Capítulo 25 (primera parte)
~Marinette~
Tres días habían pasado desde que Nino golpeó a Adrien. Pedí permiso en la universidad para ausentarme unos días y así poder cuidarlo.
Adrien ya estaba mucho mejor a decir verdad, solo quedaban pequeños rastros de un color morado, pero nada grave.
No habíamos sabido nada de Félix desde lo que ocurrió y el señor Agreste al parecer no supo nada sobre como estaba Adrien, asumimos que de quedó callado.
Aprovechamos el tiempo, teníamos mucho de que hablar. Dos años sin vernos era bastante y pude contarle más a detalle todo lo que había ocurrido en su ausencia.
Tikki y Plagg estaban acostados en nuestras cabezas mientras veíamos la televisión.
-¿Por qué simplemente no le dice que la ama?.- cuestionó el felino mirando de cabeza la televisión.
-Porque si lo hace la pondría en peligro.- respondió Tikki posando sus pequeñas manos en su mentón.
-Entonces que escapen juntos.- debatió Plagg rodando los ojos.
-No pueden, porque los encontrarían enseguida.
Adrien y yo nos mirábamos conteniendo la risa por la pequeña discusión de nuestros kwamis, oyendo atentamente como concluiría su conversación.
-Estúpidos humanos, por eso es mejor el queso.- y ahí estaba Plagg y su comentario sobre la comida.- Sin problemas ni cosas raras, simplemente delicioso.- giró sobre la cabeza del rubio y oí como mi kwami soltaba un bufido.
-Eres un glotón e insensible.
-Aún así me quieres, azuquitar.- ronroneó Plagg mostrandole los colmillos, sentí como Tikki se levantaba y no me di ni cuenta cuando lo empujó haciendo que cayera de la cabeza de Adrien.
Mi gatito y yo no pudimos aguantar la risa y soltamos una carcajada que se oyó en todo el lugar.
-Hey, que no es gracioso.- se quejó Plagg, volviendo a subirse a la cabeza de rubio jalando su cabello.
-¡Plagg!, ¡eso duele!.- alegó Adrien.
-Probecita princesa, tiene el cabello sensible.- se burló y me puse a reír junto a mi kwami.
-Calla si no quieres que te tire los bigotes y te deje sin queso.
-¡Para eso tengo a mi princesa de los quesos!.- respondió confiado sacándole la lengua, empujando a Tikki y posandose ahora sobre mi cabeza.- ¿no es cierto princesa?.- preguntó y Adrien lo miró mal.
-Apestoso gato.- bufó Tikki posandose ahora sobre Adrien.
-Bien, tu te quedas con el apestoso y yo con la dulce Tikki.- soltó el rubio tomando a mi kwami y depositando un beso en su mejilla.
-¡¿A si?!.- exclamó Plagg besando mi mejilla y Adrien frunció el ceño.
-Creo que fue suficiente televisión por hoy.- interrumpí su disputa apagando la tele.
-¡Pero si estábamos por terminarla!.- exclamó Plagg y lo tomé en mis manos.
-Sólo están discutiendo cosas sin sentido.- rodé los ojos y acarició mi mejilla ronroneando.
-Bien, suficiente cariño.- Adrien me lo quitó dejandolo sobre la cama.
-¡Hey!.- se quejó Plagg.- eres un... .- Tikki lo miró mal y se quedó callado.
-Bien princesa, tienes que arreglar tus cosas porque saldremos.- dijo Adrien poniéndose de pie y posando ambas manos en su cintura.
Lo quedé mirando sin comprender y tomó mi celular viendo... la hora al parecer.
-¿Salir?, ¿dónde? .- cuestioné y sonrió.
-Eso es un secreto, my Lady.- se estiró tal cual felino y fue al baño, pero antes se detuvo.- Marinette es para ahora.- se fue dando algunos brincos.
Miré a los kwamis y ambos se encogieron de hombros.
-Pues deberías hacerle caso.- sugirió Tikki sonriendo.
Tikki y Plagg fueron por comida a la cocina, bueno... prácticamente Plagg arrastró a Tikki para que fueran por comida.
Me levanté. Pude oír la ducha abrirse desde mi habitación y a Adrien tarareando. Al parecer estaba feliz.
A los pocos minutos oí la puerta del baño y apareció Adrien cubierto con solo una toalla. Rápidamente miré hacia otro lado y soltó una risa.
-¿Qué pasa bichito?.-preguntó con una voz coqueta.- Aún no te has vestido.
-E-es que... esperaba q-que salieras para darme una ducha y eso.- evitaba su mirada, pero sabía que tenía una sonrisa burlona en sus labios.
-Que triste, me hubieras dicho antes para bañarnos juntos.- no me di cuenta en qué momento se había acercando tanto.
Alcé la vista a sus hermosos ojos verdes. Su cabello goteaba un poco y su torso estaba ... madre santa, por algún motivo me sentía algo sofocada.
-Q-que dices.- lo esquivé para dirigirme al baño y sentí como me abrazaba por detrás apegandose a mi por completo.
-¿Por qué huyes, bugaboo?.- ronroneó sobre mi oído haciéndome estremecer.
-No estoy huyendo, s-solo dijiste que... que íbamos a salir y debo ducharme.- rió levemente. Podía sentir como mi ropa absorbía las gotas de agua que aún estaban en su cuerpo.
-Bien, entonces apresurate o se nos hará tarde.- se separó dándose la vuelta e inevitablemente me quedé miradolo.
<<¡Por dios, Marinette!, ¡deja de mirarlo!>>
Golpeé un poco mis mejillas respirando hondo y me dirigí al baño para darme una ducha rápida.
Ya estaba todo prácticamente listo, habíamos comido, los kwamis también.
-¿Segura que no se te queda nada?.- preguntó Adrien con los brazos cruzados y una sonrisa.
-Segura.- respondí cerrando un poco mis ojos.
-¿Y nosotros que haremos?.- cuestionó Plagg volando entre los dos junto a Tikki.
-Vendrán con nosotros, no podemos dejarlos aquí solos.- respondió el rubio.
Todo estaba en su lugar, Tikki y Plagg se ocultaron en sus respectivos lugares y salimos del departamento.
-¿Donde iremos?.- pregunté.
-Ya te dije que es un secreto. No seas impaciente princesa.- esperábamos el elevador.
-Pero quiero saber donde vamos, imagínate me quieras secuestrar y desaparezco.- me crucé de brazos y él soltó una risa.
-¿Secuestrarte?.- puso cara de pensar.- eso suena bien, me has dado una buena idea.- subió y bajó sus cejas juguetón y lo empujé un poco.
-Tonto.- llegó el ascensor y nos subimos.
Cuando llegamos al primer piso caminamos hacia la calle y Adrien se quedó parado.
-¿Qué sucede?.- alcé una ceja y me apuntó al frente.
-Que debemos subir a su vehículo señorita, ¿o piensa ir caminando?.
-¿Qué?.- miré donde me indicaba y había un auto frente a nosotros color negro.
-Donde vamos es un poco lejos.- agregó y lo miré.
-P-pero, ¿Cómo iremos en eso?.
-¿No es obvio?, yo manejando.- me guiñó el ojo.
-¿Sabes conducir?.
-Digamos que hace unos años atrás le rogué a mi padre para tomar unas clases de manejo.
-¿Y el aceptó?.- cuestioné sin creérmelo y soltó una risa.
-Por supuesto que no. Me dijo que un Agreste no necesitaba saber conducir y todo eso, pero Nathalie no estaba muy de acuerdo así que me ayudó para tomar las clases sin que papá supiera.
-¿De verdad?.- asintió y sacó su billetera mostrándome su licencia.
-Salgo bien, ¿verdad?.- preguntó soltando una risa.- bueno, aun no expira así que es legal.
Me quedé mirando la fotografía, se veía más pequeño. Ahora estaba un poco mas alto y con sus rasgos más definidos, aunque seguía teniendo esos lindos ojos llenos de ternura.
-¿Y recuerdas como hacerlo?.
-No tengas miedo princesa, se perfectamente como hacerlo.- tomó mi mano y la besó.
Sus labios eran tan suaves y cálidos, mi mejillas se pusieron completamente rojas ante aquel acto tan tierno.
-Vamos.- abrió la puerta del auto y me hizo entrar, rápidamente lo rodeó y subió en el asiento del piloto.- excelente, ¿lista para la aventura, Bugaboo?.- preguntó sujetando firme el volante y lo miré.-¡ el cinturón de seguridad por favor señorita Dupain!.-exclamó extendiéndose y rodeando mi cuerpo con el cinturón.- la seguridad es primordial.- me miró fijamente rozando mi nariz con la suya.
-Cl-claro... cinturón... seguridad.- tartamudeé y aclaró su garganta enderezandose en el asiento.
-Ponte cómoda porque tenemos un viaje un tanto largo.- tomó las llaves y las quedó mirando.- ¿esto donde iba?.- lo miré asustaba y se soltó a reír.- sólo estoy bromeando.
Encendió el auto y salimos de mi casa rumbo quien sabe donde.
Era un día algo frío, pero había un sol brillante con algunas nubes en el cielo. Todo entre los dos estaba en silencio, revisé a Tikki en mi bolso y estaba durmiendo tranquilamente, se veía muy tierna.
Habían pasado quince minutos desde que salimos de mi casa y ya habíamos salido de la ciudad. Podía contemplar los árboles a los costados de la carretera.
-¿De verdad no me dirás donde vamos?.- negó con la cabeza y me extendió su mano, la tomé y la besó.
-Si quieres duerme un poco, nos queda como una hora y media de viaje aún.- hice un puchero ante aquello y soltó una risa.
-¿Cómo es que tienes este auto?.- me ganó la curiosidad de preguntar.
-Digamos que... .-me miró un momento y luego volvió a mirar al frente.- llamé a mi padre desde tu celular ayer mientras dormías.- entrecerre los ojos por aquello y sonrió con inocencia.- lo siento por eso, pero no tenía como comunicarme con él... bueno, la cosa es que le pedí unos favores y aceptó gustoso, al parecer mi padre te aprecia mucho.- sentí un calor reconfortante en mi pecho y sonreí.
-Nos unimos mucho todo este tiempo, se convirtió en mi segundo padre.
-Si, lo noté bastante y eso me agrada.- pude notar un brillo distinto en sus ojos.
Me acomodé un momento en el asiento y no me di cuenta cuando me había quedado profundamente dormida.
-Marinette... princesa... .- oí a lo lejos y sentí un calor en mi mejilla.- oye... despierta, ya llegamos.
-Adrien... .- abrí los ojos un poco, encontrándome con los suyos. Eran tan bonitos y tan verdes.
-Ya llegamos.- sonrió y le devolví la sonrisa. Quitó mi cinturón de seguridad.- cierra los ojos y no espíes.
-¿Qué?.
-Tu sólo hazme caso y no los abras.- hice lo que me pidió y de un momento a otro ya no me encontraba en el auto.- tranquila te tengo.- me sujeté de su cuello con ambas manos, me estaba cargando.
-Me voy a caer.- solté apretando mis párpados.
-¿Ladybug le teme a caer de los brazos de su compañero?, eso sí que es nuevo y un tanto ofensivo para él.- reí un poco sintiendo la brisa sobre mis brazos y mi cabello.
-¿Dónde estamos?.- cuestioné aún con mis ojos cerrados.
-Aún no abras los ojos, solo cuando yo te diga, ¿bueno?
-No los abriré. ¿dónde están Tikki y Plagg?.
-Ellos están merodeando el lugar, no te preocupes, después nos encontraremos con ellos.- comenzó a caminar y me afirmé más de él.
-No me vayas a soltar.
-Jamás te soltaría.
Luego de unos segundos comenzó a bajarme lentamente, sentí el suelo y su cercanía conmigo. Me giró abrazandome por detrás, sentí sus manos rodear mi cintura y su mentón sobre mi hombro junto a su respiración.
-Abre los ojos, princesa.- susurró en mi oído.
Abrí lentamente mis ojos y la emoción hizo llevar mis manos al pecho con las inmensas ganas de llorar.
-Esto... esto es... .- asintió besando mi mejilla.
El enorme lago estaba frente a mi, el atardecer se reflejaba en el y los árboles al rededor también, era completamente hermoso. Me giré para abrazarlo con fuerza, me había traído al lago de nuestro sueño.
Sostuvo mi cabeza con su mano, podía oír su corazón bajo el pecho y percibía su sonrisa mientras dejaba un beso sobre mi hombro.
-¿Te gustó?.- preguntó luego de unos segundos y asentí varias veces.
-Me encantó... es hermoso.- me soltó un poco y lo observé. Se quitó los zapatos y desabrochó su camisa un poco adentrándose en el lago mientras me lanzaba agua.-¡Adrien!.- exclamé y se soltó a reír.
-No me digas que el bichito le teme al agua.- se burló lanzandome más agua.
-Mira quien lo dice gatito.- quité mis sandalias alisando un poco mi vestido y entré al agua mojandolo también.- ¡ven aquí!.- intenté alcanzarlo, pero retrocedió soltando una carcajada.
-¡No puedes atraparme!.- me lanzó más agua e hice lo mismo, estaba tibia y transparente.
-¡Ven aquí!.- me acerqué más, pero se alejó al instante rodeandome y salpicando más agua.- no es justo, eres muy rápido.- alegué cruzandome de brazos viendo hacia el otro lado.
No se en que momento se acercó que nisiquiera lo sentí, pero volteó mi rostro con sus manos y tomó mi mentón sonriendome a casi una inexistente distancia.
-No puedes atraparme porque yo ya soy tuyo.- susurró.
"Cierro los ojos para confiar en ti, solo porque mi corazón sabe quien eres en verdad."
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