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Capítulo XII

Capítulo XII:

El Sol ya se estaba ocultando detrás de las montañas del Desierto de Nuevo México, sus rayos acariciaban las superficies rojizas y rocosas de aquellas formaciones, dando lugar a un "juego" de colores entre los citados con el Atardecer, cubriendo todo con distintas formas en sus sombras y de ahí llegaban las primeras Estrellas, el "Lucero del Alba", la primera que aparecía en el Firmamento previo a la hora del Crepúsculo. Un digno espectáculo si el Mundo no se hubiera hundido en la desesperación, el pánico, la angustia, el caos, la muerte y la destrucción por los zombies que se habían desatado tras una misteriosa enfermedad que causaba que las víctimas se convirtieran en esas criaturas peligrosas y sedientas de sangre y carne humana.

Las sombras iban ganando terreno sobre las calles del Suburbio de "El Dorado", en las afueras de la Ciudad de Santa Fe, Estado de Nuevo México. Luego de una buena "Cacería" o "Búsqueda de Provisiones", los dos grupos dirigidos por Jimmy McGill y Takashi Komuro habían iniciado el repliegue hacia el punto de inicio, en donde tenían los coches estacionados y ocultos por si llegaban a toparse con cualquier grupo de saqueadores o bandas de forajidos que estuvieron dedicados al pillaje contra las poblaciones evacuadas por el Ejército de EEUU y la "Guardia Nacional", así como también mantenía su guardia en alto por si llegaban a toparse con zombies, los cuales eran pocos por esos alrededores de la zona.

Llegaron hasta donde se encontraban los vehículos ocultos y a su vez fue Ignacio para ver si el Bar "El Español" seguía despejado de muertos vivientes, por lo que avanzó con cautela, llevando su machete y siendo acompañado por Gustavo, Mike, Takashi, Saeko y Rei con el fin de protegerlo por si las cosas se volvían complicadas. Llegaron hasta su destino, topándose con los cuerpos de varios zombies que habían sido eliminados por el dueño o algún que otro empleado antes de ser evacuados. 

- Ninguno tiene impactos de bala, solo machetazos contra la cabeza.- Observó Ignacio, sorprendido de ver semejante acto de "limpieza".

- O algún que otro objeto más.- Teorizó Gustavo.- Será mejor ir yendo para adentro. Se está haciendo de noche y muchos querrán comer.- Apuntó el empresario chileno.

- De acuerdo, esto es lo que haré: La llave debieron de habérsela llevado, por lo que voy a usar esta ganzúa que me traje del local de mi familia para abrir la puerta, ¿sí?. En el caso de que salte el Sistema de Seguridad, den el grito por si ven zombies.- Pidió el joven, mientras que empezaba a destrabar la cerradura, cosa que le llevaría un poco de tiempo para cumplir con su objetivo.

La zona parecía estar despejada, tranquila, ninguna novedad en esos momentos. Pronto, un chasquido se hizo presente, rasgando el aire y de ahí se giró para ver a sus amigos, quienes seguían montando guardia. Pronto, con un leve chirrido, la puerta se abrió y Lalo ingresó, machete en mano, hacia el interior del local, listo para ver si no había peligro alguno.

Caminó despacio, fijándose, incluso en los espacios más pequeños, por si había algún cuerpo tirado y que se estuviera haciendo el muerto. En las cocinas no había nadie, pero notó que las heladeras con las bebidas frías estaban encendidas. Fue llegando hasta donde estaban la barra de tragos y las mesas, encendiendo las luces pero notando que las persianas estaban bajas, por lo que daría un perfecto escondite para ellos, durante la noche, hasta que salieran para la mañana siguiente a la ruta. 

El interior parecía seguro, no habían rastros de peleas ni de desorden, salvo algunas que otras sillas tiradas contra el piso junto a unos papeles, el resto estaba normal, sin ningún problema. Fue entonces que Ignacio, haciéndoles una seña a Lalo, Mike y Gustavo, los cuales entraron en el establecimiento, fijándose de que no hubieran zombies en los terrenos que estaban saltando las cercas de alambre.

- Aquí no hay nadie, hay electricidad y todo funciona bien.- Informó el joven mexicano.

- ¿Esas persianas están todas bajas?.- Señaló Fring.

- Sí, todas. No llamarán la atención de afuera. Lo que deberíamos hacer es...- En aquel momento, desde la planta alta, en donde se guardaban la comida y bebidas, Ignacio notó un ruido que provenía desde aquel sector, por lo que fue subiendo, con machete en mano, las escaleras hasta alcanzar el piso. Avanzó unos cuantos metros donde terminaba el camino, topándose con una rata que salió corriendo despavorida de allí.

- ¿Todo en orden? ¿Necesitas una mano?.- Le preguntó Mike.

- Tranquilos, no...- No tuvo tiempo de terminar su oración cuando unas manos pálidas lo atraparon. Rápidamente, el muchacho se defendió, entablando combate contra el zombie que lo había tomado por sorpresa, defendiéndose con su machete, haciendo que éste mordiera el acero y evitando que tocara su piel con aquel virus que portaba en su boca. Sin embargo, en medio de aquella pelea, Mike, Gustavo y Lalo subieron para ayudarlo pero Ignacio les detuvo.

- ¡No, despejen el camino!.- Les ordenó y devolvieron volver sobre sus pasos, mientras que le dirigía un puñetazo en el lado izquierdo de la cabeza, atontando a la criatura y de ahí recuperaba su machete. Ahora, envuelto en una rabia contra ese monstruo, Ignacio trazó un arco y el último sonido que oyó el zombie fue el zumbido que hizo aquella arma de campo contra su cuello, siendo decapitado.

- ¿Nacho?.- Le llamó Lalo desde abajo y lo primero que vio fue la cabeza que rodó, empapando con su sangre el piso, de aquel zombie junto a su cuerpo decapitado que se desplomó escaleras abajo. Pronto, el muchacho emergió, victorioso y con su arma blanca cubierta de aquel líquido coagulado en cierto grado.- Ufff, menos mal que estás bien. Tremendo susto nos diste pero lo importante es que no te pasó nada, ¿no?.- Inquirió y éste le mostró que se hallaba limpio, sin ninguna dentellada de aquella criatura.

- Lo único por lamentar es la sangre pero yo me encargo con un trapo.- Río Ignacio y de ahí puso una mano encima de los hombros de aquel otro mexicano de bigotes.- 

- Por lo menos era solo un zombie y nada más. Debió de haberse refugiado y no sabía que había sido infectado por un mordisco.- Observó Gustavo el cadáver y de ahí, junto a Mike, tomaron el cuerpo y lo arrojaron al exterior junto a la cabeza, mientras que iban llegando Takashi y los demás.

- Oímos una pelea aquí, ¿están todos bien?.- Preguntó el castaño oscuro.

- Descuida, no hay problema: Solo un zombie en el "Bar El Español" pero nada más que eso. Ya Ignacio lo ha asegurado.- Le respondió el chileno, mientras que terminaban de tirar el cuerpo a los terrenos baldíos que rodeaban el local.

Sin más tiempo que perder, con la noche llegando, las sombras que se iban alargando y proyectando con mayor amplitud entre las casas y los pequeños edificios que rodeaban al Suburbio de "El Dorado", dando un juego perfecto de luces con los últimos rayos del Sol que tocaban la tierra, acariciaban el pavimento y de ahí, poco a poco, desaparecía entre el Desierto de Nuevo México, el Crepúsculo iba diciendo "presente" ante un Mundo que ya no era el mismo.

- Muy bien, aquí podremos camuflar los coches. Pasaremos la noche aquí, en el bar que mencionó Ignacio y con ello partiremos hacia el Amanecer para la carretera.- Dio Jimmy a conocer aquel plan, cosa que lo tomaron sin ningún problema.

- Oigan, ¿vieron a algún grupo o partida de saqueadores?.- Preguntó Mike, mientras que tomaba su arma.-

- No, a nadie, ¿y ustedes?.- Respondió Rei pero el viejo se encogió de hombros.- Ya, entiendo, pero lo único que hay de rastro de esas personas son los saqueos que hicieron contra las casas de aquellos que no están o que fueron evacuados. Encontramos algunos cuerpos de zombies y las puertas forcejeadas.- Contó la novia de Takashi en esos momentos.

- No es buena señal, quizás hayan dejado algo, por eso hay que ocultar los vehículos y montar guardia.- Dedujo Howard.- ¿Quién sabe si volverán o no?. Rezo de que no estén por aquí.

- Muy bien, muy bien.- Intervino Kim.- Lo que Howard dijo es cierto pero no caigamos ante la Paranoia de que pueden estar o no por aquí esa gente. Lo que haremos será vigilar desde la azotea del local y si llegamos a tener problemas, más que nada con una horda gigantesca de zombies, es eso de lo que yo me preocuparía más.- Argumentó la abogada rubia ante los otros.

- Estoy con ella.- Respaldó Gustavo lo que muchacha dijo.- Una horda de zombies es mucho peor que una simple partida de saqueadores. Si éstos aparecen, los podemos combatir pero en el primer caso solo nos quedaríamos sin municiones o en la peor de las situaciones: Sitiados hasta morir de inanición o que destruyan nuestras defensas. 

- Sí y en cualquier caso, llegar hasta los vehículos sería un suicidio, lo mejor sería tomar una de las calles y correr con todo lo que se pueda salvar.- Añadió Hirano, viendo las posibles rutas en caso de que una horda apareciera por allí.

- De acuerdo, pongamos todo en marcha.- Pidió Jimmy y fue entonces que terminaron de esconder los coches, camuflándolos con todo lo que encontraron, evitando llamar cualquier tipo de grupo que pasara por allí.

Mike y Lalo vigilaban el exterior y el frente. No habían zombies a la vista, no en grandes cantidades, salvo unos pocos que deambulaban por allí, por lo que debieron vigilarlos y algún que otro de ellos se llevó una estocada en la cabeza, poniendo fin a sus miserables vidas, devolviéndolos al Descanso Eterno.

- Bueno, contamos con energía eléctrica, las heladeras con bebidas funcionan, hay comida pero no podemos llevarnos nada de lo que sea frío.- Miraba Takashi el almacén y el ático, así como también la pequeña cocina donde se preparaban los distintos platos para los comensales que iban a pasar un rato en ese lugar.- ¿Hay balcón o terraza para montar guardia?.- Preguntó el joven a Jimmy y Kim.

- Justo fue Ignacio con Gustavo para examinar arriba.- Respondió la abogada rubia mientras que Howard tomaba asiento y llevaba sus manos a la cabeza, pensativo acerca de qué y dónde podía estar Cheryl, su esposa.

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Alguien le acercó algo de beber, una lata de "Pepsi", no le importó si era común o de Dieta, simplemente la tomó, manteniendo la cabeza fría, pensativo y de ahí movió la argolla para que pudiera beber de su contenido. Oyó que alguien tomaba asiento frente a él y se le quedaba mirando, siendo aquella chica de largos cabellos violetas y armada con esa katana enfundada, sin olvidarse de la Pistola que llevaba consigo en uno de sus bolsillos. Howard, por su parte, se quitó el saco y quedó con su camisa blanca y la corbata, necesitando airear su ropa y el cuerpo después de semejante día de máxima tensión.

- Día duro, ¿no es así?.- Preguntó la chica.

- En efecto.- Respondió el abogado rubio, dándole un sorbo a su lata.- Por cierto, ¿fue usted, Señorita Busujima quien me dio esta lata?.- Ella asintió con la cabeza.- Gracias, la necesitaba y mucho. Me moría de sed.- Argumentó y bebió un poco más.- Uffff, menuda mierda de día: Mi mujer sigue desaparecida  y no sabemos en dónde podría estar.- Volvió a llevar su mano a la frente y quedó callado un rato.- 

- El sentimiento de no poder encontrar a la persona que usted ama, esa sensación de "Vacío" que te impone y quiere arrastrarte al Abismo de la Paranoia, lo conozco.- Señaló Saeko, dándole un sorbo a su bebida.- Créame, ese tipo de desgracias es común en todos, no hay ni tampoco existe la forma de evadirlo, solo te busca, como un misil y da en el blanco pero, igual que una tripulación al enfrentarse a la "Hora Más Oscura", cuando llega el momento de abandonar el barco mientras que éste inicia su hundimiento, lo mejor que puedes hacer es mantener la calma y seguir las cosas, las instrucciones, su vida, Señor Hamlin.- Le dio esas palabras de apoyo, cosa que el sujeto, por un momento, no la escuchó hasta que recobró la "consciencia" y la miró.- En estos momentos, en donde el Ser Humano pende por un hilo muy delgado, nosotros tenemos que sobrevivir, seguir adelante. Tenga Fe de que encontrará a su esposa, Señor Hamlin, no tiene por qué deprimirse ni caer en ese "Pozo".- Siguió animándolo y con ello éste la miró, sintiendo que le tomaba de las manos para darle fuerzas.- El Samurai que uno lleva dentro siempre pelea hasta el final y eso es lo que hará usted con los demás. No tema, por ahora descansemos y mañana será otro día.

- Agradezco de su apoyo, Señorita Busujima. Gracias.- Dijo Howard, mientras que ella sonreía, tranquila, habiendo cumplido con su deber.

- Oye, Saeko, ¿nos ayudas con unas cosas?.- Le llamó Rei, quien estaba terminando de traer unas cajas de afuera.

- Enseguida.- Respondió la Capitana y partió para allá. Howard, quedando en aquella mesa del Bar, miró hacia afuera, pudo atisbar que en la calle habían varios zombies caídos, las luminarias empezaban a encenderse, las sombras ganaban terreno, ya no quedaba mucho para que el Crepúsculo diera paso a la Noche y en el Cielo pudo atisbarse el Lucero, la primera Estrella que aparece en esos momentos. Allí seguían Mike y Lalo en su vigilancia hasta que fueran llamados adentro.

Por su parte, Ignacio y Gustavo se hallaban en la planta alta, en donde había estado con anterioridad. Delante de ellos había una puerta que estaba cerrada, por lo que buscaron una llave en la Oficina del dueño.

- ¿Crees que tu primo se la haya llevado?.- Preguntó el chileno.

- Es posible y más si hubo saqueos. Cuando todo esto acabe, voy a llamarlo para decirle que estuvimos aquí y comimos un poco de lo que dejó. Él lo entenderá. Es mi familia.- Respondió el mexicano a la pregunta del empresario, mientras que iba revisando la Oficina.

Dentro de la misma habían algunos papeles tirados, una silla también contra el piso junto a unos libros pero ninguna señal de que se hubiera producido algún tipo de pelea. Cerca de ellos funcionaba la "Centralita de Vigilancia", por lo que Fring fue hasta allí y miró la computadora con el Sistema de Cámaras de Seguridad que estaban conectadas por todo el lugar.

- Oye.- Le llamó éste a Ignacio.- ¿No deberían haber apagado todo antes de irse?.- Preguntó con dudas, mientras que iba tomando asiento en la silla de la computadora.

- Claro, ¿por qué lo dices?.- Respondió "Nacho", mientras que abría un cajón tras otro del escritorio en busca de la llave, la cual aún no aparecía. Seguía enfocado en revisar cada centímetro de esos cajones, moviendo papeles, libros de Contaduría, lapiceras, lápices, cartuchos de tinta para la impresora, hojas "A4", entre otros materiales pero no había nada allí. Gustavo, por su parte, tomó asiento y comenzó a teclear para ver las distintas cámaras y sus imágenes, cada una de ellas ofrecía "información visual" de lo que se tenía allí.- ¿En dónde estará?.- En aquel momento, alzando la cabeza, casi se la daba contra una estantería y allí descubrió una llave que tenía grabada la palabra "Azotea".- ¡La tengo!.- Exclamó triunfante el mexicano.- Eh, Gustavo, ¿vamos?.- Le llamó pero éste se encontraba concentrado en las cámaras.- ¿Qué pasa?.

- Mira.- Le señaló una de ellas, la cual daba hacia las calles.- Esto es de hace unas horas atrás, cuando fueron a evacuarlos, mira cuando se van los Militares con los refugiados.- Pidió atención y de ahí ambos se quedaron observando hasta que, después de unos minutos, horrorizados, pudieron comprobar que lo que habían dicho acerca de los saqueadores y bandas armadas se había vuelto realidad cuando observaron la llegada de numerosos contingentes de personas que empezaron a desvalijar y cometer actos de pillaje contra los domicilios de las personas que ya no estaban allí.- 

- Hijos de puta, no te lo puedo creer.- "Nacho" se quedó impresionado y de ahí miró hacia el pasillo que llevaba hacia la escalera.- Jimmy tenía razón: Hay que montar guardia esta noche y largarnos antes de que vuelvan.

- Te creo.- Respaldó el chileno.- Pero no deberíamos decirles de que hay bandas de saqueadores y demás por aquí. Podría haber miedo.

- No, tienen que saberlo. El peligro se enfrenta mirándolo a la cara.- Concluyó el mexicano y ambos bajaron las escaleras, no sin antes apagar todo lo que había en la Oficina, las luces más que nada pero dejando la "Centralita" encendida, además de que allí había espacio para que unos cuantos durmieran mientras que otro vigilaba a través de las cámaras y los otros estarían en la azotea con sus armas de fuego, oteando las calles.

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- Hay demasiada calma. Demasiada.- Advirtió Mike, quien no dejaba de vigilar.

- Tú lo has dicho. Hay algo que no me gusta en todo esto.- Repuso Lalo, el cual mantenía su arma en ristre.- No sé por qué, pero esto ya lo he visto en muchas películas de George A. Romero, en especial de la de 1977, "El Amanecer de los Muertos". Todo parece tranquilo pero no es más que la calma previa a la tempestad. Mira a tu alrededor: No ves a ni un solo zombie pero están allí, ¿lo ves?.- Señaló hacia el Sur, para la Ciudad de Santa Fe, la Capital del Estado de Nuevo México, en donde rondaban los citados.- 

- Es cosa lógica que ante una plaga biológica las grandes ciudades sean las primeras en caer. No hay Ciencia que lo pueda explicar, sino simple razonamiento que hasta un niño de Primaria lo sabría: Es allí donde se juntan las mayores concentraciones de población y dado que se vive "hacinado" y en muchas zonas no hay buenas condiciones de higiene y sanidad, imagínate el "Caldo de Cultivos" ideal que se está preparando. Sucedió en todos los momentos de la Historia: La "Peste Antonina", la "Peste Cipriana", cuando el Emperador Claudio II El Gótico, al derrotar a los Godos, una de las tantas Tribus Germánicas, al volver a Roma triunfante, las "Legiones" trajeron dicha enfermedad que la diseminaron por toda la Ciudad Imperial. La "Plaga de Atenas", dicen que fue Tifoidea que vino desde El Pireo, el Puerto que tienen en la Capital y que encima ocurrió durante la "Guerra del Peloponeso", contra Esparta, imagínate esto: Metes a toda la población de los campos dentro de las murallas, los estás hacinando y súmale la pésima limpieza, higiene de la urbe, tienes una "Bomba de Tiempo" lista para explotar.- Señaló el ex-Policía, haciendo énfasis en cada uno de los hechos históricos vividos a lo largo de la Edad Antigua.

- Conozco de esas dos pestes que mencionas, salvo la "Cipriana". Hay que estar loco para no tener una buena higiene en la ciudad pero, aún así, con el paso de los Siglos, no importa qué tan limpias estén, todo seguirá siendo igual. Por eso hay que irse a vivir a los pueblos o ciudades pequeñas. Es mejor vivir un pequeño Infierno que uno grande.- Compartió Lalo su opinión.

- Tienes razón.- Le respaldó Mike.- Pero, a pesar de todo esto, ¿quién sabe lo que pueda pasar más adelante?. Solo debemos ser cuidadosos y no cometer ningún error o locura.- En aquel momento, vieron que les estaban haciendo señas para que entraran y lo hicieron, no sin antes dirigir una última mirada a las calles y de ahí hicieron su paso para el interior de "El Español", cerrando la puerta trasera y de ahí se unían con los otros que aguardaban para terminar de preparar la comida que estaba allí.

Howard y Bill aprovecharon para encender la parrilla cocinar la carne que había allí, así como también guardar el resto para el viaje y comerla seca y al modo "Charqui" como en varios países de América Hispana. Evitando no llamar la atención, dejaron encendida la "Campana", aquel extractor de olores y demás agentes nocivos para que los lanzara al exterior y de ahí fueran preparándose para cenar, recuperar las fuerzas y con las primeras luces del día siguiente, emprenderían la marcha para el Norte.

[Nuevo capítulo, uno tranquilo pero los que vienen van a ser muy diferentes. 

Mando saludos y agradecimientos para shadowbellatrix y los demás seguidores.

Cuídense, amigos. Buen día Domingo de mi parte.].

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