Capítulo 25 (tercera parte)
~Adrien~
Todo era perfecto. Ella era perfecta, no hay forma de describir lo que siento por esta mujer, ella es la razón de que mi vida tenga sentido.
Nos detuve un momento admirando todo de ella, desde sus largas pestañas y pequeños hoyuelos en sus mejillas hasta su pequeña cintura y delicada figura. Era simplemente hermosa y no me alcanzaría la vida para decírselo.
Me contemplaba en completo silencio con sus bellos zafiros brillando enormemente por las luces que adornaban el lugar desde que le dije que estaba enamorado de ella.
<<Bien Adrien, es ahora o nunca.>>
-Marinette... .-musité subiendo las manos por su espalda hasta sus hombros descubiertos y ¡dios! Era tan suave y adictivo el roce con su piel que me hacía estremecer.- estoy hecho un manojo de nervios.- soltó una pequeña risa sonriendome con sus ojos.- las cosas importantes son las más difíciles de decir, ¿lo sabías?
-Créeme que se perfectamente a que te refieres, pero un buen amigo una vez me dijo... debes hablar con el corazón.
-Creo que seguiré su consejo.- no podía dejar de mirarla.- quiero ser sincero contigo, Marinette.
-Te escucho... .- susurró y podía sentir como acariciaba mi cabello en la nuca.
-Yo... .- tomé aire lo más que pude en mis pulmones.- no encuentro las palabras adecuadas para decir todo lo que me haces sentir. Te dije que estaba enamorado de ti, eso es la verdad mas pura que puedo decir porque te amo mas que nada en este mundo y no me importa volver a morir con tal de ver tu sonrisa otra vez. Soy capaz de lo que sea por ti, quiero que no sólo seas parte de mi pasado.- tomé su rostro entre mis manos.- quiero que seas mi presente y mi futuro todo el tiempo.
-Adrien...
-Yo... quiero que seas mi novia, quiero que tengamos una vida juntos. Prometo apoyarte en todos tus sueños, así como también quiero que me apoyes en los míos... quiero que algún día tengamos un hogar con una familia, con nuestra familia.- la abracé respirando su aroma que cada vez me hacía quererla más.- hice todo esto porque estoy enamorado... se que somos algo muy minúsculo en todo lo que nos rodea, pero no me importa gritarselo al mundo con tal de que aceptes el amor sincero de este gato. No te mentiré, puede que sea muy celoso y también despistado muchas veces, digo chistes que no son el agrado de todo el mundo.- solté una risa.- también puedo ser un poco coqueto, pero solo contigo, eso jamás lo dudes... estoy lleno de defectos y lleno de temores, temo que si no te digo todo lo que siento desapareceré otra vez y no quiero lastimarte, no quiero que sufras por mi. A pesar de haberte prometido que no me iría, tengo miedo de que así sea y que me odies por eso.- se separó de mi dándome la espalda.- Marinette... .- se mantuvo en silencio sin voltear a verme.
Estaba ahí frente a mí abrazándose a sí misma con la cabeza gacha. No sabía que hacer, no sabía que decir y mucho menos sabía que estupidez le dije.
-Yo... .- la oí y levanté la vista.- yo jamás podría odiarte.- se volteó por completo.- eres un tonto de siquiera pensar que eso seria posible.
-Marinette...
-Si te vas otra vez... iré tras de ti.-me miró con determinación y eso me causó un miedo terrible en el pecho.
-Mari...
-Ya lo oíste Agreste, si te vas otra vez yo me voy contigo.
-No quie...
-No tienes derecho.-me interrumpió.- no puedes decirme que quieres que sea feliz sin ti.- frunció el ceño, era como si leyera mi mente.- lo intenté, Adrien. Lo intenté y no funcionó, porque a pesar de todo siempre estabas aquí.- puso la palma sobre su pecho.- dices que lo mas importante para ti soy yo, pues lo más importante para mi eres tú. - me apuntó.
-Marinette, escúchame.- me acerqué tomándola de los hombros.- no estoy seguro de que pasará, pero quiero que estés segura y no tomes una desunión precipitada.- me miró con extrañeza.
-Él te lo dijo... .- musitó.
-¿Qué?.- cuestioné y me empujó.
-Luka te lo dijo, ¿no es cierto?.
-Luka sólo está preocupado por ti.
-No debías saberlo, no debió contarte. Me lo prometió.- dos lágrimas se deslizaron por sus ojos.
-¿Por qué?.
-Y-yo... .-sus palabras se quebraron, podía ver como la congoja se apoderaba de ella y solo quería abrazarla, contenerla, pero no me dejó acercarme.- no puedo... .- se fue corriendo entre los árboles por el sendero que habíamos caminado juntos anteriormente.
Quería ir tras ella, pero sabía que necesitaba estar sola por ahora y lo que menos debía hacer era empeorarlo todo aún más.
-¡Soy un completo idiota!.- golpeé una piedra que había en el piso del muelle y me derrumbé en el mismo maldiciendo internamente haberle dicho sobre eso.- ¿Por qué diablos le dije?.
<<¡Luka dijo que no le dijera, idiota!>>
Me mantuve viendo las tablas de aquel sitio apoyando una mano en mi frente.
Así no era como quería que terminara todo lo que planeé.
-¿Adrien?.- oí una dulce voz, pero no levanté la vista.- ¿y Marinette?.
-No lo sé... Se fue.
-¿Cómo que se fue?, ¿qué pasó?.- cuestionó y solté un pesado suspiro poniéndome de pie yendo hacia la mesa donde comimos recientemente quedando parado frente a ella.
-Yo... estoy siendo egoísta.- golpeé la mesa con mi puño por todo el enojo que sentía.
-¿Egoísta?.- voló frente a mi.- ¿de que estás hablando?.
-Eso Tikki, si algo me pasa quiero que Marinette sea feliz.
-Pues si lo estas siendo.- hizo una mueca.
-Gracias por el apoyo.- solté con ironía y se puso a reír.
-Marinette te ama tanto o más que tú a ella.- levantó mi rostro con su pequeña mano.- ustedes están hechos el uno para el otro y hay veces donde las cosas están más allá de tu comprensión.- sonrió.-pero ahora ponte en su lugar un momento. Si hubiera sido ella la que muriera por ti.- abrí mis ojos de sobremanera.
-No... ella... No podría pensarlo.
-Es que debes hacerlo.- habló más firme.- intenta imaginar todo lo que sufrió cuando te fuiste, si ella te hubiera pedido que fueras feliz con alguien más, que te hubiera dicho que siguieras con tu vida, ¿que hubieras hecho?.
-Probablemente ni siquiera lo hubiera intentado...
-Marinette no intentó suicidarse por la pena que sentía, ella lo hizo para poder estar contigo.
-¿Tú lo sabías?.
-No subestimes al kwami de la creación.- sonrió.- ella es mi portadora y puedo sentir todo lo que ella siente.
-¿Y ahora cómo se siente?.- musité viendo el mantel blanco.
-No está molesta por si es lo que te preocupa, pero creo que deberías preguntárselo tu mismo.- la volví a mirar y me pasó la rosa blanca que habíamos dejado ahí anteriormente.- no uses la cabeza, habla con el corazón.
-Hablar con el corazón... eso me dijo ella.
-Ve a buscarla.- me hizo girar dándome un fuerte empujón en la espalda.
-Auch.- me quejé y comencé a caminar.
-¡Adrien!.- me detuvo la voz de Plagg y me giré para verlo, estaba al lado de Tikki.- bueno... .- carraspeó.- Tikki es mejor en esas cosas que yo, pero ten en cuenta que hay veces en que las palabras sobran.- sonreí ente su gesto.- intenta darle un quesito.- una sonrisa se dibujó en mis labios y vi como Tikki ponía los ojos en blanco, sin duda ella no entendía a que se refería mi kwami.
-Gracias por ayudarme con todo.
-No tienes que agradecer, lo hicimos con gusto.- respondió la carmesí.
-Tu con gusto y yo por mi queso.- agregó Plagg y Tikki golpeó su cabeza.
-Eres un glotón.
-A mucha honra.- le sacó la lengua el felino.
-Por cierto, vamos para qu...
-No te preocupes, nosotros estaremos estirando un poco los pies por el lugar.- sin duda Tikki era tan tierna como mi Marinette.- luego volveremos al auto, así que ya ve donde mi pequeña.- volvió a empujarme.
-Ya voy, ya voy.- volví a reír y me fui rápidamente.
-¡Son unos ciegos idiotas!.-oí el grito de Plagg a lo lejos y contuve una carcajada.
Comencé a hacer el recorrido que anteriormente hicimos con Marinette, definitivamente debía encontrarla.
Corrí lo más rápido que pude, sentía que el corazon se me saldría del pecho por el miedo que comenzaba a sentir.
Llegué donde nos recostamos en el pasto anteriormente y no estaba. Fui al lago y tampoco se encontraba ahí, volví al auto con la esperanza de encontrarla dentro, pero este estaba vacío.
Entonces caí en cuenta de donde podría estar... la cabaña.
Con suerte ella recordaría el camino hacia la cabaña, fui lo más rápido que pude y cuando llegué a ella simplemente mis esperanzas se desvanecieron al ver que estaba en completa oscuridad.
Me detuve observándola desde afuera pasando una mano por mi cabello con frustración y soltando un bufido al mismo tiempo.
Me acerqué a la puerta de la cabaña para revisar si estaba dentro, pero la tristeza se hizo presente en mi. Los recuerdos de mi madre y de mi padre siendo felices conmigo cuando era pequeño me atacaron de una forma cruel... cruel porque eso ya no sería posible otra vez.
Despejé mi cabeza sacudiendola un poco, Marinette era mi prioridad ahora. Tomé el pomo de la puerta de madera y la giré adentrandome en el lugar.
Pude ver la sala y la chimenea, todo estaba tal y como lo recordaba desde mi infancia... y desde que traje a Marinette aquí en el sueño.
Me paré en medio de la sala y un sollozo me hizo saltar en mi sitio, rápidamente me giré y ahí estaba... sentada en el piso abrazando sus rodillas mientras ocultaba su rostro en estas, dejé la rosa sobre la pequeña mesa de la sala.
-Marinette... .- me agaché para poder acariciar su cabeza con cuidado.- gracias al cielo que estas aquí, te busqué por todos lados.- no levantaba la vista.- ¿Marinette?.
-Déjame sola.- musitó entre el llanto.
-¿Cómo?.- cuestioné frunciendo el ceño.
-Que me dejes sola, no quiero que estés conmigo por lástima y mucho menos p-por...
No esperé que continuara y la abracé, intentó soltarse pero no se lo permití.
-Escúchame bien Marinette Dupain Cheng, yo no estoy contigo por lástima y mucho menos por lo que pasó antes.- la apagué más a mi y comenzó a llorar con fuerza.
-Entonces ¿por qué no quieres estar conmigo?.- sollozó sobre mi pecho y no podía entender a que se refería.
-¿Qué?, ¿de que estás hablando?.- cuestioné tomándola de los hombros para que me viera a los ojos pero desvió la mirada.- Marinette, mírame.
-N-no puedo.- volteé su rostro, quizás estaba siendo un poco brusco, pero me lastimaba de sobremanera que pensara que estaba con ella por lástima.
-Mírame.- sujeté su rostro y pude ver sus ojos llenos de lágrimas enrojecidos.- ahora dime a que te refieres.
-T-tu... No quieres b-besarme, no quieres estar conmigo... El otro dí... .- no la dejé continuar y la besé, la besé con todas las ganas que tenia de hacerlo.
Me importaba muy poco que me golpeara después de eso, pero la amaba más que nada y no permitiría seguir negando el poder demostrarle todo lo que me hacía sentir.
La tomé desde la nuca y de la cintura para apegarla más a mi, soltó un casi inaudible gemido que me hizo tener aún más ganas de no detenerme.
Sentir sus labios sobre los míos era completamente adictivo. Mis pulmones exigían que respirara y por mas que lo ignorara se me hizo imposible luego de unos segundos más.
Marinette se levantó rápidamente del piso y observé su acción mientras intentaba recuperar el aliento, me dió la espalda manteniéndose en silencio y también me levanté poniéndome detrás de ella.
-Mari...
-¿Por qué lo hiciste?.- se giró viéndome con el ceño fruncido mientras mantenía su mano sobre sus labios.
-Porque te amo.
-Si no te hubiera dicho...
-Lo hubiera hecho igual en algún momento.- la interrumpí.
-Pero t-tu...
-Si no lo había hecho antes es porque te respeto.- suavizó su expresión viéndome con extrañeza.
-¿Qué?.
-Te respeto Marinette... yo aunque no lo parezca me gustan las cosas a la antigua.- volteé el rostro con algo de vergüenza rascando mi nuca.- no podía besarte porque no eres mi novia y no quería que pasara algo más porque... ¡Esto es tan difícil!.- exclamé tomando mi cabeza con ambas manos.
-¿Por qué?.- susurró acercándose un poco.- ¿p-por qué no querías que pasara algo más?.- podía ver sus mejillas tornarse de color rojo y el nerviosismo en el tono de su voz.
-Porque... .- suspiré dudando si acercarme o no, pero al ver que ella lo hacía no dudé en tomarla de la cintura simulando un abrazo.- porque quería que fuera especial... porque y-yo quería que fueras mi novia primero y porque... aunque no me arrepiento de aquella vez en nuestro sueño... eso era un sueño y esto es la realidad.- junté su frente con la mía y podía sentir su respiración agitada golpear mi piel.- no estoy contigo por lástima y no he hecho esto por lástima tampoco, ya te lo dije... estoy enamorado de ti y eso no cambiará nunca, no importa las veces que muera y que regrese... Siempre te amaré.
-Pero yo intenté...
-Hubiera hecho lo mismo... .- definitivamente no dejaría que cargara con esa culpa.- si hubieras sido tu la que se fuera y me hubieras pedido todo lo que yo a ti... definitivamente no hubiera podido. Eres mas fuerte que yo y eso lo supe desde el primer momento que te vi.
-Quería estar contigo.- me apretó con fuerza.- no quería seguir viviendo sin ti.
-Lo sé... .- sin darme cuenta comencé a llorar con ella.- Lo sé... .- apreté mis párpados con fuerza para reprimir las lágrimas, pero era simplemente imposible.
-Lo siento... perdóname...
-Shh... no tengo nada que perdonarte.- tomó mi rostro y secó mis lágrimas con sus delicadas manos.
-Te quiero a mi lado por toda la eternidad.- susurró.
-Y así será, princesa.- respondí acercandome, pero me detuve al rozar sus labios con los míos.
-Puedes hacerlo... Sólo hazlo... soy tuya, ¿ya lo olvidaste?.
-Pero... .- nos separé levemente y tomé la rosa que habia dejado sobre la pequeña mesita de centro y aclaré mi garganta.- He de decir que puedo ser un tonto, pero que te amo con locura y si my Lady me lo permite... quisiera pedirle formalmente que sea la novia y única dueña de este hombre que de vez en cuando se convierte en un gato.- se la extendí y la quedó mirando por varios segundos y se lanzó a mis brazos.
-¡Por supuesto que sí!.- me abrazó con tanta fuerza que se me escapaba el aire, la tomé levantándola un poco y girando en nuestra posición.- ¡definitivamente quiero ser tu novia!.- dijo con euforia soltando una risa que me contagió enseguida.
-No tienes idea de lo feliz que me haces.- la bajé y nos separamos un momento.
Marinette tomó la rosa en sus manos y la llevó a sus labios depositando un beso en esta extendiendola hacia a mi e imité su acción, pero una sensación extraña me invadió.
-Te amo, Adrien.- sonrió enormemente con las mejillas con un ligero color carmín.
-Y yo te amo aún más, princesa.- me acerqué acariciando su mejilla.
"Hay veces en que las palabras sobran, pero si tienes las correctas es mejor decirlas a callarlas."
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro