Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo IV

Capítulo IV:

- "Hasta el momento desconocemos lo que ha ocurrido pero, lo único que poseemos, como información disponible, es que el Presidente de México ha ordenado establecer el "Toque de Queda" en la Capital, así como también en todo el territorio nacional junto al cierre de todas las fronteras, incluyendo puertos y aeropuertos, para evitar la expansión de esta misteriosa enfermedad, la cual ha tenido su punto de origen en la Ciudad de Tokonosu, Japón. Y como pueden ver, detrás de mí tenemos esta impresionante movilización de efectivos, tanto de la Policía Federal Mexicana como de las Fuerzas Armadas y los "C.D.C" con la "C.E.D.A" para establecer "Puntos de Control" en las principales calles y avenidas del Centro.

Creemos que, posiblemente, hayan algunos casos en el país, pero, hasta el momento, están siendo controlados. En cuanto a la población, se le pide a la misma que se quede dentro de sus casas y...".- En aquellos momentos, Ignacio apagó la televisión y miró el interior de la cantina que atendía con su familia.

No había nadie, salvo la presencia, una que le repugnaba, de aquel hombre de cabello y bigote negro: Lalo Salamanca. Éste se encontraba hablando por teléfono celular con un conocido suyo en Tijuana.

- ¿Qué? ¿También allí?. No me jodas, Pancho.- Decía el sujeto y de ahí movía la cabeza de un lado para el otro, intentaba digerir lo que le estaba diciendo y demás.- De acuerdo, de acuerdo. Cuídate, ¿sí?. Mándale mis saludos a tus padres. Adiós. Te quiero.- Se despidió de su amigo y de ahí colgó la llamada, mirando a Ignacio, el cual estaba ocupado con la caja.- Cerraron todas las fronteras del Norte de México también.

- Sí, lo dijeron hace pocos segundos en la televisión.- Dijo el joven, mientras que contaba el dinero de la recaudación y no le daba importancia, cosa que llevó a que Lalo se pusiera de pie, caminara hacia donde él estaba y de ahí lo encarará.

- Escucha, yo sé que no te gusta mi presencia aquí, pero te lo digo en serio: No estoy jodiendo, tenemos que irnos de aquí enseguida.- Le habló a éste, mientras que en el exterior no se oía ni el vuelo de una mosca.

- Eso solo una enfermedad, Lalo, no hay de qué preocuparse.- Alegó Ignacio pero, al momento de guardar el dinero en la caja, un golpe lo sobresaltó.

Se giró, Lalo también lo hizo y vieron a una persona que estaba de pie, alzando sus manos, manoteando contra el cristal de la puerta.

- Está cerrado, vuelva mañana.- Le comunicó Ignacio pero el que estaba afuera no parecía oírle. Seguía insistiendo, como un niño al que no le compraban lo que quería.- ¡Oiga, ¿no escuchó?! ¡Está cerrado! ¡Mañana abrimos!.- Le repitió pero seguía sin darle importancia.

En un momento dado, a través de la luz del Sol que caía sobre el local, siendo las dos de la tarde, Ignacio fue a ver qué pasaba, el por qué no se iba ese sujeto, por lo que caminó hacia la puerta pero fue detenido por Lalo.

- ¿Qué haces?.- Preguntó al joven de bigote.

- Algo no me gusta de ese tipo. Espérame.- Pidió y justo cuando se aproximó, el cristal estalló, viéndose cómo caía el insistente contra el piso, regando todo con sus restos y de ahí se volvía a poner de pie, revelando su horrenda apariencia.

Se trataba de un hombre de unos 25 años, rubio pero con la piel sumamente pálida, además de presentar varias heridas en el cuello.

- ¡Puta madre!.- Gritó Ignacio, impresionado por lo que estaba viendo. De golpe, el atacante lanzó un gruñido lastimero y fue hasta él, por lo que el joven agarró una barra de acero, blandiéndola como una espada.- ¡Atrás!.- Ordenó pero no hubo respuesta.- ¡ATRÁS, TE LO ADVIERTO!.

AL ver que todo estaba perdido, alzó la barra al aire y con una gran fuerza acumulada, trazó un arco que le dio contra el lado izquierdo de la cabeza, atontando al oponente pero éste siguió hacia adelante, directo contra su presa.

En un momento dado, el rival ejerció su resistencia y comenzó a cercar a Ignacio, acercando sus dientes contra él, además de que resistía a todo lo que diera. Lalo, por su parte, viendo que la cosa se estaba complicando, desenfundó su Pistola 48 MM, le sacó el seguro y en un segundo se produjo un fogonazo, una explosión, el eco del disparo, la bala que se internaba en la cabeza del oponente y éste caía, inerte, contra el piso, bajo un charco entremezclado de sangre y materia gris que se fue expandiendo sobre las baldosas.

- ¿Estás bien? ¿Te mordió?.- Fueron las dos preguntas que Lalo le hizo, tendiendo su mano a "Nacho". Éste se quedó dubitativo. Tal vez por el eco de los disparos que le dejaron zumbando sus oídos o porque un Salamanca lo había salvado, tal como fueran las cosas, el joven tomó la mano de su Salvador y se puso de pie.

- Sí, sí, estoy bien. Gracias.- Le agradeció pero no hubo tiempo para seguir hablando.

Ni más bien terminaron de hacer eso, ambos notaron que un par de esas criaturas aparecieron, golpeando las ventanas con torpeza y lanzando gruñidos lastimeros, intentando entrar.

- ¿Tienes un auto para salir de aquí?. El mío está en el talle.- Preguntó Nacho a Lalo.

- Sí, afuera, en la parte de atrás de la cantina.- Respondió el otro y le siguió el paso. Justo en ese momento, uno de esos tipos tiró abajo la puerta y golpeó el suelo con fuerza. Lalo estaba por disparar pero vio que sería un gasto inútil, por lo que tomó una barra de acero que había allí y que colocaban en la entrada, por si acaso y trazó el primer golpe contra el intruso, matándolo al instante.

- No son tan fuertes: Un disparo en la cabeza o un golpe con un objeto contundente los deja fuera de combate.- Observó éste y de ahí cargó contra otro que iba a ingresar, partiéndole el cráneo como si fuera una nuez. Luego fue hacia un tercero.

- ¡Lalo, vámonos!.- Le llamó Ignacio.

- ¡Es mejor despejar el camino! ¿O quieres que nos sigan?.- Respondió el de bigotes, mientras que mataba al tercer atacante y de ahí terminaba por limpiar la zona.

En cuestión de segundos, la entrada al bar y el interior quedaron cubiertos por los cuerpos de los atacantes, así como también la sangre que manaba de sus cabezas partidas por la fuerza física empleada por el mexicano de cabello negro. Éste se hallaba exhausto pero bien, mientras que seguía a Ignacio hacia la parte trasera del edificio con el fin de salir de allí.

El Restaurante "Los Pollos Hermanos" había quedado vacío. Gustavo Fring salió de su Oficina, cerró la puerta con cuidado, sin hacer un solo ruido, salvo por el cierre de la misma y con ello caminó por el pequeño pasillo que se comunicaba hacia el local. No había un alma, el último de los empleados, de nombre Brendan, se había ido de allí hacía poco tiempo, tras dejar limpias la freidora y con ello acomodó los productos de limpieza en el armario de materiales. El hombre proveniente de Chile respiró hondo, deambuló y recorrió con la mirada por el lugar hasta notar que la ruta principal, una por donde venían muchas personas para la hora del almuerzo y la cena para disfrutar de una buena comida, estaba vacía. 

Recordó que, anteriormente, el lugar había sido muy transitado por la gente que huía, despavorida, asustada, aunque, aún, quedaban unos cuantos autos y otros medios de transporte que iban avanzando, a paso de hombre, hacia el Oeste. No veía a ninguna Fuerza Militar, salvo por la Policía, quienes estaban trasladando a las personas que no tenían forma de movilizarse por sus propios medios y esto incluía a los pacientes de los hospitales, ancianos y con discapacidad motriz.

- Señor.- Le llamó un Sargento de nombre Jeffrey.- ¿Necesita ayuda? ¿Quedó aquí?.- Preguntó, cosa que tomó a Fring por sorpresa.

- No, descuide, agente, estoy bien. Tengo mi coche allí.- Señaló el chileno a su vehículo estacionado a unos metros de su posición.

- ¿Seguro?. Bueno, pero no se quede aquí. La Ciudad de Albuquerque se está quedando vacía.- Le advirtió el policía.

- ¿Se sabe qué ha pasado?.- Quiso saber Fring acerca de por qué tan enorme evacuación de civiles se estaba llevando a cabo.

- Ha habido, por lo que se tiene entendido, un brote biológico, una enfermedad que empezó en Japón y se ha expandido por todo el Mundo. Hasta el momento tenemos poca información, pero nos han ordenado de que saquemos a toda la gente que podamos de las grandes ciudades y todavía quedan.- Respondió el Sargento Jeffrey y de ahí fue llamado por uno de sus colegas.- Disculpe, me tengo que ir. Cuídese y buena suerte.- Le deseó y de ahí Fring regresó al interior del local para ver cuál sería su ruta de escape.

Jimmy y Kim, por su parte, habían entrado en el edificio de los Juzgados, encontrándose con un panorama totalmente desolador. En el interior, justo en la zona donde estaban los Puestos de la Seguridad no había nadie, ni siquiera la Policía que tenía a sus agentes destinados para proteger el sitio, tampoco se hallaban allí. La puerta de donde el Guardia de Seguridad escaneaba a los que entraban y salían se hallaba abierta, así como también podían apreciarse papeles por doquier, hasta donde alcanzaba la vista y de ahí seguía por el pasillo. Fueron avanzando con cuidado y de ahí se toparon con un Oficinista que huía a toda prisa, quedando rezagado del resto y cargando varios libros de vital importancia, así como también su notebook personal.

https://youtu.be/v_upVVw96XQ

- ¡Oiga, espere!.- Le detuvo Jimmy al chico.

Se trataba de un joven hispanoamericano, de tez morena y cabello negro con lentes pero bien atlético, vestido con camisa blanca, corbata, saco y zapatos negros, el cual se detuvo ante ellos.

- Ernesto, ¿qué haces aquí? ¿Qué pasó?.- Preguntó Kim, asombrada de ver al Adjunto de Howard Hamlin allí.

- Me quedé atrás. No...No sé qué pasó, todo fue de golpe: Entraron en pánico, comenzaron a correr y a tomar sus pertenencias, mientras que se iban de aquí. Dicen que se trata de una enfermedad misteriosa que vino de Japón.- Les contó el joven moreno.

- Algo oímos pero no tanto. ¿Qué es? ¿Cómo que vino de Japón?.- Inquirió Jim con dudas pero Ernesto se encogió de hombros.- Espera, espera...- Se detuvo y caminó de un lado para el otro en donde estaban.- Sí, ahora recuerdo que algo pasó en el "Aeropuerto de la Ciudad de Nuevo México", fue todo de golpe y que ahora hay hospitales que están con presencia policial y militar, incluso hemos visto a tipos de la "C.E.D.A" y el "C.D.C" con trajes anti-contaminación biológica.- Relató y Ernesto asintió con la cabeza.- ¿Hay alguien más aquí?.

- Sí, Howard se quedó en su Oficina, no piensa irse hasta arreglar unas cosas.- Respondió el muchacho, señalando el sitio en el que se encontraba aquel rubio americano.-

- Ufff, será cabeza dura.- Bufó Kim.- De todas formas, muchas gracias, Ernesto. ¿Adónde irás?.- Le agradeció y luego preguntó al respecto por cuál sería el sitio al que iría.

- Primero iré a buscar a mi novia y nos iremos con mi familia en Seattle. Yo si fuera ustedes lo haría ya mismo, no creo que esta "Paz" dure mucho.- Les aconsejó y tras decir eso, despidiéndose de la pareja, partió para donde estaba su coche.

Sin mediar palabra, Saul y Kim subieron por las escaleras, peldaño por peldaño, cuidadosamente, debido a que el sitio estaba repleto de papeles, carpetas, incluso los Archivos habían tirado la puerta, dejando una buena cantidad de documentos contra el piso. También hallaron las Oficinas todas revoloteadas, quizás algún grupo de vándalos y saqueadores aprovecharon para robar todo lo que fuera de valor.

- ¿Crees que hayan delincuentes aquí?.- Inquirió Kim pero Jimmy negó con la cabeza.

- No, no lo creo, esto es reciente. Todo esto, incluso allí, mira.- Señaló a los muebles como sillas y escritorios que estaban desparramados contra el piso, así como también las computadoras que habían sido desconectadas pero aún funcionaban las luces. 

Finalmente consiguieron arribar al piso donde Howard se encontraba. La "Sala de Reuniones" era el único sitio que estaba limpio, sin ningún tipo de daño u objetos tirados por el piso, así que ingresaron y verificaron de que no hubiera nadie allí, rondando por los alrededores.

- Cariño, escúchame bien, ¿sí?. Quiero que te vayas para la casa de tus padres. Permanece allí hasta que se restaure el orden, ¿de acuerdo?. No, por favor, no discutas, te lo suplico.- Oyeron la voz de Howard, quien estaba hablando con su esposa, Cheryl Hamlin, por teléfono.- 

- "Howard, ha aparecido un vehículo militar. Creo que es un "Humvee" y hay varios Soldados que me están pidiendo que me suba para ser evacuada. Les estoy diciendo que me esperen porque necesito que llegues".- Le hablaba ella desde la mansión que tenían.

- Debes hacerlo ahora mismo: Vete con ellos. Solo pregúntales dónde será el refugio al que irás y listo. Yo te iré a buscar.- Le prometió el rubio, mientras que ella tomaba su decisión.

- "Está bien. Dicen que vamos al Refugio de Saint Claire, ubicado en las afueras de Albuquerque. Prométeme que estarás allí".- Fue el ruego que le hizo su esposa pero, al momento de dar aquella información, las comunicaciones comenzaron a fallar.

- ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Hola? ¿Cheryl?.- Preguntaba Howard, intentando solucionar el problema pero fue en vano.

- Howard, cariño.- La voz de Cheryl se volvía quebradiza, dolida porque pensaba que algo le había pasado a su marido.

- Señorita Hamlin, no tenemos tiempo, debemos irnos de inmediato.- Se acercó uno de los militares a la mujer, quien estaba conteniendo las lágrimas. Un leve movimiento de su cabeza, el silencio que le acompañó y de ahí, siendo escoltada por los mismos militares hacia uno de los vehículos de evacuación, no sin antes cerrar la puerta con llave de su mansión para evitar que cualquiera entrara para cometer saqueos mientras no estaba.

Pronto, una vez dentro de uno de los buses de evacuación, escoltados por un nutrido Destacamento de militares provenientes de la "Guardia Nacional", éstos emprendieron el viaje hacia un lugar seguro y fuera de las grandes urbes.

Por su parte, volviendo a "HHM", Howard hacía todo lo posible para establecer la comunicación con su esposa. La llamaba, volvía a marcar su número pero lo único que saltaba era el contestador automático y un mensaje que provenía de una respuesta desde la Central Telefónica.

- "Debido a la enorme cantidad de llamadas telefónicas, el sistema se encuentra, momentáneamente, saturado. Por favor, disculpe las molestias y espere a que se solucione".- Habló aquella respuesta que daba una de las máquinas desde dicho edificio y de ahí se le deslizaba de sus manos el tubo del teléfono hasta quedar colgando del escritorio.

Se puso de pie y miró hacia la ventana que daba al exterior. Todo estaba extrañamente tranquilo, algún que otro auto pasaba por allí pero no se veían peatones por las calles. Respiró hondo y de ahí miró hacia la puerta que daba a su Oficina.

- ¿Así que vinieron para joderme?.- Preguntó con tono tranquilo pero neutral.

- ¿De qué hablas?. Estábamos viendo que todo era un caos allí afuera.- Respondió Jimmy, en un intento por detener una posible "ofensiva" verbal de aquel rubio.

- No te hagas el tonto, Jimmy. Te conozco, Chuck mismo lo sabía de ti: Eres alguien muy escurridizo como para salir sin ningún golpe o rasguño. Ahora mismo me vas a explicar qué está pasando sobre este plan para molestarme.- Apuntó Howard, tomando asiento.

- Howard, para empezar, Jimmy no te hizo nada y esto ha venido desde Japón. ¿Acaso no escuchaste las noticias?. Nos topamos con Ernesto en la entrada y dijo que se estaba yendo, toda la ciudad se está quedando vacía.- Apuntó Kim en defensa de su novio y de ahí quedaba la Oficina en silencio.

- Qué curioso de que justo todo venga a ocurrir en el momento en el que "HHM" la está pasando mal por la muerte de Chuck, ¿lo sabían?.- Redobló su "apuesta" pero, en aquel momento, un sonido provino desde la planta baja, llamando la atención de los tres.- ¿Y eso?.

- Esperen, iré a ver qué paso.- Se ofreció Jimmy con ir a inspeccionar.

En la planta baja, una criatura pálida, lo que anteriormente fue conocido como un Ser Humano, entró y tiró abajo unas barricadas que habían allí, llamando la atención de los que estaban arriba. El novio de Kim fue bajando las escaleras, despacio y de ahí pudo divisar a la criatura que venía por ese camino. Ésta no lo vio pero pudo causarle un asombro espantoso, por lo que debió volver arriba.

- ¿Jimmy? ¿Qué viste?.- Preguntó Kim a él, tomando de sus manos.

- Ok...- Suspiró hondo y de ahí respondió.- No me lo van a poder creer pero me encontré con un zombie allí abajo. Es horrible, como en las películas: Pálido pero parece que no tiene vista.

- Espera, ¿zombies ahora? ¿Qué sigue? ¿"King Kong"?.- Intervino Howard, incrédulo y pensando que, todavía, aquello se trataba de una broma.- Muy buena historia la que me estás contando, Jimmy. Debiste haberte dedicado a ser escritor.

- ¡Howard, por el Amor a Dios, déjate de estupideces y abre los ojos! ¡Si hubiera querido joderte, lo hubiera hecho de otro modo, incluso trayendo a una prostituta y que dijera que estaba embarazada de ti pero no con un zombie VIVO que se encuentra parado en las escaleras!.- Exclamó Jimmy, cansado de esa "cortina de humo" por lo que el rubio decidió tomar cartas en el asunto.

- Muy bien. Ya que dices que es algo fuera de tu "campo", entonces iré a probar.- Aceptó aquello y fue bajando las escaleras.

En el trayecto lo pudo divisar: Seguía allí, quieto, mientras que Jimmy y Kim le siguieron el paso pero, cuando se detuvo a unos pocos peldaños de alcanzar su "meta", el rubio lo encaró.

- Oye, muy bonito disfraz aunque falta mucho para el Halloween. ¿Por qué no te lo quietas y de ahí me dices cuánto te pagó Jimmy?.- Le preguntó, bromeando al zombie, el cual se giró sobre sí mismo y lanzó un gruñido hacia él, caminando con torpeza.

En su "afán" por llegar hacia su presa, tiró varios papeles que estaban desparramados sobre un escritorio y ante la Luz del edificio, Howard se quedó helado: Su sonrisa desapareció, ahora sentía un profundo miedo a lo que esa criatura representaba. Era un zombie con todas las letras, descripto como el clásico muerto viviente, No-Muerto, uno que volvió de la Muerte para alimentarse de la carne humana de aquellos que no eran como él. Inmediatamente, arrastrando los pies, el hombre sintió una "fragancia" de descomposición, llevando a que tuviera ganas de vomitar pero eso le llevó a que bajara la guardia y diera tiempo al enemigo de atacarlo.

Con un rápido movimiento, atrapó al rubio y ambos forcejaron por un buen rato. Jimmy y Kim fueron en su ayuda pero, en aquel momento, un disparo resonó en el pasillo. El zombie cayó junto a Howard contra el piso. El primero fue muerto por una bala que tuvo orificio de entrada y salida desde el cráneo y pasó hacia el ojo derecho, reventando todo lo que había allí, mientras que dejaba un charco de sangre sobre el piso. 

Pronto, atrapado por el abatido, el abogado se lo quitó de encima, gritando de la desesperación, mientras que el misterioso Salvador se hallaba frente a ellos, siendo una persona a la que Saul pudo reconocer.

- ¿Qué están haciendo aquí? ¿No oyeron las noticias?.- Preguntó aquel ex-Policía de la Ciudad de Filadelfia.

- Ufff, no sabes lo mucho que me da de volverte a ver, Mike.- Dijo Jimmy a éste.

[Bueno, ya tenemos a los grupos por separado de supervivientes. ¿Qué pasará ahora? ¿Cuál será su plan? ¿Y cómo seguirá avanzando la "Plaga Z"?. Esto y mucho más lo veremos en el capítulo que viene.

Mando saludos y agradecimientos para shadowbellatrix y los demás seguidores. Cuídense, amigos y que pasen un excelente fin de semana de mi parte, Camaradas.].

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro