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chapter six: doomed.

Caleb llamo a la mañana siguiente mientras London y Aralia dormían, con buenas noticias. Afortunada o lamentablemente un par de cazadores reportaron el avistamiento de una chica con las mismas características de Rachel, así que ambas mujeres partieron a la comisaría a tratar de buscar más información sobre ella.

Sin embargo el policía de la recepción no ayudaba en nada, ya que decía que no podía darles la información del hombre que había reportado el caso.

— ¿Ahora que? — Preguntó Aralia cuando salieron de la comisaría, London no contesto nada pero la rubia sabía que su amiga tenía un plan por la manera en la que la miraba. — ¿London? — Ara toco su hombro e imitando los poderes de London leyó su mente y descubrió el plan que tenía. — No... Ni loca lo haré.

— ¡Por favor Ara! — Rogó London. — Solo será poquito, no tendrás que hacer mucho solo muéstrale un poco de tus dotes.

— No voy a seducir a ese policia, estas loca. — Un carro aparco frente a ellas y ambas reconocieron el porshe color dorado. — ¿Ese no es Richard?

London se acercó a su amigo en cuanto salió. — ¿Qué haces aquí?

— ¿Qué hacen ustedes aquí? — Preguntó él notando a Aralia, a quien saludo con la mano. Ella solo rodó los ojos. — Habíamos encontrado a Rachel, pero la perdimos.

— ¿Habíamos? — Dick señaló hacia el auto, dentro había una mujer con una vestimenta bastante peculiar y tenía cabello rosa. — ¿Quien es esa?

— Su nombre es Kory. — Dick se encogio de hombros. — No recuerda quien es, pero conoce a Rachel. — El parecio recordar algo por lo que abrió los ojos y le sonrió a London. — De hecho, ¿Puedes buscar en su mente algún recuerdo mientras yo voy adentro y busco algo sobre Rachel?

— Supongo... — Murmuró ella, miro hacia la comisaría y bufó. — Pero el tipo de ahí no va a ser de ayuda, no sirve para nada.

— Por que tu no tienes esto. — Dick le mostró su placa, por lo que London rodo los ojos. — Ahora vuelvo.

— Esta bien... — Dick se fue y London entro al carro, sentándose en el asiento del frente y Aralia entro en el asiento trasero junto a Kory. — Hola, soy London, ella es Ara.

— Tu eres la que intentaba ayudar a Rachel. — Afrimo la mujer, por lo que London asintió.

— Dick me contó de tu problema con tus recuerdos, ¿me dejas intentar algo?

Algo en London la hizo confiar, así asintió con la cabeza. London hizo brillar sus manos y las llevo a las cienes de Kory, comenzando a buscar en sus pensamientos. Solo encontró las memorias de los días pasados pero nada más; En su mente únicamente había un hoyo negro.

— Qué raro... No hay nada. — London frunció el ceño mientras extendía su mano a Aralia. — Intenta tu.

Ara tocó a London e hizo exactamente lo mismo que su amiga, obteniendo el mismo resultado. — Nada... Pareciera qué alguien hubiera robado todos sus recuerdos.

— ¿Es raro, no? — Le pregunto London a Aralia, la rubia asintió.

— Bastante.

— ¿Como hicieron eso? — Cuestionó Kory, sorprendía por sus habilidades.

— Oh... London tiene hibilidades telepáticas y también puede mover cosas con la mente. — Explico Ara con una sonrisa. — Yo puedo imitar los poderes y habilidades de los demás

— Cool. — Murmuró Kory y las tres mujeres se sonrieron mientras esperaban a Dick.

— ¿Ese inútil fue de ayuda? — Preguntó London en cuanto su amigo volvió.

— De hecho si. — London bufó. — ¿Quieres venir?

— Si, aunque sigo enojada contigo. — Ella volteo hacia atrás y con el pulgar señaló el cámaro negro que se encontraba estacionado a unos cuantos pasos. — Y trajimos nuestro vehículo, entonces los seguiremos.

Dick suspiro mientras asentía con la cabeza. — Esta bien.

Ara y London conducían siguiendo a Dick y Kory hasta llegar a una cabaña en el bosque. Ya había anochecido y se podía sentir el frío invernal, con un abrigo de piel London salió del carro y siguió a Dick mientras Ara y Kory esperaban.

— ¿Qué quieren? — Preguntó un hombre abriendo la puerta, Dick le mostró su placa.

— Debo hablar con usted sobre la chica que vio en el bosque. — Pidió Dick, el hombre rodo los ojos.

— ¿Qué? — Preguntó el hombre de nuevo con un tono de voz hostil. — Ya hable con la policía de eso.

— ¿Ella le dijo algo? — London dio un paso adelante con una falsa sonrisa en el rostro. — ¿Vio a donde se fue?

— Ya les dije que hable con la policía sobre eso. — Cansado de su conversación, el hombre intento cerrar la puerta en sus narices. — Larguense.

Dick impidió qué aquel hombre cerrará la puerta, enojado. — Necesito que respondas mi pregunta.

— ¡Vete! ¡Largo de aquí! — Molesto, el hombre se agachó para tomar un rifle, el cual Dick le quito de las manos de manera ágil y veloz.

— ¿Viste a donde se fue la niña? — Consumido por la ira, Dick empujó al hombre dentro de la casa mientras comenzaba a golpearlo. — ¡Responde! — London lo siguió, manteniendose alejada por unos cuantos pasos. — ¿La tocaste? ¿Le hiciste daño?

— Dick... — London noto a un niño que observaba la pelea en las sombras, se podía notar cuan asustado estaba, así que tomo a su amigo del brazo para impedir que siguiera golpeando a aquel hombre. — ¡Richard, basta!

Cuando se detuvo, London le señaló con la cabeza al niño quien corrió a abrazar a su padre. — ¿Papá?

— Nunca lastimaría a una niña... A ningún niño. — Afirmó el hombre y London hizo una mueca. — El único lugar cerca es la vieja casa Caulder.

— ¿Donde esta? — Exigió saber London, notando qué Dick salía de la casa.

— Sobre la calle Danny. — Contesto con la nariz llena de sangre. — Pero esta cerrada, nadie vive ahí.

— Siento esto... — Murmuró London, saco su billetera y le dio todo el efectivo al hombre, quien lo tomo con un gesto molesto.

— Largate... — London hizo caso y salió buscando a Dick, quien ya la esperaba en el Porsche con Kory. Ella abrió la puerta y miro a la mujer con cabellos rosas. — ¿Te molesta ir con Ara esta vez? Necesito hablar con Dick.

Notando el enojo de la pelinegra, ella asintió, mientras salia del auto. — Claro...

London le sonrió y cuando se fue miró a Dick. — Muévete de ahí, yo manejo.

El le hizo caso y los dos cambiaron de lugares, por unos minutos solo conducieron en silencio hasta que por fin London hablo.

— ¿Qué carajo fue eso? — Preguntó ella, molesta. — Otra vez perdiste el control.

— Tenemos que encontrar a Rachel.

— No de esa forma. — London lo miro por un segundo. — Tienes que expresar toda la ira que sientes... O seguirás teniendo estos ataques de ira.

— ¿Leíste mi mente? — Preguntó tratando de evitar el tema, London negó.

— No tengo que leer tu mente para saber que te esta pasando, Dick. — Ella suspiro con una mueca y con la mano que tenía libre busco la de Dick, sin apartar la vista del camino. — Te entiendo, Bruce nos jodió. Pero no estas solo. — London le dio un ligero apretón a su mano. — Siempre me tendrás a mi.

— Lo se... — Murmuró el.

— Y si sirve de algo... — London le sonrió por un momento, tratando de aliviar la tensión. — Conozco a una psicóloga muy buena.

Ambos rieron por un momento, hasta que nuevamente se quedaron en silencio. Sin embargo no eran necesarias las palabras, London solo conducía hacia donde el hombre le había dicho y poco a poco vieron la gran mansión en medio del bosque.

— Supongo que aquí es. — London salió del carro, y los tres imitaron su acción. — Tengan cuidado, siento que no estamos solos.

Con precaución se adentraron en la tenebrosa mansión qué por fuera parecía que estaba abandonada. Dentro las luces parpadeaban sin parar.

— Ara, dame la mano. — Pidió London, tratando de aligerar un poco el ambiente. — Las bonitas solemos morir primero en las películas de terror. — Ninguno de los tres podía descifrar si London estaba hablando en serio. — Kory, tu también ten cuidado.

— London, tranquila. — Pidió Dick, sin embargo el tomo la mano de London.

— No, tu no eres bonito. — Exclamo ella en broma. — Tienes suerte, si alguien te mata aquí probablemente vivirás un poco más que nosotras.

Siguieron caminando hasta llegar a lo que parecía la sala principal hasta que toda la luz fue desconectada por unos segundos, detrás de ellos apareció una mujer con un vestido rojo. — Váyanse...

Aralia escucho un par de pasos detrás de ella, entonces volteo y se encontró con un robot con apariencia de humano y un hombre con el cuerpo vendado en su totalidad.

Un grito se escucho, Dick y London supieron al instante de quien se trataba. — Rachel...

— Vayan por ella, Ara y yo nos encargamos. — London y Dick asintieron, sin dudar en correr hacia donde se había escuchado el grito.

Ambos amigos buscaron por cada habitación de la mansión, llegando a una especie de sótano. Rachel se encontraba en el medio de la habitación, parada frente a lo que parecía se un portal. Una especie de liquido negro volaba por todas partes impidiendo qué alguien se acercará.

— Rachel... — Habló London, sin obtener respuesta alguna. Entonces se adentro en la barrera qué Rachel cubría a Rachel. — Linda, soy yo... London. Vine a ayudarte.

Dick también se acercó y tomo a Rachel por los hombros, haciendo que los viera.

— Van a morir... — Pronunció Rachel con una voz tenebrosa qué hizo temblar a London. — Váyanse de aquí, antes de que sea tarde.

— No te voy a dejar. — London tomo ambas manos de Rachel, sin miedo a que pudiera lastimarla. — Te prometí que no te dejaría sola.

— No quiero lastimarlos... — Sollozo Rachel.

— Escucha, me equivoque... — Murmuró Dick — Cuando dije que nadie podía ayudarte.

Rachel sollozo, con una lagrima cayendo de sus ojos, los cuales ahora estaban totalmente negros. — Tienen que irse, por favor...

— Cuando estábamos en la iglesia y dije que estabas sola, me equivoque. — Dick negó con la cabeza, sin soltar a Rachel. — No estas sola, nos tienes a ambos.

— Estamos aquí, Rachel. — London se aferro a la mano de la adolescente. — No te vamos a dejar, jamás. ¿De acuerdo?

Dick abrazo a la niña, la cual comenzó a llorar aun más. — No te voy a dejar, lo juro.

Rachel recobro el control y la barrera qué los cubria desapareció junto con el portal.

— ¡London! ¡Dick! — Aralia apareció junto a Kory y los demás tipos qué habían aparecido. — ¿Estan bien?

La rubia bajo junto a ellos, London la recibió con un abrazo. — Si... Estamos bien.

— Me alegro por eso. — Murmuró su amiga, abrazándola de vuelta. — Vamos a casa, ¿si?

London asintio, y dejo a Aralia para acercarse a Rachel. Quien no dudo en abrazarla. — También te extrañe, estaba muy preocupada por ti.

— Ahora estoy bien. — Murmuró notando a la rubia de ojos verdes qué se encontraba detrás. — ¿Quien es ella?

— Soy Aralia Legnar. — Se presentó ella con una sonrisa. — London me contó todo de ti.

— ¡Eres la otra niña de las fotos!

Aralia asintio con una sonrisa. — Si, estos dos idiotas de aquí son como mis hermanos.

— ¡Oye! — Exclamo London, pretendiendo estar molesta. — Idiota estarás tú.

Los cuatro rieron, encaminadose a la saluda, la mujer que los había confrontado se presentó como Rita y pidió disculpas por como se habían comportado.

— Esta bien, solo protegían su hogar. — Le sonrió Aralia.

— ¿Sería mucho pedir si Garfield los acompaña? — Rita señaló al chico con cabellos verdes qué observaba como Dick, Rachel y Kory se subían al auto. — Tiene mucho por delante, no quiero que pierda tantas oportunidades por estar encerrado aquí.

— Claro que podemos hacer eso. — Aralia le sonrió, mirando a Gar. — ¿Quieres venir niño? Te dejaré manejar mi cámaro.

Gar dudo, miro a sus amigos. Quienes simplemente asintieron, comunicándose con la mirada. — Gracias... ¡Ahora vuelvo!

Gar corrió dentro de la mansión mientras London y Aralia subían al auto. — Supongo que te quedaras con nosotros también.

— ¿Los titanes 2.0? — Preguntó Aralia con una sonrisa. — ¡Claro que me uno!

— No vamos a formar a los titanes de nuevo. — Negó London con una gran sonrisa

Aralia sonrió para después golpear levemente el brazo de la pelinegra. — ¿Quieres hacer una apuesta?

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