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Única Parte.


[03 de Octubre]


No puede ser... ¿en serio tenemos que estar aquí hasta el amanecer? —una voz cansina y quejosa resonó a través del parlante—, Jimin por favoooor, es sábado en la noche.

Rodando los ojos, Park Jimin resopló desde su posición—Hobi hyung, recuerda que fue Jin hyung quien nos dio la orden.

¡Pues me estoy congelando el culo desde aquí, Jiminnie!, ¿por qué yo tengo que tomar anotaciones desde fuera mientras tú estás dentro del castillo? Taehyung, di algo, ¡vamos!

Hoseok-ah, ya no llores, nos iremos tan pronto tomemos todas las anotaciones y audiovisual posible, Jiminnie no te preocupes, te veremos en dos horas ¿esta bien?

—Está bien... —con un resoplido, Jimin miró a su compañero, Jungkook se encontraba cabeceando mientras se sentaba en una silla que parecía tener cientos de años, y tal vez así era.

Park Jimin tampoco esperaba pasar el sábado en la noche trabajando, pero aquí estaba, prestando sus servicios de explorador y ahora junto a su equipo de trabajo tenían que juntar todo material para hacer un documental histórico sobre el castillo de luna, un lugar bastante extraño y antiguo al norte de Corea del sur, bastante famoso por tener una bella arquitectura victoriana y no la tradicional forma de un templo coreano.

Trabajar para el departamento de historia antigua y cultural del país siempre había sido uno de sus sueños, pero había días como ese en los que el rubio prefería quedarse en casa viendo un capítulo de su novela favorita mientras abrazaba su almohada y trataba de no llorar con el melodrama.

—Hey chico, vamos... —golpeó suavemente el hombro del menor mientras este se despertaba de la nada mirando hacia todos lados.

—¡No me estaba quedando dormido, hyung!, ¡lo juro! —Jungkook exclamó al instante poniéndose de pie mientras hacía una especie de saludo militar, Jimin no pudo evitar rodar los ojos y reír un poco, los novatos siempre eran graciosos.

—Anda, caminemos un poco, hay mucho que recorrer.

Rápidamente Jungkook tomó su cámara de video y caminó a su costado, sus ojos abiertos con curiosidad mientras miraban alrededor.

Algo llamó su atención, en la parte superior de las escaleras principales había un cuadro, debió ser un rey antiguo, su mirada, aunque sería denotaba tanta tristeza haciéndolo resoplar.

—El rey Min, murió solo, no hay muchos registros de él, ¿sabes? —Jimin comenzó a su lado admirando el viejo retrato también—, este castillo no era suyo, pero logró apoderarse de él, su imperio fue grande, enorme, pero de él... sólo hay tristezas en su línea de vida.

Jungkook asintió, sus ojos observando cada detalle de la pintura, el rey se encontraba solo, sentado en su trono con la capa rojiza y pesada en sus hombros y la corona más fastuosa que había visto.

—Se ve triste... —murmuró el mayor.

Encogiéndose de hombros, Jungkook sujeto al mayor del brazo para empujarlo y seguir avanzando—No es como si pudieras meterte dentro de la pintura y darle un abrazo, andando hyung.

El castillo de Luna a pesar de ser una reliquia antigua, no estaba a manos de ninguna organización de cuidado, simplemente era un lugar afiliado al departamento de protección cultural, con quienes pelearon meses para que les dieran un acceso. Pero después de ahí, no había más personas, por no decir ninguna, era un lugar solitario y a esas horas de la noche era incluso un poco tenebroso.

—Entre la pelea de Japón y Corea no entiendo como otro país logró acomodarse aquí, sólo mira esto hyung... —murmuró Jungkook aluzando los muros, pinturas renacentistas, que en algún tiempo debieron verse demasiado elegantes y lujosas ahora sólo se encontraban sucias y cubiertas de polvo—, me siento en Transilvania.

—¿Sabes cómo es Transilvania?

—¿Cómo la película?

Jimin soltó una risa ante la inocente pregunta, pero de inmediato calló al escuchar un silbido. Jungkook también se quedó quieto a su lado, mirándolo curioso.

—¿Hyung?

—¿Escuchaste eso?

—¿Escuchar qué? —preguntó confuso el menor.

Mirando hacia las distintas direcciones, habían llegado a un enorme salón de baile.

Bellas decoraciones por todos lados, un enorme y fastuoso candelabro se encontraba en lo alto y aunque las capas de polvo y telarañas estaban por doquier, Jimin no había visto un salón más hermoso. Incluso él habiendo hecho decenas de excursiones antes, el actual lugar se llevaba el primer lugar, exquisitas pinturas grandes y algunas estatuas en las esquinas de feroces leones lo hacía todo más lujoso.

—Definitivamente necesitamos a hacer una toma de este lugar, Jungkook.

Sus ojos recorrieron unas enormes puertas con marco dorado, parecía oro, tal vez lo era. Largas cortinas color vino caían en cascadas mientras cubrían lo que parecía una entrada.

—Jungkook, definitivamente haz una toma aquí y-, ¿Jungkook?... —Jimin se dio media vuelta confuso, no encontrando al menor por ninguna parte, ¿en qué momento había sido tan silencioso y rápido para escabullirse?

Escuchó un leve susurro y después pasos rápidos que golpearon contra el mármol elegante del suelo. Con la respiración agitada, Jimin llevó su lámpara hacía las cortinas, las cuales se habían movido con rapidez, todavía balanceándose.

—Jungkook, si estás ahí sal ahora mismo, no vinimos a jugar —. Jimin avanzó hacía la entrada al otro lado de la habitación, sus zapatos siendo más silenciosos y precavidos.

—¿Jungkook? —susurró.

Jimin siempre había dicho que había silenciosos intrigantes, siendo explorador e historiador pasó mucho tiempo solitario en su habitación, leyendo cientos de libros, pero el silencio que de pronto lo rodeó era totalmente diferente, podía escuchar a su corazón palpitar y una palpable tensión que se había instalado sobre sus hombros casi dolorosamente, un silencio hostigador que no hacía más que ponerlo ansioso.

Un susurró volvió a escucharse y Jimin dejó caer su lámpara, la cual se apagó por el golpe, la escuchó rodar, pero no pudo observar dónde terminó, se había rodeado así mismo de una negrura leve, la luz de la luna atravesaba los grandes ventanales, pero no era suficiente para los pequeños ojos del chico.

Entonces luces se encendieron por completo, fuego apareció en cada lámpara en los muros y el ostentoso lugar se encontró impecable de polvo, y las decoraciones lujosas jamás se habían visto tan resplandecientes.

Jimin sintió su respiración agitarse, esto no podía ser más que un producto de su imaginación, tal vez se quedó dormido junto a Jungkook en la primera planta, tal vez jamás caminaron hacia el salón y todo era un sueño.

Y así con ese pensamiento, se permitió admirar como las enormes cortinas se recorrieron a los lados, y las despampanantes puertas se abrieron.

Una ráfaga de aire atravesó el salón de baile con violencia, haciendo crujir las ventanas y moviendo las decoraciones, Jimin cubrió sus ojos y cuando los abrió se encontró rodeado de personas felices y alegres, vistiendo los más elegantes vestidos y trajes de época, bailando alrededor mientras mujeres hermosas sacudían sus abanicos y nobles caballeros se quitaban sus sombreros en una tenue reverencia.

—¡Y con ustedes! ¡El rey Min!

La gente aplaudió emocionada y Jimin se sintió cohibido, sintiendo que en cualquier momento podría desmayarse por la sobrecarga de emociones, si estaba soñando, era lo más cerca a la realidad que alguna vez había llegado dormido.

Su respiración se agitó aún más y retrocedió entre la gente, chocando contra el muro a sus espaldas, esto no era posible.

Él había visto ese rostro, el hombre que entró vestido elegantemente y con su exuberante corona era el Rey Min, y Jimin lo conocía, porque lo había estudiado, porque estaban en su castillo para su documental, porque era un personaje histórico de hace cientos de años entonces, ¡incluso lo había visto en su pintura en la entrada principal! y...

—Necesito salir de aquí —murmuró para sí mismo—, necesito despertar, necesito despertar... —. Con lloriqueos asustados, corrió hacia la misma entrada por la que había ingresado, sin darse cuenta que en su intento por esquivar a la gente la terminó atravesando como los fantasmas que eran, nostálgicos recuerdos olvidados que sólo cobraban vida entre las paredes de melancolía.

Corrió por el extenso pasillo, él cuál también se encontraba decorado y con lámparas encendidas en sus paredes, esquivo sirvientas y doncellas sin mirar atrás, su único impulso e instinto era que tenía que salir de ahí.

Y cuando bajó las escaleras en espiral, cuando llegó a la puerta principal y su corazón golpeteó casi dolorosamente contra su pecho, gritó por abrir las puertas, encontrándolas cerradas, soltó una maldición mientras miraba a sus costados hasta que se dio cuenta de una mirada.

Alguien lo estaba mirando, y Jimin sabía quién era, inquietante buscó con la mirada el cuadro que había visto en la entrada, su sorpresa siendo mayor cuando observó que el trono en la pintura estaba vacío.

El rey, el noble espíritu que había salido de los recuadros se encontró observándolo con aquellos ojos afilados y sonrisa neutra.

—¿A dónde vas?

—¿Eh-h? yo...

El hombre dio un paso al frente, acercándose cada vez más—¿A dónde vas? —repitió.

—Yo... necesito irme de aquí, necesito despertar, esto es un sueño...

El rey Min lo miró de arriba abajo, su penetrante expresión logró ponerlo aún más nervioso y Jimin tuvo el impulso de salir corriendo, sin embargo, cuándo sus ojos volvieron a encontrarse, una sensación bastante triste inundó su cuerpo, pesar y quebranto nublaron su mente haciéndolo sentir cansado y mareado.

—Por favor... quédate conmigo.

—Eres... eres parte de mi sueño, no puedo... Yo... —Jimin avanzó hacía el hombre—, no puedo... no eres real.

Con los ojos lleno de pesar el Rey Min levantó su mano, y Jimin no se apartó, tampoco dijo nada cuando cálidos dedos tocaron su mejilla y el aliento de la mera fantasía antigua golpeó contra su rostro.

—Seremos tan reales como lo desees, por favor... quédate conmigo... nadie ha podido escucharme y verme en mucho tiempo...

Sin dejar de mirarse el uno al otro, Jimin no pudo evitarlo, se sentía suave y tranquilo, como si estuviera atrapado en un trance que había quitado toda la tensión de su cuerpo, el miedo y los nervios que antes parecieron haber atacado se esfumaron tan rápido como el calor y amor en las manos del Rey Min lograron pegarse a su piel, adhiriéndose como mil años de historia en papel y tinta.

—¡Jimin hyung!, ¿dónde estás? —la voz de Jungkook era lejana, entonces sólo así Jimin comprendió una cosa.

No estaba soñando.

Y también aprendió otra, aquello no lo molestó en lo absoluto.

Atrapado en una bruma de sentimientos marchitos y solitarios, dejó que el hombre mayor lo abrazara con cuidado, tocándolo como si fuera una de esas pinturas antiguas en los muros, con desconsuelo, pero apacible.

—¿Qué eres? —susurró.

—Soy el recuerdo de una aflicción.

Jimin dejó que el otro escondiera su rostro en la curvatura de su hombro, encontrando la seguridad que tanto había anhelado por cientos de años.

—¿Realmente estás tan solo?

—Siempre.

—La tristeza... la tristeza en tus ojos, si me quedo, ¿desaparecerá?

—No habrá más que devoción en mi mirada, jamás podrás encontrar otra cosa que no sea admiración y amor si te tengo a ti ante mis ojos...

—Entonces... Yo... yo...


(...)


Jungkook frunció el ceño junto a Hoseok y Taehyung mientras caminaban por los fríos y helados pasillos.

—¿Y si se fue a casa? —se quejó Hoseok—, sabía que Jimin tampoco quería estar aquí.

—Jimin no sé iría a casa sin terminar el trabajo, tampoco sé iría sin avisar.

Asintiendo a lo que Taehyung dijo, Jungkook añadió mirando alrededor con su lámpara—les juro, en un segundo Jimin hyung estaba a mi costado y al otro él...

Hoseok paro tan pronto como chocó con la espalda de Jungkook.

—Auch, ¿Y al otro qué?, ¿Qué hizo Jimin?

—Oh no...

Fue el tono triste de Jungkook lo que hizo que los otros dos hombres mirarán aquello que había robado la atención del menor.

—Jimin hyung qué hiciste...

En lo alto de las escaleras principales, se encontraba el mismo recuadro que habían visto al comienzo, la única diferencia, es que, a los pies del poderoso Rey, se encontraba una figura muy familiar, un rostro que conocían muy bien, su hyung vestía ropas antiguas y su mirada nostálgica había quedado marcada entre las viejas pinceladas, ahí, posando al lado del Rey, fiel acompañante en la eternidad. 



Gracias por leer este pequeño oneshot uwu espero les haya gustado, ¡nos vemos en el próximo O.S! ❤❤❤❤ cuidense mucho, no olviden dormir bien, ¿okey? ❤ Abrazos dulces y besos amorosos para ustedes~

-susy

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