Cap 11; sugar, we're goin down pt. II
San señaló la barra metálica anclada al suelo y al techo sobre el escenario que se encontraba al fondo del club.
SeongHwa parpadeó un par de veces, procesando si el alcohol no lo había hecho escuchar otra cosa. La brillante y en apariencia cándida sonrisa de San, al igual que la mirada juzgadora de YeoSang, le hicieron comprender que había escuchado bien.
- Nah tío, no empecemos, te estás emocionando. Eso es trabajo de tu amiga - SeongHwa movió la cabeza de lado a lado en desaprobación.
- Honey, no seas aburrido - San se arrastró por el sofá hasta apoyar su cuerpo contra el lateral del de SeongHwa, recorriendo su esbelto cuello con numerosos besos hasta llegar a su oído - Creía que te iba el rollo exhibicionista.
Un escalofrío recorrió el cuerpo de SeongHwa, que apretó los dientes.
- Una cosa es que me vaya ese rollo y, otra muy distinta, que vaya a subirme a ese artilugio del demonio solo para tu divertimento personal, sin sacar nada a cambio, bonito.
- Porfi plis, que me voy a aburrir detrás de la barra - insistió San acariciando suavemente el torso del mayor.
- Ja. Te jodes. No se me olvida como te aparecías en nuestras sesiones de estudio a reirte de nuestra lamentable situación.
- A echarme un Mario Kart en vuestro honor, querrás decir - San dejó escapar una carcajada - Además, no me seas fantasma, que tú hacías de todo menos estudiar.
- Pero yo sí estudiaba - YeoSang se metió de nuevo en la conversación con clara indignación.
- Y casi me asfixias con una almohada para que me callara - le recriminó San y seguidamente volvió a dirigirse a SeongHwa - En fin, que me hacéis cambiar de tema, ¿qué tal si subo la apuesta?
De repente a SeongHwa le dejó de parecer tan mala idea exponerse de aquella manera.
- ¿Y qué ofreces?
- Si consigues darte un bailecito sin pegarte una ostia, os invito a ti y a YeoSang a todas las copas que vuestros cuerpos sean capaces de aguantar el próximo día que salgamos. ¿Así os parece bien?
Después del desembolso que acababan de hacer en una noche, lo más probable es que fueran incapaces de permitirse una noche de desmadre como aquella hasta dentro de un mes mínimo, por lo que los ojos de YeoSang y SeongHwa se abrieron de par en par al escuchar la propuesta de San.
- Eso ya me va gustando más. Pero... ¿te ves capaz de cumplir?
- Pff... ¿Por quién me tomas?
- SeongHwa, estás tardando en subirte a ese trasto - YeoSang se unió a la causa de San.
- No cantéis victoria tan pronto que aún no he terminado - prosiguió San con una sonrisa de medio lado - Porque SeongHwa, guapo, si te caes o te rajas, vas a tener que dejar que te haga el tatuaje que yo quiera, en el sitio donde yo quiera.
- ¿Qué? Te has vuelto loco, ¡pero si ni siquiera tienes el título de tatuador todavía! - vociferó SeongHwa con voz ronca.
- Pero me dejan la máquina para las prácticas, que es lo importante.
- YeoSang, di algo, venga. Échale la bronca por irresponsable - SeongHwa intentó poner al de ojos azules de su parte.
- Pero qué bronca, ni que mierdas. Yo quiero mis copas gratis - soltó entre risas.
- Traidor.
- Touché.
San estiró su brazo para hacer chocar su puño con el de YeoSang.
- Tic, tac, tic, tac. Vamos SeongHwa, cari, elige, que no quiero que la BB me arranque una oreja.
SeongHwa se lo pensó durante unos instantes más mientras observaba el dedo índice de San ir de derecha a izquierda simulando el ritmo de las manecillas de un reloj.
Intentó mantener la mirada en un punto fijo para asegurarse de que no estaba demasiado perjudicado como para subirse a aquella barra y se dijo a sí mismo que si JiHu podía ser capaz de subirse a aquel trasto con unos tacones de siete dedos de altura y sin perder el equilibrio, él también podía. Daba igual que durante el instituto siempre suspendiera la prueba de flexibilidad de educación física. Daba igual que no hubiera hecho deporte luego en años. Si él decía que podía, es que podía. Seguro que no era tan difícil.
Además, se estaba jugando la barra libre de una noche y su propio orgullo frente al de San. No es como si fuera a desperdiciar la oportunidad.
La seguridad iluminó su expresión.
- No os voy a dar un pole dance, os voy a dar el pole dance.
San y YeoSang empezaron a vitorear al unísono mientras tomaban posiciones en el sofá para el espectáculo que se iba a desarrollar en unos minutos. San sacó su Nokia del bolsillo del pantalón y se dispuso a encuadrar la imagen.
- No me jodas que vas a grabarlo - dijo YeoSang entre fuertes risas.
- Hombre por supuesto, es para uso y disfrute personal. Además, guardamos un recuerdo para la prosperidad.
- Posteridad, San.
- También se le dice así, sí.
Mientras ambos continuaban conversando, el mayor se abría paso entre la gente bailando hasta conseguir subirse tambaleándose a aquel escenario desierto. Sentía como el mundo le daba vueltas completas, como si estuviera metido dentro de una lavadora centrifugando, pero ya era demasiado tarde como para echarse atrás, así que decidió pensar que igual las vueltas que diera en el pole podrían contrarrestar las vueltas del mareo.
Rápidamente algunos clientes se percataron de su presencia, lo que se fue contagiando de unos a otros hasta que medio club mantuvo los ojos fijos en SeongHwa, que se apoyaba con una mano contra el pole para no colapsar ahí arriba.
- SeongHwa, ¿qué se supone que estás haciendo? - escuchó decir a JiHu entre la multitud. SeongHwa barrió con la mirada desenfocada el panorama ante él sin poder localizarla.
Que alguien como JiHu, que llevaba años bailando, le dijera de bajarse de ahí podría haber hecho que se lo replanteara. Pero JiHu estaba perdida entre la multitud y había dejado de oírla con claridad. Tampoco lograba situar del todo a sus dos amigos, que debían estar muertos de la risa por algún lado.
Aún así, dejó de pensar en ese tipo de impresiones.
Encerrado en una burbuja de concentración, agarró el pole con una mano dejando caer todo el peso de su cuerpo. Antes de siquiera pestañear, ya había dado una vuelta entera alrededor de la barra de metal, con un movimiento bastante torpe pero que desde su perspectiva había sido sorprendentemente elegante y, lo más importante, sin caerse.
Aquel simple giro causó que la autoestima de SeongHwa se desbordara de manera exponencial, por lo que decidió repetir la jugada acercando su cuerpo más a aquella barra de metal congelada. Desde la lejanía, San hacía su mayor esfuerzo para no desestabilizar la cámara a pesar de las fuertes carcajadas que no dejaban de salir desde el fondo de su garganta; mientras que YeoSang se debatía entre unirse a las risas de San o taparse los ojos antes de que la vergüenza ajena pudiera con él.
Si el ego de SeongHwa no podía estar más hinchado, la segunda vuelta lo remató. El de ojos violetas se sentía de repente como el rey del lugar, todo el mundo a sus pies sin poder apartar la vista, o al menos era lo que él llegaba a ver desde allí y bajo los efectos del alcohol. Así que con un rápido movimiento, se deshizo de la fina camiseta que llevaba puesta, dejando su torso al descubierto, y la tiró sin pensarlo dos veces hacia la multitud. Simultáneamente, San estuvo a punto de ahogarse con su propia saliva por culpa de la risa, si bien se esperaba que SeongHwa diera un gran espectáculo, no se pensaba que fuera a ser capaz de montar tal circo.
- ¡Vamos SeongHwa! ¡Ahí estamos! - consiguió chillar San desde el fondo de sus pulmones.
- San, ¿no deberíamos pararle los pies? Que ya se está pasando. Está llamando mucho la atención - la voz de la cordura se apoderó de YeoSang después de toda la noche.
- ¡Ni de coña tío, que está en todo lo bueno! - mandó callar a su amigo y acto seguido continuó con sus vitoreos - ¡Venga oppa, hazte una V, yo lo veo!
Por muy altos que fueran los gritos de San, era imposible que SeongHwa lo pudiera escuchar por encima de la música. Aún así, continuó dando el espectáculo tal y como pedía el menor. Se deslizó hasta abajo pegando su espalda contra el pole, con los brazos hacia atrás y por encima de la cabeza sujetándose. Seguidamente, intentó abrirse de piernas sin éxito, lo que causó que la tela de sus vaqueros ajustados emitiera un débil crujido, a nada de rasgarse.
- Hey, tú - JiHu apareció a un centímetro de San - Este espectáculo es cosa tuya, ¿verdad?
- Faltaría más, mi querida noona - soltó San con una sonrisa de medio lado sin despegar la mirada de la pantalla de su móvil - Tú calla y disfruta.
Acto seguido, San la rodeó por la cintura y la hizo sentarse junto a él y YeoSang.
- Si viene la BB y te jode el invento, que sepas que yo ya te había avisado - dijo JiHu, y acto seguido se acomodó sobre el hombro de San.
Entre la inútil concentración que trataba de dedicar a sus movimientos y las luces que lo cegaban, SeongHwa sintió como si sus oídos hubieran dejado de funcionar, la música y todo el ruido ambiental parecían haber cesado por completo; al mismo tiempo. los colores que emitían los focos de discoteca se mezclaban en extrañas ondas. Aquella podría haber sido perfectamente la señal para que SeongHwa se bajara del pole antes de tener la oportunidad de arruinar definitivamente su imagen ante todos los pares de ojos que lo observaban, pero habiendo llegado exitosamente a dar más de dos paso sin perder el equilibrio, le pareció mejor idea arriesgarse más todavía. Tomó impulso con los brazos e intentó que el pole pasara entre sus piernas, subiéndolas por encima de su cabeza en una prueba de intentar hacer un movimiento similar a la v invertida.
Una efímera expresión de asombro se dibujó en la cara de sus amigos al ver que había conseguido imitar medianamente bien ese paso. Con la cabeza boca abajo y pensando que la sangre se le iba a acumular en la frente hasta reventar, SeongHwa decidió jugársela e intentar dar una vuelta sobre el pole en aquella posición.
Pero tan pronto como se intentó impulsar, una de sus manos se resbaló del pole al no poder soportar todo el peso de su cuerpo, lo que hizo que cayera en picado y en plancha contra el escenario desde una altura próxima a un metro.
El golpe fue tan ensordecedor, que se consiguió oír por encima de la música. Todos los ojos estaban sobre SeongHwa, ahora tirado en el suelo.
San tardó exactamente dos segundos en reventar en fuertes carcajadas, al mismo tiempo que la multitud comenzaba a susurrar qué había sido exactamente lo que habían presenciado.
- San - lo llamó YeoSang palmeándole el hombro - No se levanta.
- Ehh... ¿Qué? - San se giró limpiándose una lagrimilla, justo después de haber detenido el vídeo y haberlo subido a su cuenta de Tuenti tal y como venía deseando - ¿Decías algo?
YeoSang se dio un golpe en la frente y seguidamente tiró del brazo de San para llevárselo hasta el escenario, dejando caer la cabeza de JiHu sobre el sofá. Pero antes de que pudieran avanzar mucho, San sintió a alguien agarrándole bruscamente del hombro; como acto reflejo giró su cabeza y se dio de bruces con el semblante lleno de ira de su jefa.
- Nos vamos tú y yo a hablar al almacén. Ahora mismo - sentenció con las cejas fruncidas. Por su tono de voz San supo más que de sobra que sería una completa idiotez por su parte intentar defenderse o poner alguna excusa estúpida.
Por su parte, apenas YeoSang tuvo contacto visual con los molestos ojos de Bora, huyó rápidamente de ahí dejando a San solo ante la ira de la mujer, evitando a toda costa que la charla le salpicara a él también.
Cuando ambos quedaron alejados del tumulto de gente del club, Bora se dirigió autoritariamente a San:
- ¿Qué te había dicho?
- ¿5 minutos? - contestó apoyándose contra la pared para evitar perder el equilibrio.
- ¿Y cuánto tiempo ha pasado?
San se quedó en silencio, ya no sabía ni en qué día de la semana se encontraba.
- Eres un incompetente - le echó en cara - Agradéceme que no te despido, porque sé que eres un buen chico, pero tienes que estar pendiente de que esto es un trabajo. Tienes que esforzarte y responsabilizarte un poco.
La voz de Bora empezó a suavizarse al final de sus palabras, pero San aún era incapaz de mirarla a los ojos.
- Lo siento, jefa - dijo con un hilo de voz.
- Si lo sientes de verdad, ya estás tardando en enviarme ese vídeo.
Los ojos de San se abrieron de par en par, sorprendido de que, ni fuera a despedirlo, ni a echarle la bronca por haber convertido el club en un circo. Al segundo dejó escapar una risita pícara y le lanzó a su jefa una mirada con los ojos entornados.
- Trato hecho.
Simultáneamente, en el otro lado del club, YeoSang se abría hueco entre la gente, quienes ya parecían haberse olvidado del pequeño espectáculo que SeongHwa había dado gratuitamente a costa de su decencia y su sólido amor propio. Al final, llogró llegar al escenario donde el mayor seguía tumbado boca abajo y sin señales de levantarse pronto.
- SeongHwa - lo llamó. Al ver que su amigo no reaccionaba, le dio un golpecito con la punta del pie para verificar que seguía con vida - Levanta.
SeongHwa dejó escapar un quejido ronco, bastante similar al que hacía cuando no se quería levantar de la cama por las mañanas.
- SeongHwa, levántate - volvió a ordenarle acuclillándose a su lado.
- Hmm...
Sin darle otra oportunidad, y con cara de fastidio dado que estaban en lo alto de un escenario y no tenía más ganas de participar de ninguna manera en cualquier espectáculo, YeoSang vació la mitad de la botella que le quedaba sobre el brillante pelo de SeongHwa, provocando que este se sobresaltara y alzara la cabeza de golpe.
- Joder, YeoSang - se quejó masajeándose la espalda para atenuar el dolor que le había causado el golpe - No te mataría ser más delicado, ¿no?
YeoSang lo miró impasible, todavía a su altura.
- Estás sangrando - le dijo más suavemente.
SeongHwa lo miró confundido, a lo que YeoSang soltó un suspiro desganado, rebuscó en sus bolsillos hasta dar con un paquete de pañuelos y le estampó uno en la cara, indicándole que se limpiara la gruesa gota de sangre que se escurría de su nariz.
Luego se levantó y le tiró la chaqueta de cuero que se había dejado en el sofá para que se cubriera un poco el torso desnudo.
- Y abrígate. Que vas a pillar una neumonía.
Abriéndose paso entre la multitud sorprendida, apareció San de nuevo, esta vez intentando controlar aquella risa nerviosa procedente de las copas de más que se había tomado, sumado a la situación surrealista que acababa de presenciar.
Además, había salido victorioso de la improvisada apuesta.
- SeongHwa, nene, ya sabes lo que te toca - le dijo nada más llegar a su lado, con una flamante sonrisa de oreja a oreja que hacía marcar sus pequeños hoyuelos.
El de ojos violetas bufó.
- Más te vale esterilizar bien la aguja, no tengo ganas de contraer ninguna enfermedad tan joven - intentaba parecer duro, pero en el fondo estaba muerto de miedo de que realmente fuera a dejar a San grabar algo en su piel de por vida.
- Sinceramente, tienes más probabilidad de contraer una ETS acostándote con él que dejando que te tatúe - intervino Yeosang.
- Tssss. Tú ni caso SeongHwa, que además te lo voy a hacer en un sitio donde no lo vas a ver. Se te va a olvidar su existencia en menos de una semana - San se acercó al oído del mayor - Ah, pero yo lo veré cada vez que lo hagamos.
SeongHwa dejó caer su cabeza, rendido.
- No vuelvo a beber en mi puta vida.
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