Aftercare
Tzuyu salió del interior de Nayeon, escuchando un quejido por su parte. Miró a la de ojos bonitos: se encontraba debajo suyo, sudada y con sus mejillas de color rojo, su cabello estaba pegado a su frente, y la observaba como si estuviera esperando conseguir algo de ella, aún cuando ya tenía todo de sí.
Nayeon sonrió débilmente y sujetó el rostro de Tzuyu. En un inesperado movimiento, cambió de posiciones y comenzó a dejar cientos de pequeños besos en los labios de la mayor, la cual le siguió el juego y pareciera que comenzaron una competencia de quién lograba besar más a la otra, aunque siempre sería un empate.
La castaña se recostó en el pecho de la pelinegra, aferrándose con sus piernas alrededor de su cadera para que ni siquiera intentara escapar.
“mh… Chewy, por tu culpa me duele todo mi cuerpo” se quejó, frunciendo el ceño y hablando en un puchero.
“siempre te quejas pero siempre eres la que termina pidiéndome más” susurró en el oído contrario. La voz ronca de Tzuyu envió un escalofrío al cuerpo de Nayeon.
“ay, cállate”
“tu eres la que empezó” las manos de Tzuyu viajaron hasta llegar a la cintura de Nayeon, apretando ésta levemente. “voy a bañarme con esta hermosa criatura, vamos a comer mucho y vamos a dormir hasta el otro día, ¿Mh?” planteó.
Nayeon no tuvo tiempo de opinar cuando Tzuyu ya se había levantado junto con ella y había buscado unas batas para tapar la piel expuesta de sus cuerpos.
La mayor se dirigió al baño y colocó el tapón correspondiente en la bañera para evitar que drene el agua, la cual comenzó a templar para que estuviera tibia para ella y su pareja, acompañando esto con una bomba aromática que al instante desprendió un exquisito rastro de “frambuesa”. Cuando el baño estuvo listo, cargó a la menor y la trajo consigo nuevamente, ayudándola a quitarse su única prenda.
“uh…” suspiró Nayeon al sumergir su cuerpo, cerrando sus ojos y dejándose hacer por el agua.
“¿Te gusta, mi amor?” preguntó Tzuyu, uniéndose a su novia pero colocándose en el otro extremo.
“me encantan estos mimitos tuyos” movió su marcado cuerpo hasta el extremo en donde se encontraba su contraria, sentándose en su regazo.
“tengo a la mejor mujer de todas” y la premió con un duradero beso en los labios, donde sus lenguas danzaron dulcemente y sus dientes colisionaron accidentalmente, provocando risitas tontas entre ellas.
“amor, pero si ni siquiera te pedí matrimonio”
“te estás tardando, pero yo sé que la propuesta llegará un día” comenzó a garabatear con parsimonia en el pecho canela y cubierto de chupones de Tzuyu. “tendremos nuestra boda de ensueño y una bonita luna de miel, también podemos comprarnos una cámara digital para sacar fotos y tener muchos recuerdos…” planteaba, y la mayor podía percibir un bello brillo característico en sus ojos al hablar de aquello que anhelaba.
“serías mi musa… Sacaría tantas fotos de mi precioso angelito que podría hacer un álbum” mencionó Tzuyu, y las mariposas llegaron a inundar el estómago de Nayeon.
Ambas terminaron su baño mágico entre risueñas risas y miradas llenas de amor, parecía ser que se encontrarían eternamente encerradas en una burbuja donde únicamente sus presencias funcionaban para cubrir sus necesidades. La mayor se encargó de vestir a la menor con su bata celeste y a sí misma con su bata azul marino, saliendo del sanitario completamente frescas y con sus cuerpos aún con ciertas gotas de agua recorriéndolas.
Tzuyu dejó a Nayeon en el borde de la cama y se dirigió a la cocina rápidamente para alimentarla con una barra de chocolate con maní que sabía que le encantaba. Al otorgarla y después de recibir un millón de besitos en sus mejillas, rebuscó en el tocador de la castaña y agarró una crema corporal, que comenzó a urtar en las piernas lampiñas y pálidas de la chica.
“bebé, sabes que no es necesario que hagas esto…” dijo Nayeon, sintiendo una repentina vergüenza ante tantas atenciones.
“¿Cómo no lo va a ser? Déjame hacer esto por ti, amor, te esforzaste mucho recibiéndome ¿No?” respondió Tzuyu.
Nayeon comenzó a sentir cómo los labios de Tzuyu colisionaron en distintas partes de sus piernas y muslos, enviando escalofríos de nueva cuenta en toda su espina dorsal, como solo ella sabe hacerlo. Obtuvo las muestras de cariño gustosa, pues no tenía nada que perder y su mujer parecía estar inmersa en hacer el trabajo, por lo que solo optó por acariciar los mechones pelinegros de su nuca.
Posteriormente vio cómo Chou empezó a vestirla, ella dejándose hacer como muñeca de porcelana. Le colocó un pantalón suelto y una camiseta de mangas largas para así poder evitar el frío que emanaba el aire acondicionado. Su vestimenta no era tan diferente a la suya, podría hasta decirse que estaban vestidas iguales pero con distintos colores.
“¿Nos vestiste igual a propósito?” no pudo evitar preguntar, viendo como su contraria sonrió, delatándose y así provocando que ella también sonriera.
“pensé que no te darías cuenta…” las mejillas de ambas estaban rojas notoriamente.
Tzuyu formó una línea con sus labios, tratando de ocultar su cuadrangular sonrisa. Fallando en el intento, se acurrucó sobre Nayeon, metiendo su rostro en el cuello de la chica y escabullendo sus manos por debajo de su prenda, enrollando por completo su delgada cintura con sus brazos.
La atmósfera se sentía ligera, ambos cuerpos cálidos se entregaban incondicionalmente al otro y sus manos parecían no poder estar quietas. No necesitaban palabras para comunicarse cuando podían tenerse así de cerca, hablando a través de las caricias y repetidos besos que no podían dejar de llegar por ambas partes.
“¿Te sientes conforme con lo que hicimos?” preguntó Nayeon, la inseguridad palpable en su voz.
“¿Por qué no lo estaría?” y Tzuyu se levantó de su escondite, mirando fijamente los ojos avellana de la contraria, perdiéndose en ellos.
“bueno, Chewy-unnie… Anteriormente yo sé que siempre estuviste relacionada con otras mujeres, y pensé que no sería lo suficientemente satisfactorio para ti estar conmigo” explicó, hablando con un inconsciente puchero instalado en sus labios. “desde que empezamos a estar juntas tengo este sentimiento, pero no sé por qué nunca logré llegar a contártelo, hasta ahora” finalizó, evitando la penetrante mirada de la mayor.
“mírame, Nayeon” la mencionada sintió cómo las venosas manos de Tzuyu apresaron sus mejillas, obligándola a mirarla. “ninguna mujer con la que estuve antes se compara, y siquiera importa ahora que estoy contigo… Eres, probablemente, la mejor relación que tuve hasta ahora y espero seas la última, porque no puedo imaginarme estando con alguien que no seas tú” terminó su discurso estampando sus labios con los de Nayeon, disfrutando del sabor a bálsamo de ellos.
El beso se convirtió en un encuentro torpe y fogoso, Tzuyu tomando el liderazgo y esparciendo su rastro en todo el cuello de Nayeon, provocando cosquillas y risas tontas escapando de su boca.
“tú eres mi único angelito, corazón, y lo serás siempre” y así, la de cabellos negros cargó a la castaña, acomodando a ambas bajo las sábanas blancas y limpias.
Nayeon se acurrucó en el pecho de Tzuyu, y pispeó su celular olvidado en la mesita de noche, observando las doce de la mañana posarse en cuanto prendió el aparato.
“feliz San Valentín, Chewy” murmuró, reincorporándose en la cama y pasando su pierna por la cadera de la mencionada.
“feliz San Valentín, amor” respondió, enlazando sus piernas con las de la menor y apretándola contra su pecho, arrullándola.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro