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Capítulo 43

~Adrien~

La espera me estaba consumiendo y los nervios no me dejaban por un solo segundo. El médico había entrado nuevamente con Marinette y no había salido hace bastante ya.

Estaba paseando de un lado a otro, pasando mis manos por mi cabello en un acto de frustración y ninguno de los presentes me había dicho algo al respecto de mi comportamiento recientemente, al parecer ninguno sabía que decirme, se mantenían en silencio a la espera del médico a pesar de su fatídica noticia.

El sonido de esas ya conocidas puertas se hicieron presentes y rápidamente me giré a ver al mismo doctor en toda la noche, su expresión era de completo asombro y más aún cuando conectó miradas conmigo.

-Ella se encuentra bien, está viva y el bebé también... no se como es posible, pero lo está.

Sentí un gran alivio en mi pecho y una sonrisa se formó en mis labios.

-Si... lo sabía... estás peleando por nosotros, princesa.- musité para mi mismo mientras todos daban un gran suspiro abrazándose entre si.

-Se que están muy contentos, pero debo decirles de todos modos que aún no sale del peligro... ya tuvo una crisis y es probable que tenga otra... .- habló nuevamente.

Félix se acercó a mi y puso una mano en mi hombro haciendo que lo viera a los ojos.

-¿Oíste Félix?, ella está viva... .- sonreí e hizo lo mismo por unos segundos.

-Lo sé... pero el médico tiene razón en cierto modo, no quiero sonar frío ni mucho menos hacer que pierdas la esperanza, pero no te ilusiones... si Marinette entra en paro otra vez es difícil que pueda sobrevivir, te lo digo porque lo sé... .- sabía que me estaba dando apoyo, pero también sabía que Marinette no me dejaría y menos a nuestro hijo.

-Lo sé... pero ella tiene porque luchar y lo hizo, ella prometió que volvería conmigo y así va a ser.

Habían pasado dos días desde lo ocurrido y no habían hecho polémica en los medios sobre mi al llegar con una chica ensangrentada en brazos a un hospital, creo que mi padre se encargó de todo, aunque no había tenido noticias de él en días y eso me estaba preocupando.

Alya y Nino venían en turnos a visitar a Marinette al igual que sus padres, ella ya se encontraba estable dentro de lo que se podía y solo quedaba esperar que reaccionara.

Luka y Stephanie iban y venían, solo iban a cambiarse ropa, Luka se encargó de traerme un cambio, sabía perfectamente que no me movería de aquí y estaba enormemente agradecido por todo el apoyo que me estaba dando. También se encargó de traer comida para Plagg y eso ayudó bastante en que mi felino compañero lo perdonara por los golpes que me dio antes, cosa que desapruebo, así de fácil compran su perdón.

Estas noches fueron en vela para mi, no podía dormir sin tener el miedo de que ella me dejara, de que todo saliera mal, quería estar ahí en caso de cualquier cosa y aunque mi cuerpo me lo exigiera descanso no se lo permitía.

Félix por otro lado había ido a la mansión, debía trabajar en la empresa, las responsabilidades nos afectan a todos menos a alguien que estuvo muerto por tres años. No tuve oportunidad de explicarle todo acerca de los miraculous, el maestro o sobre como es que había hablado con su novia que está en coma.

Quería respuestas de todo y no conseguía nada, quería saber sobre ese akuma, quería saber sobre el paradero del maestro, quería saber si Tikki estaba bien, quería saber el siguiente movimiento de aquel sujeto y lo que más quería es que Marinette despertara... sentir sus abrazos que calman todo el pesar que pueda sentir, necesitaba no sólo a mi novia sino que a mi compañera, no estaba seguro si podría hacer esto sin ella.

Ahora me encontraba en la habitación de Marinette, aun no reaccionaba y quería estar pendiente de todo, por el momento estaba estable y no había tenido otra crisis desde la ultima vez.

Estaba sentado a su lado sujetando su mano observando su respiración y cada rasgo de ella.

-No te lo he contado, pero... ya creo saber porque me ocurrían esos desmayos.- hablé por lo bajo.- resulta que Félix tiene novia, pero ella está enferma... en este mismo hospital, quizás te preguntes que tiene que ver conmigo.- reí levemente.- y pues ella está en coma... de alguna forma se comunicaba conmigo porque nos conocimos cuando ocurrió todo en la Torre Eiffel hace tres años, y adivina que.- sentía el nudo en mi garganta.- Félix no tiene nada que ver con el secuestro del maestro, nuestras sospechas no eran ciertas y eso me hace muy feliz en cierto modo... Sólo quisiera q-que estuvieras aquí.- una lágrima cayó por mi mejilla y es que era tan difícil verla así.- por favor Marinette, necesito que vuelvas... Te necesito conmigo.

-Ella volverá.- habló Plagg saliendo un momento de mi bolsillo.- la princesa de los quesos debe estar bien para alimentar a su súbdito.- voló hacia ella quitando un mechón de su frente viéndola detenidamente.

-¿Debe darte tu queso no es así?.- cuestioné y asintió volando hacia mi ahora.

-Cambia esa cara, me deprimes y no es muy bonito sentir lo que tu en este momento.

-Lo siento Plagg, es solo que...

-Lo sé.- se volteó a verla.- se lo que sientes y creo que es aún peor que también puedas sentir lo que yo.- lo miré extrañado un momento hasta que comprendí a que se refería.

No tenía a Tikki a salvo y estaba preocupado por ella, debía encontrarla...

-Encontraré a Tikki.- lo miré fijamente.- y creo que podríamos hacer lo que dijo Marinette.- ambos la miramos.

-Debes tener cuidado con eso, no se puede tomar a la ligera.

-Lo tengo claro.

-Cuando encuentres al portador de Nooroo no puedes caer en la tentación, romperías todo con algo así y si les contamos sobre aquello es para que estén al tanto de que los necesita a ustedes.- me miró y luego a Marinette.

-No romperé el equilibrio, lo sabes.

-Adrien... se lo que sientes y se también que eres humano más que nada, y se que darías todo por Marinette.

-Ella nunca me lo perdonaría...

-Y... ¿tú hijo?.-me miró atento.

-Plagg no me hagas esto por favor, no se que pensar, no se que hacer y mucho menos se que lo sucederá.- tomé mi cabeza con ambas manos.

-Perdón, no quiero ponerte en una situación así.

-No hablemos por ahora de esto, quiero enfocarme en que Marinette despierte primero que nada, necesito hablar con ella y no sólo sobre nosotros sino que de todo esto.

Plagg se quedó en silencio por un tiempo y luego habló.

-Espero que ese bebé no tenga tu cara o será una completa abominación.- soltó y provocó una leve risa salir de mi.

-Gracias por ese halago querido amigo.- respondí sarcástico y miré a Marinette.

Como si mis plegarias fueran oídas pude ver como movía sus ojos y fruncia levemente el ceño.

-Marinette... .- me reincorporé tomando su mano y ella abrió los ojos lentamente.- Marinette estás bien, debo llamar al doctor.- miré a Plagg.- ocultate.- asintió y se metió a mi camisa rápidamente.

-Q-que... .- hizo contacto conmigo y ver sus cielos nuevamente me llenó de alegria e inevitablemente las lágrimas de acumularon en mis ojos.

-Dios... estás bien, despertaste.- besé su mano y comenzó a mirar todo el lugar.- debo avisar que reaccionaste.

-¿Dónde estoy?.- preguntó en un hilo de voz inmovilizada en su lugar.

-Tranquila, no te muevas bichito.- expresé desbordando de felicidad.

-M-me duele la cabeza y todo...

-¡Enfermera!.- grité hacia la puerta.- ¡ahora!. Estás bien, volviste conmigo... lo sabía...

-No entiendo nada... ¿por qué estoy aquí?.- cerró sus ojos con fuerza.

-Por lo pelea con el akuma, ¿no la recuerdas?.

-¿Akuma?, ¿qué?.- soltó mi mano y la puso en su cabeza.- ¿de qué estas hablando?.

-No te esfuerces, es normal que ahora estés confundida.

-¿Quién eres tú?.

En ese momento... en esas tres palabras mi mundo se derrumbó otra vez.

Fue como si cada cuchilla existente me atravesara al mismo tiempo sin miramientos.

-Ma-marinette... soy yo... Adrien.- tomé su mano nuevamente, pero la quitó viéndome de una forma en la que nunca antes lo había hecho.

-N-no me toques... no se quien eres, necesito ayuda.

En eso las enfermeras hicieron aparición junto con el medico y me tomaron del brazo para que saliera.

-Debe salir, tenemos que revisar a la paciente.

-No... yo debo estar con ella.- me sacaron y cerraron rápidamente la puerta.- ella...

Me quedé parado frente a la puerta y comencé a sudar frío sin poder reaccionar, el nudo en mi garganta me impedía respirar y yo... yo simplemente me quedé ahí... ahí nada más.

No se cuanto tiempo pasó hasta que el doctor abrió la puerta defendiéndose de golpe cuando me vio frente a él.

-Joven Agreste.- habló y miré por encima de su hombro a Marinette viendo por la ventana de la habitación.- debo hablar con usted y la familia de la señorita Dupain.

-Necesito verla.- di un paso al frente pero me detuvo cerrando la puerta tras de él.

-Escúcheme... ella está estable por el momento y al parecer la operación resultó todo un éxito, pero...

-Pero.

-Pero ella no recuerda el accidente que sufrió, no sabemos cuán severa es su amnesia o hasta donde puede recordar, le mencioné sobre usted pero no quiere verlo... Me habló de sus padres, su mejor amiga y su novio Luka...

-Pero yo soy su novio, no Luka, yo soy el padre de su hijo.- lo miré fijamente intentando reprimir las lágrimas, pero era simplemente imposible.

-Ella no lo recuerda, ella no sabe porque está aquí... Es posible que sea un bloqueo de un evento traumatico, pero también es posible que sea por la caída y el fuerte golpe que sufrió. Aun debemos hacerle más estudios para seguir un tratamiento y ver que todo esté en orden.

-¿Y que sugiere que haga?, ¿que me quede haciendo nada?.- apreté mis puños a mis costados.

-Lo que menos debe hacer ella es alterarse o que le digan todo de golpe, lo mejor es que venga su familia o alguien con quien se sienta cómoda antes que nada.

-Y mi hijo... ¿está bien?.

-Está bien y es realmente un milagro que se encuentre sano y salvo dadas a todas las cosas por las que ha pasado. Llevaremos el embarazo con mucho cuidado para que se encuentre perfectamente.

Solté un pesado suspiro, no sabía que pensar... no quería nada mas un estar con Marinette y nuestro hijo, pero ahora prácticamente no puedo acercarme en lo absoluto.

-Por favor... necesito hablar con ella.- negó con la cabeza.

-No puede verla, si llega a alterarse sólo un poco, podría ser peligroso en su estado.

-Pero ella lo es todo para mi, por favor... le prometo que no diré nada que pueda alterarla.- me miró con tristeza y luego de un largo minuto de silencio asintió levemente.

-Sólo un momento.- asentí y abrió la puerta dándome paso, de esta manera salieron las enfermeras dejándome a solas con ella.

Marinette miraba por la ventana, podía ver claramente como la luz del sol se reflejaba en sus ojos, aun tenía la cabeza vendada y tenía ambas manos en su regazo.

No me atrevía a dar un paso hasta que de giró viéndome fijamente, pero... yo era un extraño.

-Tú otra vez... ¿quién eres?

-Marinette, yo... ¿no sabes quien soy?.- tragué con dificultad y negó con la cabeza levemente.

-Pero al parecer tu si me conoces, sabes mi nombre... .- dijo en una voz suave y dulce.

Me acerqué lentamente y observó mi acción en silencio apretando sus manos.

-¿Puedo sentarme?.- musité. Me miró de pies a cabeza, pero luego asintió y tomé asiento a su lado reprimiendo las ganas de tomar sus manos con las mías.

-¿Crees que puedas decirme que hago aquí?, ¿por qué tengo está venda?.- puso una mano en su cabeza y rápidamente la quité de ahí, abrió su boca levemente y pude ver sus mejillas ponerse rojas, una sensación me invadió... sentía alivio de que al menos su cuerpo reaccionaba al mío, pero se soltó de mi agarre.

-Tuviste... un accidente.

-Creo que eso podía deducir lo por mi misma.- rió levemente. Esa risa que quería oír hace tanto ahora podía escucharla.

-Cl-claro... me refería a que... La verdad no se exactamente como ocurrió tu accidente ya que estabas sola, ¿tu no puedes recordar nada?.- negó ladeando un poco el rostro.

-¿Cómo es que me conoces?.- su pregunta me descoló, sentía tanta tristeza en mi interior de que no pudiera recordarme.

-Marinette... ¿realmente no sabes quien soy?.- pregunté ahogandome con el nudo en mi garganta.

-Lo siento... perdón si te lastimo con esto, pero no se quien eres.- me miró tristemente.

-Fuimos compañeros en el instituto.- apreté un poco la sábana con mi mano.- nosotros fuimos amigos... de hecho fuiste mi primera amiga.

-Y-yo... ¿fuimos?, eso quiere decir que, ¿ya no lo somos?

-¡Claro que si!... es sólo que...

<<No seas idiota, no puedes decircelo.>>

-¿Qué?

-Que yo me fui a Alemania a estudiar.- formé una sonrisa mordiendo me internamente la lengua y sintiendo como cada vez se me hacia difícil respirar.

-Oh, lamento oír eso... pero ahora estas aquí.- sonrió levemente.- podemos ser amigos otra vez,¿no?.- asentí en silencio.- veo que eres una buena persona, entiendo el porque eres mi amigo. Gracias por estar aquí aunque ni sepas lo que me ocurrió.

-Yo estaría a tu lado siempre, sin importar lo que pase.- abrió su boca un momento y luego la cerró rápidamente.

-Gr-gracias... ¿crees que podrías llamar a mis padres?.- preguntó levemente.- o mi amiga Alya, la conoces ¿verdad?

-Claro, si la conozco.- respiré profundamente.- a Nino igual, él es mi mejor amigo.

-¡Entonces si conoces a mis amigos!.- sonrió más feliz.

-Si... de hecho en el instituto salíamos los cuatro cuando mi padre me dejaba.

-¿Tu padre es muy estricto?.

-Lo era, pero ya no es así.

-Eres muy gentil, no puedo imaginar que tu padre sea una mala persona.- me mostró su sonrisa.

-Gracias por su halago, my Lady.- le guiñé el ojo y evitó mirarme.- ¿ocurre algo?.- cuestioné buscando su mirada.

-N-no lo sé, quizás sólo sea cansancio...

-Si hay algo que se en mi vida, es que te conozco muy bien y quiero decirte que puedes confiar en mi.- me miró a los ojos .- entiendo que estés confundida, pero puedes contarme lo que quieras y yo te ayudaré sin importar nada, palabra de gato.- alcé mi mano poniendo la otra en mi pecho y ella rió levemente.

-Gracias. Se que ya no conocemos o eso pareciera por como me hablas, pero quisiera... si no te molesta, saber cual es tu nombre.- contuve el aire en mis pulmones intentando abandonar todos los pensamientos oscuros y tristes de mi cabeza, junto con las enormes ganas de sacarla de ahí y llevarla conmigo.

Aclaré mi garganta con la horrible presión en mi pecho y extendí mi mano hacia ella, la cual miró detenidamente antes de atreverse a estrecharla con su frágil mano, más su suave tacto me recorrió por todo el cuerpo con una electricidad inigualable y sabía perfectamente que ella también lo sintió.

-Adrien Agreste... a tus servicios, princesa.

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