aire fresco del campo, era realmente precioso. 

Amaba las flores y sabía que cuando fuera un poco mas mayor y tuviera mis propios ahorros, me compraría una casa en el campo alejada de todos y haría mi propio jardín lleno de flores de cualquier tipo. Pondría muchos árboles y haría un lugar precioso para pasar el tiempo mientras leía algún libro. Era un hermoso sueño que esperaba cumplir algún día, sola o con alguien importante.

Los dos nos sentamos en un banco y yo me limité a admirar todo con una sonrisa.

—¿Te gusta la naturaleza? —me pregunto él.

—Demasiado, ojalá tener una casa en el campo alejada de todos, no sé eso sería algo realmente hermoso. Salir todos los días y ver todo lleno de flores y árboles, estar toda la tarde fuera leyendo o simplemente disfrutando. Es uno de mis sueños que quiero cumplir si o si —le dije yo mientras lo veía con una pequeña sonrisa.

—Eso debe ser realmente lindo, la verdad es que yo también lo pensé. A veces la fama puede llegar a ser realmente agobiante. Hay veces en las que lo único que quiero es correr y alejarme del mundo entero, que nadie sepa de mí y estar tranquilo sin que todo el rato me saquen fotos a donde vaya —asentí.

—Yo no podría con todo esto de la fama, debe ser demasiado estresante que te persigan a todos lados —él asintió.

—El lado bueno es que tengo muchos fans que me apoyan y es algo maravilloso. De no ser por ellos no estaría donde estoy.

—Cierto y también gracias a tu talento, porque sí que tienes demasiado talento.

—Gracias —sonrió.

Asentí y permanecimos un rato mas hasta que decidimos que lo mejor sería ir a su casa. Así que caminamos en un silencio para nada incómodo hasta ahí. La verdad es que no me sabía bien ir así como así a su casa. Era su espacio y no quería incomodarlo o algo parecido.

Al llegar fuimos al ascensor y estuvimos en silencio hasta que llegábamos a su planta que ni vi cuál era. Él se adelanto un poco para ir hacia la puerta y la abrió viéndome con una sonrisa.

—Bienvenida a mi casa —me dejo pasar y entre con una pequeña sonrisa. No era muy pequeño, la cocina era abierta por lo cual podías verla perfectamente desde la Sala, ya que estaban conectadas. Todo estaba muy ordenado y limpio, la verdad es que me gustaba mucho su casa para que mentirnos—. Te llevaré a la habitación, por cierto tiene baño así que puedes asearte si quieres con tranquilidad, puedo dejarte algo y ya descansas, seguro que fue un vuelo largo —asentí con una pequeña sonrisa.

Me llevo hasta el cuarto y la verdad es que era bastante grande y efectivamente tenía un baño, por lo que me servía demasiado para no molestar a Andrew. 

—Bueno, dejo que te instales.

—Gracias por todo —le dije con una pequeña sonrisa.

—No es nada —sonrió y salió cerrando la puerta.

Mire todo y solo pude pensar en lo afortunada que era en estos momentos y todo gracias a mi loca decisión.

NOTA DE AUTORA

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