five : sorry
CAPITULO 5 | 𝗟𝗢 𝗦𝗜𝗘𝗡𝗧𝗢
Cuando todos estaban abajo, se encontraron con los demás mirándolos como si fueran un espectáculo, algo que Su-hye odiaba.
─── ¿Qué? ─ dijo la castaña mientras se acercaba a la mesa para sacar las piezas del dron.
─── ¿Les sucedió algo o por qué tardaron tanto? ─ habló Ji-min.
Su-hye miró a otro lado y suspiró.
─── No encontraba las otras partes del dron.
Woo-jin, con expresión triste, se levantó y miró a Su-hye.
── ¿Eso es cierto? ─ le preguntó a Joon-yeong.
─── Sí. ─ este asintió y se sentó.
La castaña miró extrañada a Woo-jin, quien no le dirigió ni una sola palabra.
[...]
Varios minutos después, el chico de lentes ya tenía armado el dron, escribió algo en un papel adhesivo y lo pegó al dron.
─── ¿Funciona? ─ preguntó Dae-su.
El dron empezó a hacer ruidos y las luces titilaron.
─── Creo que sí ─ le contestó Gyeong-su.
Joon-yeong se puso un casco para ver a través del dron, y Su-hye desvió la mirada.
Mientras volaba, casi golpea a Dae-su.
─── Ah, me asustaste. Eso va muy rápido ─ dijo Dae-su todavía agachado.
─── Lo sacaré afuera una vez que encuentre a Cheong-san, y si veo a algún rescatista, lo bajaré frente a ellos.
Movió un botón y el dron se dirigió hacia la ventana.
─── Esperen ─ habló Nam-ra.
─── Dicen que cuando la gente confirma que no hay esperanza, cae en la desesperación.
Todos bajaron la mirada, como si se hubieran sentido identificados.
─── ¿Qué quieres decir? ─ la castaña miró a su amiga.
Nam-ra guardó silencio unos segundos, como si estuviera pensando en las palabras adecuadas.
─── Aunque el mundo entero se haya convertido en zombis, no nos desesperemos ─ los miró a todos.
On-jo miró a Nam-ra.
─── Dijiste que es mejor tener un plan y actuar según eso, pero no todos somos inteligentes como tú. Ser lógico no implica ser humano.
─── Necesitamos ser lógicos en una situación como esta.
Por primera vez, Su-hye no estaba de acuerdo con su amiga. ¿De qué sirve ser inteligente si sabes que no hay muchas probabilidades de sobrevivir?
─── Ahora... necesitamos más esperanza que lógica ─ On-jo respondió.
─── Lo que necesitamos ahora es volar esa cosa ─ la castaña interrumpió.
─── Hazlo ─ le dijo al chico de lentes, y esto lo movió, haciendo que saliera por la ventana.
Con prisa, todos se acercaron a la pequeña pantalla donde veían lo mismo que Joon-yeong. Su-hye fue la primera y tuvo una mejor visión.
Pero se arrepintió cuando vio la imagen: los zombis pegándose a las ventanas, cubiertas de sangre. Pensó cómo aún no le habían dado ganas de vomitar. Claro, el pánico hacía que se olvidara incluso del olor a podrido que desprendían los muertos vivientes.
Cada vez que la cámara se movía, permitía ver más salones llenos de personas... no, muertos, que caminaban torpemente y se chocaban entre ellos.
─── No...todos...se convirtieron ─ la voz de Hyo-Ryung se escuchó cerca de la oído de la castaña, que se aguantaba las ganas de tirar todo por la ventana.
No había ni una sola vida allí, o al menos no habían visto ninguna, pero su objetivo ahora era buscar a Cheong-san y a algún rescatista, y rápido.
[...]
Joon-yeong continuó moviendo el dron. Ahora estaba adentro de la enfermería, pero eso no era mejor. Incluso estando vacía, la vista era horrible: sábanas de camillas tiradas con grandes manchas de sangre, cortinas rotas como si hubieran tirado de ellas, muebles corridos. Todo eso hizo que Su-hye se preguntara cómo seguía viva.
─── Sal de ahí ─ dijo Woojin, probablemente sintiendo lo mismo que la castaña.
Aquel chico asintió y se movió hacia la puerta para salir al pasillo. Aún no mejoraba; miles de zombis caminaban torpemente, y algo llamó la atención.
─── Espera ─ Woojin le hizo una señal para que dejara de mover el objeto. Sin duda, algo había llamado su atención.
─── ¿Eso es una flecha? ─ continuó.
─── ¿Dónde?
Su-hye acercó la pantalla un poco más a su cara, haciendo que todos se quejaran, pero ella los calló. Observó un poco más y la volvió a dejar donde estaba.
─── Ha-ri...
La hermana de Woojin, esa chica era genial para Su-hye, la había visto pasar unas cuántas veces por los pasillos de la escuela pero nunca había habia intercambiado palabras con ella.
─── Hoy tenía competición.- dijo Woojin y bajo la mirada dando por hecho que ella ya no estaba viva. Su-hye quizo consolarlo pero su cuerpo no se movió.
Pasaron varios minutos y seguían buscando a Cheong-san. Mientras más se movían, peor era la situación. La castaña apartó la vista del aparato para observar a los demás; sus caras mostraban cansancio y un poco de frustración. Volvió a mirar la pantalla.
─── ¿Dónde estará Cheong-San? ─ habló Su-hyeok mientras sus ojos buscaban.
─── Esto es asqueroso ─ dijo la castaña haciendo una mueca al ver a un zombi arrancándole el intestino a un estudiante.
La habitación se inundó de ansiedad; se escuchaban leves golpeteos, suspiros y pasos en el suelo. Todos estaban nerviosos, querían encontrar a su compañero, incluso Su-hye, que aunque no lo había demostrado hasta ahora, sentía tristeza al saber que estaba solo por ahí. Después de la charla con Joon-yeong, estaba más sensible de lo normal, y no estaba contenta con eso.
[...]
El rostro de Gyeong-su se iluminó al ver a su mejor amigo por una ventana, estaba en la sala de música. Con alegría y alivio, habló.
─── ¡Allí está! ─ señaló con su dedo tembloroso, y una sonrisa se formó en su rostro.
Todos miraron la pantalla con prisa.
─── ¿En qué salón está? ─ preguntó On-jo con desesperación. La castaña se quedó pensando en la conversación entre Ji-min y Hyo-Ryung: ¿eran solo amigos?
─── ¡Cheong-san! ─ gritó Su-hyeok.
─── No puede escucharlos ─ dijo el chico que controlaba el dron.
─── Hagan silencio ─ la castaña los fulminó con la mirada, pero On-jo y Gyeong-su comenzaron a gritar al mismo tiempo.
─── ¡Oye Cheong-san, aquí estamos! ─ sus voces se unieron en un grito que aturdía.
─── ¡Shhh!... Dije que no puede oírlos.
Su-hye sintió alivio al ver a su compañero vivo, no lo demostró, pero seguía observando la pantalla disimuladamente.
─── ¡Él está bien! ─ dijo Su-hyeok mientras agarraba el brazo de On-jo que estaba a su lado. ─ ¡Cheong-san está vivo! ─ la abrazó.
Algo llamó la atención de la castaña. Miró a Nam-ra, y esta observaba la situación con una expresión inexistente, pero Su-hye podía sentir sus celos desde allí.
El chico que aún abrazaba a su amiga giró la cabeza y se encontró con la de Nam-ra, esta le dio una sonrisa nerviosa. Sintió la necesidad de terminar el abrazo allí, como si tuviera que explicarle que ella solo era una amiga.
Su-hye, que observaba la situación, sonrió y susurró algo para ella misma.
─── El día que lo admitas, llueve.
Pensó. Eso también aplicaba para ella, el día que admitiera sus sentimientos... Pero no, eso nunca iba a pasar.
Su-hyeok, incómodo, se acercó a ver el dispositivo. Los amigos del chico le gritaban, con esperanza de que los escuchara, pero nuevamente Joon-yeong los callaba.
─── La batería se acabará pronto ─ habló la chica de flequillo.
─── Sí, no me dio tiempo de cargarlo. Se puede apagar en cualquier momento.
La chica guardó silencio unos segundos, estaba pensando en algo.
─── Como ya sabemos dónde está Cheong-dan, busquemos en otro lado. Fijémonos si hay alguien afuera que pueda ayudarnos.
Nam-ra, que se había parado para escuchar lo que había detrás de las puertas, se acercó al escuchar las palabras de la chica.
─── Aquí vamos ─ el chico movió un botón del mando, y el dron se alejó. Estaba pasando por el patio; esa era la peor parte. Todos los zombis perseguían el objeto por el ruido que hacía.
─── Deberíamos ver fuera del instituto.
─── Bien, eso haremos.
La cámara se alejó de allí; ahora la vista era una carretera. Se podía ver varios autos rotos, algunos eran recientes, porque aún salía humo de ellos.
─── Regresa ahí ─ dijo Ji-min mientras sollozaba.
El chico hizo caso y se movió hacia donde había dicho la chica.
─── Miren ─ comenzó a llorar mucho más fuerte, un llanto que expresaba miedo y dolor.
─── ¿Qué sucede? ─ la castaña la miró confundida.
─── No... puedo ─ continuó derramando lágrimas, algunos todavía no entendían lo que sucedía.
─── ¿Qué viste? ─ preguntó el chico que manejaba todo.
─── Ese... es el auto de mis padres.
Todos la miraron con tristeza, incluso Su-hye, que no pudo disimular que una lágrima recorría sus mejillas. Cuando se dio cuenta, la limpió con rapidez, pero sus ojos aún seguían tristes.
─── ¿Cuál es? ─ preguntó Joon-yeong.
─── Es la camioneta, es la de mi papá ─ hablaba con dificultad porque el llanto le quitaba el aire.
─── No te preocupes, seguro hay muchas iguales ─ habló On-jo.
─── Veamos... Me acercaré.
La cámara se acercó más a la camioneta; allí la imagen era clara. Ese sabor amargo que tanto odiaba se apoderó de la boca de Su-hye. Un hombre y una mujer mal heridos, retorciéndose como alguien recién mordido. Apartó la vista, no por lo que había visto, sino porque no quería llorar, no quería sentir empatía por la chica que la había estado tratando mal.
Los llantos de Ji-min se hicieron más fuertes al observar la pantalla donde estaban sus padres recién convertidos en zombis. La castaña apretó los labios y escondió su rostro. No podía llorar, pero sus lágrimas fueron más fuertes y comenzaron a caer. Se relajó cuando vio que todos estaban igual; después de todo, era normal.
─── Ji-min... ─ On-jo la abrazó, intentando consolarla. Su amiga no podía, porque estaba igual que ella. No podía creer lo que estaba viendo.
Joon-yeong se sacó el casco, dejando ver lo atractivo que se veía sin lentes. No pudo más con la situación; dejó el mando en la mesa, ya no era una preocupación, porque justo después de eso se quedó sin batería y cayó al suelo.
La castaña tampoco deseaba seguir viendo la situación así, así que se levantó y se dirigió hacia la ventana.
[...]
La vista empeoraba a cada segundo. Su-hye observaba el paisaje; era extraño, ese silencio hacía que varios escalofríos recorrieran el cuerpo de la castaña. Un empujón la sacó de sus pensamientos.
─── Oye, ¿qué te pa...? ─ abrió los ojos como plato y se apresuró a agarrar con fuerza a su compañera.
Aquella se había acercado hasta ahí con la intención de tirarse por la ventana. A la castaña se le cortó el aire por unos segundos, pero no dejó de agarrar a la chica.
─── ¡Oigan! ─ exclamó.
Todos observaron la situación y se acercaron para ayudar a su compañera.
─── ¿Estás loca? Detente ─ continuó.
─── ¡Suéltenme! ─ gritó Ji-min mientras intentaba zafarse del agarre de sus compañeros.
─── Detente, Ji-min.
─── ¡Baja, por favor!
─── ¡Suéltenme! Quiero morir, déjenme en paz ─ siguió la chica.
Ji-min aún continuaba haciendo esfuerzos para que la soltaran; por lo menos, los demás ya habían logrado alejarla de la ventana. Lo que había pasado había sido muy fuerte, incluso más para Su-hye, que se había puesto pálida, y On-jo, que tenía la mirada en el piso mientras intentaba recobrar el aire.
La dejaron en el suelo; aún lloraba desconsoladamente mientras repetía las mismas palabras.
[...]
La mayoría se había quedado apoyada en el vidrio de la sala de grabación, que ahora usaban como baño, para escuchar la conversación de Ji-min y On-jo. Menos Woojin, que aún seguía sentado con la cabeza apoyada sobre la mesa. Su-hye recordó lo que había pasado hace un rato; el Woojin que la castaña conocía habría ido corriendo hacia ella para ver cómo estaba. Era obvio, algo le pasaba.
─── ¿Qué te sucede? ─ dijo mientras se sentaba al lado de su amigo.
Aquel se acomodó sobre el respaldo del asiento y la miró con el ceño fruncido.
─── ¿Ahora sí te importo? ─ no le contestó en tono de enojo; era más bien tristeza, como si ni siquiera tuviera ánimos para estar enojado.
─── Oye... ─ la castaña lo miró confundida.
─── ¿Me equivoqué? ¿Realmente ocupo algún lugar en tu vida, Su-hye? ─ la chica que estaba a su lado suspiró.
─── Woojin... Eres mi amigo. ─ no sabía cómo expresarse en una situación así, sin embargo, eso sonó tan sincero. Ella sí lo quería; tal vez su personalidad chocaba un poco con la de ella, haciendo que la castaña perdiera la paciencia, pero la verdad es que le tenía un gran aprecio. Era uno de los únicos que, a pesar de todo, seguía intentando hablar con ella. Sí, a veces se arrepentía de no demostrarle el mismo cariño que a Nam-ra, quería hacerlo, pero su oportunidad ya se había ido. El chico estaba enojado con ella, por una razón que aún desconocía.
─── Auch ─ expresó Woojin; su sinceridad lo lastimó. Estaba enojado consigo mismo por enamorarse de alguien que sabía que nunca podría sentir lo mismo y aún si tenía una chispa de esperanza, que se había ido gracias a las palabras de la chica.
─── Ah, solo dime qué te sucede, y te dejaré tranquilo ─ la chica golpeó su hombro despacio. Lo único que faltaba era lograr hacerlo enojar porque le pegó fuerte.
─── Bien, ¿quieres saber? ─ el chico la miró fijamente e hizo una pausa.
─── Me gustas. Sé que no sientes lo mismo, ¿pero sabes qué me duele más? Que nunca lo hayas notado ─ el chico se levantó de la silla para evitar volver a mirar a la castaña, que solo abrió los ojos por sus inesperadas palabras.
Mierda, mierda, mierda.
No sabía qué decir ni tampoco tuvo que pensar en algo. El chico se había ido; ahora estaba hablando con sus compañeros como si no hubiera pasado nada. Su-hye se quedó mirando un punto fijo mientras pensaba. Había herido los sentimientos de una de las pocas personas que realmente la querían.
─── ¿Qué sucedió? ─ preguntó Nam-ra.
─── Tenías razón... ─ bajó la mirada mientras jugaba con sus dedos. Sabía que no podía corresponderle, ¿pero cómo podía hacer para que el Woojin alegre volviera?
─── ¿En qué? ─ Su-hye tampoco pudo responder esta vez. Un sonido aturdió a todos los que estaban presentes allí; algo había llamado la atención de su amiga, que ahora se dirigía a la sala de grabación.
La castaña se relamió los labios, buscó con la mirada a Woojin, este evitó el contacto visual. Suspiró y se paró para seguir a Nam-ra.
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