chapter fourteen: bad idea right?
—Dick me odia, estoy segura —Le dijo London a Aralia mientras ella revisaba sus heridas y claro, Dick no estaba ahí—. Él no me dejaría aquí así.
—¿Puedes culparlo? Le mentiste por casi un año —preguntó Ara y presionó un lugar en las costillas de London qué la hizo ahogar un aullido de dolor—. Lo siento, aunque no creo que tengas alguna costilla rota solo fue el dolor de la caída.
—Se siente como si la tuviera —bufó y Ara volvió a tocar ese lugar a propósito para hacerla enojar—. ¿En la escuela de medicina no te enseñaron a usar algo llamado “anestesia”?
—Si, pero no quise usarla —bromeó Aralia mientras buscaba unas píldoras y algunas vendas en uno de los anaqueles en uno de los baños qué improvisaron como enfermería—. Toma esto cada ocho horas, o si el dolor aumenta y evita moverte mucho.
—Oye Ara, ¿en la escuela no tuviste algún novio? —indagó London, curiosa—. ¿O en alguno de tus viajes?
—¿A qué se debe tu pregunta? —preguntó la rubia, evitando el contacto visual con su amiga.
—Nunca te he escuchado hablar de alguien —respondió London como si no se tratara de nada—. Y lo que está pasando entre Dick y yo me hizo pensar, mientras estuve en Francia tuve una relación con Caleb Gordon, terminamos. Salí con un francés, luego con un italiano aunque con él fue algo pasajero. No entraré en detalles, pero no sé nada acerca de ti.
—En la escuela tuve un novio —aceptó Aralia y puso una venda por todo su pecho—. No funcionó, era un idiota.
—¿Has estado soltera por seis años? —cuestionó London sin poder creerlo y Aralia asintió—. ¿Cómo es posible?
—Porque a diferencia de ti, amiga mía. Yo si puedo estar sola. —Aralia no escuchó el insulto que London susurro, aunque entendió algo como “bastarda, tienes razón”—. Y preferí enfocarme en mis estudios.
—Pero después te graduaste y seguiste soltera —agregó London, incrédula.
—Me concentré en ser Mercury —confesó ella, sin vergüenza alguna.
—En este lapso de tiempo no hubo nadie que te gustara, ¿en serio?
Aralia consideró la pregunta por unos momentos, pero luego contestó un vago “no” alzando los hombros.
—Ahora, algo me dice que estuviste con más personas en Francia —London alzó una ceja y todo en su rostro gritaba “¿como lo supiste?”—. ¿Con cuantos estuviste en total, Sainclair?
—Ese es un secreto que me llevaré a la tumba —afirmó y se puso de pie—. Ahora doctora, ¿puede darme de alta? Debo ir a arreglar las cosas con mi futuro hombre.
—Está bien —cedió ella entre risas—. ¿Crees que te perdone?
—Espero que sí —murmuró London y se dirigió a la puerta del baño—. Deseame suerte.
—¿Tu pidiendo suerte? —le preguntó Aralia, entre risas —. ¿Qué pasó con lo de “la suerte es para los perdedores, el éxito es para mi"?
—Lo es, la suerte es para los perdedores —London suspiro antes de continuar—, pero hoy si necesito algo de suerte.
—Eres irremediable —murmuró Ara y soltó una pequeña risilla—. Suerte London.
Ella le susurro un “gracias” mientras salía del baño en busca de Dick Grayson, no sin antes pasar por su habitación para buscar una blusa blanca, la cual London usó como bandera de paz.
—¿Puedo pasar? —preguntó al borde de la puerta mientras ondeaba la playera, lo que hizo reír al joven maravilla—. Vengo en paz, lo juro.
—Adelante —murmuró Richard al borde de su cama, London entró y se sentó junto a él—. ¿Todo está bien? ¿No estas herida?
—Todo está bien, Ara dice que no tengo ningún hueso rotó —explicó ella con una mueca—. Solo no debo hacer esfuerzos.
—Me alegro…
—¿Clay está bien? —preguntó ella, después de una pausa incómoda—. ¿Sabe que eres Robin?
—Si, lo sabe —contestó tajante, lo que irritó a London.
—Dick, lamento haberte ocultado lo de Bruce —comenzó ella, apartando la mirada—. Al principio si iba a perder contacto con él, pero a diferencia de ti no tenía nada seguro. Me endeude con la primera colección de mi casa de moda y no tuvo el éxito qué pensaba —a pesar de no querer hablar del tema ahora, Dick la escuchaba atentamente ya que sabía que era algo delicado para ella—, necesitaba el apellido Wayne y los contactos de Bruce para hacerme de un lugar en la industria, pero también lo extrañaba.
Grayson la miró y acomodo un mechón de cabello detrás de su oreja.
—Entiendo, pero… —Dick apartó su mano rápidamente e hizo una mueca mientras miraba al suelo—. Debiste decirme, pudimos encontrar una solución juntos.
—Quise ir por la ruta fácil —aceptó London—. Sé que Bruce y tú tienen problemas, pero al menos conmigo nunca ha sido malo. Y es la única figura paterna que tengo.
Dick la corto con un beso, que se sintió más como un beso por lástima que uno verdadero, lo que hizo sentir peor a London.
—Lo hablaremos después, ¿si? —la corto Dick de repente—. Primero solucionemos lo de Adamson y Rachel.
—Está bien —cedió London aunque no estaba convencida.
Ella se puso de pie y fue a la sala, donde se dejó caer en el sillón junto a Aralia.
—Apestas a derrota —se burló su amiga, pero London se sentía tan mal que ni siquiera se molestó con Ara.
—Primero hay que ayudar a Rachel —suspiro London y evadió la mirada de Richard cuando llegó junto a Kory, Gar y Rachel.
—¿Me dejaran hablar con él? —preguntó la adolescente y su mirada se llenó de ilusión por un momento.
—Si eso te ayuda a deshacernos de ese malparido, adelante —musitó London con la mirada perdida, al mismo tiempo que Dick musitaba un severo “No”.
—London, no es una buena idea —contradijo Grayson mientras cruzaba los brazos.
—¿Por? ¿Por qué no puedo cuidarme sola? —cuestionó Rachel.
—No es por eso —objetó Dick, quien quería pedirle apoyo a London, pero sabía que no sería buena idea en ese momento.
—¡Debo saber quien es! Saber por qué me persigue.
—London puede verlo en su mente —Grayson miró a London, pero ella estaba tirada en el sillón y parecía que una nube oscura estaba sobre ella—. ¿Cierto?
—Mis poderes no sirven —murmuró ella con la mirada perdida—. Estoy tan triste para poder leer la mente de alguien.
—Estás siendo dramática London —la regañó Aralia y London le dio un golpe en las costillas con su codo para que se pusiera de su lado—. ¡Auch! Lo siento, no es verdad lo que dije. Grayson muy mal, rompiste a London.
—No puedo con esto ahora —murmuró Grayson y llevó ambas manos a sus sienes.
—¿Por qué no la dejamos hablar con el anciano? —propuso Kory—. Si Rachel lo pide, le parto la cara con el pie.
—Dick, por favor —pidió Rachel, por lo que Dick suspiro.
—Tienes cinco minutos —aceptó y Rachel no perdió el tiempo, ella corrió lo más rápido que pudo a donde estaba Adamson.
Las cosas se pusieron feas en el baño, Adamson quería probar que lo que estaba dentro de Rachel no era malo, entonces rompió un termómetro y cortó su garganta con el vidrio rotó, obligando a Rachel a curarlo. Lo cual debía aceptar que la dejó horrorizada, por unos minutos.
—No debí dejarte ir sola, lo siento —se disculpó London mientras limpiaba la sangre en las manos de Rachel—. Ahora no te dejaré sola ni un momento.
—Ya no estoy asustada —aceptó la adolescente y miró a London—. Gracias por preocuparte por mi.
—¿De qué hablas? Intento deshacerme de ti —bromeó London y le guiño un ojo.
—Si, claro —bufo Rachel con una sonrisa—. Y Dick te odia.
—Ahora si me odia —murmuró London, se apartó del lavabo para buscar una toalla y secar sus manos.
—No te odio, solo estoy molesto —la interrumpió Dick, entrando a la cocina junto a Kory y Aralia. Los tres habían interrogado a Adamson—. Tenemos algo que decirte, pero necesitarás sentarte.
La adolescente de cabellos azules no dudó en sentarse lo más pronto que pudo y esperó a que alguno hablara.
—Dice que tu madre está viva —confesó Aralia, lo que sorprendió a todos.
—¿Qué?
—Dice que la tienen prisionera —explicó Grayson y luego hizo una mueca—. Quizá miente.
—También dijo que tu madre se llama Angela Azarath —expuso Kory mientras se sentaba junto a Rachel—. La tienen en un manicomio, parece que él y su gente quieren mantenerlas separadas.
—¿Por qué? —preguntó Gar, quien hasta ahora se había mantenido en silencio.
—Alguna tontería sobre el padre de Rachel y su misión divina —les explicó esta vez Aralia—. Parece que a tu madre no le gusta eso.
—Mi mamá está viva —murmuró Rachel llena de ilusión, aunque una parte no podía creerlo—, podría conocerla. Debemos ir ahora.
—Aun si dice la verdad, podría ser una trampa —la freno Grayson, sintiéndose algo culpable por romper con su emoción—. Podríamos meternos en terreno enemigo, viste lo que hacen. No nos moveremos hasta hacer un reconocimiento.
—¿Y si se la llevan? —cuestionó ella, frunciendo el ceño—. Ya saben que tenemos a Adamson.
—No arriesgaré nuestras vidas por lo que dijo —Dick alzó la voz para que Rachel se detuviera—. Lo siento.
—Dile que se equivoca —pidió a London y ella suspiro.
—Me encantaría llevarle la contraria a Dick, pero tiene razón Rachel —London negó con la cabeza—. No podemos solo ir a la jaula de los leones con las manos vacías, necesitamos algo de información.
—¿Kory? —Rachel miró a la de cabello fucsia pero ella solo apartó la mirada mientras negaba—. ¿Ara?
—Lo siento niña, Dick y London tienen razón.
—Tú crees que deberíamos ir, ¿no Gar? —Rachel se dirigió a su última opción y en quien tenía las esperanzas puestas, aunque Gar lucía más que nada apenado por por poder ayudar a su amiga—. ¿Gar?
—Lo siento Rachel —murmuró él y evadió su mirada.
Rachel hizo una mueca antes de mirar a todos decepcionada y salió de ahí, ocultando sus ganas de llorar, Gar la siguió mientras que London volvía a su habitación, se mantuvo ahí unos minutos hasta que escuchó unos murmullos en la habitación de al lado, se quitó los zapatos para no hacer ruido mientras caminaba hacia donde provenían las voces.
Gar y Rachel rebuscaban algo en el bolso de Aralia mientras cuchicheaban entre ellos, por lo que no la escucharon entrar.
—¿Saben que lo que están haciendo es un delito? —La voz de London los hizo respingar en su lugar mientras gritaban por el susto.
—¡No estábamos haciendo nada malo! —exclamó Gar y devolvió el teléfono a su lugar—. Lo juro.
—¿No voy a poder evitar que hagan una estupidez verdad? —Cuestiono London, mirando específicamente a Rachel. La adolescente negó con la cabeza, una sonrisa aparecía en su rostro, sabía que al final London la apoyaría—. Iré con ustedes, al menos así evitaré que los maten.
n/a.
Algo cortito, pero prometo que el próximo valdrá la pena, nos leemos pronto:)
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