Flashback
~Marinette~
Le pedí a Luka que no me llevara a casa, no quería preocupar a mis padres, no quería dar explicaciones de lo inexplicable. Mi amigo me subió a su moto y me llevó a su casa-bote. La lluvia no paraba, cada vez se hacía más fuerte.
Luka estacionó el vehículo frente a la casa y puso un plástico encima para que no se mojara más. Caminó hacia su hogar, lo seguí detrás y me detuve antes de poder entrar, él se percató de mi acción y habló.
-No te preocupes, mamá y Juleka no están en casa, fueron a visitar a una tía y vuelven mañana o quizás pasado, por la lluvia.- miró ligeramente hacia arriba, estaba mojado, las gotas de agua caían por su cabello y su camiseta blanca se apegaba a su cuerpo.
Solo asentí en silencio y me abrí paso hacia el exótico hogar de los Couffaine.
Cuando ya nos encontrábamos dentro, Luka trajo una toalla y la puso en mi cabeza, encendió el calefactor y me preparó un café dirigiéndome hacia la sala para que tomara asiento.
-Esta lluvia apareció de la nada ¿no crees?.- hablaba desde la cocina mientras abría y cerraba puertas.- Lo bueno es que dijeron que solo será por unos días y que luego vendrían los días calurosos.- apareció con unas galletas en un plato y azúcar en la otra mano dejándolas sobre la mesita de centro.- ¿Prefieres el frío o el calor?.-preguntó mientras se sentaba a mi lado.
Definitivamente el frío... Porque con el frío Adrien podía darme calor con sus besos y abrazos.
Me limité a mirar la taza de café en mis manos y sentí como acariciaban mi cabeza, estaba tan sensible que mis ojos se cristalizaron nuevamente, Luka se acercó a mi, me quitó el café dejándolo en la mesita y me abrazó.
-Oye hermosa, no me gusta que llores.- no correspondía el abrazo, solo estaba estática en mi posición.- ¿Me dirás quien te hizo llorar?.- seguía dejando caricias en mi cabeza.- Tu sólo dime y yo lo pondré en su lugar.
Mi pecho no dejaba de doler, el nudo en mi estomago no me dejaba tranquila, mis pulmones exigían aire pero simplemente me costaba darles en el gusto, los recuerdos de cada sueño junto a él invadían mi mente, ¿Qué haré sin él ahora?. Esa era la pregunta del millón, ¿Cómo seguir adelante sin la persona que amas?, nunca me planteé un mundo sin Adrien Agreste, cuando lo perdí la primera vez fue lo más doloroso que pude haber pasado y aunque pareciera que lo había superado... pues, jamás fue así. Solo llegué al punto de que mi familia y amigos no tenían ni la menor idea de lo que había pasado, y como no podía decirles, tenía que actuar normal o intentarlo.
Habían momentos donde me sentía bien y otros donde simplemente la pena me inundaba otra vez, momentos de desesperación, momentos de llorar sola en mi habitación, aunque en realidad no estaba sola... Ya que él siempre estuvo a mi lado, siempre me cuidó e intentó hacerme feliz en mis sueños, lo que logró inmensamente con cada detalle, cada palabra, cada mirada y cada sonrisa que me regalaba.
Esto es una horrible pesadilla, no podía quitar de mi cabeza sus ojos verdes y cada rincón de su cuerpo. No lo vería otra vez y mi temor de olvidar como se oía su voz me quemaba desde lo más profundo.
¿Cómo podré cumplir lo que me pediste?, estúpido gato, no puedo ser feliz sin ti... No puedo amar a alguien que no seas tú y definitivamente no puedo hacer una familia sin ti.
Lo que menos quería ahora era pensar, lo que menos quería era aceptar la realidad y definitivamente lo que menos quería era seguir viviendo.
-Marinette... llora todo lo que quieras, ¿bueno?... Yo estaré aquí para ti.- me estrechó más fuerte y las lágrimas salieron sin contención.
Después de varios minutos donde solo se podían oír mis sollozos... cedí al sueño, estaba exhausta y harta de tanto sufrimiento.
Poco a poco mis ojos se iban cerrando, Luka no me había soltado ni un segundo, el calor y aroma de su cuerpo era reconfortante ante el frío que sentía por la lluvia.
-Luka... .- musité.
-¿Mmh?.
-No me dejes sola, por favor...
-No lo haré.- besó mi cabeza y simplemente me dormí oyendo los latidos de su corazón.
Una tenue luz en mis parpados me hizo despertar con dificultad. Abrí los ojos, el techo no era el que acostumbraba ver, así que me senté de golpe en la cama, miré por todos lados y reconocí el lugar, estaba en la habitación de Luka.
Me dirigí hacia la sala de la casa y ahí estaba él, profundamente dormido en el sillón con una frazada encima. Lo sacudí un poco para despertarlo, frunció levemente el ceño.
-Vamos Jul... ve caminando a clases hoy.- murmuró cubriéndose más con la frazada y lo volví a mover.
-Luka... .- susurré acercándome un poco y tirando un mechón de su cabello.- oye, despierta... No soy Juleka.- abrió un poco sus ojos y luego me tiró hacia él haciéndome caer.- ¡Oye!.- me quejé encerrada en sus brazos.- ¡no respiro!.
-Shh... quédate así un momento.- susurró sobre mi mejilla y cedí un poco a su agarre.
-Luka... .- después de unos minutos me soltó, así que me reincorporé viéndolo con confusión.- ¿A que ha venido eso?.- cuestioné poniendo una almohada en su cara.
-¡Oye!.- alegó quitandola.- pues... Solo quería tenerte cerca.- fruncí el ceño y lo golpeé en el hombro.
-¿Por qué no dormiste en una cama?.- bajé la vista.
-Porque cierta señorita estaba en la mía.- me picó la nariz y se rió.
-¿Tu me llevaste allá?.- afirmó con la cabeza.
-Te veías cansada y estabas más que dormida.- hizo una mueca.
-Me hubieras dejado en la habitación de Juleka.- negó con la cabeza.
-Deja su habitación con llave y mamá también.- se encogió de hombros.- no te preocupes por eso, está bien.- sonrió.
-Lamento ocasionarte problemas.- suspiré y tomé mi cabeza.
-No me causas problemas.- alzó mi cabeza desde mi mentón.- ahora... ¿Me dirás por qué estabas así anoche?.- preguntó en un tono de voz sereno pero firme y con preocupación.
Inmediatamente recordé lo que había pasado, cada palabra que me dijo Adrien... definitivamente no se que haré. Apreté mis puños con fuerza evitando llorar nuevamente, pero el aire se atascó en la garganta haciendome soltar un quejido.
-Yo... .- no quería llorar, no de nuevo.- no quiero hablar de eso...
-Mari... estabas llorando y toda empapada, confía en mi por favor. Si alguien te hizo algo juro que...
-Nadie me hizo nada.-lo interrumpí.- o al menos no queriendo.- susurré lo último.
-Dijiste que lo perdiste otra vez, ¿A que te referías con eso?.- Luka me miraba fijamente, podía notar que estaba muy preocupado por mi.
-Por favor Luka... No me preguntes ahora, no quiero hablar de eso y dudo mucho que algún día quiera.- me costaba hablar, cada palabra que decía se sentían como miles de alfileres clavarse en mi garganta.
-Está bien.- suspiró e hizo una mueca de lado.- ¿Tienes hambre?, puedo prepararte algo para comer.- sonrió y yo solo me limité a mirar ahora el suelo.
-No gracias, y-yo no tengo hambre.- y era cierto, no quería nada... bueno, quería a Adrien pero no es posible.
-No has comido nada, imposible que no tengas hambre.- negó mi amigo poniéndose de pie.
-Luka, de verdad no tengo hambre.-me levanté y lo sujeté de la muñeca cuando él se dirigia a la cocina.- yo creo que debería irme...
-¿Estas segura?, aun no te ves bien... Estas algo pálida también.- se giró para verme.- quédate el tiempo que quieras, además no me gustaría dejarte sola.
-Gra-gracias, pero necesito estar sola...
-Quizás es lo que menos necesitas.-me debatió.
-Quizás sólo necesito desaparecer.
-Marinette.- tomó mi rostro entre sus manos.- no digas algo así.- frunció el ceño.
-Es lo que quiero... Es lo que necesito.- me sentía horrible.
-Por más terrible que fuera lo que te pasó, te aseguro que no es el fin. Hay mucha gente que te quiere y se preocupa por ti, me incluyo en ellas, así que por favor no repitas eso de nuevo.
-T-tu... No entiendes.- miré hacia el lado conteniendo las lágrimas.
-Mírame.- me sujetó con fuerza y lo miré fijamente.- si no me dices... jamás podré ayudarte y jamás podré entender lo que sientes.
-Quizás no quiero que lo entiendas...
Luka me quedó mirando en silencio, podía notar su respiración pesada y simplemente me acercó a él para abrazarme.
-Se lo que intentas y conmigo eso no funcionará.- susurró.
-No se de que hablas.- musité.
-Eres mala mintiendo.- lo sentí sonreír.- no te encierres en una barrera.
>>¿Cómo es que me ha pillado?, ¿tan obvia soy?.<<
-Me iré a casa.- dije débilmente, quería estar en la completa libertad de mi habitación para llorar sin frenarme.
-Y ¿Quieres ir sola no es así?.- asentí y me apretó más contra él.- llámame si necesitas algo, pero es en serio.- me soltó.
Era temprano, casi de madrugada. Tomé mi bolso donde estaba Tikki durmiendo y me despedí de mi amigo.
-Gracias por ayudarme y perdón por las molestias.- expresé mientras subía hacia la parte superior de la casa-bote.
-Ya te dije que no fue molestia.
-Bien...
-Bueno...
-Adiós.- me paré frente a él.
-Nos vemos.- dejó una leve caricia en mi cabeza y me puso su chaqueta encima.
-No es necesario.- intenté devolvérsela, pero no me dejó.
-Está lloviznando ahora, pero es posible que llueva fuerte otra vez y estas muy desabrigada.- sólo asentí formando una fina línea en mis labios.
-Te la devolveré.
-Sólo si así puedo verte de nuevo, hermosa.- no respondí y me di la vuelta para caminar hacia mi casa.
Me tomé todo el tiempo para encaminarme a mi hogar, la gente aún no salía de sus casas para hacer su rutina, era demasiado temprano para cualquiera.
Cuando llegué a la panadería, la observé por todos lados, cada rincón, cada detalle. Entré sigilosamente y me dirigí a mi habitación, estaba fría y obscura, como si lo que le daba vida antes ya no estuviese.
Recordé cada palabra que oía por oír en cualquier momento del día. Un... "te ves linda", "me encanta tu sonrisa", "hoy será un gran día", "no te rindas", "sonríe más seguido", eso y mucho más resonaba en mi cabeza... Era él, creía que solo era mi imaginación, pero siempre fue él...
Subí hasta mi cama, estaba completamente helada y poco reconfortante para lo que necesitaba. El aire estaba pesado.
-Marinette... .-la aguda voz de Tikki me hizo abrir los ojos que ya estaban como mares, no podía responder, simplemente no podía.- llora todo lo que quieras.- acarició mi mejilla y ahogué un grito con mi almohada, dolía... dolía mucho.- tranquila... .- su voz sonaba tan suave y pacífica, yo solo podía llorar y gritar internamente por la impotencia.
-Te quiero, Tikki.- fue lo único que salió de mis labios.
-Y yo a ti, Marinette.- sonrió, asintió con su pequeña cabeza y lágrimas en sus ojitos.- hazlo, lo necesitas y lo comprendo, siempre estaré para ti... No lo olvides.
Le di un pequeño beso y me quité los aretes. Los guardé en la caja negra donde los encontré la primera vez.
No podía ser Ladybug, no quería que Tikki me viera sufrir de ésta manera y necesitaba un respiro, un respiro el cual no podía dar.
Estaba perdida, sentía que caía lentamente al vacío, un vacío interminable... Un vacío del que no sabía si podría salir.
¿Por qué el destino es tan cruel?, ¿Qué hicimos nosotros para merecer ésto?.
"No estás sola Marinette, siempre estoy contigo"... " Siempre estuve contigo, en tus sueños...era yo" "Yo te amo más" "Te hice el amor princesa y no me arrepiento de haberlo hecho", "No olvides lo que pasamos".
Podía oír sus últimas palabras junto con el latido de mi corazón fuertemente en mi cabeza, el nudo en mi garganta me dificultaba cada vez más el poder respirar, cubrí con ambas manos mi rostro y lloré en la oscuridad y soledad de mi habitación, añorando que sus cálidos brazos me envolvieran otra vez... Pero eso jamás pasó.
"Te amo princesa, no lo olvides".
-No lo olvidaré.
Fin del Flash back
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