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Capítulo 27

~Marinette~

Mi corazón comenzó a latir muy fuerte cuando vi que Adrien despertó, lo abracé con fuerza.

No teníamos idea de lo que le había pasado, estuvo seis días inconsciente y los médicos no sabían que tenía, dijeron que estaba en perfectas condiciones y que solo podíamos esperar a que reaccionara.

Nino, Alya y Luka habían venido a visitarlo todos estos días, Gabriel no salía de su oficina por más que intentara convencerlo. Estuvo metido en los diseños trabajando sin parar, estaba desesperado y yo por otro lado no me fui en ningún momento de su lado, sabía que despertaría. Me lo prometió.

-¿Cómo te sientes?.- le pregunté acariciando su mejilla suavemente.- ¿quieres que te vea un doctor?.

-Estoy bien, solo con algo de hambre.- sonrió levemente.- y confundido.

-Me asuste mucho, no sabía lo que te pasaba... dijiste que te dolía la cabeza y luego...

-Shh... está bien, ahora no pensemos en eso.- me abrazó besando mi cabeza y me dejé llevar por sus cálidos brazos.

-Ustedes no pierden el tiempo.- oí a Félix a un costado y volteamos a verlo.

-Que te puedo decir... mi novia y yo solo disfrutamos lo más que podemos de estar juntos.- respondió Adrien sin soltarme en ningun momento.

-¿Novia?.- cuestionó el Agreste con incredulidad soltando una leve risa.- vaya... quien lo diría.

-¿Te sorprende?.- preguntó Adrien.

-Prefiero ahorrarme comentarios.- sonrió hacia mi y lo miré mal.

La puerta de la habitación se abrió de golpe y dejó a la vista al señor Agreste con la respiración acelerada. Me puse de pie para hacerle espacio de que abrazara a su hijo.

-Los dejaremos solos, iré a la cocina por algo para que comas.- le dije a Adrien mientras Gabriel lo estrechaba en sus brazos, asintió en respuesta.

Caminé hacia la salida empujando a Félix hacia afuera aprovechando de que estaba frente a mi.

-¿Qué haces?.- alegó haciendo resistencia.

-Necesitan estar a solas, no seas impertinente.- respondí cerrando la puerta tras de mi.

Félix se volteó a verme con el ceño fruncido haciendo una mueca y yo... yo simplemente lo ignoré pasando de él dirigiéndome a la cocina.

-Así que novia de mi primo.- lo oí a mis espaldas, pero no respondí.- no me dirás que me guardas rencor por algo, después de todo no le dije a mi tío en las condiciones que estaba Adrien la vez pasada.- me volteé viéndolo que fijamente y apuntandole.

-E hiciste bien o me hubieras conocido de verdad.- sonrió alzando una ceja.

-Creo que ya te conozco bastante, princesa.- inflé mis mejillas soltando un bufido.

-¡No me llames así!.- me giré y seguí caminando, ya me estaba sacando de mis casillas.

-¿Por qué?, princesa.- volvió a repetir remarcando la ultima palabra.

-Porque sólo una persona me puede decir así.- y a veces un kwami que me dice princesa de los quesos.- y no eres esa persona.

-Que berrinchuda eres.-siguió molestando mientras seguía por el largo pasillo.

-¿Quieres dejar de seguirme?.- solté con molestia y se puso a reír.

-Yo solo camino por la casa nada mas, no es que te este siguiendo.

-Entonces camina por otro lado, donde no esté yo.

-No, gracias.- respondió.

-¡¿Por qué?!.- me giré nuevamente haciendo que se detuviera de golpe.

-Porque yo quiero.- se cruzó de brazos viéndome divertido.

-¡Eres un... un...!

-¿Un qué?, a ver... dime.- retó con la mirada sonriendo de lado con petulancia.

-¡Eres un arrogante, egocéntrico, narcisista!.- exclamé y puso su mano en su mentón quedándose en silencio un momento.

-Pues si lo soy.- respondió.- y aun así te gusto.

-¿Qué?.- pregunté desubicada con extrañeza.- no me hagas reír. Tu no me gustarías ni en un millón de años.

-¿Quieres apostar?.- se acercó haciéndome retroceder unos pasos.

-¿Q-qué haces?.- me acorraló contra una pared y puse mis manos sobre su pecho para marcar distancia.

-Te pongo nerviosa, ¿no es así?.- sonrió viéndome fijamente.

-No puedo ponerme nerviosa con alguien que no me gusta.- rebatí devolviendole la mirada.

-Sabes que puedo ser mucho mejor que mi primo.- se agachó un poco para acariciar mi mejilla.- con mayor experiencia.- se acercó a mis labios y lo empujé pisando su pie.

-Puedes tener todo lo que quieras del mundo, pero jamás serás Adrien y eso no lo puedes cambiar jamás. Yo lo amo a él y a nadie más, que te quede claro Félix Agreste.- me di la vuelta caminando erguida y con seguridad, de ninguna manera me dejaría intimidar por él.

-Eres buena.- lo oí a mis espaldas nuevamente.- pero... ¿Cómo amar a alguien que no conoces?.- rodé los ojos tomando una gran bocanada de aire.

-No deberías hablar lo que no sabes, no conoces mi historia con Adrien, por lo tanto no puedes opinar.

-Se que eran compañeros en el instituto, pero eso no quiere decir que estén enamorados o algo por el estilo.

-Félix... .- suspiré.- ¿a que quieres llegar con esto?.- me crucé de brazos.

-¿Qué es el amor para ti?.- preguntó con la voz más seria y casi inaudible.

Parpadeé un par de veces ante esa interrogante que no parecía nada el estilo de él.

-El amor es... muchas cosas... no sabría decirlo con exactitud.

-Entonces no estas segura de que amas a Adrien.

-¡Claro que lo amo!

-Te acabas de contradecir.- alzó una ceja.- ¿Cómo sabes que lo amas si no sabes que es el amor?.

-Porque es todo lo que necesito para ser feliz... porque me basta con que sonría para saber que todo estará bien y lo único que quiero es poder pasar el resto de mi vida junto a él. Lo amo porque lo es todo para mi y que él sea feliz es mi prioridad aunque no sea conmigo.

Félix guardó silencio y bajó un poco el rostro viendo a sus pies, tomó mi mano y me jaló hacia él abrazandome. Me resistí un momento, pero me apretó aún más.

Algo le pasaba y no sabía que era, desde que lo conocí no lo había visto tener una actitud así.

-Realmente eres buena... .- susurró sobre mi hombro.- eres buena para mi primo, pero te quiero para mi.

-Félix... sueltame.- musité intentando zafarme.- Félix.- llamé nuevamente.

-¿Por qué?... ¿por qué él?.

-No se que te pasa, pero me estas poniendo incómoda.- lo empujé.- Adrien es tu primo y tu te me estas insinuando, eso no está bien Félix.- lo miré con severidad.- no vuelvas a abrazarme o siquiera a repetir algo como lo que has dicho. No se que clase de persona crees que soy, pero yo jamás le haría daño a Adrien y mucho menos lo engañaría.

-Mari...

-No. Esta conversación se acabó.- sentencié y apresuré el paso para bajar las escaleras e ir a la cocina ignorandolo por completo.

Preparé algo de comer para Adrien, nada muy pesado. Subí nuevamente hacia su habitación y estaba solo.

Me sonrió cuando hizo contacto conmigo y caminé hacia el con la bandeja en mis manos.

-Hola, ¿te sientes mejor?.- pregunté dejando la bandeja sobre la cama mientras peinaba su cabello hacia atrás.

-Ahora que estas aquí, si.- tomó mi mano depositando un beso en ella.

Quería contarle sobre lo de Félix, pero no era el momento adecuado, además, no quería formar un problema entre ellos.

-Entonces a comer.- asintió con una sonrisa.

-Esto está delicioso.- expresó luego de comer una cucharada de la sopa.

-Adrien... .- alzó la vista hacia mi.

-¿Ocurre algo?.- pregunto con preocupación e hice una fina línea en mis labios.

-Es que... Luka se va mañana a Canadá.- dejó los cubiertos a un lado al igual que la bandeja.

-¿Y tu estás bien?.

-No es fácil...

-Lo sé, pero le hará bien. Estoy seguro que no tardará en regresar a París tampoco.

-Luka es importante para mi.- me sinceré.

-Lo sé... .- suspiró.- mañana iremos a despedirlo entonces.

-Pero, ¿crees estar en condiciones?. Aun no sabemos lo que te pasó y acabas de despertar ¿y si te pasa de nuevo?, ¿y si...

-Marinette.- me interrumpió con una risa.- estoy bien, no te preocupes. Este gato tiene muchas vidas.- me guiñó un ojo y lo empujé con mi mano.- iremos a despedir a Luka mañana, ¿bueno?.

-Bueno.

-Por cierto... ¿dónde están Tikki y Plagg?.- habló más bajo.

-Le pedí a Alya y Nino que los cuidarán mientras estabas aquí, no quería que Félix los viera o algo así.

-Bien. De seguro Plagg los volverá locos.

-Se enojó conmigo.- hice un puchero.- quería quedarse aquí contigo.

-Ese Plagg.- soltó una risa.

En eso mi celular comenzó a sonar y lo tomé viendo quien era.

-Alya, ¿que sucede?.

Marinette!, ¡tus cositos voladores están vuelto locos!.

-¿Qué hicieron?, ¿están bien?.- Adrien me hizo una seña y lo puse en altavoz.

-Dicen que quieren ir al
la mansión porque Adrien despertó y yo les dije que avisarias si eso pasaba, pero no hacen caso. ¡Princesa de los quesos!.- ese era Plagg.- ¡Hey pasame eso!.- gritó Alya y aguanté la risa junto a Adrien.- ¡Mari!, ¡sabemos que Adrien despertó!.- esa era mi Tikki.

-Tranquila, Tikki. Adrien está bien, está aquí conmigo.

-Hola.- saludó mi gatito.

-¡Adrien!.- exclamaron todos al unísono y nos soltamos a reír.- ¡Adrien tienes mucho que explicar!, ¡no puedes irte al árbol como se te de la gana!.- dijo mi kwami y miré a mi novio extrañada, él me miró con cara de no tener idea de que hablaba.

-Tikki, ¿de que hablas?.

- ¡Iremos para allá!.- ese era Plagg.

-No... esperen. No podemos arriesgarnos a que Félix los vea o algo así, pasenme a Alya.

-Ya era hora, estos pequeños son peor que mis hermanas.- bufó mi mejor amiga.

-Alya, no vengan para acá. Mañana nos veremos, recuerda que Luka se va.

-Bueno, bueno... pero estarán hechos una furia.

-A Plagg dale doble ración de camembert y estará tranquilo.- se metió Adrien.- con Tikki no tendrás problemas.

-Pero si el bichito rojo es el que mas molesto está, dijo que no debías atravesar puertas o que quedaras atrapado u algo así.

-Mejor hablamos mañana.- dije colgando la llamada.

Adrien me quedó mirando un momento y luego decidí hablar.

-¿A que se refería Tikki?, dijo que fuiste al árbol...

-No recuerdo haber ido a ninguna parte, solo se que oí a mamá y luego nada... desperté aquí. Si se refería al árbol que tu y yo conocemos, pues, no lo vi en ningún momento.- se encogió de hombros.

-¿Oíste a tu mamá?.- abrí un poco mas mis ojos y asintió lentamente.

-Me dijo que no debía estar ahí y algo sobre salvarte, no estoy seguro del todo.

-Esto es muy extraño y no tengo un buen presentimiento.- tomó mi mano.

-Todo estará bien, bichito. No te preocupes.- suspiré y acaricié su mejilla suavemente.

-Eso espero...

Me quedé con Adrien y al día siguiente por la tarde fuimos al aeropuerto para despedir a Luka.

Íbamos en el auto, Adrien se estacionó y abrió la puerta de mi lado tomando mi mano a la vez que aseguraba el vehículo. Caminamos hacia dentro y pude distinguir a lo lejos a Alya y Nino abrazando a mi amigo.

Cuando nos acercamos un poco mas una sensación extraña se posó en mi pecho. Luka hizo contacto conmigo y enseguida sonrió, pero yo no podía hacerlo... simplemente no podía.

-Hola Agreste.- saludó y Adrien soltó mi mano estrechandola con él a la vez que se daban un medio abrazo.

-Hola.- regresó el saludo y yo me quedé detrás de él.

-Bien, nosotros iremos se comprar algo.- dijo Nino.- muero de hambre.

Todos asentimos y tanto Alya  como él se fueron hacia una de las tiendas del lugar.

Me sentía algo incómoda, mi ex novio estaba junto a mi con mi ahora novio; es un poco raro.

-¿No piensas saludarme?.- la voz de Luka me sacó de mi trance y parpadeé varias veces.

-Cl-claro.- intenté sonreír y revolvió mi cabello un poco.

-¿Qué pasa?.- preguntó viéndome hacia abajo y negué con la cabeza.

-N-no pasa nada, ¿qué podría pasar?.

-Bueno yo... iré con Nino y Alya, creo que deben hablar.- dijo Adrien y lo miré negando levemente con la cabeza, pero sólo sonrió guiñandome un ojo.

Se perdió entre la gente y Luka estaba frente a mi viendo como desaparecía.

-Él realmente es bueno... puedo entender un poco porque te traía vuelta loquita en el instituto.- mis mejillas se pintaron de rojo y lo empujé con mi mano.

-¡No digas eso!.- soltó una carcajada.

-Pero si es verdad.- sonrió.- ¿ahora me dirás que ocurre?, te conozco muy bien e incluso Adrien se dio cuenta que algo pasaba.

Bajé el rostro, pero lo elevó rápidamente con su mano viéndome fijamente.

Lo quedé mirando a sus ojos azules y el pensar que se iría me destruyó lentamente, mis ojos comenzaron a picar y lo abracé con fuerza.

-N-no quiero que te vayas... Luka no te vayas, po-por favor.- no pude contener el llanto, simplemente no podía dejarlo.

Me abrazó devuelta acariciando mi cabeza, me hacía falta aire, el nudo en mi garganta no me permitía respirar.

Me sentía como una niña pequeña en sus brazos y con cada minuto que pasaba lo sentía más lejano, haciendo que una sensación de vacío se instalara en mi pecho.

-Sabes que tomé una decisión, Marinette...

-Te extrañaré mucho...

-Y yo también. Sabes que te extrañaré.

-Lo siento... perdóname, lo siento mucho, Luka.- apreté su chaqueta con mis manos en su espalda.

-¿Por qué te disculpas?.- susurró.

-Te lastimé... y-yo lo siento, te lastimé y eres alguien muy importante para mi.- me separó un poco tomando mi rostro entre sus manos mientras secaba mis lágrimas con sus pulgares.

-Hey... No lo sientas, sabes que no lo te culpo por eso.

-De todas formas debía hacerlo.- sonrió y besó mi frente balanceandose conmigo mientras me seguía abrazando.

-Ay Marinette... .- suspiró.- ¿qué voy a hacer contigo?.

-Quererme mucho, como yo a ti.- me encogí de hombros y rió levemente.

-De eso no hay duda.- cerré mis ojos para sentir más su abrazo.- estarás bien, ya verás que ni te acordarás de mi en unos días.

-¡Claro que no!, te llamaré para saber como te está yendo y además también quiero oír tus nuevas canciones.

-Me debes dar tu crítica por cada canción que haga.

-Eso tenlo por seguro.- sonreí sobre su pecho.- tendrás tu crítica personal de música aunque no tenga idea sobre eso.- reí.

-No quites la sonrisa de tus labios, Marinette.- se quedó en silencio un momento.- sólo así podré estar tranquilo.

-Lo intentaré.

-Eso es mejor que nada y por favor.- me miró a los ojos ahora.- no caigas de nuevo, ¿de acuerdo?.- tragué grueso y asentí.

-Lo sé...

-Recuerda que aunque creas que todo está oscuro siempre hay una pequeñita luz.

-Gracias.

-Gracias a ti, hermosa. Gracias por todos estos años por tu amistad.

-Si sigues así no podré dejar de llorar, tonto.

Se acercó más a mi juntando su frente con la mía, podía sentir su respiración chocar con la mía.

-Mari... .- susurró cerrando sus ojos e hice lo mismo.

-Luka... no lo hagas... por favor.

-Pero, quiero hacerlo... quiero besarte.

No quería ser brusca con él, no quería apartarlo, no quería lastimarlo más de lo que ya hice.

-Sólo un beso... Sólo eso y no me verás más...

Tomó mi rostro y sentí el roce de sus labios sobre los míos, mi respiración se agitó... Adrien estaba en mis pensamientos en ese momento y aún así sentía que si me apartaba lo lastimaría más, pensé que me besaría, pero desvió sus labios besando mi mejilla. Respiré con alivio.

-Lo siento.- miró hacia un costado y limpió su mejilla con su brazo.- no quise... Adrien es mi amigo.

-Lo sé.- giré su rostro con mi mano.

Las voz que avisa la salida de los vuelos hizo eco en el lugar y Luka me miró con tristeza, pero rápidamente cambió su expresión por una mas feliz, aunque sabía perfectamente que no era del todo sincera.

-Creo que ya llegó la hora... .- asentí y volvió a envolverme en sus brazos.- portate bien pequeña.

-Y tu también.- respiré profundamente su perfume por última vez y oí las voces de Nino y Alya detrás de nosotros.

Me separé de Luka y limpié las lágrimas que había derramado nuevamente con mis manos.

-Que te vaya bien, viejo.- Dijo Nino estrechandolo en un fuerte abrazo.

-Ay Luka precioso.- exclamó Alya abrazandolo de la misma forma.- te extrañaremos mucho, cuidate bien y ten cuidado con la delincuencia.- este asintió.

-¿Y Adrien?.- pregunté y me miraron.

-Adrien sólo estuvo un minuto con nosotros, pensé que había vuelto con ustedes.- respondió mi mejor amiga y Luka me miró preocupado.

-Hey, ¿de que me perdí?.- y como si fuera llamado por los dioses mi novio hizo acto de presencia.

-El vuelo ya va a salir.- respondió Alya.

-Ya veo... entonces nos despedimos.- se paró frente a él extendiendo su mano y la estrechó firme para luego darle un abrazo, dijeron algo por lo bajo lo cual no pude oír.- estaremos en contacto.- aintió.

Hicieron nuevamente el anuncio del vuelo y mi amigo me tomó la mano apretandola fuertemente.

-No vemos, hermosa.- sonrió y no quería soltarlo, pero tenía que hacerlo.

-Nos vemos, señor Couffaine.- soltó una pequeña risa y se dió la vuelta comenzando a caminar.

De a poco se iba haciendo más pequeño, me quedé observando su espalda alejarse y su cabello oscuro con sus puntas azuladas al igual quede sus ojos.

-¡Luka pituca!.- exclamó Nino y se volteó.- ¡te queremos idiota!.- se soltó a reír y alzó la mano desapareciendo por completo.

Por un lado estaba completamente feliz de que cumpliría uno de sus sueños y por otro lado quería encerrarme en mi habitación y llorar por horas.

No pensé que despedirme de Luka sería tan duro para mi... Pero pensándolo más claramente, el siempre estuvo a mi lado y era normal sentir este vacío.

-¿Por qué Luka pituca?.- preguntó Adrien a Nino y éste soltó una carcajada.

-Eso amigo mio, es una historia muy graciosa.- respondió.

-Quiero oírla.

-Cuando empezamos a hablar mas con Luka, una vez fui a su casa y entré a su habitación sentandome de golpe en la cama.

-¿y ?.- Adrien rió por lo bajo.

-El idiota se tenia una pintura de uñas negro abierta sobre la cama.- Nino comenzó a reír.- digamos que arruiné su manicura junto con el cobertor de su cama, me golpeó con su guitarra y gritó como una niña... señoras y señores ahí nació Luka pituca, quien se pinta las uñas y grita como niña.

-Yo creo que el que gritó como niña, fuiste tu cuando te golpeó con la guitarra.- soltó Adrien y Alya se puso a reír al igual que yo.

-Opino lo mismo.- apoyó mi amiga.

-¡Eso no es cierto!.- exclamó el moreno.

Adrien tomó a Nino por los hombros quitando su gorra y desordenando su cabello.

Mi celular vibró y lo saqué para ver de que se trataba, era un mensaje de Luka.

"-Nos vemos, hermosa. Puede que no me veas, pero te saludaré desde las estrellas antes de llegar a Canadá.

Lo siento y gracias por todo.

Te amo, Marinette."

"Las despedidas son difíciles y más aún cuando de quien te despides sientes un amor genuino."

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