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⤷8

Jungkook mira el número "2" escrito con rojo en su examen de historia. Es la tercera vez en esta semana que recibe una baja nota y sabe que será informado a sus padres.

Suspira. No sabe qué hacer. Siempre que intenta estudiar, las palabras se le mezclan, se distrae. "La guerra fría se llevó a cabo en el año..." sí, él recuerda ese juego de guerra que tenía cuando era pequeño, ¿pero cómo se llama?... ¡Se distrajo! Bien. "La guerra fría se llevó a cabo en el año..." lo jugaba online, así que es difícil recordar, debería poner "juegos de guerra" en google y quizá tendra suerte... ¡De nuevo! Bien, quizá no está muy predispuesto ese día para estudiar. Será la próxima.

La secuencia se repite día y noche.

Piensa que despejar su mente con una fiesta servirá, entonces puede retomar cuando esté más relajado. Pero está demasiado borracho al volver y, al otro día, su cabeza duele como si le hubiesen arrojado un ladrillo. Será en otra oportunidad.

Los números deberían ser más fáciles, pero no lo son. 78 + 25. 8 + 5 da 13. Pone el 3 y se lleva 1. 7 + 2... si 7 + 3 es 10, 7 + 2 es 9... ¿cuánto se llevaba? Empieza de nuevo. 7 + 2... no, tiene que comenzar por los números de atrás, cierto. Bueno, usará calculadora esta vez.

—¿Me estás escuchando, Jeon?

—¿Qué? —pregunta sorprendido. Sus compañeros se ríen y murmuran.

—Deja de hacer el payaso —pide la profesora, luce enojada.

—En serio no escuché —se defiende él.

—Pues deberías, estoy apunto de bajar tu nota de concepto también —dictamina furiosa, luego voltea y sigue explicando el tema de la clase.

Siente a su compañero de banco empujarlo en broma pero él apenas sonríe, la verdad es que está harto de la escuela. Él simplemente nació idiota y el estudio no es lo suyo.

La campana suena y él se levanta con pereza. Sabe que debe hacer algo al respecto, su padre va a matarlo cuando llegue a casa y, honestamente, le da escalofríos pensarlo. Esta época del año se vuelve difícil siempre y es cuando más se pierde a sí mismo. Ya no quiere eso.

Dobla en una esquina y golpea despacio una puerta, que ya está abierta, para llamar la atención del chico sentado frente a la computadora.

—Jeon Jungkook —dice sorprendido—. El gimnasio está del otro lado de la escuela, amigo mío.

Jungkook ríe sin entusiamo, no hay una sola persona que pueda tomarlo en serio.

—Sé dónde estoy, Minho —le asegura. Seguido a ello, se desploma en la silla frente a él y acomoda su mochila en el suelo dando a entender que verdaderamente tiene asuntos que atender en la oficina de asesoría para estudiantes... o algo así se llama, a él en realidad no le importa.

—Vale, ¿en qué te puedo ayudar? –ofrece sonriente.

—Bueno, necesito tutorías... —admite.

—¿Otra vez? —inquiere alzando las cejas.

—Sí... pero esta vez algo serio, no una chica que finja querer ayudarme para tirarse encima mío —aclara exasperado

Minho ríe— Vale, entiendo —asiente—. Aunque será difícil encontrar una chica a la que no le gustes en esta escuela —se encoge de hombros.

—¿Y no puede ser un chico o algo así? —pregunta.

—¿"o algo así"? —repite entre risas, Jungkook también ríe y le arroja una bola de papel que encuentra en el escritorio—. Vale, veré qué puedo conseguir para ti. Te mandaré un mensaje cuando lo tenga.

—Te agradezco —dice al tiempo que se pone de pie y toma sus cosas—. Nos vemos por ahí.

—Claro hermano, nos vemos —ambos se saludan y Jungkook por fin puede irse.

Su padre, por supuesto, lo recibe enfurecido.

—Miren quién llegó —es lo primero que dice—. Me pregunto cuánto tiempo durará en esta casa antes de ir a emborracharse por ahí.

—Cielo...

—No, no lo defiendas más —pide enojado a su esposa—. Eso es lo que hace siempre, no le importa ni un poco su educación.

—Y-ya solicité tutorías en la escuela —habla tratando de mostrarse tranquilo—, me confirmarán la semana que viene...

—Tutorías. Sí. Ya me sé ese cuento tuyo... —asegura haciendo ademanes con la mano.

—Es en serio, papá, sacaré mejores notas, sólo necesito un poco de tiempo —insiste.

—Tú lo que necesitas es volver a nacer, no tienes remedio, Jungkook.

—¡Cielo! —vuelve a intervenir su madre—. ¡No digas eso!

—¡Es la verdad, querida, me da vergüenza! —escupe con enojo al tiempo que golpea la mesa.

Jungkook suspira y baja la mirada, no tiene caso pelear. Sus padres discuten sobre él, como siempre, pero sólo escucha sonidos de fondo, como una película de la cual no forma parte.

Sus manos sujetan la cabeza del pelirrojo mientras sube y baja por toda la extensión de su miembro. Sus labios gruesos succionan con deseo pero lo que está volviendo loco a Yoongi es su lengua, no deja rincón sin acariciar.

Sus gemidos se oyen en la intimidad de su habitación y no puede dejar de ver el rostro de quien lo está haciendo sentir tan bien, como siempre. De vez en cuando sus ojos conectan y sabe que eso le gusta al mayor.

—Voy a correrme —le hace saber.

Jimin no emite ninguna reacción, pero el pelinegro sabe que fue escuchado. Sigue chupando con ganas hasta que pronto siente calidez en su lengua. El ritmo se afloja y Yoongi se derrite en gemidos mientras recorre su orgasmo en la boca ajena. Al poco tiempo, el menor abandona su polla y sonríe.

—Siempre es un placer hacerte acabar —asegura al tiempo que abandona su posición de rodillas y se dirige al baño de la habitación, dejando la puerta abierta mientras se enjuaga la boca y se lava el rostro caluroso.

Yoongi lo sigue y pasa de largo para limpiarse también.

—No me dejas devolverte el favor —señala.

—Sabes que Taehyung me dijo que vendrá temprano, no tenemos tiempo para follar —se lamenta.

—No hace falta follar, lo sabes... —insiste.

Jimin cierra el grifo y se coloca frente a Yoongi, que ni bien termina de asearse se coloca bien los pantalones.

—¿Y qué harás? —inquiere cruzándose de brazos, la sonrisa pícara siempre en su rostro.

—Date vuelta —dice. Y son las palabras favoritas de Jimin desde hace un tiempo.

Sin chistar, voltea. Yoongi no pierde el tiempo y se agacha en medio de las baldosas frías del baño. Sus manos ágiles suben por los muslos perfectos del menos y bajan su ropa interior sin preámbulos.

Jimin alcanza a poner sus palmas en la pared al tiempo que suelta el primer gemido, y luego uno tras otro. Definitivamente Yoongi comiéndoselo es algo que nunca podrá aburrirlo.

Para cuando Taehyung llega, es como si nada de aquello hubiera pasado.

—¿Qué tal? Pensé que ya habrían empezado —comenta al entrar a la habitación del Yoongi.

—Todavía no estábamos todos —se excusa el dueño de casa—. Aún falta Jungkook.

—¿Y a qué hora tiene planeado hacer acto de presencia su majestad? —pregunta el pelinegro al tiempo que rueda los ojos y se quita la bufanda del cuello.

—Las mejoras cosas tardan en llegar, cariño —responde Jungkook entrando también en el cuarto.

—¿Tanto tendremos que esperar a que cierres la boca? No creo tener tanto tiempo, cariño —asegura volteando a verle.

—No llevan ni un minuto en la misma habitación y ya están peleando —señala Jimin al tiempo que se sienta en su lugar usual al lado de Yoongi.

—Al menos se dicen cariño —bromea el mayor.

Taehyung sonríe y rueda los ojos antes de sentarse también, sacando sus cosas para trabajar.

—¿Qué tenemos que hacer hoy? —pregunta el castaño, totalmente acostumbrado a los comentarios de Kim.

—¿Y a ti que más te da? Sólo tienes que transcribir —vuelve a contestar.

—Hey, también hago los gráficos —se defiende.

—Entonces espera calladito hasta que te digamos qué hacer —ordena divertido.

Jungkook suspira cansado, en otra ocasión seguiría discutiendo con él, pero no es su día, ni su semana, tampoco su mes. Probablemente tampoco es su año. Taehyung definitivamente consume más energía de la que tiene, así que prefiere hacerle caso y esperar a que ellos terminen su parte para llegar a su turno.

Tienen dos tipos de trabajos. Aquellos en los que tienen que dividirse preguntas teóricas, y otros, como los que tocan hoy, que son a modo de proyecto, con varias etapas. En estos últimos, siempre empieza Yoongi con la primera fase de los ejercicios, luego le sigue Jimin con la segunda, Taehyung con la final, y es Jungkook quien debe graficar los resultados. Como le toca último, de verdad debe esperar a que algo llegue a su puesto de trabajo para comenzar.

—¿Qué te pasa? —escucha a su mejor amigo preguntar de pronto. Levanta la cabeza y nota que se dirige a él.

—Nada, tengo sueño —miente. Lo último que quiere es hablar de sus notas frente a todos. O hablar de ello siquiera.

—Parece que te comió la lengua el gato —bromea Taehyung cruzando de brazos, también está esperando que llegue su turno para hacer los ejercicios.

Jungkook lo mira aburrido— Ya quisieras tú comerme la lengua.

El contrario sonríe de lado— ¿Es esa una invitación?

En respuesta, bufa— Adivina.

—¿Quieres ir a comprar aperitivos mientras? —ofrece Yoongi—. Olvidé hacerlo.

—Está bien —acepta poniéndose de pie perezosamente y saliendo de la habitación.

Pasan apenas unos segundos desde que se escuchan la puerta de entrada cerrarse cuando el dueño de casa nota algo.

—Ni siquiera llevó dinero —suspira al ver su cartera sobresalir de su mochila.

—Taehyung, ve a llevarle el dinero a tu amado —pide Jimin amablemente.

El aludido suspira suavemente y toma la cartera de Jungkook, la guarda en su bolsillo y se pone de pie para seguirlo.

Cuando cruza la puerta, no tarda mucho en alcanzarlo después de cruzar la calle.

—¿A dónde crees que vas? —indaga tratando de hacerle notar su presencia.

El castaño voltea a verlo y enarca las cejas— Lejos de ti, acosador —responde luego de salir de la sorpresa. A pesar de lo que dice, espera a que se coloque a su lado para seguir caminando.

—No te vas a deshacer tan fácil de mí, cariño —le asegura divertido.

—Yo no me deshare de ti, te irás solito —se encoge de hombros. En otro momento simplemente compararía a Taehyung con un grano en el culo, pero se termina por vulnerabilizar sin notarlo.

—¿A qué te refieres? —pregunta el contrario igual de sorprendido que Jungkook por esas palabras.

Tarda un momento en responder, en realidad no tiene ganas de abrirse con él. Justamente con él no. Aunque, en realidad, no puede evitarlo.

—Simplemente todos se aburren de mí —dice tratando de hacerlo sonar leve—. Así que no te preocupes, tu obsesión tiene cura, cariño.

Taehyung también demora en dar una respuesta y, cuando lo hace, parece haber pasado por alto el tinte melancólico de sus palabras.

—¿Me estás desafiando acaso?

—Adivina —repite.

—Lo tomaré como un sí —decide.

—Adivinar no quiere decir tomarlo como te convenga —dice terminando por sonreír genuinamente.

—Si no quieres que lo malinterprete no debes darme la posibilidad de hacerlo —se defiende encogiéndose de hombros, aún así sonríe porque están bromeando.

—Igual harás lo que quieras —asegura. Ambos llegan a una cafetería y Jungkook abre la puerta para que ambos ingresen.

—¿Ahora eres tú el que adivina mis intenciones? —se ríe—. No deberías dar por sentado lo que haré si no me conoces.

—¿Sólo tú tienes derecho a eso? Porque déjame recordarte que dijiste un par de cosas sobre mí antes de asegurar que conocías a los tipos como yo —refuta sin mirarlo. No sabe por qué está peleando con él, pero de alguna forma siempre terminan así.

Taehyung borra la sonrisa que llevaba y bufa— Eres resentido, ¿no, cariño?

—Yo creo que hablas de ti mismo —contradice.

—Jóvenes —carraspea una voz—. ¿En qué puedo ayudarles? —pregunta el hombre tras el mostrador.

Ambos voltean y ponen atención al vendedor, Jungkook apoya los brazos en la madera y mira hacia el menú colgado en la pared.

—Hum... dame un descafeinado mediano, un café con leche, también mediano... y... ¿tú qué quieres? —pregunta girando a ver a Taehyung.

—No me gusta el café —asegura desinteresado.

—Eh... bueno... deme todo eso y añada un café con leche más —dice esperando que a Jimin le guste eso, dado que no pudo preguntarle—. Deme un jugo también, ¿de naranja está bien? —vuelve a preguntar a su acompañante.

—Sí, gracias —acepta.

—¿Algo más? —indaga el hombre.

—No, eso es todo —seguido a ello toca su bolsillo trasero para buscar su cartera, al sentir que no está allí, palpa distintas partes de su cuerpo con el objetivo de hallarla, hasta que se da cuenta que no la trajo—. Hum...

—Aquí, cariño —extiende Taehyung, ahora revelando el por qué realmente lo acompaña.

Jungkook suspira aliviado y la toma entre sus manos para poder pagar lo debido. Minutos más tarde, salen de la tienda, cada uno sosteniendo dos vasos.

—¿Cuánto te debo por el jugo?

—Nada, corre por mi cuenta. Yoongi y yo nos turnamos como anfitriones —le asegura.

—Bueno, pero igual te pagaré, no quiero deberte nada —contesta.

—¿Y qué crees que te voy a exigir? ¿Un beso? —cuestiona arqueando la ceja.

—Adivina.

—Así no funciona —rueda los ojos.

—Como sea, prefiero no deberte nada —insiste—. Luego me lo sacaras en cara porque eres un resentido.

—Ya te dije que tú eres el resentido, pero si tanto quieres pagarme puedes hacerlo callándote un rato —propone.

—¿Por qué sería yo el resentido si acabas de sacarme en cara con lujo y detalle todo lo que te dije hace... ¿cuánto? ¿Una semana? —pregunta restándole importancia.

—Quizá porque has estado peleando conmigo toda la semana, y desde que llegué hoy no has parado de tirarme mierda, ¿no te convierte eso en un resentido? —acusa suspirando y perdiendo la paciencia.

—Puedo odiarte y aún así no recordar exactamente qué nos dijimos, eso es de resentido —apunta encogiéndose de hombros.

—Eres tan ridículo si me odias y no sabes ni por qué —contesta. Al estar frente a la puerta de Yoongi otra vez, hace el esfuerzo de abrirla, tratando de que no se caiga nada de lo comprado en el proceso—. Si ni siquiera recuerdas lo que nos dijimos es porque no te interesa, no tiene caso que fuerces el odio hacia mí. ¿Te cuesta tanto aceptar las disculpas que te di y pedir perdón también?

—Bueno, si tanto me quieres de rodillas... —bromea entre risas.

Jungkook suspira— Eres desagradable —concluye antes de entrar.

—Y tú un idiota —contesta.

—Resentido.

—Homofóbico.

—¡Ya! —exclama Jimin desde el marco de la habitación de Yoongi. Se acerca a Taehyung para ayudarlo con uno de los vasos y lo arrastra dentro—. ¿No se cansan de pelear tanto?

—Él empezó —discute Taehyung.

—Eso no fue lo que pregunté —rueda los ojos.

—Bien, no necesitan ser amigos, sólo hablar para el trabajo —propone Yoongi—. ¿Qué tal eso?

—Por mí, perfecto —asegura Jungkook. Se encarga de dejar todo sobre la mesa antes de sentarse.

—Bien, acércate también Tae, ya resolvimos nuestras partes de un ejercicio antes de que vengan, así que ya puedes empezar con lo tuyo —indica Jimin.

—Vale... —contesta resignado.

Minutos después, sólo la música baja y el sonido que hacen los lápices se escucha de fondo, de vez en cuando el sorbido de un café o jugo también.

Por supuesto que es efímero.

—Taehyung, ¿qué número pusiste aquí? —pregunta Jungkook, que ya está graficando lo que su compañero le pasa.

—Es un cinco, ¿no sabes leer? —contesta.

—Parece un seis —defiende.

—Parece que necesitas un examen de la vista —refuta.

Jimin y Yoongi suspiran fuertemente y se quejan.

Jimin se despide con un pequeño beso en los labios de Yoongi como agradecimiento por acompañarlo a casa en la noche.

Cuando está de regreso, el pelinegro siente su bolsillo vibrar con un nuevo mensaje, pero lo ve recién cuando se recuesta, más tranquilo, en su cama.

[hyunjinnnn quiere enviarte un mensaje]

Hey :)
20:37

Espero no molestarte
20:37

No suelo hacer
esto
20:37

Pero me pareces
lindo y mis amigos
insistieron en que
debería hablarte
20:37

Es decir, de nuevo
20:38

Sé que hablamos
el otro día pero
no volvimos a
hacerlo
20:38

Te vi en la fiesta
de Jackson pero
fuiste con Nayeon
y no quise molestar
20:38

Luego no me animé
a saludarte en la
escuela
20:38

Lo siento, debo
sonar como un
acosador o algo
así jajaja
20:38

Yoongi sonríe. Le da algo de vergüenza saber que existen personas que, abiertamente, gusten de él y busquen acercarse, todavía no logra acostumbrarse. Pero desde que se empezó a rumorear su orientación sexual, se dio cuenta de que los chicos son más directos.

Ya ha hablado con Hyunjin antes, pero es cierto que no volvió a hacerlo por centrarse en su cita con Nayeon. El chico le parece adorable y, sinceramente, también le atrae.

Le escribe devuelta y le hace saber que no le parece molesto para nada, que lamenta no haber retomado la conversación antes porque se olvidó, y que ahora está libre para hacerlo. No se olvida de decirle que también es muy lindo y que no tiene problema en invitarlo la próxima vez a una fiesta.

Sin darse cuenta, pasa gran parte de la noche chateando con él. Descubre que también es modelo, lo contrataron hace dos años cuando visitó una tienda de marca. También hablan de los gustos de cada uno y descubren que tienen algunas cosas en común.

Hyunjin es una persona con la que fácilmente puede conversar, sabe escucharlo y le cuenta anécdotas divertidas. Es por eso que, al día siguiente, no duda en ir a saludarlo cuando lo ve cerrando su casillero en los pasillos.

—Hey, ¿eres tú, no? —indaga sonriendo—. No te había visto en persona.

El pelinegro sonríe cuando se da cuenta de quien se trata y abandona la idea de ir a su salón—. Sí, soy yo, sé que no me veo tan bien como en mis fotos pero me alegro de que me reconozcas —bromea.

Yoongi rueda los ojos y se cruza de brazos sonriente— Te ves más lindo en persona y lo sabes, sólo quieres que te lo diga —señala.

El contrario tapa una sonrisa avergonzada con una de sus manos y el mayor llega a ver sus orejas colocarse rojas por el cumplido.

—Sólo tengo maquillaje —se excusa cuando termina de reír, pero sin abandonar la sonrisa en sus labios—. Tú también te ves bien.

—Tengo unas ojeras terribles, no te creo —acusa.

—Una cosa no quita a la otra —defiende encogiéndose de hombros.

Yoongi puede notar que Hyunjin, en persona, es un poco más tímido, así que se da a la tarea de sacar temas de conversación hasta que, lamentablemente, la campana suena para ellos.

—Nos veremos por ahí, entonces, fue un gusto conocerte por fin —asegura Yoongi antes de voltear.

—Sí... Hum, Yoongi —llama una última vez.

—¿Sí? —pregunta girando hacia él de nuevo.

—Tú... ¿Irás esta noche a lo de Jackson? —se anima a preguntar.

Yoongi sonríe— Sí, ¿tú?

—Sí... ¿quieres ir juntos? —pregunta tímido, sus labios se aprietan a la espera de una respuesta y sus manos aprietan las correas de su mochila. Yoongi piensa en lo adorable que se ve tratando de invitarlo.

—Claro, nos vemos ahí —acepta de inmediato.

Hyunjin sonríe nuevamente y asiente— Está bien, nos vemos ahí —repite antes de voltear e irse, probablemente antes de sonrojarse de nuevo.

El mayor ríe y se dirige a su propia aula, cruzando a Jimin a mitad del pasillo.

—¿Qué tengo que hacer para conseguir una noche contigo a tiempo? Estás muy solicitado estos días —es lo primero que dice el pelirrojo.

—Tú siempre puedes conseguir una noche conmigo, lo sabes —le asegura.

—Sí, pero no exclusiva —le señala riendo—. Me paso las fiestas esperando a que al fin terminen para poder estar contigo.

Yoongi siente algo, no sabe qué. Un pequeño cosquilleo en el pecho y el estómago. A él le pasa lo mismo, creía estar volviéndose loco.

—Yo también, si te soy sincero. Pero, hey, no soy el único que arma planes con otras personas —acusa riendo—. A veces soy yo el que tiene que esperarte a ti.

—Bueno, ¿cuándo estás libre? Ya vi que esta noche no... —le hace saber sonriendo pícaramente.

—La próxima fiesta, vamos juntos —decide—. ¿Vale? Sólo nosotros.

—Vale, me parece bien —acepta. Ambos entran al aula, donde por supuesto Jungkook y Taehyung ya están peleando por una tontería, pero ellos están en otro tema como para preocuparse por ello.

—De todas formas, sabes que nos vemos esta noche —continúa Yoongi. A estas alturas ya tienen confianza para dar por sentado que se acostarán.

—Cuando termine la fiesta, sí... vayamos a casa, no hay nadie —propone.

—Hecho.

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