Capítulo 6
~Marrinette~
Lo vi... derrepente simplemente apareció y el mundo desapareció a mi alrededor.
Olvidé todo y corrí hacia él, corrí tan rápido que en menos de dos segundos ya estaba tomando su brazo.
-A-adrien.- no podía hablar, las palabras estaban atoradas en mi garganta, mi corazón completamente desenfrenado y mis pulmones no me brindaban el oxígeno suficiente.- Adrien... .- susurré nuevamente presionando su brazo con fuerza, sintiendo que era real, que estaba aquí.
Alcé la vista, su rostro, su cabello, su cuerpo esbelto, todo él, todo tan él... pero, no eran sus ojos. No eran aquellas hermosas esmeraldas que me derretían lentamente, en su lugar habían unos ojos verde oscuro casi grises, unos ojos que me miraban con extrañeza y un poco de frialdad.
-No quiero ser descortés, pero me estas lastimando.- habló y pude convencerme aún más al oír su voz que no era él, no era Adrien.- ¿Te encuentras bien?.- preguntó poniendo una mano en mi hombro y no aguanté las lágrimas.
-No eres él... .- musité viendo sus ojos fijamente para convencerme de que había cometido un error.
-¿Disculpa?.- enarcó una ceja.- creo que...
-Marinette.- oí la voz de Luka a mis espaldas y el chico parado frente a mi me tomó de los hombros poniéndome detrás suyo.
-¿Quién eres tú?.- preguntó el rubio con un tono más serio del que me había hablado.- ¿Qué le hiciste a ella?.- miré a Luka desde atrás del chico y estaba completamente preocupado.
-¿De que hablas?, ella es mi novia.- respondió frunciendo levemente el ceño y el chico dió un paso hacia adelante y puso su dedo índice sobre el pecho de Luka.
-Con mayor razón, ¿Por qué está llorando?.- habló firme otra vez y cuando vi que mi novio quitó su mano de un manotazo tomé al rubio del brazo nuevamente jalandolo hacia atrás.
El joven me miró levemente al voltearse y yo fijé mi mirada en la suya.
-É-el no me hizo na-nada, yo me equivoqué.- musité, formó una fina línea en sus labios y alzó su mano para limpiar mis lágrimas.
-¿Segura?.- preguntó y asentí.
-Discúlpame... Te confundí con alguien más... .- miré a Luka de reojo, estaba con la mirada puesta en sus pies.
-¿Estás segura que no te hizo nada?.- preguntó nuevamente y asentí.
-Segura.
-Bien... .- quitó su mano de mi mejilla.- no deberías llorar, tus ojos son muy bonitos para que tengan lágrimas.- hizo una media sonrisa y pude notar un poco tristeza en sus palabras.
-Gra-gracias y lo siento de nuevo.- suspiró y acomodó su abrigo color crema, girandose para quedar frente a Luka.
-Siento si me exalté un poco.- extendió su mano frente a mi novio y éste la estrechó.
-Lo mismo digo.- respondió casi inaudible y asintió levemente.
-Bien, creo que esto fue algo... demasiado intenso para mi gusto.- se giró para verme nuevamente.- espero no confundas a la gente otra vez por el bien de la salud, tanto física como psicológica, de cualquiera.- respondió de lo más cordial y puso ambas manos en sus bolsillos comenzando a caminar.- recuerda lo de no llorar.- me guiñó el ojo y sentí algo extraño ante esa acción, me resultaba familiar.- Me retiro, adiós.
-Adiós.- musité.
El joven emprendió camino y se fue alejando lentamente hasta que lo perdí de vista, me volteé a ver a Luka, pero él mantenía su mirada, ahora, a su costado.
-Y-yo...
-Te llevaré a casa.- dijo comenzando a caminar por donde habíamos llegado, lo seguí un paso atrás sin saber que decir o hacer.
Llegamos al punto donde habíamos estado compartiendo los cafés y se detuvo, imité su acción con inseguridad de lo que haría. Miró el río, suspiró lentamente, podía ver el vapor salir de sus labios por el frío de la noche, luego recogió la bolsa junto con los vasos plásticos de café llevándolos consigo y comenzando a caminar nuevamente.
Todo entre los dos estaba en completo silencio, caminamos una cuadra más y desechó la basura en un contenedor que había en una de las esquinas de la cuadra.
Caminé mirando mis pies o los adoquines la mayoría del tiempo, sentía mucho frío, miré su mano desde atrás y me atreví a tomarla posicionandome a su costado.
Luka dió un pequeño respingo, pero no me miró ni un poquito. No me soltó... pero su agarre estaba flojo. Apreté su mano para sentirla más, estaba completamemte cálida en comparación a la mía.
Hicimos el mismo recorrido que habíamos hecho hacia el puente, pero ahora de regreso. Pasamos por la cafetería donde trabaja Alix, la cual ya estaba cerrada, era normal ya era bastante tarde, sumando unas cuadras más, pasamos por fuera del parque, las farolas lo iluminaban y pude ver a lo lejos la estatua en honor a los héroes de París, sentí un calor en mi pecho, pasamos también la panadería de mis padres y luego de unas cuadras más llegamos al edificio donde vivía.
Subimos en el ascensor sin decir soltar una palabra, fue la subida en ascensor más larga que había tenido hasta el momento, llegamos a mi piso y solté su mano para abrir la puerta de mi departamento. Encendí las luces entrando con lentitud, me quité el abrigo y lo dejé encima del sofá, Luka entró detrás de mí con la mirada perdida en algún lugar.
Tomó su guitarra que estaba en la sala, la puso en su espalda para luego caminar un poco y quedarse parado en el pasillo de la puerta hacia la salida. Lo miré con preocupación, ¿pensaba irse a esta hora?, ¿No cree que es un poco bastante peligroso?.
-¿Te v-vas a ir?.- pregunté por lo bajo viéndolo con las manos en los bolsillos de su pantalón.
-Nos vemos, Marinette.- dijo con un tono de voz que nunca, desde que nos conocemos, había oído en él.
-P-pero es muy tarde... pensé que te quedarías.- me acerqué a él, pero no me miraba.
-No creo que sea prudente.- soltó viendo hacia el costado y conteniendo un poco el aire en sus pulmones.
-Oye... Luka mírame.-dije suavemente volteando su rostro con mi mano, se resistió un poco pero cuando cedió, por fin, me miró fijamente.
Y ahí fue cuando lo vi, ahí fue cuando vi lo que hice... Sus bellos ojos azules, que siempre me veían con amor, ahora me veían con una completa y enorme tristeza.
La culpa me pegó como un balde de agua fría, me sentí la peor persona que pudo existir en el mundo, mi labio comenzó a temblar al percibir toda la congoja en la miraba de Luka.
-Luka... .- musité, me miraba fijamente sin titubear, sus gemas estaban levemente cristalizadas y mi corazón se estrujó contra mi pecho al verlo de esa manera.
Aclaró su garganta levemente, sacó una mano de su bolsillo y presionó la correa de la funda de su guitarra con fuerza.
-Ten una buena noche.- se volteó rápidamente comenzando a irse, pero tomé fuertemente su brazo evitando que continuara.
-E-espera, debemos hablar.- noté su respiración algo pesada y siguió caminando pero afirmé más mi agarre.- Luka, por favor.
-No es el momento indicado para hablar.- respondió.- y no se si haya un momento adecuado para hacerlo.
-P-pero...
-No insistas Marinette.- su tono de voz fue más suave.
-¿No puedes quedarte co-conmigo?.- pregunté sin soltarlo.- Es tard...
-Quiero estar solo.- sus palabras me dolieron, solté su brazo y se giró un momento.- descansa.- depositó un beso en mi cabeza y se fue rápidamente.
El silencio inundó mi hogar, aun podía oír el eco del sonido de la puerta cuando la cerró al salir.
Que quedé mirando la puerta de mi departamento por varios segundos aún sin poder asimilar todo lo que había pasado. Sin saber exactamente salí de mi casa detrás de Luka, bajé lo más rápido que pude, pero cuando llegué al primer piso él ya había arrancado su moto. Lo vi alejarse rápidamente entre los demás vehículos, ya no podía hacer nada, no podía alcanzarlo.
Volví a mi hogar con el nudo en la garganta, me senté en el sofá y lloré como hace mucho no lo hacía, solo que esta vez era diferente... Ahora no estaba llorando por la perdida de mi compañero de batallas, ahora lloraba porque lastimé a la única persona que me ha brindado un amor sincero y una amistad incondicional desde que perdí al amor de mi vida.
-¿Marinette?.- Oí la voz de Tikki por lo bajo, cubrí mis ojos con ambas manos mientras apoyaba los codos en mis rodillas.- ¿Te encuentras bien?.
-Ti-tikki... .- lloré por la culpa, me sentía estúpida y despreciable.- lo lastimé.- subí mis pies al sillón y abracé mis piernas ocultando mi rostro en estas.- lo lastimé y é-el... .- no me salían las palabras.
-Tranquila.- acarició mi cabello, por un lado agradecía no estar del todo sola y por el otro no quería que me viera así.
-¿Qué te pasó?.- oí la voz de Plagg, pero no podía responderle.- ¿Quieres un quesito?.- preguntó con una voz muy tenue y pude sentir el olor de su apestoso manjar.- el queso cura todas las penas.- negué con la cabeza y lo oí comer el alimento.
-¿Necesitas que hagamos algo?.- preguntó mi kwami la cual aún me consolaba con sus pequeñas manitos.
-Mataré a ese cabeza de pavo real.- soltó Plagg molesto.- sabrá lo que es el cataclismo de este kwami.- negué con la cabeza.
-Luka no hizo nada... .- levanté mi rostro y los vi frente a mi.
-¿Cómo que nada?, ¿Has visto como estas?.- me señaló.- pareces un pañuelo usado.
-Fui yo quien lo lastimó.- hablé rápidamente y el felino cerró su boca de golpe.
-Entonces puede que no debí meterme en su cosa que suena bonito.- miró ligeramente hacia arriba.
-¿Qué hiciste Plagg?.- preguntó Tikki poniéndose frente a él viéndolo amenazante.
-Descuida, solo corté una de sus cuerdas.- voló rápidamente hacia la cocina.- o quizás dos.- lo oí a lo lejos.
-Mientras no tomaras su cuaderno de canciones creo que estará bien.- dije aún con la voz quebrada y el kwami volvió viéndome nervioso, alcé una ceja.- dime que no tomaste su cuaderno de canciones Plagg.- lo miré seriamente.- Plagg.-nombré otra vez al no recibir respuesta.
-No me metí en lo que tenía escrito, solo le dejé un mensaje y quizás el dibujo de una lombriz o una lámpara de Aladín en la parte de atrás.- se encogió de hombros y suspiré.
-Por favor ya no hagas eso.- supliqué, pero se fue a la cocina otra vez ignorandome.
-Ve a dormir.- dijo mi kwami y asentí.- necesitas descansar, si quieres mañana puedes contarme lo ocurrido.- sonrió y me levanté yendo hacia mi habitación.
-Gracias Tikki, no tienes idea de lo mucho que agradezco que estés conmigo.- me cambié de ropa y me acosté en mi cama, necesitaba un descanso.
Tomé mi celular y vi unas fotos que tenía junto a Luka, su sonrisa era enorme y sus ojos azules brillaban inmensamente, ni comparados a como estaban hace unos minutos atrás... apagados y llenos de dolor.
Abrí su contacto y dudé en enviarle un mensaje, vi por un momento que estuvo en línea, pero a los segundos se fue sin volver a aparecer.
Estuve mucho tiempo buscando las palabras adecuadas para escribirle, pero no llegué a nada... Y pasó lo que tenía que pasar, se me cayó el celular en la cara, algo muy común en mi.
Oí que Plagg se puso a reír así que me giré para verlo con el ceño fruncido.
-No es gracioso Plagg.- alegué al pequeño felino.
-A Adrien le pasaba seguido cuando se ponía a ver fotos de Ladybug.- soltó sin dejar de reír y tuve una mezcla enorme de sentimientos, pasando de la vergüenza y felicidad, por sus palabras, a la tristeza y soledad al recordar que ya no está conmigo para luego centrar mi congoja en Luka.
-Ya no seas molesto.- agregó Tikki lanzandole una almohada la cual le llegó directo haciendo que cayera el suelo.
-¡Hey!.- se quejó.
-Eso te pasa por molestoso.
-Vayan a dormir.- dije a ambos y estos asistieron, Plagg refunfuñando un poco, pero haciendo caso al fin y al cabo.
Sobé mi nariz un poco por el golpe que me di y decidí después de un rato mas dejar a Luka descansar y no hostigarlo. Después de todo, me dijo que quería estar solo.
Apagué la luz de mi lámpara y luego de desearles buenas noches a los kwamis me quede mirando el techo de mi habitación, me costaba quedarme dormida.
Recordé el chico del puente, había algo en él que me hacía sentir distinta, una sensación familiar, ni si quiera le pregunté su nombre.
Instintivamente llevé mi mano al kwagatama que colgaba de mi cuello, lo tomé con fuerza y cerré los ojos buscando respuesta a interrogantes que aún no tenía claras.
Me dejé llevar por una sensación de paz que me invadió por un momento y me dormí.
<<Todo tiene un equilibrio, Marinette>>
Por alguna extraña razón me vino esa frase del maestro Fu a la cabeza.
-Todo tiene un equilibrio.- murmuré en la oscuridad de mi habitación.
~???~
-¡¿Dónde están los miraculous centrales?!.- pregunté a la distancia a el anciano frente a mi.
Como de costumbre guardó silencio sin borrar la sonrisa de su rostro.
-Si no respondes volveré a golpearte, ¿quieres que te torture nuevamente?.- me acerqué lentamente.
-El dolor que me provocas es solo físico, mi espíritu es tan fuerte como un roble y tan flexible como el viento.- respondió achinando sus ojos y me acerqué aún más para darle un golpe en el rostro.
-Si sigues así no durarás mucho.- escupí mis palabras sujetando su rostro con una de mis manos.
-Eso sería una lástima para ti ¿no?.- respondió suavemente y lo miré a los ojos lleno de enojo, he tenido paciencia con sus provocaciones.
-Dime donde están los aretes y el anillo.- tomé el cuchillo de la mesa a su costado, y apunté su cuello posando el filo levemente sobre este dejando que una fina línea de sangre se deslizara por su garganta.
-¿Crees que le temo a la muerte?.- preguntó muy calmado sin apartar la vista.
-¡Estas colmando mi paciencia anciano! ¡Habla!.- lo golpeé otra vez, pero ahora con el mango del cuchillo.
-Ya te dije que puedes llamarme Fu, no es necesario que seas grosero.- respiró con total tranquilidad girandose nuevamente para verme a los ojos.
-Descifra el libro.- tomé el libro y lo puse frente a él.- dime como obtener el poder absoluto.
-¿Para que quieres que te diga si ni siquiera tienes las joyas?.- soltó una risa y lo golpeé en el estómago, esta vez tosió un poco.
-Te pudriras aquí en la oscuridad hasta el fin de tus días si no me das lo que quiero.- lo apunté con mi dedo aún sosteniendo el libro frente a él.
-La muerte será una fiel compañera.- respondió sin dejar de mirarme y ahí pensé con mayor claridad.
-¿Crees que la muerte será una fiel compañera para tu kwami también?.- abrió un poco mas sus ojos y su sonrisa se desvaneció.
-Wayyz no tiene nada que ver en esto.- dijo seriamente.
-Que pena, porque en realidad tiene que ver bastante.- sonreí al ver que había dado con uno de sus puntos débiles.- recuerda que está bajo mi control.
Caminé hacia la mesa en su costado parandome frente a ella.
-Los kwamis no pueden ser usados para el mal.- alzó la voz removiendose un poco de sus cadenas.
-Que te quede muy claro que tengo el miraculous de la mariposa también, no juegues conmigo.- lo reté con la mirada.- porque no estás en posición de tener una oportunidad contra mi.
-Todo tiene un equilibrio y ese equilibrio no puede ser roto.
-¡Dime donde están los miraculous!.- grité nuevamente, pero se quedó en silencio, volví a propinarle un golpe en el rostro.
Este juego de interrogatorio sin respuestas me estaba hartando, desde el primer día había sido repetitivo y agobiante.
-París sufrirá las consecuencias de tu silencio.- tomé el broche de la mariposa y lo puse en mi ropa, la luz violeta apareció dejando frente a mi al pequeño kwami.
-¡Maestro!.- gritó volando hacia el anciano.
-Alto ahí Nooroo.- dije con una media sonrisa y antes de que pudiera alcanzarlo se detuvo.
-Ma-maestro... .- musitó con lágrimas en sus ojos.
-Descuida pequeño, todo se solucionará.- habló el hombre encadenado asintiendo levemente.
-No deberías engañar así a tan inocente criatura.- solté con una carcajada.- ven aquí.- ordené al kwami y como era de esperarse obedeció.- quiero que descifres el libro de miraculous para mi.- puse el libro sobre la mesa y el se acercó.
-Y-yo no puedo hacerlo.- fruncí el ceño.- no tenemos permitido eso y no se como tampoco. A ningún kwami le fue otorgado el conocimiento de eso.
-No me dejas alternativas anciano.- lo miré fijamente.- Nooroo alas negras.- un traje morado con negro se puso sobre mi.- comienza a hablar si no quieres que envíe akumas a destruir la ciudad.
-No importa cuanto me amenaces, no hablaré nada.- y ahí esa sonrisa otra vez.- no importa si envías akumas porque confío ciegamente y se que Ladybug te detendrá.- la rabia me consumió por completo ante tanta osadía de parte de aquel viejo.
-Si es necesario matar a la querida Ladybug no haré, no me importa nada mas que el poder absoluto.
-La avaricia te consumirá.- solté una carcajada ante su ingenuidad.
-¿Eso crees?.- me apoyé con el bastón.- pues la avaricia me ha ayudado a conseguir lo que quiero en la vida.
-¿Seguro?, puedo ver más allá de una máscara y se que no lo has conseguido todo.
-¡Silencio!.- lo golpeé nuevamente.- piénsalo dos veces antes de responderme.- sangre salió de su boca y respiró pesadamente.- estas muriendo y no podrás hacer nada para cambiarlo.
-Como ya te dije.- habló en medio de una tos.-no me asusta la muerte, he tenido una larga vida.
-Deberías temerme, porque de aquí no saldrás con vida.- corté su muñeca con el afilado cuchillo, él soltó un leve quejido, pero lo contuvo apretando su mandíbula.- tengo muchas formas de torturarte, ni te imaginas lo que te haré sufrir si no me das lo que quiero, así que preparate mentalmente para lo que sigue porque la luz del sol no la verás en mucho tiempo. Espero que le hayas enseñado bien a tu heroína.- sonreí al verlo dejarse colgar de sus cadenas, se desmayó otra vez.- porque esto... recién comienza.
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