Froid.

Froid estaba molesto. Más que molesto, estaba colérico. Sentía que podría estallar como una bomba en cualquier momento.

Estaba buscando a Chaud por toda la escuela, empujando a quien se atravesara en su camino y recibiendo algunos pocos insultos que devolvía e imitaba con voz sosa, muy maduro.

La razón de su enojo era simple: la maestra de biología. Siempre sería la maestra de biología. Aquella anciana lo detestaba, se esforzaba mucho en hacerle la vida imposible por lo menos las cuatro horas de Biología que tenía a la semana.

Cuando finalmente encontró a Chaud, le sorprendió bastante verlo hablando con Grace. Detuvo su andar y observó en silencio como la chica parecía estar muy enojada, viéndolo directamente a los ojos y haciendo gestos exagerados mientras Chaud solo la observaba.

Froid se preguntó si sería muy inoportuno ir e interrumpirlos.

Bueno, en realidad no se lo preguntó, simplemente fue y lo hizo.

—...Si no lo dices tú, lo diré yo —Escuchó a Grace decir antes de ponerse a un lado de Chaud.

—¿Si no dice qué, Grace? —preguntó.

Grace lo observó un poco desorientada, pero no respondió. Su semblante cambió completamente cuando de repente pareció darse cuenta de algo.

—Es él, ¿no? —preguntó la rubia después de unos segundos. Una sonrisa se deslizó por su rostro, pero no fue una sonrisa amable, Froid realmente pensó que fue algo espeluznante.

—¿Soy yo qué? —preguntó, sintiéndose entre perdido y molesto. Pero la dirección de su molestia ya no era su profesora de biología, no le gustó que Grace supiera cosas sobre Chaud que él no.

Grace lo ignoró, simplemente siguió sonriendo en dirección a Chaud para después soltar una risa venenosa, parecía verdaderamente molesta.

—Dios, no sé cómo no me di cuenta antes —comentó, acomodando su cabello sobre su hombro y negando con la cabeza—. He adquirido un dato interesante hoy —añadió, acto seguido se retiró del lugar sin más.

Froid tenía su ceño fruncido, sintiéndose listo para insultar a la estúpida chica, pero la expresión pensativa en el rostro de Chaud llamó más su atención.

—¿Qué fue eso? —decidió preguntarle directamente.

El castaño solo negó con la cabeza, mirando hacia el suelo.

—Nada —respondió Chaud con simpleza.

Chaud iba a darse media vuelta, pero Froid lo sostuvo por la manga de su sudadera.

—Sabes que puedes hablarme de lo que sea, en serio —Le dijo, acercándose más al castaño—. Estoy aquí para ti.

Vio a Chaud observar el agarre que tenía sobre su manga, no lo quitó, pero la forma en que su expresión no denotó nada hizo que un nudo se apretara en el estómago del rubio. Dos segundos después, el mayor le sonrió un poco y levantó la vista para verlo a los ojos finalmente.

—Lo sé.