Mientras Afrodita y yo logramos conquistar a Saga, aquí les dejo esto con su gemelo. 😆

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La tarde estaba parcialmente fresca, el verano estaba por concluir, pero el calor se negaba abandonar las tierras griegas del todo, por lo que el jardín de Piscis se antojaba perfecto para pasar la tarde en él. Tumbados sobre el suave césped se encontraban Afrodita y Kanon charlando y riendo amenamente mientras el sol comenzaba a bajar hacia el ocaso.

—No te creo —comentó Afrodita riendo.

—Créelo.

—Mira, quien viera al tierno borreguito andar de cotilla.

Afrodita rio por lo bajo, recostado boca abajo con sus brazos cruzados sobre el pasto y su barbilla descansando en ellos. Kanon, por su parte, se encontraba sobre su espalda con las manos en la nuca.

Recién habían terminado de comer y los restos de su comida descansaban en la mesa que Afrodita tenía en su jardín. Aquel sitio rodeado de rosas era el preferido de ambos para sus largas charlas sin sentido como la que sostenían en aquel momento.

—Mu anda con Aldebarán —informó Kanon, tomando una brizna de pasto llevándola a sus labios y viendo Afrodita con una tenue sonrisa. Afrodita abrió los ojos con sorpresa.

—No es cierto —negó Afrodita— con Shaka —puntualizó. Kanon negó.

—¿Shaka? No, el está con Aioria —afirmó Kanon.

Su conversación versaba sobre los rumores que escuchaban acerca de las relaciones que sostenían los Santos de Oro. Conversaciones que escuchaban aquí y allá y que les causaban gracia, pues siempre se enteraban de un nuevo romance entre sus compañeros.

—Aioria está con Death Mask.

—Death Mask está con Shura.

—Shura está con Aioros.

—Aioros está con mi hermano.

—Saga está con Milo.

—Milo está con Camus.

—Camus está conmigo —informó alzando una ceja, coqueto. Kanon se incorporó y lo miró con sorpresa. Afrodita soltó una carcajada—. No es cierto, ando con tu hermano y Shion con Dohko —se hizo una pequeña pausa y ambos se echaron a reír.

—Mentiroso —acusó Kanon. Se quedaron en silencio y apreciaron la quietud del lugar, cada uno sumidos en sus propios pensamientos.

Esa tarde habían bajado al pueblo  para suministrar los víveres que hacían falta en el templo de Piscis y Kanon aprovechó para distraerse un rato, por lo que pudo ser testigo de diversas conversaciones que inmiscuian a su hermano y al resto de sus compañeros en diferentes relaciones sentimentales. Incluso en alguna había escuchado su nombre, pero pocos sabían la verdad.

—Mu anda con Saga—Kanon fue el primero en romper el silencio.

—Milo con Aldebarán.

—Aioros con Death Mask.

—Shura con Shaka

—Aioria con Camus.

—Dohko y Shion, sí andan —informó Afrodita viéndolo.

—Eso es obvio —Kanon rodó los ojos —¿y tú? —preguntó el General Marino.

—¿Yo? —Afrodita se señaló —yo soy el que les reparte rosas —respondió orgulloso.

Afrodita lanzó un suspiro lleno de satisfacción al recordar la felicidad que emanaba de sus compañeros. El Santuario era un hervidero de cotilleos y rumores. Siempre había tratado de mantenerse al margen y fuera de aquellas conversaciones, aunque era inevitable —y más por su apariencia —que su nombre no saliera a la luz.

Afrodita se sabía el haber estado con medio Santuario, lo que le causaba bastante gracia, porque, irónicamente, con todos los que lo relacionaban no lo veían más que como un buen amigo. Un amigo que les daba rosas. Nunca había tenido pareja y sentía que no la necesitaba. Aunque no descartaba la posibilidad de un romance, pensó mirando de reojo a Kanon.

El Dragón Marino, se había convertido en un constante en su vida, solía visitarlo algunas veces a la semana, era él con quien pasaba sus tardes libres luego de que Saga lo despidiera por algún compromiso que tuviera con Mu, se habían convertido en buenos amigos en poco tiempo y, a diferencia que con el resto, no había podido evitar sentirse atraído por él.

—¿Y tú? —preguntó Afrodita recostándose de lado, apoyando su codo sobre el pasto y la cabeza en la palma de su mano mirando a Kanon fijamente.

—¿Yo? —lo miró intrigado—. Con nadie —dijo imitando la Pose de Afrodita.

—No te creo —respondió seguro —los rumores dicen que andas con Sorrento.

—Por favor —rodó los ojos —lo vi en pañales. Es casi como mi hermanito.

—¿Entonces?

—Nada —se encogió de hombros.

—¡Pues haz algo! —exigió Afrodita.

—¿Tú crees? —preguntó alzando una ceja.

Afrodita apenas tuvo tiempo de asentir, antes de ser embestido por el cuerpo de Kanon, quien no le dio tiempo a reaccionar, cuando ya tenía su boca sobre la suya, tomándolo de la nuca sin darle oportunidad de apartarse.

Una vez que, Afrodita, fue capaz de procesar lo que ocurría, enredó sus dedos en el cabello de Kanon correspondiendo al beso. Sus lenguas se enredaron, sus manos se reconocieron y el aire comenzó a faltarles. Kanon se apartó de sus labios y lo miró a los ojos. Las estrellas comenzaban a titilar en el firmamento.

—¿Eso es lo que querías? —preguntó Kanon entrecortadamente.

—Sí —asintió Afrodita tratando de recuperar el aliento—, aunque pienso que no deberías detenerte —dijo con una coqueta sonrisa, acomodando un mechón del pelo de Kanon tras su oreja y acariciando suavemente el rostro ajeno.

Kanon no se lo pensó dos veces y volvió a los labios de Afrodita, separó sus piernas y las acarició por encima de la tela de su pantalón, no llevaba prisa por desvestirlo, quería disfrutar de la oportunidad que Afrodita estaba dándole, el Pez Dorado había sabido ganarse su corazón sin proponérselo, se alegraba de ser correspondido.

Afrodita se dejó hacer, disfrutó de las atenciones que su —ahora —amante, le ofrecía recostados en el pasto de su jardín, con sus rosas de testigos; alejados de miradas indiscretas y sobre todo, alejados de los rumores.

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No soy especialmente fan de los cánones, por eso pensé en hacer de las parejas más populares del fandom simples rumores e inventar mis propias parejas —aunque sí me he topado con un par de fics de Mu x Saga y Camus x Aioria.

¡Gracias por leer!