Indignación (Death Mask)
Death Mask siempre aparece en mis historias de Afrodita como secundario y aunque no quiero agrandar la lista de fics de este par, creo que merece algo de protagonismo.
Advertencia: monólogo incoherente de Afrodita (?)
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Death Mask, llegó al Templo de Piscis, cansado por las interminables escaleras que separaban el Templo del Gran Cangrejo con el de último guardián, sin embargo, a pesar del cansancio, valía la pena aquella subida, siempre valía la pena, pensó largando un suspiro de satisfacción cuando al fin se vio en la entrada del templo.
Al arribar a Piscis, notó que su guardián se encontraba parado, cual estatua, mudo e impasible en la entrada, con los ojos abiertos, fijos en algún punto de los doce templos, una de sus manos se posaba en su boca en autentico gesto de incredulidad y en la otra, una gerbera, cuyos pétalos se movían con la suave brisa que soplaba. Afrodita, no se inmutó ante su presencia.
El caballero de Cáncer, trataba inútilmente y por todos los medios de llamar la atención de Afrodita, que seguía con su expresión ausente y ajeno a cualquiera de sus movimientos. Death Mask, se comenzaba a desesperar y asustar.
—Afrodita —llamaba el desesperado caballero pasando una de sus manos sobre los ojos del duodécimo guardián—, oye, ¿estás bien? —preguntaba acrecentando su miedo ante el mutismo e inmovilidad del bello santo.
Harto de aquel estado de enajenación del caballero de Piscis, que se mantenía inconmovible a sus intentos por regresarlo a la realidad y guiado por su inquietud, impaciencia y miedo, el guardián de Cáncer cometió acto suicida: llevó su bronceada mano derecha directo al cabello de Afrodita y lo haló con gran fuerza.
Se apartó, justo a tiempo, para evitar que una Rosa Demoníaca se clavara en su... pierna. Satisfecho con la reacción de Afrodita, Death Mask, sonrío amplia y luminosamente, después de media hora, por fin obtenía la atención del bello santo, aunque casi le costase la descendencia.
—¿¡Qué te pasa, idiota?! —gritó Afrodita dispuesto a lanzar una nueva rosa al caballero frente a él, en arranque de furia.
—¿A mí? —preguntó confundido el de Cáncer viendo a Afrodita serenarse ante su tono—. A ti, qué estás ahí parado como ido desde hace media hora.
Un chispazo de entendimiento y nuevo acceso de cólera atravesó los celestes ojos de decimosegundo guardián y miró a Death Mask como si fuera el responsable de todos sus males —aunque el caballero de Cáncer no estaba seguro de que no fuera así, decidió esperar una explicación.
—¿Qué me pasa? —masculló el escandinavo entre dientes —¿Qué me pasa? —sus puños se apretaban en ira mal contenida —me pasa —se acercó amenazante al otro caballero que lo miraba pasmado—, qué vino el estúpido bicho que tenemos por compañero en el octavo templo —sus ojos miraron indignados hacia el punto que mencionaba —se posó aquí —volvió su vista a su interlocutor —parado, muy ufano, donde estoy, sonriendo cual estrella —la irritación del sueco iba en aumento —me lanzó una retahíla de cursilería, cual metralla y a quemarropa —el caballero de Cáncer le miraba pasmado, cenutrio, ante la letanía que le rezaba el de Piscis —sin aviso de nada, como si estuviera preparado para ello —alzó las manos al cielo —¡Oh!, pero no fue todo —el enojo volvió a brillar en los celestes ojos —¿sabes qué más hizo ese soez bicho? —preguntó el de Piscis paseando de un lado a otro. Death Mask se mantuvo mudo ante la retórica pregunta que se le hacía —. Me dio esto —gesto triunfal en el que Afrodita se giraba hacia Death Mask y presentaba la prueba del delito, la gerbera que llevaba en la mano—. ¿Lo puedes creer? —ironizó. Death Mask, volvió a callar ante el retórico cuestionamiento —. ¡Ah!, pero fue todo, no —cantó Afrodita, con gesticulaciones más propias de un latino que de un mesurado escandinavo —lo peor —Afrodita se quedó quieto y miró con seriedad al cuarto guardián e hizo una larga pausa —me besó. Yo me quedé estólido, te imaginarás —lo señaló con la flor —incapaz de procesar lo ocurrido y el estúpido, ¿qué hace? —la pregunta fue lanzada directa, Afrodita calló esperando inútilmente una respuesta—. ¡Se largó! —exclamó con la indignación palpable en cada una de las letras —sin más, sin decir nada y sin esperar respuesta —concluyó el Caballero de Piscis con los ojos chispeantes de ira.
Death Mask, abrió los ojos en incredulidad, aquello era inadmisible, inaceptable, comprendió y compartió la indignación de Afrodita y a cada que su cerebro iba procesando en entendimiento cada una de las palabras del suco la ira hacia presa de él. Se olvidó por completo de lo que había ido a Piscis y se giró para comenzar el descenso. Afrodita lo miró extrañado, olvidando su enfado.
—¿A dónde vas? —preguntó curioso.
—A buscar al bichejo —la brusquedad de sus palabras fueron el reflejo perfecto de su ira —debe responder por sus actos —concluyó, perdiéndose en las interminables escaleras, pensando en pasar a Capricornio, Shura estaría feliz de ayudarle.
Afrodita sonrío ampliamente y lleno de satisfacción ante aquella revelación. Se giró hacia su templo, tenía muchas cosas qué hacer antes de que su novio y sus mejores amigos subieran de nuevo hasta Piscis y él tenía que recibirlos con su mejor repertorio culinario, después de todo, Death Mask había subido hasta su templo para que él le diera de comer.
Tarareaba una canción típica de su país mientras picaba unos pimientos, con una amplia sonrisa, imaginándose así mismo paseando por el Santuario de la mano con Milo.
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Espero no hayan pensado que esto era un AfroXDeath, sí es así lamento decepcionar, pero yo de ellos, como pareja, no escribo... bueno si, pero nunca terminan juntos.
¡Gracias por leer!
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