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Saga x Dite

SagaxDite Weekend 2023

Pareja: Saga x Afrodita

Único

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Londres

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Saga aterrizó en Heathrow aquel día por la mañana, demasiado temprano para su gusto, dirigiéndose al hotel reservado apenas logró salir del ajetreo del aeropuerto. Se le había encomendado una actividad importante por esos días que era acudir como delegado de Grecia a una importante cena que se llevaría a cabo en el palacio de Buckingham ese mismo día por la tarde- noche.

Cómo se rehusó totalmente a tener escolta y, al no tener la categoría de un príncipe, es que se vio en la necesidad de trasladarse en el transporte público desde la terminal cinco del aeropuerto hasta la zona del parque St James donde, por fortuna, sus jefes le reservaron una habitación en The Ritz. De tal forma que el sitio del evento estaba cercano a su ubicación.

—No me molesta cubrir esta clase de eventos —pensaba saliendo de la estación Green Park del subterráneo topándose con el elegante y exclusivo hotel delante de él—, solo quisiera que la logística fuera menos enredosa.

No le agradaba el caos de las grandes urbes ni siquiera cuando era requerido como invitado especial en ocasiones como esa así que aceleró el paso a fin de llegar a la puerta y registrar su entrada cuanto antes.

La habitación del hotel era muy superior a lo que esperaba no sabiendo por donde comenzar a recorrer los magníficos decorados en tonos azulados y dorados, los cortinajes descorridos a uno y otro lado de la amplia ventana; el papel tapiz de las habitaciones era discreto así como las lámparas colocadas en la pared sobre la cabecera de la amplia cama que sería solo para él.

—No debería quejarme —se dijo sonriente colocando su chaqueta en el perchero más cercano—. Bien, me daré un baño y bajaré a buscar donde desayunar.

No salió del hotel en todo el día ya que estaba verdaderamente agotado por el viaje y necesitaba revisar diversos detalles respecto al importante evento, en una serie de documentos que analizó en su teléfono móvil, notando que habría representantes de varios países, incluyendo a un par de miembros de la familia real Sueca. Saga abrió los ojos con sorpresa ya que había pasado ese dato por alto completamente. La cena sería muy superior a lo que había esperado pues compartirían la mesa con los anfitriones, los reyes del país anfitrión y otras personas de gran altura.

Tras revisar que todo estuviera en orden y no olvidada nada, tomó una siesta por un par de horas antes de darse el lujo de bajar a tomar el té de la tarde lo más temprano que el restaurante lo sirviera.

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Ya por la tarde, un automovil negro lo esperaba afuera del hotel para llevarlo hasta el lugar del evento. Saga pensó que tendría que caminar hasta allá, cosa que no le habría molestado, pero le avisaron de último minuto (mediante su secretaría personal quien estaba en casa, pero atenta a todo tipo de mensajes) que lo recogerían en la puerta del hotel.

—Bien, pues manos a la obra —terminó de ajustar su elegante frac esa noche bajando la escalera a la planta baja abordando el incómodo vehículo apenas cruzó la puerta.

El vehículo fue por la transitada avenida, rodeando una concurrida glorieta, tomando la estrecha calle que daba hasta la entrada del emblemático edificio llegando solo unos instantes más tarde. Fue recibido por un staff vestido elegantemente quienes le mostraron el camino hasta el impresionante salón de reuniones entregandole una banda, decorada con los colores y escudo de Grecia, que debía colocarse sobre sus ropas cruzada desde un hombro hasta las caderas.

Solo se le permitió el ingreso a un solo salón donde ya estaban reunidos los primeros invitados importantes, el rey entre ellos, quienes se daban la mano y saludaban con educación. Saga estrechó la mano del diminuto monarca delante de él hablando un inglés perfecto mostrando los resultados del entrenamiento en etiqueta que tuvo que realizar durante varios meses a fin de estar a la altura de las circunstancias.

De igual forma, diversos representantes de otros países se aproximaban a él saludándole y hablando brevemente sobre temas de interés general.

Fue así que la familia real Sueca cruzó la puerta mientras Saga los observaba con curiosidad a la espera de saludar a los herederos de la corona. De los rostros que le cruzaban por el frente, uno en particular llamó su atención más que otros: un hermoso joven de cabellos celestes, ojos claros y un maquillaje discreto que resaltaba sus bellas facciones. Saga quedó hipnotizado por un momento estando distraído cuando el joven le tendió la mano para estrecharla.

—Un placer —respondió Saga educadamente.

—Igual, un placer.

No solo es hermoso, pensó, su tono de voz es suave y melodioso. Su atuendo le venía perfecto y vestía una cinta que le cruzaba desde el hombro izquierdo hasta la cadera derecha la cual tenía los colores de su país. Saga estaba sin habla ante esa extraordinaria e inesperada visión pues no tenía idea de quién era el atractivo joven o, al menos en ese momento, no recordaba si había visto su nombre en algún listado de invitados.

Seguramente sí, pero le pasó totalmente desapercibido.

Quería decir algo, pero no estaba seguro si podría ser ofensivo por lo que, apenas el joven de cabello celeste se alejó, Saga consultó sus correos y redes sociales rápidamente buscando la identidad de aquel joven. Resultó que el chico en cuestión llevaba por nombre Aphrodite y era hermano menor del heredero al trono de Suecia. Estaba de visita con su hermano mayor y otras personas importantes a fin de establecer buena relación con países invitados al evento comenzando por sus representantes.

Saga se sintió culpable por su repentina ignorancia pues, en otras ocasiones, se había topado con ese rostro ya fuera en las redes y otros sitios de internet, sin prestar realmente atención al chico. A veces tenía tal cantidad de trabajo que no había tiempo para matarlo en redes sociales mirando fotos y fotos que no siempre eran de su interés.

—Lamento mucho no haberle saludado con el debido protocolo —Saga se aproximó al joven príncipe esperando limpiar la primera mala impresión que le dejó él no haberle reconocido.

—Oh no se preocupe, no hay problema —el joven le sonrió discretamente mientras Saga lo observaba sin quitar el ojo de encima—. No estaba seguro si un diplomático de Grecia se presentaría hoy, pero veo que así es.

—Ah... —Saga no estaba seguro de cómo lo supo el príncipe hasta que se percató que en algún momento le habían dado la cinta con los colores y un escudo de su país sintiéndose más torpe e incopetente que nunca— Si, me enviaron la invitación hace más de cinco meses. Era importante que un delegado de mi país hiciera acto de presencia.

—Me alegro entonces —respondió Aphrodite dibujando una sonrisa leve que no pasó desapercibida para el delegado griego.

En ese momento, fue anunciado que la cena daría comienzo indicando a todos los invitados que se formaran para cruzar por un pasillo de dos en dos, pues los fotógrafos reales harían sus mejores tomas para los diarios y comunicaciones del palacio.

Saga y Aphrodite fueron acomodados uno al lado del otro andando despacio por la alfombra roja del pasillo siendo recibidos por una ráfaga de flashes de cámaras apenas cruzaron la puerta.

—Vaya estos hombres nos fotografían como desesperados —comentó Saga en voz muy baja mientras su acompañante reía tratando de no ser visto.

—Veo que no está acostumbrado a tener cerca a la prensa, siempre son así, lanzan ráfagas con diez tomas seguidas captando cada movimiento que uno hace y cada gesto que uno pone en el rostro.

—Por sus palabras observo que ha sido asediado por la prensa en el pasado —comentó el delegado de Grecia tratando de que los camarógrafos no lo distrajera mientras lograban llegar al gran comedor.

—Es correcto, pero he aprendido a lidiar con ellos.

Las puertas del comedor se abrieron de par en par dejando ver sus decorados en tonos dorados, paredes rojas así como todo el staff vistiendo con los colores del reino: rojo y dorado quienes les indicaron donde debían tomar asiento, puesto que, en cosa de breves minutos, habría un pequeño discurso dado por el joven heredero de cabellos celestes a quien Saga dedicó especial atención.

Hablaba con elocuencia en un perfecto inglés, sus modos de orador profesional sugerían que había recibido una estricta educación al respecto; eso sumado su impecable aspecto y hermosas facciones delicadamente maquilladas, sus labios rosados, sus ojos azules grandes y expresivos, lo volvían un Adonis viviente. No era el siguiente en la línea de sucesión al trono ya que, primeramente, estaban los hijos de su hermano, pero si en algún momento llegara a suceder, sería un bello rey.

—Será un gran placer visitarlo en la corte real —se dijo Saga sin pensar ni nada, solo notando que alucinaba disparates los cuales contuvo enseguida reacomodando su posición en la silla pues la cena estaba por dar comienzo.

Aphrodite fue asignado a un sitio al otro lado de la mesa por lo que no habría oportunidad de charlar con él hasta terminado el banquete así que se limitó a comer charlando en voz baja con los comensales a su alrededor quienes eran representantes de uno o dos países cercanos a Grecia.

Al final de la cena pasaron a otro salón a beber un poco de licor mientras charlaban un poco más entre ellos un largo rato.

—¿Qué le ha parecido todo hasta ahora? —Aphrodite apareció a un lado de Saga observándole con sus grandes ojos.

—Creo que todo ha superado mis expectativas. No es la primera vez que me invitan a un sitio como este, pero es la primera donde hay tanta pompa y fanfarria, ¿no sé si me entiende?

—Por supuesto. Las fiestas que organizamos en Estocolmo no son tan adornadas como esta, pero creo que también somos buenos anfitriones. Espero nos visite en alguna oportunidad.

—Tenga por seguro que lo haré en cuanto sea posible.

—Por cierto, ¿mañana asistirá al evento en el Royal Albert Hall?

—Es un hecho. Se que se presentará un grupo musical o algo por el estilo —indicó Saga muy seguro de sí mismo.

Aphrodite rio un poco y discretamente ya que aquel hombre le parecía muy genuino y de comentarios interesantes.

—Se presentará la Orquesta Filarmónica —aclaró sin dejar de sonreír.

—Bien pues, ahí estaré.

—¿Dónde está hospedado? —preguntó Aphrodite muy interesado.

—En el hotel The Ritz.

—Es un lugar excepcional, me he quedado ahí varias veces en mis visitas a este país. El desayuno en el restaurante es de lo mejor.

—Tomaré todas sus recomendaciones —indicó agradablemente sorprendido por tanta información oportuna que alargaba el tiempo para compartir con él.

La velada concluyó de forma satisfactoria para Saga quien abordó el vehículo que lo llevaría a su hotel con una gran sonrisa en el rostro. Pese a saber que acercarse a un príncipe heredero era prácticamente imposible, logró hacer buenas migas con el joven sueco. Esa misma sonrisa se la llevó a la cama apenas se metió a eso de las dos de la mañana.

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El sonido de la puerta despertó a Saga alrededor de las ocho con treinta sintiendo que no había dormido en absoluto. Se desperezó envolviendose en una bata para atender.

—Perdone que lo moleste —dijo un botones muy amable—. Dejaron esta nota para usted y solicitaron se le entregara cuanto antes.

—De acuerdo... —apenas la recibió cerró la puerta cuestionando molesto que podría ser tan importante que no podía esperar a que bajara a la recepción a eso del mediodía.

Leyó la nota con pereza abriendo mucho los ojos conforme iba leyendo enunciado por enunciado. La nota era de Aphrodite:

"Apreciable Saga,

Lamento mucho importunarle a esta hora de la mañana, imagino que debe estar muy cansado por la velada de anoche. No obstante, me encuentro a punto de tomar el desayuno en el Hotel del Ritz y sería un honor que me acompañara si no le causa molestias.

Atte

A-"

Saga abrió aún más los ojos sin poder creer que esa "A" pudiera ser la de Aphrodite, por lo que, apenas salió de la impresión, abrió la puerta nuevamente encontrando al botones afuera esperando la respuesta.

—Por favor diga a quien envió la nota que bajaré en diez minutos.

Volvió a cerrar dirigiéndose a toda prisa al cuarto de baño, olvidándose por completo de su cansancio, no deseando que aquel atractivo e inesperado anfitrión apareciera de pronto. Se vistió con un traje de dos piezas y corbata -pues así lo exige la etiqueta del restaurante- yendo hacia ascensor en tiempo récord.

Apenas entró al restaurante lo encontró sentado bebiendo café y con un par de guardaespaldas a su alrededor. Se le veía magnífico con su atuendo claro, camisa azul y corbata a juego. Saga se sintió afortunado al confirmar que era él y no otro que también se llamará "A".

—Buenos días, siento haberlo hecho esperar —se adelantó educado mientras el joven de cabellos celestes alzaba la mirada sonriendo.

—Todo lo contrario, debo disculparme por haberle molestado a esta hora de la mañana sin haber quedado formalmente desde antes. También le pido perdone mi atrevimiento pues recordé su nombre en la lista de invitados del evento de ayer, solo pregunté en qué habitación estaba hospedado.

—No es ninguna molestia ni atrevimiento. Le agradezco por tomarme en cuenta para acompañarlo.

Charlaron durante el desayuno amenamente ya que el príncipe había quedado encantado con su interesante plática desde la noche anterior. Narró un poco de su experiencia en la casa real, su educación tan estricta y como pasaba el tiempo en medio de diversas organizaciones filantrópicas ubicadas por todo Suecia.

Saga estaba impresionado por el tipo de persona que tenía frente a él. Por su parte, también habló un poco de su pasado pues había acudido a una academia donde le dieron la formación necesaria para desempeñarse en actividades diplomáticas como lo era esa visita a Londres.

—¿Y le gusta este tipo de trabajo a pesar de que constantemente se está asediado por la prensa amarillista? —preguntó Aphrodite sumamente interesado.

—No me agrada la prensa en absoluto sin embargo, no requiero intercambiar palabras con ellos, pues solo camino de frente sin prestar atención a sus palabras o lo que sea —Saga se encogió de hombros notando la forma en que su anfitrión sonreía.

Esa sonrisa comenzaba a gustarle mucho, cosa que era muy peligrosa.

Aphrodite noto en su reloj de pulsera que serían cerca de las diez y debía ocuparse de otro evento importante con el Rey antes de la velada en el Royal Albert Hall. Se despidieron educadamente un momento después. Saga salió del hotel sin pensar siquiera en ir a algún sitio en particular por lo que dobló en la esquina entrando en el parque de St James sintiéndose excelente.

Jamás se imaginó que cruzaría palabra y compartiría el desayuno con un príncipe heredero quien se había tomado la molestia de buscar su nombre en una lista de invitados. El diplomático del cabello azul rey se sintió un tanto inadecuado ya que él apenas si había reparado en esa famosa lista.

—Bien, no importa.

Caminó por todo el parque un buen rato hasta el mediodía, luego de eso tomó el té en el Hotel partiendo a la velada de música a la hora acordada.

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La noche en el Royal Albert Hall pintaba prometedora a pesar de los cientos de fotógrafos que estaban a la espera justo en el pasillo de la entrada. Saga pensó que cada tabloide de Europa habría enviado a alguien a tomar fotos para las páginas que se imprimirían a primera hora de la mañana, pues la cantidad de personas con cámara no era creíble.

Se le asignó un sitio diferente a los miembros de las familias reales no pudiendo quitar el ojo de Aphrodite quien le dedicó una cándida sonrisa mientras se entonaba el himno nacional dando inicio al recital de música.

Tanto Saga como Aphrodite no dejaban de lanzarse miradas y sonrisas pese a estar localizados en palcos retirados uno del otro sin embargo, Saga estaba por enviar un mensaje de que era mejor ser discreto ya que la prensa los acosaba y lo que menos quería era que ambas reputaciones quedaran arruinadas. A fin de cuentas, pese a la buena relación que comenzaban a entablar, el joven de cabello celeste era un miembro de la realeza y él un simple diplomático. Nada cambiaría eso.

Apenas hubo un intermedio salió con prisa al bar deseando hablar con él olvidándose por completo de todas sus imaginaciones respecto a ser atrapado por la prensa.

—¿Qué le parece la interpretación? —comentó Aphrodite quien iba vestido en color negro y pajarita del mismo color.

—Tengo aprecio por la música clásica así que ha sido estupendo escuchar cada movimiento interpretado magistralmente.

—Me alegro, por cierto. Esta será nuestra última noche aquí. Mañana tendremos una actividad con la familia real que nos tomará todo el día y por la tarde nos dirigiremos al aeropuerto.

—Entiendo, igualmente para mi. Mañana debo volver a casa.

—Por si no vuelvo a verlo, me agradó mucho conocerlo en persona. Ojalá visite Estocolmo pronto para poder reunirnos.

—Cuente con ello.

Saga no noto cuando Aphrodite deslizó un papel muy discretamente en un bolsillo de su pantalón que quedó al descubierto apenas este se giró en dirección a un mesero que le ofrecía una bebida. El joven heredero esperaba que su acompañante metiera la mano en el bolsillo en cualquier momento no quitándole el ojo de encima durante el resto de la velada.

El plan resultó exitoso pues Saga noto el papel casi enseguida dedicando una mirada al hermoso joven quien ya estaba en su palco. Aphrodite solo afirmo levemente devolviendo su atención a sus acompañantes mientras el diplomático griego hacía lo posible para no sonreír en presencia de tanta gente.

La velada resultó interesante sin duda y lo sería apenas pusiera un pie en la nación del joven. Ahora que poseía su número de teléfono, sería menos complicado aunque requeriría una buena estratégia para no ser descubiertos, pero ya se preocuparía por eso más adelante.

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Saga volvió a Grecia a la mañana siguiente más entusiasmado que nunca pensando en el futuro si es que el trato con el heredero crecía y se fortalecía con el tiempo. Le agradaba pensar en eso pese a que no eran más que fantasías suyas sin pies ni cabeza. No obstante era una posibilidad que podría materializarse más adelante, cuando fuera el tiempo propicio.

Se sintió mal ya que pocas veces fantaseaba así con alguien, pero era una de esas ocasiones donde sentía mucha esperanza a futuro.

—Debo ir a Suecia cuanto antes —se dijo tomando asiento en el avión aquel día mientras caía la tarde.

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FIN

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