Justicia propia
Chaud.
—Froid, ¿me repites el orden, por favor? —gritó Chaud para que el rubio lo pudiera escuchar desde el otro lado del local.
Escuchó a Froid gruñir con molestia.
—Rojo, naranja, amarillo, verde, azul y púrpura. ¡No es tan difícil! —Le gritó.
—Gracias —agradeció mientras tomaba la brocha y la remojaba en pintura para seguir trabajando en la ventana—. Ok, sólo falta el azul —habló para sí mismo, arrastrando la brocha sobre el cristal verticalmente, hasta cubrir hasta el borde de la ventana.
En cuanto terminó, dejó la brocha a un lado y se apartó para poder ver mejor su "obra de arte". Sonrió con satisfacción al ver ambas ventanas pintadas completamente con los colores de la bandera del orgullo.
Chaud nunca imaginó que pasaría una noche de viernes con una máscara de Iron Man y cometiendo algo así como "actos vandálicos" con Froid. Sobre todo por eso último.
—¿Ya está, Chaud? —Froid preguntó mientras llegaba a su lado, cargando los botes de pintura con dificultad y su sudadera negra manchada. Él tenía puesta una máscara de Capitán América.
—Sí, las ventanas ya están completamente pintadas —respondió mientras se agachaba para recoger los botes de pintura.
—Eres un imbécil —Le dijo Froid mientras dejaba los botes en el piso y se golpeaba la cara con su propia mano.
Chaud frunció el ceño.
—¿Por qué? —inquirió.
—Rojo, naranja, amarillo, verde, azul y...¡púrpura! —El rubio le golpeó la parte trasera de la cabeza.
—Auch —Se quejó mientras llevaba su mano hacia la parte golpeada—, ¿qué pasó?
—¿Quí pisí? —imitó Froid con voz sosa y una mueca— El púrpura es el último, genio.
—¿Qué...? —Observó ambas ventanas, dándose cuenta de que en ambos casos había puesto el color azul en último lugar. Se golpeó mentalmente— Bueno, no creo que nadie lo note-
—¡Claro que lo van a notar! —Lo interrumpió Froid— Arréglalo, ahora.
Chaud soltó un quejido que demostraba su fastidio y se dispuso a reparar su error con una mala cara. Eran alrededor de las doce de la madrugada, no había comido nada y le dolían las manos por el esfuerzo de haber sacado la mugre de las duchas de los vestidores. Aún así, recordó el porqué estaban haciendo esto, así que sonrió para sí mismo y empezó a pintar la franja púrpura con pintura azul y la franja azul con pintura púrpura.
Al rededor de veinte minutos después, Chaud terminó y se dirigió al frente de la tienda donde supuso que Froid estaría. Lo vio agachado, frente al letrero que indicaba los múltiples sabores de helado.
—¿Qué haces? —preguntó curioso.
—Ya verás —Le respondió el rubio mientras seguía inclinado hacia el letrero, cubriendo con su cuerpo lo que fuera que estuviera haciéndole.
Unos minutos más tarde, Froid se apartó, permitiéndole ver lo que le había hecho al letrero. Casi inmediatamente Froid empezó a reír a carcajadas y Chaud negó con la cabeza varias veces mientras contenía su risa. El rubio había dibujado con marcador permanente un montón de muñecos de bolitas y palitos cogiendo. La cosa es que los muñecos eran personas del mismo sexo; hombres con hombres y mujeres con mujeres. ¡Incluso había un hombre con un disfraz de unicornio!
Froid estiró su palma abierta, invitándole a chocar sus manos. Chaud chocó su palma abierta con la de él mientras ambos caminaban de vuelta a su auto, agotados pero satisfechos con el tipo de justicia que habían impartido por mano propia.
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