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Capítulo 5

~Luka~

Luego de estar unas cuantas horas en el parque tocando mi guitarra, recostado en el pasto, y con el hermoso sol alzado proyectándose a través de un árbol, pude inspirarme lo suficiente para escribir otra canción o almenos una parte.

Un músico debe aferrarse a las pequeñas cosas a la hora de crear para formar algo grande, algo que tenga sentido y coherencia, algo que llegue a una persona, algo que pueda hacer sentir identificado a otro ser aparte de ti y que digan "yo me he sentido así" o quizás "oh, una vez me pasó eso" o también "me gustaría que algo así me pasara", y algo que, claramente, también tenga lo suficiente, teóricamente hablando, para no ser mediocre. Un complemento de cosas... un complemento de pequeñas cosas.

Por ejemplo: un celular. Los grandes y majestuosos inventos que todos usamos la mayoría del tiempo, esos aparatos que captan nuestra atención más de lo que deberían, pues... aquel invento no sería nada sin las pequeñas piezas que tiene dentro, esas piezas lo hacen funcionar y nosotros le damos el sentido al usarlo. Lo mismo ocurre con la música, sin los pequeños detalles carece de sentido y funcionamiento.

Estuve mucho tiempo creando cosas en mi mente y analizando cosas del universo que son prácticamente imposibles de explicar, pero hay momentos en la vida donde es bueno reflexionar un poco y prestar atención a lo que ocurre alrededor.

Tomé mis cosas y vi la hora en mi reloj, de vez en cuando hay que despegarse de los celulares, eran las 16:47 PM. Llamé a Marinette varias veces pero no me contestó, así que solo me dirigí a esa enorme casa a esperarla afuera o esa era mi intención.

Estacioné mi moto y no alcancé a estar unos cinco minutos cuando la vi aparecer con el diseñador, estaba apoyado en mi moto, ellos hablaron un poco en la entrada, no quería ser entrometido así que me quedé en mi sitio esperando a que me viera por si sola.

Él derrepente la abrazó y no me importó en lo absoluto hasta que vi esa blanca sonrisa en el rostro de ambos, una sonrisa muy poco usual en Marinette. Me acerqué sujetando mi guitarra a mi espalda y aclaré mi garganta unos pasos frente a ellos.

-¿Interrumpo algo?.- pregunté con evidente molestia.

Marinette volteó el rostro para verme aún sin separarse de aquel hombre que me miraba primero con confusión y después con el rostro completamente serio.

-Lu-luka, hola... ¿Qué haces aquí?.- preguntó al fin separándose de él. Yo enarqué una ceja y me crucé de brazos como restandole importancia.

-Quedamos en que te pasaría a buscar.- respondí escudriñando al sujeto de atrás, el cual al ver mi acción sonrió extrañamente y posó una de sus manos en el hombro de mi novia, inevitablemente fruncí el ceño.

-S-si se, pero dijiste que me llamarías.- jugó un poco con sus manos.

-Lo hice, varias veces de hecho, pero no respondiste.- me miró extrañada y luego sacó su celular revisandolo.

-Tienes razón, lo siento. Estaba sin sonido.- lo guardó y se giró para despedirse del empresario en cuestión.- gracias por todo señor Agreste, por favor sabe que cualquier cosa sólo me llama y estaré aquí enseguida.- miré a otro lado haciendo como que no los oía.

-No te preocupes Marinette, yo me encargaré de todo.- lo miré por el rabillo del ojo y acarició su mejilla, ella solo sonrió.

Estaba molesto, ¿Qué diablos le pasa a ese señor? y ¡Marinette no le dice nada!. Gabriel Agreste hizo contacto conmigo y me sonrió con socarronería.

¡Oh vamos!, ya no hay dudas ¡él quiere con mi novia!. Podía reconocer cuando alguien me mira así solo para provocarme.

-Vamos Marinette.- dije por lo bajo tomando su mano y ella me miró con pesar.

-Si... .- musitó.-nos vemos.- dijo por última vez al sofisticado señor y el asintió.

-Nos vemos, espero sea pronto.- dijo lo último viéndome a mi con una sonrisa y lo miré incrédulo por su desfachatez.

Él empresario arreglo su corbata y se adentro en las puertas de su mansión.

Marinette apretó mi mano e inmediatamente bajé el rostro para verla.

-¿Estás bien?.- preguntó viéndome con preocupación.- te vez algo ten...

-¿Por qué no contestaste?.- la interrumpí.

-Te dije que no sentí el celular, estaba en silencio.

-Podrías haberlo revisado aunque sea.- solté hablando desde el enojo.

-Lo siento... ¿Te hice esperar mucho?.- no respondí y me dirigí a la moto, ella imitó mi acción poniéndose el casco.

-¿A donde iremos?.- preguntó con una sonrisa, pero no respondí.

Conducí hasta su departamento y aparqué la moto en la calle frente a este. La verdad no pensaba quedarme por mucho.

-¿Qué hacemos en mi casa?.-preguntó quitándose el casco.- pensé que daríamos un paseo juntos.- no le respondí otra vez y me bajé.

Subimos hasta su hogar y ella dejó sus cosas en su habitación, yo la esperé en la sala sin quitarme nada, girando la llave de mi motocicleta en mi dedo.

-¿Me dirás lo que sucede?.- preguntó apareciendo desde el pasillo.- ¿Por qué estás ignorandome?.- me vió con sus hermosos ojos azules.

-Quiero que tu me expliques que es lo que te traes con ese tipo.- solté cruzandome de brazos impaciente.

-¿Qué?.-preguntó con evidente confusión en sus rasgos.

-Vamos Marinette, no soy estúpido. Ese tipo te tocaba descaradamente y no le decías nada. Además cuando los veo están de lo más abrazados y sonriendo como si fueran la más feliz pareja.- Marinette soltó una carcajada y la miré seriamente.

-Debes estar de broma, casi me la creo.- soltó cubriendo su boca con una de sus manos.

-No estoy bromeando, es enserio.- ella enarcó una ceja.

-Estas confundiendo las cosas, no es lo que tu piensas.- se acercó a mi pero di un paso atrás.

-¿No? ¿Entonces que es?.

-Sólo me aprecia como diseñadora o como una hija.- musitó lo ultimo y vió sus manos.- vamos, no te pongas celoso.- me miró e intentó tocarme.

-Marinette.- dije viendola fijamente.- yo no soy celoso, lo sabes de sobra y si estoy hablando esto contigo es porque realmente tengo razones. Y si estas interesada en alguien mas, sea el señor Agreste o cualquiera me gustaría que me lo dijeras.

-Es que de verdad no es lo que estás imaginando.

-No imagino nada, solo quiero que seas sincera conmigo. Me ocultas cosas y lo respeto, porque tienes tu espacio el cual no tengo derecho a invadir.- me escuchaba atenta.- pero hay un punto donde siento que no confías en mi, donde siento que no puedo llegar del todo a ti... e incluso puedo decir que le tienes mas confianza a él que a mi.- apunté al aire y luego a mi mismo.

-Luka, yo...

-Ni si quiera he podido besarte y lo he respetado.- bajó el rostro.- sabes que... está bien.- tomé la llave por completo en mi puño y caminé hacia la salida.

-Luka no te vayas.- la oí detrás mío, pero no me detuve.- por favor.- tomó mi brazo y me giré.

-¿Para que quieres que me quede?.- apoyó su frente en mi pecho y me abrazó.

-Porque te necesito... .- comenzó a llorar y la abracé.- han pasado muchas cosas... Y y-yo, yo no soy tan fuerte.- apretó mi chaqueta con su manos.- lo siento, no quería hacerte sentir mal...

No dije nada, no sabía que decir la verdad. Aunque siguiera algo molesto no la dejaría sola, no así. La abracé y acaricié su cabeza lentamente dejando que se desahogara.

-Soy un desastre.

-No lo eres, tranquila.- la separé levemente y limpié sus lágrimas con mis pulgares.- ya no llores más.- caminé con ella hasta el sofá e hice que se sentara.- te haré un té para que te calmes un poco.- asintió pasando la manga de su chaqueta por sus ojos.

Fui a la cocina y le hice un té caliente. No es como que me llevara mucho tiempo, estuvimos en silencio por mucho tiempo, hasta que habló.

-El señor Agreste... .- musitó y negué con la cabeza.

-Está bien, confío en ti. No es necesario que me digas.- sostuvo mi mano.

-No importa, quiero aclararlo de todas formas.- mi vió a los ojos y asentí.- él solo me ve como una hija, desde que... .- miró hacia otro lado.- desde que su hijo se fue a Alemania no ha tenido mucho contacto con él, y me dice que yo a veces se lo recuerdo.- miré atento sus expresiones.

-¿Por qué lo dices tan triste?.- pregunté y ella alzó su cabeza.

-Es que... Me da tristeza que no pueda estar con su hijo.

-Pero si el quisiera podría ir a verlo o traerlo... .- detuve mis palabras cuando negó con la cabeza.

-Creo que es mas complicado de lo que parece.- formó un fina línea en sus labios y en eso recordé lo que ella sentía por el menor de los Agreste.

-Marinette, tú...

-Bien. Creo que fue una tarde algo intensa.- se levantó rápidamente y fue al la cocina.- ¿Cómo te fue con Juleka y lo del disco?.- preguntó abriendo la nevera y ojeandola.- se me olvidó comprar queso.

-Ni me menciones el queso por favor.-soltó una risa.- Jul estaba muy cansada por la universidad, así que preferí dejarla dormir.

-Y tu mamá, ¿Cómo está?.

-Bien, ya sabes como es.- sonreí.

-¿Metáforas de alta mar?.- preguntó volviendo a mi lado con una sonrisa.

-Si.

-¿Le enviaste mis saludos?.- me miró seriamente.

-Oh, lo olvidé.- me golpeó el hombro levemente.

-¡Luka! Te dije que la saludaras de mi parte.

-Lo siento, se me pasó.

-Será para la próxima entonces.

-Por cierto, Jul me dijo que habló con Rosita sobre la reunión que planeamos.

-¿De verdad? ¿Y que dijo?.- sonrió enormemente.

-Que lo mas probable, por la emoción de Rosita, la estaríamos haciendo este otro fin de semana y que además ella se encargaría de contactar con todos.

-¡Genial! Le diré a Aly... .- sus emociones se esfumaron derrepente.

-Hey.- levanté su rostro.-¿Quieres ir a dar un paseo?.

-Claro.- sus ojos brillaron un poquito mas.

-Ve por un abrigo, se está haciendo de noche.- se levantó y fue a su habitación, me levanté a buscar un poco de jugo y vi en la nevera.- "Te tengo vigilado cara de lombriz".- escrito en otro papelito, negué con la cabeza y saqué el líquido sirviendome un poco en un vaso.

-¿Vamos?.- apareció Marinette con un abrigo rosa, se le veía hermoso.

-Si, vamos.- lavé el vaso y lo deje en su lugar.

Apagó las luces de la casa tomando las llaves de su departamento, dejé mi guitarra en su sala.

-¿Iremos a pie?.- preguntó tomando mi mano y balanseandola de un lado a otro.

-Sería lo mejor, pasear por las hermosas calles de París y quizás ir a comer algo.- sonreí.

Bajamos en el ascensor y comenzamos nuestro paseo mientras la poca luz del sol desaparecía lentamente, dejando un ambiente de lo más relajante.

Los faroles se encendieron, pasamos fuera de la panadería de los Dupain. Marinette miró su balcón con algo de tristeza, pero casi enseguida se irguió y continuó con una sonrisa en sus labios.

-A veces extraño mi casa.- dije llamando su atención.- a mamá despertandonos en la mañana a Juleka y a mi.- caminábamos a la par como cualquier pareja, estaba haciendo un poco de frío.- o el meneo del barco e incluso ir a dejar a mi hermana en las mañanas al colegio.- se mantenía en silencio oyendome atenta.- una de mis cosas favoritas era que cuando la iba a dejar me quedaba un poco mas sólo para verte llegar tarde.- soltó una risa.

-¿Eso quiere decir que me espiabas?.- me miró burlona.

-Puede ser .- me acerqué rozando su nariz de con la mía.- tenías un serio problema con llegar a la hora.- me solté a reír.

-No es cierto.- se cruzó de brazos e infló sus mejillas alejándose un poco.- bueno, quizás un poquitín.- rodó los ojos y aplasté sus mejillas.

-Si claro y yo soy Batman.- dije burlón.

-Si fueras Batman ahora estarías vigilando la ciudad por los tejados.

-Si fuera Batman sólo te vigilaría a ti por las noches.- me acerqué más y sus mejillas delataron su vergüenza.- te pusiste roja, igual que un tomatito.- la molesté y ella frunció el ceño mirando hacia otro lado.

-No es cierto.- se cruzó de brazos.

Tomé su mano para que siguiéramos caminando, creo que no estaría mal pasar por unos croissant y unos cafés.

-Ven, vamos a comprar y lo llevamos para comer al lado del río.- sugerí.

Había una cafetería cerca así que nos adentramos, era muy bonito el lugar, para ser sincero.

-Disculpe.- hablé a la chica que atendía y ésta me miró de pies a cabeza.

-Vaya manera de saludar Luka.- puso las manos en su cintura.

-¿Cómo?.- enarqué una ceja y Marinette me soltó la mano.

-¡Alix!.- exclamó y la miré para luego volver mi vista a la muchacha de cabello rosa, realmente no la reconocí.- ¿Cómo has estado? , ¿Qué haces aquí?.- nuestra amiga salió un momento de su lugar, abrazó a mi novia y luego a mi.

-No te reconocí, lo siento.- me disculpé y golpeó mi hombro.

-Andas en las nubes enamorado.- se burló y le habló a la azabache.- pues, estoy trabajando de medio tiempo aquí para pagar algunas cosas.- sonrió.- he estado bien, ¿Y ustedes?.- nos vio a ambos.

-Bien, hemos estado bien.- respondió Marinette.

-Sabes que cualquier cosa tu me llamas y pongo a este en su lugar.

-¡Hey!.- me quejé.-estoy aquí.

-Lo sé.- dijo despreocupada y Marinette se puso a reír.

-Gracias por tu apoyo, lo tomaré en cuenta.- me miró burlona y le saqué la lengua.

-Bien, ¿Qué pedirán?.- Volvió a su lugar.- Debo volver al trabajo o me regañarán.- susurró.

-Oh, claro.- respondí.- queremos sólo dos cafés y cuatro croissant para llevar, por favor.- asintió y anotó el pedido en la computadora.

-En cinco minutos estará todo listo.- guiñó un ojo.- pueden esperar en las mesas por mientras, ¡siguiente!.- exclamó.

-Gracias Alix.- dijimos Mari y yo yendo hacia los puestos mientras.

-Que bueno encontrarnos con ella.- suspiró sujetando su rostro con ambas manos sobre la mesita.

-De verdad que no la reconocí, hace mucho no la veía.- la miré hacia atrás y Marinette soltó una risita.

-Estas ciego.- me picó con su dedo en el abdomen.

-Claro que no.- apreté su mejilla y arrugó la nariz.

-¡Couffaine!.- oí fuertemente a mis espaldas y me giré.- ¡pedido listo!.- me levanté junto a mi novia por nuestros cafés.

-Gracias.- cancelé en la caja con la pelirosada.- por cierto.- le extendí el dinero.-no se si Rosita ya se contactó contigo...

-Descuida.- tomó el dinero.- Rose ya me informó de la reunión, cuenten conmigo.- sonrió de lado.- de casualidad sabes si contactaron con ¿Kim?.

-No lo sé, solo hoy hablé con Jul y me dijo que Rose le avisará a todos.-hizo una mueca.

-Bueno, de todas formas iré entonces a informarle.- cerró la caja.- trabaja a unas cuadras de aquí en un gimnasio.

-Típico de Kim.- agregó Marinette apareciendo a mi costado, tomó mi brazo sujetando en la otra mano la bolsa con nuestra comida.

-Bueno, nos vemos en la reunión entonces.- me despedí con la mano.

-¡Claro!, ¡Estaré sin falta!.- exclamó Alix antes de que saliéramos del café.

Fuimos a el Pont Alexandre, todo estaba iluminado, había gente paseando también. Nos pusimos a un costado y observamos el río en completa calma bebiendo el café caliente. El vapor salía de nuestras bocas, y abracé a Marinette por detrás.

-Te ves bonita.- susurré.

-Luka, sabes que esas cosas me apenan.- respondió ocultando su rostro.

-Y aunque te apenen no dejaré de decirlo.- tomé su mano y la hice girar.- porque es la verdad.

-No se que hice para merecerte.- tomó mis mejillas y mi corazón se aceleró por sus palabras.

-Lo mismo digo.- me abrazó y luego se separo un poco.

Sentí un frío extraño en mi pecho y fijé mi vista en los azules de mi novia, pero esta estaba estática en su posición viendo a mis espaldas con el rostro pálido y unas expresión indescifrable.

-Adrien... .- dijo casi inaudible, provocando una punzada en mi pecho y como si sus palabras no bastaran salió corriendo a mis espaldas.

Rápidamente me giré viendola desaparecer de mi lado y a lo lejos un rubio apoyado en el borde del puente con las manos en sus bolsillos.

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