Capítulo 38
~Marinette~
Habíamos llegado a la batalla con el nuevo akuma y curiosamente no había destrucción en la ciudad. Todo estaba sumamente tranquilo a excepción de la gente gritando sin sentido alguno.
Chat me seguía detrás y no podíamos encontrar el akuma por ningún lado, por más que buscaramos no había rastro de aquel sujeto.
-¡Debemos encontrarlo!, ¡la gente se está volviendo loca!.- exclamé a mi compañero parando sobre un edificio y él hizo lo mismo a mi costado.
-Ya envíe un mensaje a la policía para que nos informen si lo ven.- respondió viendo su bastón.
-¿Qué poder crees que tenga?.- cuesioné sin dejar de ver a las calles por si se veía algo.
-No lo sé, pero viendo como está la gente quizás sea...
-Veo que han venido a jugar.- oímos una voz y rápidamente nos pusimos en posición de ataque chocando nuestras espaldas.
-¡Muestrate!, ¡¿dónde estás?!.- agregué buscando con la mirada por todos lados sin ver nada.
-Pero querida Ladybug, eso no sería divertido.- soltó una risa de lo más irritante para mis oídos.
-Escucha, se que el sujeto que te controla te prometió cosas, pero debes saber que no puede cumplirlas.- expresó mi compañero girando junto conmigo.
-Hay algo en lo que te equivocas, Chat Noir.- habló nuevamente escuchandose como un eco a nuestro alrededor.
-¿En qué?.
-Que a mi no me ofreció nada más que el poder que yo quisiera y hacer lo que tengo pensado.- rió nuevamente pero de una forma más perversa.- así que hagan esto mas fácil, entreguen sus prodigios y pensaré en dejarlos ir.
-¿No crees que eres un poco arrogante?.-preguntó Chat e inevitablemente rodé los ojos.
-Tus juegos para irritarme no surtirán efecto en mi, gatito.
Derrepente sentimos un impacto contra nosotros haciéndonos caer al piso con brusquedad.
-¡Oops!, ¿les dolió?.- la voz volvió a sonar y rápidamente nos pusimos de pie agitando nuestras armas.
-No es la primera vez que peleamos con un akuma invisible.- hablé lanzando mi yoyo golpeando a la nada y sin éxito alguno.
-Recuerdo haber visto eso en las noticias hace mucho tiempo.- soltó con una risa.- les contaré un secreto... pues si no me ven es porque así lo deseo.
Un hombre alto y delgado apareció en un rincón de la azotea, con una sonrisa macabra nos apuntó con el bastón que portaba no sin antes soltar una carcajada y desaparecer otra vez.
-Chat... debemos encontrar la forma de poder verlo.- susurré y asintió levemente.
-Pero todo es más difícil, ya se hizo de noche.- respondió girando conmigo sin dejar de apuntar su arma.
-Pero no para ti.
-¿Cómo?.- cuestionó sin entender.
-Eres un gato prácticamente, tienes sentidos que yo no... úsalos.
Vi como sus orejas de gato se movieron y rápidamente impactó su barra con algo y apareció el akuma en el piso con una mueca de dolor.
-No subestimes a unos superheroes.- habló Chat sujetándose de su barra.
-Ingenuos.- sonrió el sujeto desapareciendo nuevamente.- ¿creen que este es el único poder que tengo?.-preguntó sobre mi oído y rápidamente me giré para intentar golpearlo pero fue fallido.- puedo hacer que se retuersan de dolor sin siquiera tocarlos.
Me giré a ver a mi compañero y este cayó el piso gritando de sobremanera con lágrimas en sus ojos.
-¡No!, ¡Chat!.- grité yendo hacia él, pero unas cadenas me lo impidieron.- ¡déjalo!.- mis ojos se llenaron de lágrimas al verlo de esa forma sintiendo tanto dolor.
-¿De verdad?.- cuestionó haciendo una pausa.-puedo hacer que pare el dolor, pero no quiere decir que quiera hacerlo.- se puso a reír y se dejó ver a mi lado.- todo el dolor que lo consume ahora es todo lo que sufrió desde que nació... sería interesante. - se acercó a mi oído y susurró.- hacerte revivir todo el dolor que has sentido desde que llegaste a este mundo.- intenté soltarme pero no podía.
No soportaba verlo así, me dolía el pecho horriblemente.
-¡Ladybug!, ¡has que pare!.- gritó mi compañero extendiendo una mano hacia mi.- ¡por favor!.
-¡Basta!, ¡te lo suplico!.- la ansiedad se instaló en mi garganta, la asinsiedad de gritar intentando liberarme de las cadenas.- ¡no le hagas daño!
-¿Tanto lo amas?.-preguntó paseándose de un lado a otro.- sólo lo dejaré si me das tu miraculous y puede que me divierta contigo después.
-No... p-puedo darte mi prodigio.- se acercó más a mi y tomó mi mentón para que viera a mi compañero en el suelo aún.
-Dejarás que el muera por una insignificante joya.- sonrió.
-Él... no morirá... él lo prometió y siempre cumple sus promesas.
-Oh, querida Ladybug. Lamento informarte que esto es la vida real y tu compañero no volverá aunque te lo haya prometido.
-¡Ladybug!, ¡no quiero morir!.- gritó nuevamente Chat y cerré mis ojos con fuerza.
-¿Sabes algo que acabo de descubrir?... .- volvió a hablar el akuma.- que tu dolor más grande es el dolor que sienta él.- lo apuntó con su bastón y mi respiración se agitó de golpe.
-¡Dejalo!, ¡no lo toques!.- cerré mis puños con fuerza.- ¡hazme lo que quieras pero no le hagas daño!.
-Tentadora oferta, pero creo que esto se volvió divertido.- se acercó a mi compañero y movió su mano haciendo que gritara en su lugar de una forma en la que me desgarraba el alma.
-N-no... .- ya no podía hablar, me era imposible. Las palabras se habían clavado en mi garganta y el dolor que sentía aumentaba con cada grito que Adrien daba.
-Esto acabará lentamente con él, su cuerpo no resistirá por mucho si sigue así.- sonrió en mi dirección.- tengo una genial idea para hacer esto mas divertido.
-¡¿Qué harás?!.
-Que sufras la pérdida de un ser amado.- levantó a Chat con una fuerza invisible frente a mi liberando mis cadenas.- veremos si lo puedes salvar.
~Adrien~
Luego de haber golpeado al akuma este simplemente no volvió a responder, mi compañera lanzó su yoyo en dirección a la Torre Eiffel y la seguí detrás.
-¡Ladybug!, ¡espera!.- grité en su dirección pero no se detuvo, algo pasaba y no me decía anda.- ¡oye!
De pronto simplemente ella desapareció frente a mi, me detuve sin comprender que estaba ocurriendo y luego lo entendí, era una ilusión.
Corrí y salté con desesperación en dirección a la última vez donde vi al akuma y antes de poder llegar la vi...
-¿Marinette?.- musité sin entender que ocurría y ella cayó del edificio.
Mi corazón se detuvo, mi cuerpo no respondía y solo estaba estático en mi lugar. Los sonidos se hicieron lejanos y un fuego me comenzó a quemar el pecho de una manera que nunca antes había sentido.
Todo pasó en menos de un segundo y ni tiempo de parpadear tuve para asimilar que acababa de ocurrir.
Corrí.
Pude respirar una sola vez antes que nada y mi cuerpo se movió por si solo hacia donde ella cayó.
Mi mente no lograba entender nada y cuando llegué a ella todo se derrumbó de golpe, estaba de lado y su cabeza... sangraba.
-N-no...
La tomé entre mis brazos abrazandola con cuidado de no hacerle daño, su cuerpo estaba helado y frágil, sus ojos cerrados...
Un vacío enorme se instaló en mi sin aviso y lo único que reaccioné en hacer fue levantarme con ella en mis brazos y correr al hospital más cercano.
Mi transformación se fue y supe enseguida que Plagg lo hizo con su voluntad para que no me descubrieran aunque eso era lo que menos me importaba.
-Estarás bien... estarás bien... estarás bien... .- me repetía una y otra vez en cada paso que daba sin verla.
La gente asustada me miraba con una chica en brazos y mucha sangre.
-Estarás bien... estarás bien...
No podía pensar nada mas que eso, ella estaría bien, ella estaría conmigo, ella y yo viviremos juntos, tenemos una vida por delante.
Cada respiro que daba colapsaba mis pulmones, sentía el sudor caer por mi frente y la gente en las calles me abría paso... jamás me detuve... jamás lo hice... porque tenía el amor de mi vida en mis brazos y ni siquiera me detuve a ver si quiera si respirara aún.
Cuando puse un pie en el hospital una extraña sensación me golpeó y caí el piso con ella en mis brazos, con mi Marinette en mis brazos.
Todo fue tan rápido que no me di cuenta cuando me la habían arrebatado y llevado en una camilla.
-...a bien?.- oí a lo lejos casi inaudible y luego una luz golpear mis ojos.- chico, ¿Está bien?.- sentí una mano en mi hombro y giré mi rostro encontrándome un señor con bata blanca.
Me volteé nuevamente viendo como era llevada en esa camilla, cerré mis puños dándome fuerza que no sentía y es que no sentía nada en lo absoluto, solo estaba existiendo ahí. Me levanté y corrí hacia ella y antes de poder entrar me sujetaron de mis brazos.
-No puedes pasar, debes decirnos que pasó.- intenté soltarme para ir junto a ella, junto a mi bichito, pero no me dejaban.- ¿quién eres?, ¿que fue lo que le pasó a la joven que venía contigo?.
-Marinette .-fue lo único que pude decir con claridad ya que mis pensamientos eran una mezcla de todo sin sentido alguno.
-¿Ella se llama Marinette?, joven ¿me escucha?.- lo oí tan lejano y en menos de un segundo ya estaba sentado en el piso viendo las frías paredes de color gris de aquel lugar.
-Estarás bien... estarás bien... .- repetí una y otra vez tratando de convencerme que así sería.- estarás bien...
-Necesita un calmante, está pálido.- la voz de una mujer resonó en el lugar.
No se como pero simplemente alguien me tomó del hombro nuevamente haciéndome verlo.
-¿Félix?, ¿eres tu?.-preguntó y negué con la cabeza.
-Soy su primo.- respondí volviendo a caer al vacío de mi cabeza.
-Lo conozco, estarás bien...
-Estarás bien... .- repetí.
El doctor que me habló al parecer se contactó con mi primo y este le habló a mi padre, no se cuanto tiempo pasó pero mi padre me estaba abrazando con fuerza mientras yo estaba sentado en una de las sillas del hospital.
-Hijo, todo estará bien.- habló firme en su posición y no podía abrazarlo, no tenía la fuerza.- ¿Qué fue lo que pasó?.
-Y-yo... no lo sé, un momento solo estaba ahí y después ya no...
-Adrien, debes decirme lo que pasó... Están haciendo una investigación en tu contra.
-Bien...
-Adrien, mírame. Hijo debes despertar ahora.- tomó mi rostro viéndome fijamente.- debes reaccionar, Marinette está en cirugía ahora.
Sus palabras me golpearon de una manera brutal, por un lado estaba feliz de que si estaba viva y por el otro... todo era un caos.
-¿E-está e-en cirugía?.- pregunté con una sonrisa y el asintió.- entonces está viva... ella lo está...
-Adrien, por favor... está en estado crítico, debes ser consciente de eso.
-Pero está viva.
-¿Sabes que pasó con su prodigio?.- preguntó y miré el piso nuevamente.
-¿Qué?.- parpadeé varias veces, estaba empezando a ser un poco mas consciente de todo lo que ocurría.
-Pregunté a las enfermeras si traía aretes y me dijeron que no, que no traía nada consigo. Adrien, el tiene el prodigio de la creación.
-N-no... no puede ser, ella no los entregaría nunca.
-No lo sabemos ahora, se que no estas bien pero debes ser fuerte, así como ella lo fue antes.- bajé mi rostro, todo era muy confuso para mi... .- Adrien, se que me necesitas contigo pero esto es más grande que eso y puede que acabe con todo lo que conocemos, intentaré averiguar lo que sucedió para que no te echen la culpa sobre esto.
-Pero no hice nada...
-No importa, si abren una investigación en tu contra te detendrán y no podrás estar aquí con ella y no podrás ser Chat Noir si París te necesita.- me levantó el rostro con su mano.- hijo, debes decirme si lo entiendes.
-Si... Lo entiendo.
-No quiero dejarte solo, pero se que no te moverás de aquí y es precisamente en lo que te ayudaré.- sólo asentí y se agachó tomando mis manos.- Marinette es como una hija para mi y haré todo lo que esté en mis manos para que salga bien de esto, lo prometo.
Se levantó y lo miré hacia arriba, pude ver el dolor en su ojos, ese dolor que rápidamente fue cubierto con una expresión seria y una postura elegante.
-Hay momentos en que debes ser una roca por fuera aunque estés roto por dentro y es precisamente lo que debes hacer ahora.- limpió su rostro con su mano, ni siquiera me di cuenta que había llorado junto a mi.- intentaré controlar todo, tu tranquilo.- se dio la vuelta y lo seguí con la mirada hasta que desapareció por la puerta del hospital.
Mi padre sin duda era un hombre muy fuerte... A pesar de todo lo que pasó.
-¡Adrien!.- oí una voz femenina a lo lejos y supe enseguida de quien se trataba, me puse de pie y pude verla entrar rapidamente con lágrimas en sus ojos.
Era Alya y a su lado estaba Nino con la misma expresión de preocupación en su rostro. Miré más a detalle viendo a una joven desconocida de cabello castaño y no se en que momento simplemente me habían golpeado contra la pared desde mi camisa.
Miré con dificultad esos ojos azules llenos de ira.
-¡Dijiste que la protegerias!.- me golpeó nuevamente en la espalda.- ¡pensé que estaría a salvo contigo!
-¡Luka!, ¡no es el momento!.- oí esa voz desconocida.
-¡Sueltame Stephanie!.- gritó el pelinegro.- ahora mismo te daré tu merecido.- no me importaba en lo absoluto que me golpeara y así lo hizo, directo en mi rostro.- ¡prometiste protegerla!
Sus palabras me golpearon aún mas fuerte que su golpe y con frialdad.
-No debí dejarla contigo, debí quedarme con ella.- me golpeó otra vez.- ¡ahora está aquí por tu culpa!.- volvió a golpearme y la rabia se despertó en mi.
-¡Pero no lo hiciste!, ¡porque ella me ama a mi!.- me volvió a enderezar desde mi ropa.
-¡Luka ya basta!.- habló Nino y este sólo lo empujó hacia atrás.
-Esto es entre él y yo.- respondió con severidad.- No te metas porque no respondo.- lo miró hacia atrás y luego a mi nuevamente.- ¡la hiciste sufrir por tres años y luego volviste como si nada!, ¡destruiste mi felicidad junto a ella!
-Ella jamás pudo amarte y lo sabes.- sujeté sus muñecas intentando que me soltara.
-Lo hubiera hecho si no hubieras aparecido en su vida otra vez, ella estaría bien y no al borde de la muerte como ahora.
-¡¿Y crees que no lo se?!.- lo empujé.- ¡¿tienes una idea de la culpa que siento?!.- le grité.- ¡¿acaso sabes lo que es volver sin tener idea de como o por qué?!
-E-ella... No puede morir... .- me golpeó el pecho con sus puños cayendo de rodillas al piso al mismo tiempo que yo.- no puede morir...
Luka estaba llorando y sintiendo todo el dolor que yo en ese momento, sólo pude abrazarlo... abrazarlo y contener el amor que sabía que sentía por ella y no pude derramar una sola lágrima, y es que simplemente no salían... No podía llorar, no me permitía llorar antes de saber lo que pasará.
Dicen que llorar te hace dar cuenta que estas vivo, pero eso es lo que menos quería en ese momento.
"No todos enfrentamos el dolor de la misma forma y cada vez que sufrimos se puede reaccionar de muchas formas diferentes."
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro