Capítulo 23
~Marinette~
Podía sentir latir su corazón fuertemente, mis mejillas ardían por el calor de su cuerpo.
-Marinette... gracias por estar aquí.- susurró soltando un leve suspiró.
-Siempre me tendrás para ti.- respondí apegandome más a él. Lo amaba tanto... tanto que me daba miedo que me fuera arrebatado nuevamente.-Siempre...
-¿Cuánto es siempre?.- preguntó comenzando a acariciar mi cabeza con su mano.
-Siempre es... incluso después de la muerte.- respiré su olor, era tan reconfortante y placentero, desearía estar así todo el tiempo.
-Siempre, me gusta... .- lo miré hacia arriba y sus ojos conectaron con los míos.
-A mi me gustas tú.- se me escapó y los nervios acudieron a mi casi de inmediato, cubrí mi rostro con ambas manos.- di-digo... Tu... gustar a... podrías gustarle a muchos... ¡Si! Eso, y-yo.- oí como soltaba una pequeña risa y luego sus manos sobre las mías quitandolas lentamente.
-Te ves tierna cuando estas nerviosa.- sonrió y miré hacia otro lado con el notable rubor en mis mejillas.
-N-no es cierto.- solté aún sin poder mirarlo.
Acarició mi mejilla con una de sus manos y me perdí en su suave y cálido tacto. Levanté mi mano para poder tocar un poco sus heridas y al momento de hacer contacto hizo una mueca de dolor.
-L-lo siento...
-Está bien, no es nada... .- con cuidado pasé mis dedos por su mejilla, lo bueno es que el hielo sirvió para bajar la hinchazón aunque no quitaba el hecho de su color morado y rojizo, al igual que su labio y ojo.
-Debiste defenderte.- dije por lo bajo sintiendo un nudo en mi garganta al ver sus heridas.
-Si lo hubiera hecho no estaríamos así ahora, ya solucionamos las cosas.- posó su mano sobre la mía en su rostro, guiandola a sus labios y depositando un beso en esta.
-Deberías haber visto su cara cuando vio a Plagg y Tikki.- reí un poco.
-Por favor dime que grabaron eso.- soltó una risa y se acercó juntando nuestras frentes.
El silencio reinó entre ambos, solo siguiamos el repirar del otro.
Tocaron la puerta dos veces y la abrieron haciéndonos separar de golpe.
-Marinette... eh... disculpa.- era Luka, sentí una punzada en mi pecho al ver su expresión decaída, miró a Adrien de reojo y luego a mi nuevamente.- Alya dice que si no vienen a comer ella los llevará a rastras dándoles la comida como bebés.
-Oh, cla-claro. Ya vamos.- dije poniéndome de pie rápidamente.
Luka miró a Adrien un momento y yo me mantuve en silencio, la verdad no sabía que decir.
-Hola.- saludó el pelinegro.- que bueno que ya estés mejor, la verdad nos asustaste... porque no despertabas.
-Si, digamos que... bueno, Nino me dio una buena paliza.- agregó Adrien y esto era demasiado incómodo para mi.- Gracias por evitar que me matara.- soltó una leve risa sentándose en la cama.
-Bueno, cualquiera hubiera hecho lo mismo.- soltó encogiéndose de hombros.
-No cualquiera lo hubiera hecho.- interrumpió Adrien.- así que... gracias.- el silencio reinó nuevamente.
-Deberíamos ir a cenar o Alya nos matará.- agregué para aligerar el ambiente juntando mis manos mientras los veía a ambos.
-Cierto.- Adrien se estaba levantando y fruncí el ceño rápidamente acercándome para hacerlo recostarse.
-Pero si dijiste que fuéramos a cenar.- alegó y lo sujete firme.
-Dije que tu te quedarías aquí haciendo reposo, te traeré la cena para acá.
-Pero...
-Sin peros Adrien Agreste.- sentencié viéndolo fijamente e hizo un puchero de lo más tierno.
-No te recomiendo llevarle la contra.- agregó Luka aún desde la puerta soltando una risa.- aquí entre nos.- bajó la voz un poco.- enojada me da más miedo que Alya.- me volteé a verlo mal y me guiñó el ojo.
-¡Luka!.- alegué y Adrien soltó una risa.
-Créeme que conozco a esta mariquita.- agregó el rubio.
-¿Ahora se pusieron de acuerdo en mi contra?, eso no es justo.- alegué cruzandome de brazos y ambos se pusieron a reír.
-Aunque Mari tiene razón, debes guardar reposo Agreste.- me apoyó Luka adentrándose en mi habitación y posando una mano en mi hombro.
-Gracias por el apoyo.- lo miré hacia arriba y sonrió.
-Bueno, bueno. Me quedo aquí como un inútil mientras ustedes comen todos juntos ¿no?.- dijo indignado mi compañero y asentí completamente feliz.
-Exacto.
-Mari.- Habló Luka y lo miré.- ¿Podrías dejarnos a solas un momento?.- preguntó y miré a Adrien el cual asintió.
-¿No se van a pegar verdad?.- pregunté poniéndome de pie.
-No creo que sea necesario golpearlo más.- dijo mi ex novio.
-Bien, iré por su cena entonces.- le sonreí y luego miré a Adrien fijamente.- por favor no dejes que se levante.- pedí a Luka y me confirmó con una media sonrisa.
-Tu gatito estará en buenas manos.- Respondió e inmediatamente me sonrojé.
-Bu-bueno y-yo me voy.- caminé rápidamente saliendo de la habitación.
Me quedé un momento parada apoyada en la puerta. ¿Qué será lo que quería hablar Luka con Adrien?.
Lo que menos quería es que se pelearan otra vez, de todas formas Luka no es violento en ningun sentido, así que eso me mantenía tranquila.
Fui a la sala, Nino y Alya estaban sentados en los sillones abrazados.
-¿Qué hacen aquí?.- pregunté parada cerca de ellos.
-Los estamos esperando, ¿por que tardan tanto?.- cuestionó mi mejor amiga.- la cena está lista y no creo que quieran comerla fría.
-Luka está hablando con Adrien.- respondí y Nino me miró y luego a Alya.
-¿Qué cosa?.- preguntó el moreno y me encogí de hombros.
-¿Qué el pavo real que cosa?.- Apareció Plagg con un trozo de queso en las manos y lo tragó rápidamente.- ¡iré a ver!.-exclamó, pero rápidamente Tikki lo tomó de la cola.
-¡Tu no vas a ninguna parte!.- frunció el ceño.
-Tikki sueltame.- se volteó a verla y ella jaló más su cola.
-Sólo irás de chismoso.
-¿Y si le pega como este de aquí?.- apuntó a Nino y él bajó el rostro avergonzado.
-Plagg, tranquilo.- lo tomé en mis manos acercandolo un poco a mi.- Luka no es de dar golpes.- agregué.
-Pero...
-Vamos, no te portes así. Por favor.- hice un puchero y miró hacia otro lado.- por favor.- repetí nuevamente y bufó.
-No se vale si pones esos ojos.- se cruzó de patas y sonreí.
-Traje un poco de camembert de la casa del señor Agreste.- dije en tono juguetón y sus ojos se iluminaron.
-¡Al diablo la rubia!, ¡yo me caso contigo!.- exclamó volando en círculos y Tikki rodó los ojos.
-Lo consientes mucho.- agregó mi carmesí.
-¿Mi pequeña kwami se puso celosita?.- me burlé y frunció el ceño.
-¡Jamás!.- se cruzó de brazos haciendo un puchero.
-Ven aquí.- la tomé besando su pequeña cabeza y sonrió.- te hornearé una galletas en la mañana, ¿bueno?.
-¿Tu receta casera?.- preguntó emocionada y asentí.- ¡Me encantan tus galletas!.
Alya y Nino observaban la escena enternecidos y agradecía internamente que por fin ya no tendría que ocultarles sobre mis pequeños kwamis.
~Adrien~
Luego de que Marinette saliera de la habitación, Luka y yo nos quedamos mirando por mucho tiempo en silencio.
Era un poco incómodo la verdad y a pesar de tener una idea sobre lo que quería hablarme eso no quitaba la curiosidad que sentía.
-Tu dirás.- me animé a hablar sentándome en la cama apoyando mi espalda en el respaldo.
-¿Qué pretendes con Marinette?.- habló serio y tan claro que me tomó un poco por sorpresa.
-¿A que te refieres exactamente?.- cuestioné alzando una ceja.
-Agreste, sabes de que hablo, ¿Qué intenciones tienes?, ¿quieres ser su pareja?, ¿ser su amigo?.- puso ambas manos en su cintura viéndome a los ojos.- ¿O quieres sólo pasar el rato?.
-¿Qué?.- cuestioné.- claro que no.- fruncí el ceño.- ¿por qué piensas eso?.
-Sólo quiero asegurarme que estará bien.- respondió.- y de por si... .- su voz se quebró un poco y suspiró viendo hacia otro lado.- ella... ella sufrió mucho cuando tu te fuiste.- mi corazón dolió por lo que me decía.- y yo.- se apuntó a sí mismo.-yo estuve ahí con ella, yo siempre la apoyé, yo fui su mejor amigo, yo la regañé cuando había que hacerlo, yo la cuidé cuando cayó enferma por la depresión que tu causaste.- sentí tristeza y no quería interrumpirlo, vi como sus ojos estaban cristalizados y me di cuenta de lo mucho que le dolía.- y no es que me esté quejando contigo por eso ya que lo hice porque era mi amiga y porque yo... Porque yo la amo de verdad.- sentenció.- y no quiero que vuelva a sufrir por ti, no quiero que vuelva a caer nuevamente. No podía entender su dolor porque jamás me dijo lo que realmente había pasado y recién hoy pude comprender... hoy pude saber y darme cuenta de lo fuerte que es, hoy me enamoré aún más de ella al saber todo lo que sufrió porque perdió a quien amaba.- me sentía mal.- nosotros ya no estamos juntos y lo acepté porque Marinette siempre fue clara con sus sentimientos respecto a mi.- me mantuvo la miraba.- Créeme que lamento mucho lo que pasó contigo, esas cosas mágicas y de lo que sea que pasara que te hizo aparecer nuevamente me tiene dando vueltas en la cabeza, pero mi prioridad es la felicidad de Marinette.
-Luka.-interrumpí.- no tendré como pagarte todo lo que hiciste por ella, estoy seguro que tus sentimientos por ella son genuinos.- formó una fina línea en sus labios.- y perdón si te he hecho sentir mal de alguna forma.- hizo una mueca, se veía molesto.
-Es que no entiendes.- negó con la cabeza.
-¿Qué cosa?.- cuestioné y se sentó en la cama apretando sus puños.
-Marinette... .- respiró profundamente y pude notar como presionaba su mandíbula.- Marinette intentó suicidarse más de una vez.
Abrí mis ojos de sobremanera sintiendo una fuerte presión en mi pecho y el aire comenzó a faltarme. Marinette... mi Marinette intentó suicidarse...
-Marinette... .- musité.
-Adrien, de verdad te pido que no la hagas sufrir y que seas claro con ella si no la quieres de verdad.
-Luka, yo la amo mas que nada en este mundo. Es lo mas preciado que tengo.
-Entonces hazla feliz, no dejes que caiga nuevamente. Debes jurarme que no la lastimarás nunca.- me acomodé un poco.- Si algo le pasa lo lamentarás de por vida.- me vio fríamente con sus ojos azules.
-Nada le pasará, yo siempre estaré ahí para ella. Es mi compañera, ella me protege y yo la protejo.- sonreí.
-No le digas que te dije esto... Ya sabes.- bajo un poco el rostro.- estoy seguro que eres la última persona que ella quisiera que supiera.
-Esperaré a que ella me cuente.- asintió.
-Agreste, hablo en serio. Si la haces sufrir haré lo mismo contigo, pero multiplicado por mil.- frunció el ceño.
-Luka, la amo. Me importa más ella que yo.
-Me iré y quiero que la cuides.
-¿Cómo?, ¿te vas?.- pregunté sin comprender y asintió soltando un suspiro.
-Me voy de intercambio a Canadá.- lo que me decía me tomó por sorpresa.- es un buena oportunidad y la quiero aprovechar.
Por alguna razón no quería que él se fuera y llamenme loco, pero aunque sea el hombre que ama a la chica que yo amo me caía demasiado bien.
-¿Marinette lo sabe?.-pregunté haciendo una mueca por el dolor en mi costilla.
-No... sabe que sólo me llegó el correo de la universidad. Se supone que ella sería la primera en enterarse si tomaba la decisión, pero eres tu y creo que lo entenderá.- reí un poco.
-Pero, ¿estás seguro?. - cuestioné.
-Creo que lo necesito.- pasó una mano por su cabello hacia atrás. - necesito cambiar de aire, pensar otras cosas y enfocarme en mi carrera.- hizo una mueca.- creo que me hará bien un cambio y la distancia puede que aliviane un poco...
-Entiendo... .- supongo que se refería a que ya no esté con Marinette y sinceramente haría lo mismo en su situación.
-Le gusta el café con tres cucharadas de azúcar.- soltó de la nada.- no le gusta el pan empaquetado, prefiere los de la panadería de sus padres, le encantan los croissant rellenos de chocolate y una taza de leche fría.
-Le gustan las margaritas y las rosas blancas.- agregué.- le encantan las naranjas con sal y cuando comienza una no puede parar de comerlas.- asintió y se rió junto conmigo.
-Procura que no diseñe de noche...
-Porque se desvela haciéndolo.- continué su oración.
-Encargate de que tome desayuno en las mañanas.
-Y para eso debe levantarse temprano.
-Siempre llega tarde en las mañanas.- se soltó a reír.
-Y por eso no desayuna.
-Cuidala, Adrien.- me miró nuevamente.- la dejo a tu cuidado.
-La cuidaré.- aseguré y se puso de pie.
-Marinette es una caja de sorpresas.- sonrió.- es muy fuerte, pero también muy sensible y se que te ama más que nada. Te contaré algo...
Me mantuve en silencio para que prosiguiera.
-Una vez que me quedé aquí con ella... .- suspiró.- dijo tu nombre mientras dormía.-puso una mano en su nuca.-no le quise decir nada al respecto porque la haría sentir culpable, pero te lo digo a ti para que sepas que siempre has estado en su mente y en su corazón.
Una estúpida sonrisa de formó en mi rostro y la sensación de pesadez que sentía antes fue reemplazada por una calidez completamente satisfactoria.
-Gracias por decírmelo y por todo.
-Después de todo éramos amigos ¿no?.- me tomó por sorpresa.
-Claro.- afirmé y extendió su puño.
-¿Amigos?.- lo contemplé por un momento y choqué su puño con el mio.
-Amigos.
-¿Qué?, ¿Eres amigo del pavo real ahora?.- oí la voz de Plagg y voló frente a mi.- estas completamente chiflado, creo que Nino te revolvió el cerebro.
-¿Pavo real?.- cuestionó Luka cruzándose de brazos.-tu eres.- señaló a mi kwami y este sonrió.- ¡tu eres el de las notas!.- exclamó y no entendía nada.
-Si, soy yo y te las merecías.- se cruzó de patas mi felino compañero.
-¡Entonces tu cortaste las cuerdas de mi guitarra!.- frunció el ceño y mi kwami asintió de lo más dichoso.
-¿Qué hiciste Plagg?.- pregunté molesto.
-Yo solo defendía a Marinette.- miró hacia arriba.
-Pero si nunca le hice nada a Marinette.- cuestionó el peliazul.
-La llamaste princesa y solo nosotros la podemos llamar así.
-¿Disculpa?.- pregunté yo viéndolo mal.- sólo yo puedo llamarla así.
-Lo que digas, lo que digas niñito.- rodó los ojos dándome la espalda.- es mi princesa de los quesos.
-¿Tu comes queso?.- preguntó Luka y mi kwami asintió.
-¡El queso es mi vida!.
-Entonces tu pusiste queso en mi café.- frunció el ceño nuevamente mi amigo.
-Imposible, Plagg jamás desperdiciaría un queso en su vida.- agregué yo.
-En realidad si fui yo.
-¿Qué?.- miré al felino y me mostró sus colmillos.- ¿Te sientes enfermo?.
-No seas exagerado.- rodó los ojos.- haría lo que fuera por mi princesa de los quesos.
-Ya te dije que no le digas princesa.- alegué.
-Y ya te dije que es mi princesa de los quesos.- me golpeó la frente.
-Ser volador mágico o como sea.- llamó Luka y mi kwami se volteó viéndolo mal.
-Soy un kwami y me llamo Plagg, ¡cabeza de pavo real!.- exclamó.- ¿Qué no prestaste atención a la clase de historia denante?.
-Bueno, yo me llamo Luka y tu me dices pavo real.- se cruzó de brazos.
-Luka tiene un buen punto.- interferí y Plagg se giró a verme entrecerrando sus ojos.
-¡Soy tu kwami!, ¡defiendeme!.- alegó y miré hacia arriba ignorandolo.
-Debes hacerte cargo de lo que haces.
-Entonces, pequeño ser llamado Plaga.- agregó Luka e internamente negué con la cabeza.
-Oh-Oh.- solté.- no debiste llamarlo así.
-¿Qué?.
-¡No me digas Plagga!, ¡humano estúpido!.- excelente, hizo enojar a Plagg.
-Oye, Plagg.-lo tomé entre mis manos.- calmate.
-¡Me llamó Plaga!.- intentó soltarse y acaricié su cabeza lentamente.
-Lo se, pero él no lo sabía.- seguí acariciando su cabeza para que se calmara.- Shh... .- Luka me veía extrañado y al parecer conteniendo la risa.
Hace mucho había aprendido como calmar a mi kwami, exactamente cuando iba en el instituto, unas cuantas caricias detrás de las orejas y ya estaría relajado.
-Disculpame señor Plagg.- dijo el peliazul y el felino se tranquilizó.
-Disculpa aceptada, pero deberás darme un gran trozo de camembert.
-No te aproveches Plagg.- regañé.
-Creo que con todo lo que me hiciste estamos a mano.
-Está bien, como sea.- se soltó de mi agarre y voló hasta mi cabeza quedándose ahí.
-Plagg, ¿crees que podría pedirte un favor?.- preguntó Luka y sentí como mi kwami se removió un poco en mi cabeza.
-Depende de la paga.- el pelinegro de soltó a reír.
-Sólo quiero que te asegures que tu portador se portará bien con Marinette.
-Eso no tienes ni que mencionarlo.- sentenció el felino.- por mi que este rubio se vaya al infierno.
-¿Estás seguro?.- cuestioné viéndolo hacia arriba.- mira que ya morí dos veces.
-Cállate, idiota.- me pegó en la cabeza.- si te mueres de nuevo yo mismo te revivo otra vez para matarte.
-Bien, entonces puedo irme tranquilo.- dijo Luka poniendo las manos en sus bolsillos.- gracias Adrien.
-¿Por qué?.- cuestioné.
-Por devolverle la sonrisa a Marinette.
"Conversar ayuda a ordenar las ideas, los pensamientos, las dudas y los sentimientos."
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