Capítulo 25 (cuarta parte)
~Adrien~
Estábamos uno frente al otro cuando la lluvia comenzó a sonar afuera con mucha intensidad.
-Creo que deberíamos encender la chimenea.- sugerí y ella soltó una risa.- ¿Dije algo gracioso?.- entrecerre los ojos viéndola divertido.
-Es solo que ahora no puedes hacer aparecer la leña.
-Hey, puedo perfectamente cortar leña.- me crucé de brazos indignado y sonrió.
-Vamos, te ayudaré.- pasó por mi lado, pero la detuve cuando iba a salir.
-No, descuida. Yo voy, te puedes enfermar.- hizo una mueca.
-Pero quiero ayudarte.- hizo un puchero de lo más tierno y encantador.
-Entonces prepara algo para que comamos juntos, ¿bueno?.- se quedó un momento en silencio y luego asintió.
-Después de todo es mejor así o podrías ocasionar un desastre en la cocina.- soltó una risa y se dirigió hacia allá.
-Tendrás que enseñarme en algún momento, Bugaboo. De vez en cuando quiero consentirte.- me regaló una sonrisa que me dejó de lo más embobado y retrocedí hacia la puerta para ir por leña.
La lluvia era torrencial, sólo traía una camisa encima así que prácticamente me empapó por completo después de unos segundos.
Me dirigí a un costado de la cabaña donde había una pequeña cochera, con suerte habría leña seca ahí o no podríamos encender la chimenea.
La puerta de madera tenía candado así que caminé detrás del lugar para encontrar una entrada y como si mis plegarias fueran oídas había una ventana en la parte trasera.
Pasé mi mano por el vidrio para quitar el polvo mezclado con la lluvia, observe dentro y definitivamente había leña adentro.
Abrí la ventana hacia arriba y me metí dentro del lugar, estaba oscuro y con bastante polvo.
Quité el plástico que cubría los pequeños trozos de troncos y los apilé sobre mis brazos cubriéndolos con una bolsa que había ahí mismo para que no se mojaran.
<<Perfecto, leña seca para la chimenea.>>
Salí con cuidado por la ventana y la cerré después para que no entrara el agua. Fui rápidamente hacia la casa dejando a un costado de la chimenea la madera.
Marinette estaba tarareando en la cocina, había encendido las luces... Me sorprende que después de tantos años aun funcionaran. La quedé mirando un momento y no pude evitar ver a mi madre en ella.
Mamá solía cocinar cuando veníamos acá, aun puedo oír su voz cantando mientras la observaba y me daba de probar lo que preparaba.
Me acerqué en silencio y la abracé por detrás, dio un pequeño salto en su lugar y solté una pequeña risa.
-¡Adrien!.- exclamó y se giró viéndome hacia arriba mientras sujetaba una cuchara.- estás todo empapado.- la tomé de la cintura y despejó mi frente con su mano.- tu cabello esta goteando, te hubieras puesto un abrigo.
-Me gusta la lluvia.- me encogí de hombros.- lo cual es curioso ya que soy un minino.- se soltó a reír un poco.
-Ve a cambiarte o te vas a enfermar.
-Pero no quiero dejarte sola ningún minuto.- hice un puchero.
-Pero debes ponerte algo seco, así que ya ve y no seas terco.- me giró empujandome un poco con sus manos.
-Con una condición.- detuvo su empuje y me volteé a verla.
-¿Cuál?.- alzó una ceja.
-Que vengas a ducharte conmigo.- alcé mis cejas de arriba-abajo con coquetería y me golpeó con la cuchara en el brazo.
-Gato tonto.- frunció el ceño.
-Auch, solo era una broma.- me sobé.
-Te creo, pero la cuchara no.- me golpeó otra vez ahora aguantando una carcajada.
-¡Marinette eso duele!.- me quejé cubriendome.- ¡no al maltrato gatuno por favor!.- retrocedí un poco y me sonrió.
-Ya anda, la pasta ya estará casi lista.
-¿Harás pasta?.- pregunté emocionado y asintió varias veces.
-Se que ya cenamos, pero me dio hambre.
-Eres magnífica.- acaricié su frente y luego su labio inferior con mi pulgar.- simplemente magnífica.
-Bu-bueno y-yo... .- y ahí estaba ese tartamudeo que me volvía loco.
-Bien, ya que rechazaste un baño con este apuesto héroe me iré solo, solin, solito.- bromeé dramáticamente y caminé hacia la habitación.
-No tienes remedio.- la oí decir a mis espaldas y sonreí enormemente.
Busqué en la habitación más grande un poco de ropa, habían unos pantalones y camisas que usaba mi padre, al igual que unos vestidos de mamá.
Tomé la prenda de ella en mis manos y aprecié su aroma por mucho tiempo, la extrañaba mucho.
Dejé todo en su lugar llevándome conmigo la ropa que era de mi padre hacia el baño. Luego de una reconfortante y tibia ducha me encaminé hacia la cocina nuevamente.
-¿Ahora si my Lady?.- me apoyé en el mesón y se volteó.
-Perfecto.- con un tenedor me dio a probar la pasta.
-Está caliente.- agité un poco las manos y se puso a reír.- pero delicioso.
-¿De verdad?.- preguntó emocionada y asentí varias veces.
-Encenderé la chimenea para que te des un baño, ¿bueno?.- afirmó con la cabeza.
-Gracias.
Fui hacia la sala y puse la madera donde correspondía encendiendola con unos fósforos.
-Adrien, ¿dónde hay ropa para cambiarme?.- oí detrás de mí y me levante sacudiendo mis manos.
-Oh, claro. Sígueme.- tomé su mano y la llevé a la habitación.- en el primer cajón hay pijamas, en el ropero hay vestidos.- Marinette abrió el cajón sacando una camiseta y un pantalón.- y en el último cajón hay toallas.
-Creo que es tarde como para ponerme un vestido así que esto estará bien.- se agachó para sacar una toalla y luego se irguió viéndome con una sonrisa.- Gracias. Por favor ve la cena unos minutos mientras vuelvo.
-Como usted ordene majestad.- hice una reverencia y besó mi mejilla haciéndome desfallecer por su tacto.
-No tardo.- salió de la habitación adentrándose en el baño y toqué con mis dedos donde sus suaves labios se habían posado recientemente.
-Definitivamente me volveré loco.- musité y tomé aire yendo hacia la cocina para ver la comida.
Mientras Marinette volvía estuve paseandome de la cocina a la sala como ocho veces o quizas mas. Luego de unos minutos apareció por el pequeño pasillo con el cabello mojado y la ropa que evidentemente le quedaba grande.
La miré divertido y entrecerro sus ojos viéndome de forma amenazante.
-¿Qué es tan gracioso, gatito?.- se paró del otro lado del mesón.
-Nada.-intentaba aguantar la risa.- eso solo que te ves...
-¿Me veo como?.- se cruzó de brazos.
-Adorable.- me quedó mirando un momento y luego bajó el rostro levemente sonriendo.
-Ve-veré la comida.- asentí en silencio y fui a mover las brasas del fuego con un fierro que había al lado de la chimenea.
Comimos amenamente entre risas y después de casi una hora fui por una manta, nos sentamos en la alfombra frente al fuego, el cual se había apagado un poco así que puse otro tronco, rápidamente volvió a encender.
Hice café para pasar el frío, si algo bueno podía hacer en la cocina era eso. Miramos las llamas por mucho tiempo con la taza en nuestras manos.
Volteé el rostro hacia su dirección contemplando cada rasgo de ella, su nariz, su cabello que aún estaba algo húmedo por la ducha, sus ojos y su respiración pausada viendo como lentamente se consumía la madera.
Tomé su mano y se giró a verme con una sonrisa de lo más encantadora, dejé las tazas en la mesita que estaba detrás de nosotros.
-Marinette... yo tengo una sorpresa más para ti.- llevé sus manos a mis labios besandolas con suavidad.
-¿Qué cosa?.- preguntó con una voz dulce.
-Es una canción que escribí para ti.
-¿U-una canción?.- le sonreí.
-No es lo mejor del mundo, pero es para ti... Se supone que debería cantarla con el piano, pero aquí no tenemos piano.- solté una risa.
-Estará bien si solo eres tu...
Tomé su mejilla y comencé a cantar con los nervios invadiendome.
-Dijiste que no eras para mi, que no me merecías.
Te enojas con tu cuerpo, pero cariño eres perfecta.
Hice café para dos, te canté una canción dedicada a tu perfecta imperfección.
Me dijiste te quiero, sentiste mi amor.
A pesar de tu silencio, tus ojos me daban calor.
Nuestro café se enfrió y la canción terminó.
Estoy enamorado...
Quiero verte cada día y espero tenerte hoy... Y mañana.
Y es que estoy enamorado, espero que tu también lo estés.
El silencio de la lluvia golpeando afuera era lo único que se oía al igual que las llamas del fuego consumiendo la madera.
Sus ojos brillaban con inmensidad, tomó mi rostro entre sus manos y me besó. Me tomó por sorpresa, pero en ningún momento no le correspondí.
La amaba, la deseaba... quería todo de ella.
Un beso desenfrenado, eso era en ese momento, la apegué a mi desde su espalda acariciandola por debajo de la tela con mis dedos, era sumamente suave y cálida.
Podía oír con claridad su corazón latir con fuerza al igual que el mío, nuestros labios en una sincronía perfecta acariciándose mutuamente, era completamente adictivo.
-A-adrien... .- jadeó sobre mis labios y lo único un quería era besarla más hasta que ya no pudiéramos seguir respirando.
-Quiero estar contigo... .- susurré acariciando su mejilla intentando recuperar el aliento, Marinette sonrió.
-Yo también quiero estar contigo.- no aguanté más las ganas de besarla nuevamente y caímos al piso.
Nos separamos un momento, podía ver sus mejillas enrojecidas, su pecho subía y bajaba. La levanté haciendo que rodeara mi cintura con sus piernas, la sujete con mis manos de sus piernas y nos besamos otra vez mientras caminaba hacia la habitación.
No quería soltarla, tenía tantos deseos de hacerla mía, mía y de nadie más.
Abrí la puerta sin que nuestros labios se alejaran ni un milímetro y nos adentré en el lugar.
Un lugar donde ya habíamos estado, donde ya nos habíamos entregado el uno al otro, donde nos amamos de una forma diferente.
La recosté sobre la cama quedándonos en silencio mientras nuestras miradas se conectaban, la lluvia no cesaba en ningún momento.
-Serás sólo mía Marinette... borraré cada caricia que no fuera hecha por mi.- junté nuestras frentes y la sentí respirar profundamente.
-Yo ya soy tuya Adrien... Luka jamás me ha tocado, ni siquiera me ha besado.- susurró dejando una caricia por mi mejilla hasta mi cuello.- nunca pude besarlo porque siempre estabas tu en mi mente y mi corazón... .- escuchaba atentamente todo lo que decía y eso solo incrementaba más las ganas de apoderarme de ella.
-Te amo, Marinette... te amo como no tienes idea.
-Y yo te amo aún más.- acarició mi abdomen por debajo de la camisa y no pude evitar jadear ante su tacto.
Comencé a besar sus labios otra vez profundizando el beso cada vez más, acariciando su lengua con la mía en un acto de desesperación. Respiré profundamente su aroma embriagandome con el olor de su piel.
Pase mi mano bajo de su camiseta sintiendo como se estremecía debajo mío, acaricié cada milímetro de su piel centrándome en su cuello para besarlo lentamente mientras descendía por su pecho.
Enredó sus dedos en mi cabello y yo solo disfrutaba del calor que emanaba su cuerpo. Subió mi camiseta y rápidamente me la saqué lanzandola a algún lugar de la habitación.
Me giró haciendo que ella quedara sobre mi, me sorprendí por su acción y pude ver sus pupilas dilatadas mientras comenzaba a acariciar mi pecho inclinándose para besarme.
-No es justo que solo tu disfrutes... .- dijo por lo bajo sobre mi piel y seguía bajando depositando cortos besos en esta.- yo también quiero disfrutarte.
Dejé que siguiera con sus caricias y mi respiración se fue por las nubes cuando siguió bajando por mi abdomen hasta el borde del pantalón subiendo sus manos por mi torso.
-Ma-marinette... .- tomó mi pantalón con sus manos y lo bajó con lentitud depositando besos por el borde de mi bóxer.- ahora tu estas siendo la injusta.- solté en un jadeo tomándola de la muñeca para cambiar de posición a la anterior.
-Me gusta ser injusta.- sonrió mordiendo su labio inferior.
-Pues a mi también.- puse mi mano en su mejilla bajándola por su cuello hasta posarla sobre su pecho.
Levanté su camiseta y tomó mis muñecas deteniendo mi acción.
-Y-yo...
-¿Lo recuerdas no es así?.- asintió levemente.- hazlo conmigo.- susurré y tomó la prenda sobre mis manos sacándola por sobre su cabeza.
Desvió la mirada e hice que me viera besando su mejilla.
-Hey... eres preciosa Marinette, eres completamente hermosa.- me perdí en sus ojos azules un momento y alcé mi mano para poder tocarla con total libertar ya que no traía brasier.
-Ah-h... .- descendí con mis labios lamiéndo su piel, pasando entre sus pechos por la fina línea que se marcaba en su abdomen.
Cuando llegué al borde del pantalón lo deslice con lentitud por sus delgadas pero fuertes piernas pasando mis manos por las mismas sintiendo su suavidad y calidez. La fina tela color rosa que aún tenía puesta la tomé con mis dedos bajándola para que quedara completamente desnuda ante mis ojos y mi tacto, pude sentir como se estremeció levemente y abrí sus piernas con delicadeza para ponerme entre ellas besando a lo largo de estas dejando mi rostro frente a su intimidad.
Alcé la vista y pude ver una escena de lo más... erótica, pero no en un sentido sucio o pecaminoso, sino en que tenía frente a mi a la mujer que más amaba en el mundo sintiendo cada célula de su cuerpo, admirando cada rincón de ella.
-¿Q-qué ha-haces?.- preguntó con la voz temblorosa cubriendo su pecho con ambas manos y yo... yo solo sonreí enrollando sus piernas en mis brazos.
-Solo estoy disfrutando cada parte de ti, bugaboo.- me aproximé comenzando a dejar cortos besos sobre su intimidad, por acto reflejo intentó cerrar las piernas pero no se lo permití degustando con total paciencia mientras pasaba mi lengua por aquella zona. Ni yo mismo sabía lo que hacía, pero ver como se aferraba con fuerza a las sábanas me hacía no querer detenerme jamás.
-¡A-adrien!.- gimió con la voz entrecortada causando que el deseo aumentara en mi cuerpo.
Volví a lamer su piel viajando hacia su boca para aprisionar sus labios en otro beso, su respiración era agitada, casi errática y aun así no quería permitirle respirar un solo segundo.
Mi torso se apegó al suyo pudiendo sentir como sus pechos se presionaban contra mi, pasó sus manos por mis costados e hice fricción entre su intimidad y la mía.
-A-ah... me estas torturando.- susurró.
-¿Estás segura que tu eres la torturada?.- jadeé sobre sus labios.- déjame decirte, my Lady, que yo soy el que está perdiendo la cordura en estos momentos.
-Estas siendo injusto otra vez...
-¿Por qué?.
-Porque soy la única que está completamente desnuda.
-Eso tiene solución... princesa.- acaricié su cabeza corriendo a un lado su flequillo con mis dedos.
Quité mi bóxer con una de mis manos sintiéndome completamente libre junto a su cuerpo. Cuando nuestras intimidades se rozaron sentí miles de cosquillas recorrer cada parte de mi cuerpo.
Tomó mi rostro con sus manos y fijó sus ojos en los míos.
-Adrien... espera.- musitó respirando profundamente.
-No lo haré si no quieres, amor.- negó con la cabeza y besó mi mentón.
-Es solo que esa vez... fue un sueño y creo que dolerá otra vez.- sonreí sobre sus labios y pase mis brazos por debajo de su espalda para abrazarla.
-Entonces será como hacerte el amor por primera vez... No haré nada que tu no quieras y me detendré si así lo deseas.- asintió y besó mis labios con ternura.- al menos ahora se que hacer.- rió levemente y mis mejillas ardieron por la vergüenza.
-No importa mientras seas tú.
Me levanté un poco y me posicioné entre sus piernas viéndo por completo toda su anatomía, sentía que la boca se me hacia agua.
-N-no me mires así...
-¿Así cómo?.- mordí mi labio inferior pasando mis dedos por sus piernas.
-A-asi tan.... ha-hambriento.
-No me pidas imposibles, Marinette. Eres deliciosa en todos los sentidos.
-E-entonces no apartes tus ojos de los míos.- asentí en silencio poniendo mi miembro en su entrada y con cuidado me abrí paso, pero vi como sus ojos soltaron pequeñas lágrimas así que me detuve.
-Shh... tranquila, pequeña.- limpié su rostro con mi pulgar.- recuerda que no haré nada que no quieras, no me moveré ni un centímetro. ¿Estás bien?.
-S-si... solo duele un poco.
-Está bien... está bien.- susurré recortandome sobre su pecho para oír su corazón.
-No te detengas, estoy bien.- acarició mi cabello y besó mi cabeza.
-¿Estás segura?.
-Lo estoy... confío en ti, gatito.
~Marinette~
Sentía que en cualquier momento me desmayaria de tanta dicha. Adrien era tan dulce y dios... me tenia colgando en sus manos.
Lo amaba, lo deseaba, todo... simplemente todo. Quería todo de él.
Sentir sus caricias y sus besos sobre mi piel me estaba desquiciando de una manera tortuosa. Cada respiración cálida sobre mi cuerpo me estremecía de sobremanera.
Adrien volvió con su intromisión y a pesar de que dolía no quería que parara, no quería. Ansiaba volver a ser suya por completo más, volver a unirnos como aquella vez, sólo ser nosotros mismos.
Apreté su espalda con mis dedos, en ningún momento dejamos de mirarnos, el verde de sus ojos era tan precioso e hipnótico.
La luz de la luna se filtraba por la ventana permitiendome poder apreciar su rostro y su fuerte espalda. La lluvia seguía cayendo con fuerza y nos manteníamos quietos siguiendo nuestras respiraciones que estaban en descontrol.
Le sonreí en señal de que no dejara de moverse en hizo lo mismo besando mis labios con delicadeza la cual fue tornándose cada vez más pasional.
Quisiera estar de esta forma por siempre.
Bajó sus besos por mi cuello, después a mis pechos lamiendo y mordiendo a la vez. Empezó a mover la cadera con lentitud y debe poco me acostumbré sus movimientos, lo que antes era dolor ahora simplemente era una completa ola de un placer difícil de explicar.
-A-ah... .- los gemidos comenzaron ante salir involuntarios por mi boca y él alzó la vista sonriendome con malicia, no sabía en que momento pasé de hacer el amor con Adrien a con Chat noir.- ga-gato tonto... .- me costaba formular palabras.
-Pero t-tu gato to-tonto.- jadeó sobre mis labios sin detenerse en ningún momento.
-Si-siempre.- arqueé la espalda y Adrien aprovechó de poner una mano por debajo de mi cintura atrayendome más a él callandome con sus labios.
-Mmh... eres tan... hermosa.
Rodeé su cintura con mis piernas permitiendo haciendo que pudiera entrar con mayor libertad.
Las palabras sobraban, los gemidos de ambos se hicieron presentes en la habitación, las respiraciones agitadas, nuestros cuerpos chocando y complementándose en total armonía.
-Marinette... .- su voz cada vez podía oírla menos, simplemente lo disfrutaba como nunca antes lo había hecho.- ¿alguna vez t-te dije lo hermoso que es tu no-nombre?.- preguntó casi sin aliento, no entendía como podía ser tan tierno en un momento tan... caluroso.
-N-no.-intenté responder pero un inmenso calor en mi parte baja no me lo permitió.
-Pues lo es...
Continuamos así por mucho más de lo que pensé que aguantariamos acariciando nos mutuamente, besandonos, respirandonos, sintiéndonos, amándonos.
Cuando pensé que ya no podría más Adrien se movió más rápido haciendo que perdiera el poco juicio que me quedaba.
-A-adrien... n-no te detengas.- ya no podía controlar mi cuerpo.
-No pensaba hacerlo, prrruncesa.- mordí mi labio inferior y tomó mis manos apricionandolas a mis costados.- de aquí... de aquí no saldrás sin mi permiso.
-De todos modos, n-no pensaba irme.- comenzó a lamer cada parte de mi torso, quería acariciarlo pero su agarre no me lo permitía.- qu-quiero tocarte.- sentí su sonrisa sobre mi piel.
-Pero yo te estoy tocando ahora.
-No es jus... a-ah.- volvió a morder mi pecho y volvió a mi cuello haciendo lo mismo.
-Me encantas tanto... .- gruñó sobre mi piel.
Cada vez estábamos más próximos a terminar, el vaivén que habíamos creado a veces era pausado y tortuoso de una forma tan deliciosa, podía sentirlo tan dentro mío...
-Adrien... v-voy.- calló mis gemidos con un beso y soltó mis manos permitiendome por fin poder tocar su anatomía.
-Y-yo... jamás me cansaré de esto.- su aliento chocó contra mi boca.- t-te amo con... a-ah.
-¡Ah!... .- salió involuntariamente de mis labios.
Llegamos al orgasmo mismo tiempo. Todos los músculos de mi cuerpo se contrajeron, enterré un poco mis uñas en su espalda sintiendo como mi intimidad lo apretaba, sus brazos apretaban las sábanas de la cama con fuerza.
Sentía un calor dentro de mi y Adrien cayó sobre mi cuerpo dejando su cabeza sobre mi pecho.
Intentábamos recuperar el aire y calmar nuestras respiraciones, pero era casi imposible.
Painé sus cabellos con mis dedos, acariciando su frente quitando las gotas de sudor que tenía.
-Si esto es un sueño no pienso despertar jamás.- lo oí por lo bajo y me envolvió en sus brazos juntando su nariz con la mía.- Te amo y no me cansaré de repetirlo nunca.
-Te amo... Te amo con todas mis fuerzas, gatito.
Un brillo comenzó a cegarnos y los kwagatamas se unieron nuevamente iluminando toda la habitación, nos miramos sonriendo por inercia cuando volvieron a su lugar, nos dimos un corto beso y el sonido de un trueno nos hizo saltar en nuestra posición.
-La lluvia no ha cesado...
-La lluvia es testigo de nuestro amor...
Nuestros cuerpos aún estaban unidos, Adrien salió lentamente de mi y ambos nos estremecimos por aquella sensación, sin duda teníamos el cuerpo muy sensible.
Abrió la cama e hizo acostarme sobre su pecho abrazandome mientras acariciaba mi espalda con sutileza de arriba hacia abajo besando mi cabeza por un tiempo constante.
Posé mi mano sobre su pecho respirando profundamente su aroma con total libertad.
Sin duda esta es una de las mejores noches de mi vida.
-Princesa.- me llamó con suavidad.
-¿Mmh?.
-¿Recuerdas lo que hablamos aquella vez después de... ? .- asentí con las mejillas sofocadas.- he pesando en eso desde que volví y ahora estando aquí contigo en este lugar no pude evitar imaginarlo.
-Eres muy tierno...
-Y tu adorable.
-Lo seremos algún día y estoy segura que.- me incorporé subiendome sobre él tomando su rostro entre mis manos.- serás el mejor padre que pueda haber en el mundo entero.- sus ojos se cristalizaron, besé su mejilla, nariz, mentón y cada parte de su rostro.
-Estoy seguro que tu también serás una madre excepcional.- me giró quedando sobre mi otra vez sorprendiéndome.
-¿Q-qué hac...
Me besó nuevamente y mi corazón comenzó a latir con más fuerza aún.
"Te amo con cada frágil aliento,
con cada sonrisa y con cada lágrima de mi ser;
y si Dios así lo desea,
tras la muerte te amaré aun más."
Fragmento de: How Do I Love Thee?, Elizabeth Barrett Browning.
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