eight : latent intrigue
CAPÍTULO 8 | LATENTE INTRIGA
El grupo, asombrado al descubrir la puerta de la azotea entreabierta, se encontró con un viento fuerte que les azotó el rostro. Mientras se preguntaban cómo era posible que esa salida estuviera abierta, un sonido atronador llenó el aire. Un helicóptero sobrevolaba la zona, una pequeña esperanza en medio del caos.
Mientras los que se encontraban aún en las escaleras se apresuraron a empujar una última vez a los zombies para irse. Su-hye, por su parte, observó a Nam-ra con asombro y preocupación, preguntándose realmente que se ocultaba dentro de su amiga. Apresuró su paso cuando Su-hyeok la agarró de los hombros y la obligó a subir.
Las miradas del grupo se volvieron hacia el cielo, donde el helicóptero continuaba su vuelo imperturbable. Sin dudarlo, corrieron hacia el borde de la azotea, levantando los brazos y gritando desesperadamente para captar la atención de los ocupantes de la aeronave.Sin embargo, sus esfuerzos fueron en vano. El helicóptero siguió su curso, alejándose cada vez más. Los gritos de frustración y la sensación de impotencia llenaron el aire. La tristeza se apoderó del grupo, quienes se enfrentaron a la cruda realidad.
Su-hye cerro los ojos y dejo escapar un bocanada de aire mientras sentía como un dolor en el pecho y la ganas de llorar se asomaban en ella. La castaña miro a su alrededor, la imagen de la azotea le traía un recuerdo familiar. No puedo evitar sentirse peor.
Nam-ra que estaba a su lado la observó, la expresión de su amiga escondía mucho más de lo que ella misma quisiera creer. Apreto los labios y pensó en algo que decirle, pero cuando iba a hablar algo más llamo su atención. La de cabello negro miro hacía la dirección de Cheong-san, aquel mantenía la puerta cerrada de la azotea con su cuerpo.
A pesar del que llanto de impotencia de Hyo Ryung era el centro de antencion de los estudiantes que la rodeaban para consolarla. Los golpes que provenían de detrás del metal de la puerta hizo que todas las cabezas voltearan hacia allí. Cheong-san que estaba sentado se paró rápidamente al escucharlo y comenzó a alejarse con cautela de allí.
De repente se hizo silencio, Su-hye trago saliva, le incertidumbre de lo que podría pasar le causaba miedo. Mientras sus compañeros que estaban detrás de ella se adelantaban y agarraban cualquier cosa con tal de defenderse, Su-hye dio varios pasos atrás.
El pelinegro más cercano a la puerta, se armó de valor y se acercó para escuchar mejor. Pero un estruendo seguido de unos más rebotó nuevamente en el metal haciéndolo retroceder. Los golpeteos cedieron y fue Nam-ra quien acabo el suspenso.
── Ya se fue. — dijo mientras mantenía su mirada fija todavía en la puerta.
── ¡¿Que mierda?! — maldijo Dae-su mientras sostenía un palo de madera entre sus manos.
── ¿Quien? — preguntó Su-hyeok igual de confuso que todos.
── Gwi-nam. Es su olor. También lo oigo respirar.— contesto ella, su rostro se mantenía neutral, como si hubiera aceptado que lo que le estaba pasando sería su realidad desde ahora.
Todos intercambiaron miradas incómodas.
Pasaron unos minutos y todos ya estaban dispersos buscando una manera de salir de alli. Su-hye aun se mantenía lejos del borde de la azotea.
── ¿Estás bien? Tu cuello...— Joon-yeong se acercó a la castaña y frunció el ceño con preocupación al ver las marcas moradas que le había proporcionado Gwi-nam por elevarla agarrandola del cuello.
── Estoy bien.— Su-hye apretó sus labios y se toco su herida.
── Estás pálida, nadie puede estar bien ahora. Está vez no puedes mentir. — aún así Joon-yeong no apartaba su mirada de ella.
── No subestimes nunca mí habilidad para mentir. — Su-hye endureció su mirada.── A veces nos olvidamos que nunca terminamos de conocer a una persona del todo.
El de lentes la miro confundido y guardo silenció. Su-hye negó con la cabeza y se alejo de allí.
Con pasos vacilantes, la castaña se acercó a Nam-ra, quien permanecía sentada en una silla contra la pared, con la mirada perdida en un punto fijo. A medida que se aproximaba, notó que la expresión de su amiga reflejaba un peso inmenso, como si llevara consigo una carga demasiado grande.
──No voy a tomarme el tiempo de preguntarte si estás bien. Se nota a lo lejos. — dijo Su-hye rompiendo el silenció.
── Están hablando de mí. — respondió Nam-ra. La chica no miraba a su amiga. Si no a Cheong-san y a Su-hyeok que hablaban en una esquina alejados para que no los escuchara.
── Nam-ra...— Su-hye la miro con tristeza.
── Dicen que soy igual A Gwi-nam. No soy ni humana, ni zombie. Puedo escucharlos perfectamente.
── ¿No es bueno? Tienes habilidades que nadie de aquí tiene. Eres fuerte, eres...
──Un monstruo. Temo hacerles daño Su-hye. Y se que me tienes miedo, eh visto tu cara cuando paso lo de Gwi-nam— Bajo la mirada.
──¿Miedo? ¿Daño? Hasta ahora lo único que has hecho es salvarnos. Jamás podría compararte con un monstruo. Diría más bien... Una superheroína. — bromeó la castaña.
La delgada línea que se formó en el rostro de Nam-ra en forma de sonrisa se desvaneció rápidamente. La pelinegra lanzo una mirada discreta a los dos chicos y luego volvió a mirar a su amiga.
── Su-hye.
── ¿Que sucede? — la expresión de Su-hye se volvió tensa.
── Ellos creen que Gwi-nam estaba demasiado dispuesto a lastimarte, que fue extraño. Cómo si te conociera — la expresión de preocupación de Nam-ra reflejaba el miedo que tenía por la reacción de la castaña. Su-hye frunció el ceño mientras sus ojos reflejaban inquietud.
── Esa cosa quería matar a cualquiera que se le pase por al frente. Además yo lo golpee. — respondió un poco nerviosa.── Voy a ayudar a los demás.
Su-hye giro su cuerpo para irse.
──Te entiendo Su-hye. Pero a veces no podemos con simplemente olvidar.
── No me hagas esto Nam-ra. — finalizó y con los puños apretados fue a ayudar a los demás.
[ ... ]
Joon-yeong desde un punto alto señaló los objetos dispersos mientras daba indicaciones para acomodar los trozos de lo que habían reunido sus compañeros para formar una señal de auxilió. A medida que la señal de SOS tomaba forma, la esperanza volvía a surgir entre ellos. Aunque la tristeza persistía, la necesidad de sobrevivir los impulsaba a seguir adelante.
Finalmente, la señal de SOS se erigía en la azotea, visible desde lo alto. El grupo, exhausto pero satisfecho, se retiró unos pasos para observar su obra.
── Lo hicimos bien.— admitió Dae-su.
── No puedo apreciarlo desde aquí pero puedo suponer que si.— respondió Su-hye con una voz cansada.
Pasaron un par de horas y la oscuridad podría envolvolver en cualquier momento la azotea, Woojin hacia girar un palillo sobre una madera frotandolo. Todos se acercaron esperanzados al ver que de allí salió un mínimo humo. Pero en cuanto Su-hyeok se acercó al intentar que el humo se convirtiera en fuego esta se disipó.
Su-hye quien observaba parada mientras los demás se mantenían en una ronda, miro a la chica que tenía a su lado.
── ¿Tienes tu encendedor? — le preguntó a Nam-ra. Ella como respuesta lo saco del bolsillo de su falda y se lo ofreció sabiendo la intenciones de su amiga.
La castaña se acercó dispuesta a ofrecerselos. En cuanto todos se percataron la miraron sorprendidos. No sé esperaban que ella quizás fumara.
── Lo necesitan ¿No? — Su-hye levanto una ceja. Esperando una respuesta.
Aunque ni siquiera le había tomado importancia aquellas miradas pesadas. Nam-ra no pudo evitar pensar que esas miradas que escondía atrás quizas un poco de juzgamiento no se las merecia.
── El encendedor es mío. La que fuma soy yo.— reveló.
Cómo supuso, aquellas miradas pasaron a ella. Pero Su-hyeok interrumpió el momento incómodo con unas palabras.
── Bueno, es justo lo que necesitábamos. Gracias. — Su-hyeok le mostró una sonrisa amable a Su-hye y ella asintió.
Luego de unos minutos la fogata brillaba cálidamente, iluminando los rostros cansados pero aliviados del grupo que se encontraba sentado alrededor de ella.
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