Chaud.

Algo de lo que Chaud estaba completamente seguro era de que nunca en su corta vida había sentido celos por alguien. Bien, había tenido una novia a los catorce, pero con ella nunca sintió esa necesidad de mear un círculo a su alrededor para que ciertas transferidas de Florida no se acercaran.

Lo único que lograba consolarlo un poco era la cara de culo de Froid, quien no se preocupaba en esconder el fastidio que tener encima a Maddie le causaba.

Literalmente encima, la chica parecía no tener conocimiento de lo que era el espacio personal.

Era un poco confuso, ya que algunas semanas atrás, Maddie y él parecían mejores amigos, pero parecía que Froid había vuelto a su estado de odio natural. No es que Chaud se estuviera quejando, había llegado a gustarle que fuera un mocoso irritable, era parte de su personalidad y, por más fastidioso que fuera para los demás, para él se trataba de Froid simplemente siendo Froid.

—Estás muy jodido, ¿huh?

Giró su cabeza en dirección a Phoebe cuando ésta se sentó a su lado, dejando el libro de matemáticas en la mesa. Estaban trabajando juntos en clase y la chica se había levantado para aclarar una duda con la profesora.

—¿De qué hablas? —preguntó.

—Froid —respondió ella con una sonrisa pícara que lo hizo sonrojar—. Eres como un pequeño cachorro observando una deliciosa e inalcanzable hamburguesa doble sobre la mesa.

—No es cierto —bufó, tomando el libro para seguir con el sexto problema de inecuaciones.

Phoebe rió y por los siguientes dos minutos ninguno dijo nada.

—No te culpo —dijo Phoebe, rompiendo el silencio—. Froid es malditamente encantador y no se da cuenta, pero eso solo hace que lo sea aún más.

Chaud frunció su ceño con confusión y levantó su vista hacia la castaña, quien evitaba su mirada mientras escribía en su cuaderno.

—Si no fueras su mejor amiga pensaría que-

Se interrumpió a sí mismo cuando Phoebe levantó la mirada y enarcó una ceja en su dirección. Sus ojos casi se salen de sus cuentas cuando cayó en cuenta.

—Antes de que preguntes —Se apresuró a aclarar—, fue hace mucho tiempo, nunca se lo dije y lo he superado. Soy muy consciente de que jamás hubiera funcionado, así que ahora solo me encargo de protegerlo. No lo quiero lastimado —dijo con repentina seriedad—. Y sí, es una amenaza para ti, brócoli con piernas.

Chaud parpadeó, procesando sus palabras y el ¿insulto? que acababa de recibir de a gratis.

—Nunca lo hubiera pensado —dijo finalmente. Phoebe sonrió con nostalgia.

—Es Froid, Chaud —comentó con obviedad—, tú más que nadie deberías saber que, una vez lo conoces bien, es imposible no amarlo.

Soltó un suspiro mientras otra punzada atacaba su estómago al ver a Maddie inclinándose cada vez más cerca del rubio y luego posando una de sus manos en uno de los muslos de éste. Froid la empujó lejos y le dio una palmada a su mano mientras le decía algo que no logró escuchar.

Chaud sonrió.

—Lo sé.