Capítulo 42
~Adrien~
Estaba frente a mis suegros, los cuales tenían una cara de completa confusión en sus rostros.
-Espera un momento... Marinette es novia de Luka, ¿por qué el bebé sería tuyo?.- repuntó Tom y miré a mi amigo un momento.
-Marinette y yo no estamos juntos.-habló Luka.- creo que no se los ha dicho, pero terminamos hace unos meses atrás y ella...
-Ella es mi novia.- completé lo que diría.
-¿Me estas diciendo que Adrien es el novio de mi hija?.- cuestionó molesta la mujer.- Luka... ¿Me puedes explicar de que estás hablando?.- lo miró mal.
-Sabine... No hay mucho que explicar la verdad, así son las cosas.- agregó el pelinegro.
-¿Cómo puedes estar tan tranquilo con eso?.- cuestionó Tom viéndonos a ambos con severidad.
-Escuchen... Se que esto es algo difícil de digerir, pero...
-Me vas a disculpar, Adrien.- se dirigió a mi la azabache.- pero no puedo creer que Marinette este contigo después de todo lo que pasó.
-Sabine... No creo que sea el momento ni el lugar.- intervino mi amigo.
-Lo siento, Luka. Tu mejor que nadie sabe todo lo que sufrió mi hija por el joven de aquí, tu estuviste a su lado estos años en su depresión... tú fuiste su apoyo y se que la amas.- tomó sus brazos.- ¿Cómo puedes permitir que él esté con ella?.
-Adrien es mi amigo, y jamás le ha hecho daño a Marinette.
-No queriendo tal vez, eso no lo sabemos... Pero mi hija pasó muchas cosas.- bajé inevitablemente el rostro.- ella sufrió demasiado, ella ya no quería estar con nosotros ni con nadie, y nosotros no sabíamos como ayudarla.- apreté mis puños a mis costados y alcé la vista viéndolos fijamente.
-No les pido que me acepten... pero yo amo a Marinette más que nada en este mundo y aún más ahora que tendremos un hijo juntos. Se por lo que pasó ella hace años atrás y aunque yo no estuve ahí, me siento culpable de todas formas. Lamento que se enteraran así de nuestra relación, pero por ningún motivo me alejaré de ella, si no están de acuerdo, lo siento mucho, no podrán interponerse entre nosotros, no lo permitiré.
-Adrien... .- habló Sabine y se acercó a mi.- no es que estemos en tu contra, por ningún motivo pienses eso... es difícil para nosotros procesar todo esto y más con todo lo que pasó Marinette antes. No la veíamos por días... no comía, no hablaba, no salía de su habitación, las únicas veces que pudimos verla un poco bien fue cuando Luka la visitaba.- asentí en silencio, me dolía no haber estado ahí para ella, me dolía todo el dolor que creé al irme.
-Lo siento... .- musité y ella tomó mis manos.
-Está bien.- me sonrió levemente.- ahora lo importante es que mi hija se recupere, ya luego hablaremos todo esto.
-Y si que tendremos muchas cosas de que hablar.- habló el señor Dupain con voz imponente a la cual Sabine le propinó un codazo hacia atrás.
Los padres de Marinette fueron hacia Alya y comenzaron a charlar, yo me quedé al lado de Luka el cual pasó uno de sus brazos sobre mi hombro.
-La tendrás difícil Agreste.- me sacudió un poco.
-¿Algún consejo?.- pregunté por lo bajo y soltó una risa.
-¿De mi?, ¿por qué?.
-Porque son tus ex suegros.
-Ouch, si que eres directo. Que te haya abrazado no cambia que duela.- desordenó un poco mi cabello.
-Lo siento.- intenté sonreír y se encogió de hombros.
-Podría servir que le ayudes a Tom a preparar pasteles.
-Pero yo no se hacer pasteles.- me volteé a verlo.
-Tendrás que aprender.
-Espero que la panadería tenga seguro entonces.
Se acercó a nosotros la chica de cabello largo y castaño.
-Hola.- dijo por lo bajo.
-Hola - respondí y Luka se puso al lado de ella.
-Adrien, ella es mi compañera en Canadá, su nombre es Stephanie Jones.- la presentó.
-Puedes decirme Fanny si te acomoda más.- asentí en silencio.
-Me gustaría poder presentarme más alegremente, pero entenderás que la situación no lo amerita.
-Lo sé... lamento todo esto y creo que ya estarás cansado que todos te digan lo mismo, pero saldrá de esta.- puso una mano en mi hombro.
-Gracias, Stephanie.
El mismo doctor que antes, había salido nuevamente. Rápidamente me acerqué a él y todos hicieron los mismo.
-¿Pasó algo?.-pregunté enseguida.
-Descuiden, solo venía a decirles que pueden pasar a verla unos minutos. La trasladamos a una habitación más cómoda en la que pueden pasar, pero solo de a uno y sus familiares. ¿Quién será el primero?
Miré a los padres de Marinette y asintieron en mi dirección.
-Yo.- hablé firme en mi posición y el médico me miró un momento.
-Bien, vamos.- se giró y comenzó a caminar, pero antes de poder entrar tomaron mi hombro y me volteé viendo a Félix a mi lado.
-¿Qué pasa?.- pregunté y formó una fina línea en sus labios.
-Adrien... escucha, esto será difícil.- me miró a los ojos.- se exactamente lo que es pasar por esto y quiero advertirte que no te asustes al verla en ese estado, será doloroso y debes ser fuerte, ¿está bien?.- asentí levemente y palmeo mi hombro.- bien, entonces ve.
Volví a encaminarme hacia el lugar donde estaba Marinette, el doctor se detuvo un momento en la puerta y me miró.
-Si algo ocurre, llama a las enfermeras enseguida. Tienes unos minutos.- dio un paso a un lado y se alejó de mi campo de visión.
Giré quedando frente a la puerta y estiré mi brazo para alcanzar el pomo de esta, mis manos temblaban como nunca antes lo habían hecho, mi respiración se agitó de sobremanera y mi corazón ya no podía seguir encerrado en mi pecho.
Abrí la puerta y cuando la vi... todo se cayó de golpe, todo en mi se paralizó, oía a lo lejos las maquinas que estaban conectadas a ella y mi corazón se destrozó lenta y desgarradoramente.
Félix tenía razón... esto es más difícil de lo que pensé y no se como él pudo pasar por esto solo.
Lentamente me acerqué a ella, mis piernas fallaban en cada paso que daba.
Se veía tranquila, tenía la cabeza vendada, agujas en sus delicados brazos que alguna vez me abrazaron con ternura y calidez, una mascarilla en su rostro que le proporcionaba oxígeno y sus ojos cerrados, ligeramente morados sobre su blanquecina piel... Una imagen que jamás podré borrar de mi memoria, casi por reflejo bajé mi vista a su vientre cubierto por las sábanas de la blanca cama del hospital.
Mi labio comenzó a temblar y no podía respirar, no podía hacerlo... Me arrodillé en el piso y sujeté su mano queriendo que la apretara al momento de hacer contacto, pero eso no pasó...
Besé su mano con algo de fuerza... estaba fría, todo ella estaba fría.
Los beep de las maquinas no dejaban de sonar en la habitación y cada vez eran más abrumadores.
-Princesa... .- susurré y mi voz se quebró.
No lo pude soportar más, mis ojos se llenaron de lágrimas y lloré como nunca antes lo hice, lloré como lo había reprimido desde que llegué al hospital con ella en brazos.
-Mari-nette... Por favor.- las lágrimas no me dejaban hablar en lo absoluto.- no puedes irte... no ahora... amor por favor.- acaricié su mano y la besé repetidas veces, con la esperanza de que reaccionara un poco.- te necesito... no puedes dejarme.
El frío me estaba invadiendo desde el pecho con un vacío inexplicable.
-Escucha... nosotros ahora seremos una familia, ¿si?.- le sonreí levemente viéndola a sus párpados cerrados y posé mi mano con cuidado sobre su vientre.- amor... no puedes rendirte, seremos padres.- no podía controlar las lágrimas y cada vez derramaba mas.- seremos padres, Bugaboo. No puedes dejarme y menos a nuestro hijo.-tragué con dificultad y me acerqué a su pancita.- tu también pequeño, mamá ahora está un poco mal, pero le darás la fuerza para seguir.- susurré.- serás tan fuerte y valiente como ella, vamos a jugar en el jardín de la mansión los dos...
Sonreí un momento imaginandonos a los tres juntos como una familia.
-Si eres un gatito jugaremos a la pelota y romperemos los feos floreros de tu abuelo.- reí levemente secando mi mejilla con una mano.- y si eres mi pequeña princesita, también lo haremos... pero debes ser fuerte, ¿puedes prometermelo?, Así como yo te prometo ser el mejor padre para ti, pero no puedo serlo si tu y mamá no están.
Deposité un beso sobre este y luego volví a centrar mi atención de mi bichito.
-Ya oíste, my Lady. Rendirse no es una opción y nuestro pequeño lo sabe, así que debes ponerte bien.- respiré profundamente.- lo prometimos...
Pensar que hace sólo unas horas estaba bien, que hace unas horas oí su voz por última vez y que hace unas horas estuvimos juntos...
-No quería salir de casa... quería quedarme contigo y ahora entiendo la razón, ahora entiendo la sensación que tenía... perdón por no poder protegerte, perdóname... lo siento.- y como si no fuera suficiente todo lo que lloré, volví a hacerlo, porque la culpa que sentía era enorme.- lo siento Marinette... pero encontraré a quien hizo esto y pagará cada una de sus culpas, encontraré al maestro y tu estarás bien, tu debes estar bien porque sin ti yo no soy nada, ¿oíste?.
Quería que me hablara, quería oír su voz llamarme, quería que su manos me tocaran y que sus hermosos ojos me vieran con todo el amor que siempre me demostraba.
Si yo estoy sufriendo al verla así, no puedo imaginar lo que fue para ella que yo muriera...
Derrepente las maquinas comenzaron a sonar y me puse rápidamente de pie alarmado.
-¡Enfermera!.- grité sujetando su mano con fuerza.- ¡enfermera ahora!.-volví a gritar y Marinette comenzó a moverse, salí por la puerta y comencé a gritar.- ¡que venga un puto doctor ahora!.- volví a gritar y aparecieron corriendo haciéndome a un lado, uno de los enfermeros me tomó del brazo.
-Debe salir ahora.- dictó y me negué.
-¡No!, ¡¿que le pasa?!.- lo empujé y volvió a tomarme.
-¡Entró en paro respiratorio!.- exclamó una de las mujeres dentro y miré a mi novia desde la puerta.
-¡No, no, no!.- exclamé.- ¡déjenme pasar, debo estar con ella!.- el chico volvió a tormarme y me arrastró hacia afuera.
-¡No puede estar ahí!.- me sacó a la sala por las que intentara entrar.
-¡Adrien!.- oí la voz de Alya, pero la ignoré.
-¡Déjame pasar!
-Si no te calmas tendré que darte un tranquilizante.- habló nuevamente el sujeto y sentí que me jalaban hacia atrás.
-¡No!, ¡Marinette!, ¡debo estar con ella!.- estaba desesperado.
-¡Adrien!, ¡dinos que pasó!.- Luka me agarró tirandome hacia atrás y me giró.- ¡reacciona!.- me miró golpeando mi mejilla.
-Marinette... estaba con ella y estaba todo bien... y-yo... Las máquinas comenzaron a sonar y... Luka no puedo perderla, por favor... no puedo perderla.- me quebré, me quebré con todo el miedo que sentía por dentro.
-No... mi niña.- oí a Sabine, pero no podía verla... Solo veía a Luka frente a mi sujetandome y mi respiración por las nubes.
-Adrien, debes calmarte.- oí a Félix a mi costado.- ¿me estás escuchando?, ¿Adrien?
-Agreste, ¿un sucede?.- la voz de Luka se hizo presente otra vez.
Lo oía a lo lejos y la vista se me estaba nublando, cada vez sentía menos mi cuerpo y el frío del piso abrigó mi mejilla.
-¡Adrien!.- fue lo último que escuché antes de ver todo negro.
Abrí mis ojos y en vez de encontrarme en el hospital donde creía, estaba frente a mi en el árbol.
-¿Qué hago aquí otra vez?.- pregunté al aire.
-¿Adrien?.- hablaron tras de mi.
<<Esa voz... >>
Me giré lentamente y ahí estaba, Marinette estaba detrás de mí con sus tipicas coletas y su rostro tan dulce.
-Marinette... .- fue lo único que pude decir antes de correr a sus brazos.- Marinette estas aquí, estás bien.... Marinette.
-Soy yo, gatito. ¿Qué sucede?.- soltó una pequeña risa mientras acariciaba mi cabello con sus manos.
-No me sueltes, no te vayas... Por favor no te vayas.
-No iré a ningún lado, amor.- se iba a separar, pero no se lo permití.
-No, no, no... no me sueltes, no quiero que me sueltes.
-Está bien, pero me estas asustando.- respiré su aroma profundamente dejando que las lágrimas cayeran por mis mejillas.- Adrien... ¿estás llorando?.- me separó y tomó mi rostro entre sus manos, era tan cálida.- ¿que sucede?.
-Sólo estoy feliz de verte.- limpió mis mejillas y sus ojos se cristalizaron.
-Yo también, pero no tienes que llorar porque yo también lo haré.- rió levemente y puse mis manos sobre las suyas viendo sus hermosos ojos azules.
Nos quedamos un momento así hasta que oí que me hablaban a lo lejos.
-¿Qué es eso?.- preguntó volteandose a ver a todos lados y lo comprendí.
-Marinette, escuchame.- tomé sus manos firmemente.- no puedes quedarte aquí, ¿oíste?.
-¿Que sucede?, no entiendo que pasa... ¿esto es un sueño otra vez?.
-Marinette se que es confuso, pero si los dos estamos aquí quiere decir que uno de los dos está muerto.- abrió más sus ojos.- y definitivamente tu no puedes hacerme esto, así que no te quedarás aquí. Tienes que luchar y tienes porque luchar.
-El akuma... .- musitó.- lo recuerdo, y-yo me caí porque iba a sujetarte.
-Eso es lo de menos ahora, necesito que me prometas que volverás y no te quedaras aquí.
-P-pero...
-Marinette vamos a ser padres.- toqué su vientre y sus mejillas se pintaron de rojo.- se que te harías unos exámenes, se lo dijiste a Alya y ahora estas no sólo peleando por tu vida, sino también por la de nuestro hijo.
-Entonces... vamos a ser padres.- asentí y sonrió dejando que las lágrimas cayeran por sus mejillas.
-Debes volver.- tomé sus mejillas.- debes volver ahora, prometelo.
Cada vez la sentía menos y me estaba desvaneciendo.
-¡Prometelo!.
-¡Lo prometo!.- exclamó.- ¡pero no se que hacer!, ¡no te vayas Adrien!
-¡Vuelve conmigo!.
-¡Adrien!
Abrí mis ojos y todos estaban a mi alrededor, vi las caras de mis amigos asustados y mi respiración estaba agitada por completo, me senté en el suelo.
-No hagas esfuerzo.- habló Félix.- no sabemos que te pasó aún, debe verte un médico.
-Estoy bien.- hablé y el dolor de cabeza me golpeó horriblemente.
-No, no lo estás. Así que quédate ahí, no es primera vez que te pasa.- respondió nuevamente y tomé mi frente.
-Marinette... ella...
Las puertas sonaron fuertemente y me puse de pie como, al medico salió del lugar dirigiéndose a nosotros.
-Doctor, ¿Qué pasó?, ¿Cómo está mi hija?.- habló Tom y el médico miró hacia abajo.
-Hable de una puñetera vez.- hablé con enojo.
-Tuvo un paro respiratorio... y no lo pudo resistir... Lo lamento y-yo...
-Vuelva con ella ahora mismo, porque Marinette está viva y mi hijo también.- lo tomé de su traje viéndolo fijamente.
-Joven, ya no hay nada que pueda hacer.
-¡¿Tienes idea de quien soy?!.- escupí mis palabras viéndolo fijamente.- ¡soy Adrien Agreste! ¡y tengo el puto poder de hundir tu carrera si no haces lo que te digo ahora mismo, así que muevete si no quieres que te entre yo mismo a patadas donde mi novia!.- lo empujé y todos me quedaron mirando.
Primera vez que usaba mi nombre con autoridad y no me importaba en lo absoluto que pensaran de mi, sabía que Marinette estaría bien... lo prometió y una promesa jamás se rompe entre nosotros.
-Ella está bien. Lo prometió, ella volverá conmigo de una forma u otra.
"No prometas lo que no puedes cumplir porque mas de un corazón roto dejarás detrás de ti."
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