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Cap 6; story of a lonely guy pt. I

- ¿Por qué tienes que hacerte de rogar cada vez que te pasa algo interesante? No me llamas por teléfono y me tienes todo el fin de semana en vilo. Más te vale que lo que sea que pase sea merecedor de la espera - Protestaba YeoSang mientras daba el primer mordisco a su hamburguesa, dedicándole una mirada de impaciencia a SeongHwa, que se encontraba sentado frente a él con San acurrucado sobre su hombro y abrazado a su brazo - Solo espero que no me vuelvas a dar un disgusto como la última vez que estabas con tanto secretismo.

El trío calavera se encontraba en proceso de usurpar la cafetería de la facultad de ciencias una vez más, como ya se había convertido en su buena costumbre. Ya no era raro verlos pululando por ahí a la hora de comer. Pero el resto de estudiantes comunes aún no estaba del todo acostumbrado a las repentinas "muestras de cariño" que podían darse los dos más altos del grupo. No como YeoSang, que más bien estaba bastante harto de ser su sujetavelas y de enterarse de todo siempre el último.

- Sabes que este viernes tuve el casting para modelo en la empresa Sagwa, ¿verdad? - SeongHwa comenzó a hablar lentamente y con expresión seria.

YeoSang tragó el mordisco de su hamburguesa y se limitó a observar a sus amigos con una ceja alzada.

- Por supuesto que lo sabía ¿Por quién me tomas? Yo sí que me acuerdo de mis amigos - Dijo sarcásticamente - En fin, cuéntame de una vez qué tal te fue.

- No es fácil tener que decir esto, pero... - El de ojos violetas hizo una pausa dramática en su respuesta. Rápidamente fue acompañada por un gesto de redoble de tambores por parte de San, el cual miraba expectante a que su amigo se pronunciara - ¿Adivina quien va a ser la nueva cara para el famosísimo diseñador Kim HongJoong en la próxima colección? - Anunció por fin rompiendo la incómoda capa de silencio que los rodeaba, sonriendo orgulloso y señalándose a sí mismo con ambos pulgares.

De imprevisto, un borde lacerante y duro se le clavó en la espinilla por debajo de la mesa como venganza directa por no haberle contado la noticia antes. SeongHwa retuvo un quejido de dolor y le lanzó a su amigo una expresión de notable desapego. El de ojos azules lo ignoró por completo.

- Ya podrías habérmelo dicho antes tío, estas cosas se dicen cuando ocurren. Y más ahora que vas a tener un buen sueldo, puedes tirarte al rollo y gastar saldo del móvil - Hizo una breve pausa para suspirar - De todas formas, me alegro mucho de que por fin vayas a trabajar y a hacer algo productivo por la sociedad como alguien útil y de provecho.

YeoSang le mostró una sonrisa afable. En el fondo se sentía muy orgulloso por el logro de su amigo. SeongHwa por su parte, lo fulminó con la mirada por esa patada gratuita que había recibido, mientras que San sonreía aguantándose la risa con el fin de que el mayor no lo apartara de él por disfrutar de sus desgracias.

Sin embargo, su tranquila conversación con zapatazos de por medio se vería oscurecida por la presencia de los dos burgueses extravagantes de la facultad de ciencias. Ambos se disponían a atravesar la cafetería con la ya habitual compañía de su séquito de supuestos amigos cegados por la probabilidad de colgarse de su popularidad, arrastrándose tras ellos con la simple esperanza de poder tenerlos algún día como contactos.

Poco tardó SeongHwa en recordar que si él había conseguido el puesto de modelo, significaba que YunHo se había quedado fuera. Y desde luego que no iba a pasarlo por alto. Así que procedió a llevar a cabo su brillante idea de ponerse a gritarle al estudiante de medicina con su mayor mueca de vacile y desprecio desde el momento en el que entró en su campo visual. Se puso de pie en su sitio bruscamente, sus amigos observándolo con cierta confusión por su repentino gesto.

- ¡Pero a quién tenemos por aquí! ¡El señor pelo piscina fracasado favorito de la universidad! - Se puso a gritar cargado de ironía, mirando a YunHo con actitud segura y el mentón en alto - ¿Qué se siente al haber perdido la gran oportunidad de saltar a la fama por la culpa de alguien como yo?

Esto provocó que, una vez más, se llevara las miradas de asco y desconcierto de la mayor parte de los presentes. Como si le fuera a importar, ya estaba más que acostumbrado. Pero nunca se le olvidaría la expresión de completa negación que se dibujó en el rostro del chico de pelo celeste en cuanto escuchó su provocación. Rápidamente su ceño se frunció y apretó un puño intentando no ceder ante las palabras de SeongHwa a la vez que MinGi ponía una mano sobre su hombro e intentaba calmarlo antes de que perdiera los papeles, ya que sabía perfectamente que se podría desatar la tercera guerra mundial en la cafetería

- Ni de coña le van a haber dado el puesto a alguien con tan mal gusto como tú, engendro. Deja de pedir atención a gritos - De pronto su agresivo tono de voz pareció cesar en cuanto vislumbró a San rodear a su oponente por la cintura con su característica sonrisa vacilona y sus marcados hoyuelitos. Su expresión terminó de ablandarse cuando hizo contacto visual directo con sus almendrados ojos mieles. Sin embargo, San solo lo miraba como un objeto de entretenimiento, así como toda la cafetería atendía a la escena entre susurros indiscretos.

- Qué vas a saber tú de tener buen gusto cuando literalmente vistes peor que YeoSang en su época de puberto rebelde - Contraatacó SeongHwa sin atenerse a las consecuencias.

El mencionado levantó la cabeza de su plato para dedicarle su atención a la conversación que había estado tratando de ignorar desde que se inició, claramente ofendido por que su amigo lo hubiera mencionado de aquella manera y frente a alguien como YunHo. Además, usándolo como elemento en una comparativa.

Quiso advertirle a SeongHwa que ni se le volviera a pasar por la cabeza mencionar de nuevo su "época de puberto rebelde", pero por alguna razón fue totalmente incapaz de protestarle debidamente. Poco a poco, las voces de SeongHwa y YunHo que escupían frases difamatorias hacia el otro se hacían cada vez más difusas, hasta que las palabras que formaban una acalorada discusión se convirtieron en sonidos indescifrables que acabaron fundiéndose con una conversación de un tiempo relativamente lejano al actual que había decidido irrumpir de imprevisto en la memoria de YeoSang.

⎈⎈⎈

YeoSang se cambió de instituto en el año 2001, ya que la situación en el anterior se había vuelto insostenible. Finalmente los profesores parecían haberse dado cuenta de que todo iba mal y dijeron al fin de actuar de algún modo. Sin embargo, hubieran seguido con su postura pasiva de no ser por su madre que se presentó varias veces en la dirección. Recuerda que su madre estuvo muy enfadada durante esa época, pero por suerte decidió realizar los trámites para que no tuviera que volver a poner un pie en aquel horrible instituto. Eso era lo que menos quería hacer YeoSang: pisar de nuevo un instituto.

Sin embargo, estaba obligado a terminar los estudios. Por lo tanto, no le quedaba más remedio que seguir asistiendo a clases, aunque fuera en otro establecimiento.

Desde su asiento en el fondo de la clase observaba en silencio y con la cabeza gacha como otros alumnos interactuaban entre ellos, tal vez contándose las batallitas de las vacaciones y cómo de bien se lo habían pasado mientras esperaban a que el tutor llegara. Eso no era para él, ya lo había comprobado con anterioridad. Podría haberse intentado acercar a alguno de ellos, pero él era el nuevo dentro de una clase donde ya había grupos preestablecidos. Grupos a los que él no podría pertenecer. No porque hubiera algún motivo especial, simplemente sabía que no encajaría en todo aquello y acabaría sintiéndose como una pieza de un puzzle mal colocada.

Todo era más sencillo si se mantenía al margen de todo aquello, si fingía que no escuchaba los comentarios curiosos que la gente hacía sobre él, si se mantenía encerrado y rodeado por su gruesa muralla infranqueable de frialdad e indiferencia.

Afortunadamente, ese murmullo insoportable cesó de pronto cuando el profesor llegó a clase. Ahora sí que había empezado oficialmente el primer año de bachillerato. Un año menos para poder alejarse de todas las obligaciones sociales que se le imponían. Y esta vez se aseguraría de que no se repitiera todo lo que le había pasado el año anterior.

No tenía pensado acercarse a nadie ni dejar que nadie se le acercara. Procuraría no llamar la atención más de lo necesario y se limitaría a permanecer sentado en su solitaria mesa al fondo de la clase, como un simple espectador. O al menos ese era el plan inicial.

El joven de ojos azules se encontraba tan absorto en sus pensamientos que hizo caso omiso a las indicaciones de la presentación del curso. Hasta que el sonido de la puerta del aula abriéndose bruscamente provocó que regresara a la realidad y girara su cabeza por inercia hacia el lugar de dónde procedía el ruido, así como el resto de la clase.

- Pero Park qué alegría volver a verte por mi clase - Espetó el profesor con un claro timbre irónico en su voz en cuanto vio al recién llegado pasar por la puerta - Ya veo que se guardan las buenas costumbres.

- Hombre profe, por quién me toma. Aquí se respetan las tradiciones - Le vaciló Seonghwa mientras se apoyaba en el marco de la puerta.

- Desgraciadamente sí. Venga, siéntate de una vez que la presentación ya ha empezado hace un buen rato.

Sin borrar la sonrisa ladina de su cara, el chico comenzó a caminar escaneando los que serían sus nuevos compañeros, buscando un asiento libre donde sentarse, preferiblemente lo más alejado posible de la mesa del profesor. Fue en ese momento cuando su mirada se fijó en el precioso sitio libre que quedaba al lado de YeoSang.

No dudó ni un segundo, aligeró su paso en dirección a aquel sitio, completamente ajeno a cómo la helada mirada azul que tenía encima se iba endureciendo conforme se acercaba al sitio en cuestión.

Una vez que se dejó caer pesadamente sobre la silla y pareció haberse instalado cómodamente, el profesor retomó su charla mandando a callar los cuchicheos del resto de alumnos para que volvieran a atenderle.

De nuevo, YeoSang no prestaba atención a lo que se decía en clase. Pero tampoco estaba evadido en sí mismo. Lo único que hacía su mente era condenar al chico por haberse sentado a su lado cuando podría haber elegido otro sitio perfectamente.

YeoSang no podía dejar de escanear la extraña apariencia del que acababa de atreverse a perturbar su estable soledad, con la esperanza de que se sintiera lo suficientemente incómodo como para no volver a sentarse a su lado. Sus ojos fueron deslizándose por todo el conjunto, formado por una camisa de cuadros rojos y negros abierta y remangada que dejaba ver una camiseta negra debajo, unos ajustados vaqueros negros rotos por todo el largo de sus piernas y unas Vans Old Skool. En su cuello se ceñía una gargantilla de cuero y se encontraban colgados gran cantidad de collares de distintas longitudes. Del mismo modo, sus muñecas estaban llenas de pulseras negras y tiras de festivales musicales. Literalmente se trataba de la antítesis del colorido y desfasado conjunto de YeoSang, quien iba ataviado con un jersey a rayas con una camisa bajo el mismo y unos pantalones cortos anchos y estampados a cuadros. Además, llevaba unos calcetines de colores hasta prácticamente la rodilla que podrían ser distinguibles desde una larga distancia.

Su escáner tan indiscreto pareció por fin llamar la atención del chico. Este se giró hacia él y clavó sus ojos en los suyos sin ningún tipo de vergüenza, manteniéndole la mirada lo suficiente como para hacer que YeoSang desviara la suya.

- Buff, menudo coñazo de presentación, ¿para esto me he levantado yo temprano? - Se quejaba el recién llegado, acto seguido comenzó a hinchar una pompa de chicle de fresa - Todos los años con el mismo rollo de siempre.

YeoSang se mantuvo callado, esperando que el otro comprendiera que no tenía ganas ni iba a entablar una conversación con él. Sin embargo, no iba a darse por vencido tan fácilmente.

- Me llamo Park SeongHwa. Soy repetidor - Tamborileó con sus dedos sobre la mesa a la espera de que el otro se presentara también. Pero YeoSang estaba tan concentrado en tratar de ignorarlo, que SeongHwa se sintió como si no existiera - ¿Y tú? ¿Cómo te llamas? Tu cara no me suena nada. ¿Eres nuevo? Debes serlo, porque créeme, tengo ya muy vistas las caras de la gente de este instituto.

YeoSang lo miró de reojo, pero apartó la mirada rápidamente en cuanto sus ojos azules coincidieron con los inusuales ojos violetas de su contrario. Su grado de malestar no dejaba de crecer y deseaba huir de ahí cuanto antes.

- Me puedes hablar eh, que no muerdo - Volvió a dirigirle la palabra - Bueno, solo a veces.

Un silencio incómodo se instaló entre los dos, SeongHwa mantuvo sus almendrados ojos violetas fijos en YeoSang, hasta que se sintió tan sumamente incómodo que acabó cediendo.

- Kang YeoSang - Terminó contestando el de ojos azules de forma cortante, tan iluso como para pensar que así conseguiría que SeongHwa se callara. Muy mal movimiento por su parte.

- Conque YeoSang, ya decía yo que no te conocía. Entonces sí que eres nuevo, ¿cómo es que has decidido pasar tus años de bachiller en esta cárcel con apariencia de instituto común?

La respiración de YeoSang comenzó a volverse irregular. Miraba fijamente el reloj de pared que se encontraba encima de la pizarra esperando a que se terminara aquella tortura de presentación cuanto antes y pudiera deshacerse de la compañía de ese tal SeongHwa. Tenía miedo, deseaba huir. No podría soportar que alguien descubriera la verdadera razón de su traslado y que comenzara a repetirse la historia una vez más, en ese caso no habría servido de nada cambiarse de instituto. Observó por el rabillo del ojo que SeongHwa estaba a punto de intentar reanimar la conversación, cuando su paciencia terminó de explotar por completo:

- ¿Por qué no vas a sentarte a otro lado?

El de ojos violetas se tragó sus palabras y se mantuvo observándolo unos instantes, ligeramente sorprendido por la repentina hostilidad en su tono de voz.

- ¿Acaso quieres que me siente en el suelo? - Respondió sarcásticamente.

- Pues no me parece mala idea.

SeongHwa estalló en una ruidosa risa que causó que toda la clase se diera la vuelta para mirarlos. Y si YeoSang pensaba que ese chico no podía ponerlo más de los nervios, se equivocaba.

- A ver, los del fondo, ¿si tan gracioso es lo que estáis diciendo por qué no lo compartís con toda la clase? - Les regañó el profesor soltando un suspiro. Era consciente de que solo era cuestión de tiempo que su alumno repetidor le empezara a dar problemas.

El de ojos violetas decidió no ir a visitar a su buen amigo el señor director en el primer día de clase, así que se limitó a suspirar y poner los ojos en blanco hasta que el profesor se dio la vuelta de nuevo.

- Qué tío más insoportable de verdad, y ya en los exámenes ni te cuento - La atención de YeoSang pareció aumentar al escuchar esa palabra, igual le resultaba útil su sufrimiento. De modo que giró su cabeza para escucharlo - Ahora me arrepiento de haber quemado los que hice el año pasado. Aunque voy a acabar suspendiendo de todas formas - siguió hablando en un susurro para que el profesor en cuestión no les volviera a llamar la atención, acortando un poco la distancia entre YeoSang y él. Pudo notar entonces que estaba bastante nervioso, pero decidió aprovechar que se había dignado a mirarlo a los ojos - Te voy a dar un consejo, tú verás si lo sigues o no. Aquí no te fíes ni de tu propia sombra, en cuanto te des media vuelta te apuñalan por la espalda. Por supuesto, no literalmente, o eso espero. En fin, supongo que me has entendido.

El de ojos azules se quedó perplejo al escuchar aquellas palabras, más teniendo en cuenta que sonaba mucho más serio que las anteriores veces que le había dirigido la palabra. Estuvo a punto de sacar el valor suficiente para preguntarle a qué venía aquel "consejo", pero el timbre de fin de la clase lo interrumpió por completo y acto seguido todo el mundo a su alrededor comenzó a recoger sus cosas desordenadamente.

SeongHwa no tardó en levantarse también. Se despidió rápidamente con la mano y enseguida su espalda se confundió con la del resto de alumnos dejando a YeoSang con la incertidumbre.

Después de aquel primer día, los encuentros entre YeoSang y SeongHwa no cesaron, pues el mayor había decidido asentarse definitivamente en aquel sitio a su lado. Sin embargo, ninguno de los dos volvieron a cruzar palabras desde la presentación. YeoSang por su parte continuaba dándole vueltas a por qué SeongHwa había decidido decirle que no se fiara de la gente de la clase, y en numerosas ocasiones pensó en volver a intentar preguntárselo directamente, pero por desgracia fue incapaz de pronunciar una sola palabra ¿Estaba intentando ayudarlo? ¿Confundirlo? ¿Infundirle miedo? Y aquello era solo la cima de una montaña de pensamientos que parecía no dejar de aumentar su superficie. El chico no parecía mala persona, y también sobresalía entre la gente común de la clase. De todos modos YeoSang prefería no involucrarse demasiado con él por precaución. Y si ya venía con el chip puesto de no hablar con nadie, ahora que le habían dado esa "advertencia" rehuía por completo a todo aquel que intentara siquiera darle los buenos días. SeongHwa era prácticamente la única persona con la que se relacionaba un poco, aunque esto solo fuera por sentarse a su lado y de vez en cuando echar miradas rápidas a los garabatos el mayor que se pasaba las clases dibujando en las esquinas de sus páginas, dedicándoles a estos absolutamente toda su concentración.

Y así fueron pasando primero los días y después las semanas, su interacción nunca pasaba más allá de los saludos por educación y alguna que otra mirada del de ojos violeta que YeoSang intentaba evitar. Él procuraba prestar atención a las clases mientras que SeongHwa se las pasaba mirando por la ventana o llenando la agenda de dibujos aleatorios. Hasta que un despejado día de mayo, durante una pesada clase de historia, el mayor decidió romper con la silenciosa monotonía.

En una de esas ocasiones que miraba distraídamente a YeoSang aprovechando que este tenía toda su atención puesta en la aburrida lección, no pudo evitar extenderse observando su atuendo.

Era YeoSang y ya era normal verlo vestido con ropa completamente aleatoria como si se hubiera vestido a oscuras. SeongHwa podría apostar sin miedo a perder que, efectivamente, metía la mano en el armario sin haber encendido la luz y se ponía lo primero que pillaba. Por no mencionar que todo lo que vestía gritaba "principios de los noventa" bien fuerte. Y el resultado de todo aquello dañaba gravemente la vista.

- YeoSang - Era apenas la tercera vez que pronunciaba su nombre desde que se conocían. Notó perfectamente como el nombrado se tensó un poco al escuchar su nombre en un lugar donde no estaba para nada acostumbrado a que se dirigieran directamente a él. Después de unos instantes sin reacción, comenzó a tornarse lentamente hacia SeongHwa. - YeoSang, - Volvió a dirigirle la palabra - ¿te gusta salir de compras?

El chico de ojos azules tragó saliva. La clase había pasado a un segundo plano por completo. Era la primera vez desde marzo que el mayor le preguntaba algo y no pudo evitar entrar en pánico por ello; pensaba que había conseguido que se diera por vencido en su intento de socializar con él.

- No mucho, la verdad - Contestó brevemente, intentando no despegar los ojos de los apuntes y retomar la clase.

- Ya. Se nota - declaró el mayor. Acto seguido estiró el brazo para quitar un hilo suelto del cuello de su camiseta y YeoSang tuvo que retener el reflejo de apartarle la mano con un golpe seco - Y mirarte al espejo, ¿te gusta?

De nuevo se hizo el silencio entre ellos y vistos desde fuera ambos parecían haberse quedado estáticos como en un único fotograma.

- ¿Qué me quieres decir exactamente? - Se atrevió a preguntar YeoSang. Estaba llegando a la conclusión de que SeongHwa solo soltaba frases por soltarlas y que hablaba antes de pensar. Que eso de que "no debía fiarse de la gente" también se lo había dicho por decir y que debía sentirse tonto por haberse puesto tan paranoico dándole tantas vueltas a aquella advertencia. Sobre todo cuando había sido testigo de lo sociable que SeongHwa era, solo habiéndose paseado por los pasillos un par de veces. Tampoco hacía falta fijarse mucho para ver que un gran número de personas giraban la cabeza para observarlo con una sonrisa y que varias veces se paraba en el pasillo a saludar o a entablar conversación con gente de cursos superiores.

- Que si me dijeras de quedar alguna tarde te diría que "no" rotundamente. A no ser que esa salida sea para ir a comprar ropa, porque entonces te acompañaría encantado. Y te aseguro que te estaría haciendo un gran favor.

YeoSang frunció el ceño. ¿Él proponiendole quedar una tarde a alguien? Más precisamente, ¿a SeongHwa? Si no lo conocía. Realmente aquello era una posibilidad absurda. Si YeoSang hubiese tenido otra naturaleza, habría comenzado a reírse ahí en medio.

- ¿Pretendes que te invite a quedar? - Preguntó el de ojos azules con una ceja alzada.

- Estaría bien, no me dirás que no - Dejó caer SeongHwa - Además, ¿estás a gusto vistiéndote así? Porque tu lenguaje corporal me hace pensar todo lo contrario. Piénsalo, nuevo instituto, nuevo look. Aquí nadie te conoce todavía, ¿es realmente esta la imagen que quieres dar de ti mismo?

El menor permaneció pensativo durante algunos segundos mirando hacia abajo. La ropa nunca había sido un tema que le resultara especialmente importante; y aunque le avergonzase decirlo, su madre todavía le compraba la gran mayoría, por no decir todo, de su armario. Nunca había pensado en una posibilidad diferente.

- Sinceramente, si yo tuviera que salir contigo me daría vergüenza ajena. Con toda mi buena intención te lo digo - Continuó diciendo el de ojos violeta de forma directa - No te lo tomes a mal o como motivo de presión, solo te propongo intentarlo. No es como si fuera algo para toda la vida, si no te sientes a gusto cambiando de estilo siempre puedes volver a esa mezcla aberrante de cuadros y rayas de colorines. Pero al menos inténtalo.

Claro que no iba a intentarlo. No estaba preparado para salir de su zona de confort y menos por influencia de alguien como SeongHwa. Debía estar loco si pensaba que iba a aceptar sin conocer más allá de su nombre y su apellido, solo porque había tenido la fidelidad de sentarse a su lado desde que empezaron el curso. Sí, había sido más que lo que cualquier otro de sus nuevos compañeros de clase habían hecho por él, pero ni de lejos lo suficiente como para ganarse su confianza y verse fuera del instituto ¿Y si se repetía lo de la última vez que decidió acceder a quedar? Solo de pensarlo acabaría sumiéndose en un ataque de ansiedad. Además que YeoSang no le había pedido en ningún momento que le tuviera compasión o que se preocupara por su forma de vestir. Lo que menos quería es que la gente desarrollara interés por él por pena.

¿Que lo único que hacía al llegar a su casa era encerrarse en su cuarto y tirarse en su cama a ver el tiempo pasar? Sí. ¿Que a lo mejor debería tratar de socializar un poco más con gente de su edad? Puede ser. Pero tampoco le iba a decir que sí al primero que se le acercara.

Pero parecía ser que en el fondo de su subconsciente no estaba tan realmente de acuerdo con aquel pensamiento.

- Vale.

Mierda. No. En unos instantes se dio cuenta de lo que acababa de decir y las consecuencias lo abrumaron por completo al mismo tiempo que los ojos violetas de su contrario parecían iluminarse. Podría negarse, pero no le parecía lo más apropiado echarse atrás literalmente dos segundos después de haber aceptado. Lo único que le pareció una buena opción fue autoconvencerse diciendo que qué podría salir mal.

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