Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

A2: DADDY'S WORDS

Creo que el tiempo se ha detenido. Es increíble cómo solía desear la mirada que ahora casi me impide respirar. Solo esto, solo necesito estar a centímetros de darme por vencido para que él me tome algo en serio.

¿Algún día me dirás que estuviste orgulloso?

—No me estás escuchando. Eres un muchacho tonto que se ha acostumbrado a una vida fácil. A tu edad ya estaba manejando la empresa de tu abuelo, pero ni siquiera dándote el beneficio de la duda has mostrado algo de interés en lo que será tu patrimonio. Heredaste la belleza y la ligereza de carácter de tu madre, pero aún así eres mi único hijo varón ¿No te bastaba con avergonzarme públicamente?¿En qué demonios querías gastar un millón de wons en una sola noche?

Ah... era eso. Park Chanyeol no recuerda que hace unas horas fue mi cumpleaños o que por poco me voy en un viaje de ida y sin regreso a visitar al de arriba (quizás el de abajo ya me tenga sitio a juzgar por lo torpe que soy).

No, para mi querido padre es más importante averiguar a dónde va el dinero de su blackcard o por qué no soy capaz de terminar el más insulso de los proyectos. Ni hablar de una carrera que siempre desprecié. Necesito un cigarrillo con urgencia.

—¡Maldita sea, Jimin! No me dejas otra opción, a partir de hoy comenzarás a vivir por tu cuenta. Dile adiós a tu penthouse y a las tarjetas sin límites. Como decía tu abuelo, a los que se les facilitan las cosas terminan arrastrando a los demás a la quiebra.

No lo tomo en serio. He escuchado la amenaza una y otra vez y poco me importa cuando la puerta de mi habitación en el hospital es aporreada con fuerza.

—Al menos viniste...

Murmuro con una temblorosa sonrisa en mi rostro, pero las traicioneras lágrimas fluyen cual ríos calientes que no me esfuerzo en secar. Tengo veintisiete y a veces desearía que la lluvia púrpura se detuviera de veras.

Son las cuatro de la tarde cuando termino de hacer las rondas por el ala de Geriatría. El hospital universitario de Seúl es un edificio donde se ha combinado la atención pública y privada lo mejor posible. Aún así, algunos pasillos parecen sacados de cualquier comercial de dentrífico o de series como Descendientes del Sol.

Aún quedan tres horas más para que termine mi turno, pero ya es momento que tome algo más que barritas nutritivas y gaseosas para evitar la hipoglicemia.

El módulo de Traumatología será evaluado la próxima semana y la mayoría de los internos han iniciado con sus estrategias de liar a Jeon con tal de salvar sus traseros.

—¿Qué puedo hacer por ti, querido amigo? O mejor debería decir... Dr. Min.

La sonrisa de Kim Taehyung sí debería formar parte de un comercial. El chico es ridículamente guapo y misterioso. Así  que sigo sin comprender cómo es que se conforma con ser el asistente de cocinero en la cafetería del hospital.

Sonrío en su dirección antes de jalarle de la visera de su gorra rojo chillón, a juego con el uniforme ridículo que intenta transmitir alegría a los comensales.

—Aún faltan cinco evaluaciones y una estatal del demonio para que sea el Dr. Min, señor Kim.

Mi supuesto tono serio lejos de cortarle el buen ánimo lo hace esbozar esa sonrisa cuadrada que es la causa de la perdición de medio servicio. Si yo no supiera que es inmune a los coqueteos quizás en mi peor momento lo hubiera intentado.

—Apunta lo que te digo. Serás mejor traumatólogo que el grano en el culo del cara larga de Jeon.

—¡Dios, qué te hizo! Has mencionado dos insultos en la misma oración y el hombre solo respira.

Tae se peina los rizos color miel que escapan de la gorra de su uniforme antes de hacer un puchero. Para mí se parece a un tierno oso aún cuando sepa artes marciales y tenga complejo de matón cuando se enfada.

—Dejemos eso aparte. Luces horrible. De hecho, ya estabas aquí antes que iniciara mi turno. Voy por un especial para mi interno favorito. Como dice mi nona: "Un saco vacío no se mantiene de pie."

Resuelve el energético castaño y yo solo me dedico a juguetear con la colección de popotes en el centro de mesa hasta que una presencia desconocida se deja caer sobre la silla del otro lado de la mesa.

—¿Interrumpo?

Unos ojos color avellana me saludan de vuelta. Es un chico enfundado en una extravagante remera con el logo del símbolo de la paz y otras palabras que no puedo entender.

Su pálida piel parece tan delicada como el satín mientras sus agraciadas manos se encargan de extender el resto de los popotes del centro de mesa. Como si compartiéramos el mismo patrón de acciones para suavizar la ansiedad, muerdo mi labio inferior antes de contestarle.

—Para nada. Aunque... el resto de las mesas están libres y no es muy común que el flujo de clientes aumente en este horario.

Una brillante sonrisa de dientes perfectos se insinúa hasta convertirse en una carcajada. Mi curiosidad crece en oleadas y él parece advertirlo cuando ladea la cabeza y me repasa de arriba abajo.

Pocas veces desde que comencé con mi otra carrera (esa que intento mantener alejada de lo que la sociedad cree decoroso) había sentido el cosquilleo de los nervios en mis mejillas. Carraspeo en busca de alguna salida ingeniosa contra mi inquisidor pero él se adelanta.

—Qué observador. La verdad no importaba si te sentabas o seguías de pie. Necesitaba hablar contigo antes de que Jimin despierte.

¿Jimin?¿El chico del penthouse?¿El que por poco...? Dios. Mi expresión debe ser un poema pero el desconocido frente a mí se apresura a interrumpirme una vez más.

—Soy Jung Hoseok, heredero de Wardrobe's Jung, la marca de ropa masculina y fitnes, y sobre todo mejor amigo del inconsciente de Park Jimin. Fui yo quien hizo la reserva por internet en tu...

—Comprendo ¿Y ahora qué? Tu amigo se puso mal cuando ni siquiera habíamos empezado y el dinero... el dinero jamás llegó a mi cuenta...

No había percibido que ya me estaba poniendo de pie cuando el tal Hoseok "me creo el ombligo del mundo" iba tras de mí.

—No fue mi intención ofenderte. Solo quería que le dijeras a Jimin que estuve aquí. Por lo visto trabajas en el hospital y...

—Y no soy el mensajero de nadie. No sé por lo que esté pasando ese chico y sinceramente espero que si tan buen mejor amigo eres, te ocupes de ayudarlo. Que agradezca a Dios y a la terquedad del médico de turno por seguir respirando. Tenga buen día.

Giro sobre mi eje y el picor en mis manos solo me confirma que estoy más afectado de lo que quiero admitir. Es increíble cómo estos riquillos se creen lo suficiente para menospreciar al resto cuando sus cabezas están llenas de basura.

—¡Yoongi! ¡Yoongi hyung espera!

La voz de Taehyung me alcanza antes que el área de los elevadores se materialice. Le miro por encima del hombro y descubro que ha empaquetado a la carrera lo que sería mi almuerzo.

Es un detalle demasiado grande y termino esbozando una pequeña sonrisa antes de llegar junto a él.

—Ya he sacado a puntapiés al acosador estirado que te abordó. Al menos pica algo hasta que se acabe tu turno.

—Gracias Tae ¿Qué haría yo sin ti y Namjoon?

Bromeo revolviéndole el flequillo que se ha escapado por completo debido a la velocidad que ha tomado para alcanzarme, pero él no sonríe. Vuelve a tener esa expresión herida que me obliga a maldecirme.

Nadie sabe que soy un impostor en el juego de la vida. Nadie sabe que uso mi cuerpo para seguir adelante. Nadie debe saber lo despreciable que soy.

Albergué la tonta esperanza de que esta vez todo era mentira. Pero desde hace unos insufribles minutos donde he estado gritando contra el auricular de un teléfono público, ganándome las miradas de odio de todo el que atraviesa el pasillo, pues la idea de que me han embargado es casi una realización.

Embargado, con una mano delante y otra detrás. Como un sucio trapo de cocina cuyos agujeros y manchas de grasa ya no son más admisibles. Ya no me necesita. Ya tiene otras formas de utilizar a mis medias hermanas como sus peones en el ajedrez social.

Park Chanyeol se ha hartado de mí y el ultimátum de que debo abandonar el hospital en solo unas horas antes que una nueva factura se cargue a una cuenta que no poseo es solo el tráiler de lo que será una película de terror.

—Hijo de puta, deseo que ardas en el infierno junto al viejo demente que era mi abuelo. Tú y mamá, púdranse por hacerme esto. Púdranse por convertirme en un muñeco cuyos hilos han sido cortados de cuajo ¡Que los jodan a todos ustedes, a partir de hoy yo no tengo padres y ustedes no tienen hijo!

Aporreo el auricular hasta casi hacer saltar el mueble de plástico azul del teléfono. No me tomo la molestia de prestar oído a las exclamaciones reprobatorias a mi paso. Sé que probablemente solo le estuve gritando al contestador pero al menos me desahogué.

Camino hasta la barra del ala donde me habían internado. La pequeña enfermera detrás del mostrador casi tiembla cuando me reconoce. Mis ojos hinchados de tanto llorar y el color cetrino de mi piel deben darme el aspecto de algún ser espectral. Sé que necesito un día en el spa.

Retomar mi dieta mediterránea y un viaje a Ibiza para sentirme humano otra vez, pero adivinen... el bastardo de mi progenitor reducirá cualquier sueño de decencia a eso... solo un vago sueño.

—Voy a firmar mi alta ¿Vino Hoseok?

Ella empuja los papeles casi con miedo y yo muerdo mi labio inferior hasta casi probar la sangre. Por el amor de Dios, si Hoseok no vino tendré que salirme con esta bata insulsa o los pantalones cortos llenos de vómitos en los que llegué.

Ese pensamiento consigue que me encoja en el sitio. Era mejor perecer y por otro lado caigo en la cuenta que tengo hambre y necesito un cigarrillo con urgencia.

—El señor Jung estuvo aquí hasta hace poco. Dejó una maleta para usted y este sobre. Disculpe señor Park, que mejore pronto.

La chica recibe la documentación que faltaba y yo hago lo mismo con el sobre que esa alimaña de mi mejor amigo ha dejado. Lo abro con impaciencia para encontrarme con su descuidada caligrafía.

Jiminah! Me alegra que no te hayas ido al infierno aún. Ponle un poco de humor, tienes que esperarme. El mundo sería horrible si me dejas solo. Ya me enteré de que el ogro de tu padre intenta bloquear tu cuenta, pero tienes derechos o al menos eso dicen los abogados.

Cómo sea, mis padres acaban de regresar de Rusia. Me gustaría darle esquinazo a la recepción estirada en nuestro hotel pero ya te sabes esa historia.

Te he traído parte de tu ropa y la llave del penthouse. Mañana te busco para desayunar y elaborar un plan B, quizás nos venga bien pensar en todo el abecedario. Any way, te quiero, tonto de mi corazón, no cometas otra estupidez.

XOXO, JHS

—Ni que tuviera diez para firmar así.

Me quejo aún en medio del pasillo donde las enfermeras continúan sus labores ignorándome olímpicamente, pero tengo una sonrisa en mi rostro. Hoseok es un cabrón, pero nunca me dejaría solo. Él sigue siendo lo único que tengo.

De esa manera y decidido a montarle un escándalo épico a mi padre en sus oficinas cuando el sol vuelva a iluminar Seúl, me retiro al cuarto de baño de la habitación que aún me pertenece por unos minutos. Me ducho metódicamente y agradezco el conocimiento de Hoseok sobre la importancia de tener a la mano varios geles de baño.

No es un spa pero al menos puedo afeitarme la incipiente barba y las piernas antes de enfundarme en un pantalón negro con las rodillas afuera y una playera de la marca Chanel. Suelo preferir casas como Armani y Dior, pero al menos conservo lo acertivo aquí.

Me maquillo levemente, repasando las monstruosas ojeras bajo mis ojos con el corrector y pellizcando mis mejillas a fin que el color zombie desaparezca. Aplico una delgada capa de bálsamo labial con sabor a cereza y luego asiento frente al espejo.

Me pondría gafas de sol para pasar desapercibido, pero bueno, los acontecimientos de la tarde ya me han dado una reputación a la que honrar.

Para cuando tengo todo listo en el intento de largarme no cuento con la presencia del doctor que me dio la charla en el umbral de la habitación. El señor Jeon Jungkook me observa como un viejo profesor a su estudiante oveja negra.

—¿Se le perdió algo? Si aún tengo sinapsis competentes mi padre agilizó la firma del alta para (librarse lo más pronto posible de mi persona, hecho que es la regla) minimizar inconvenientes. Muchas gracias por su dedicación, pero si no le importa... salga de en medio. Tengo prisa.

Juro que he probado con mi sonrisa más de comercial y estoy seguro que me he cepillado bien los dientes pero Jeon, alias estricto con un palo en el culo, me toma del brazo y me hace frenar contra la puerta.

Enarco una ceja y espero por su diatriba sobre las interconsultas a las que me he negado asistir pero su mirada fría y oscura me hace tragar saliva. No estoy excitado, para nada, este tipo da miedo y yo no soy cobarde.

—Señor Park, si estuviera en mis manos no le daría el alta hasta pasado mañana. Usted llegó aquí al borde de la falla cardiaca. Consumió sustancias ilícitas y por si fuera poco...

—¿Quiere ser un buen doc?

Le interrumpo mientras intento soltarme de su impetuoso agarre. Me van a quedar unas feas marcas por su culpa y al parecer mi expresión lo induce a mirar allí donde sus fuertes dedos me aprisionan la muñeca.

—Entonces no se meta de más en la vida de sus pacientes y gracias por ahorrarme la visita al más allá. Lo tendré en cuenta.

Me despido a toda velocidad. El área de la primera planta debería estar libre. Después de todo, pasan las siete de la noche y empieza hacer baja temperatura.

Hoseok no tuvo tiempo de incluir una cazadora o algo más grueso para cubrirme. Casi dejo que mis pasos me guíen a la elegante salida del hospital cuando dos caras conocidas logran congelarme.

Lee Felix y Hwang Hyun Jin, los periodistas estrellas de The Hot Headline, la revista de prensa amarilla que hace millones al año cortesía de mi problema con seguir una orden, están allí cual buitres en espera de la carroña. Así que cambio de planes.

Me calo la visera de la gorra que por un punto a favor, Hoseok sí colocó en mi equipaje y trato de confundirme entre el ajetreado cuadro de batas y uniformes azules antes de que la salida trasera del hospital sea accesible.

Inhalo una preciada bocanada de aire y es entonces cuando el aroma de los Marlboro y notas mentoladas también pueblan mis fosas nasales. La boca se me hace agua por probar un cigarrillo desde hace tiempo. Froto mis manos y las dejo caer en los bolsillos de mi pantalón.

He perdido peso, esa es la razón para que este pantalón que antes me quedaba demasiado entallado ahora deje que hunda las manos hasta el fondo del diseño.

Estoy divagando de más, pero la idea de tomar una buena calada de nicotina, aunque sea del extraño que está esperando el autobús del otro extremo de la salida trasera, se impone. La oscuridad del parquin no me deja ver del todo su rostro, pero me daría igual que fuera la bestia cuando estoy tan urgido.

—Buenas noches... ¿Tienes fuego?

Pregunto con mi mejor tono de amabilidad y puedo ver cómo unas manos nervosas sostienen el cigarrillo. Unas manos pálidas adornadas con un tatuaje de un semicírculo cerca del dedo corazón. Mis ojos comienzan ascender por esa especie de curva imaginaria hasta que descubro una media sonrisa arrogante.

Estoy seguro que me he equivocado, pero mi mala suerte aún no termina. Solo lo he visto una vez, pero eso es más que suficiente para que me sea inolvidable. Los ojos de un gélido azul grisáceo que me enfrentan ahora no pueden tener otro dueño.

•••••••

Min Yoon Gi, Min Yoon Gi qué le haces a Mimi y a mí. Lol🤣🤣

Hace mucho que no escribo de esta manera, pero este capítulo fue disfrutable. Por cierto ya salieron Hoseok, y Tae ¿Qué pasará? Pues ya veremos, ni siquiera la que escribe lo sabe. 🤣🤣🤣

Allie_desu/Heaven

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro