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Dos grandes mentes

Chaud.

Aunque no fuese muy reconocido por ser el Doctor del Mal, igual Chaud a veces no era tan incapaz de no ser amable como se pensaba. Como hace unos segundos atrás, que para librarse un rato de su compañero le lanzó la pelota de tenis tan fuerte como pudo y la sacó del campus, por lo que ahora Zack se hallaba buscándola muy lejos de él.

Chaud dejó salir un suspiro de cansancio y sostuvo su rostro entre sus manos, sentado en las bancas. Minutos atrás Zack había estado aprovechando cualquier oportunidad que apareciera para invadir su espacio personal y eso no era algo agradable de soportar, pero Chaud no estaba programado para hacer sentir mal a las personas, no se creía capaz de pedirle que no lo tocara nunca más y respetara sus límites. La situación ya era bastante incómoda de por sí.

—Dios, creo que estoy siendo acosado —se dijo a sí mismo.

—Por dos.

Ni siquiera necesitó echar una mirada, solo se dejó caer sobre las piernas del rubio que tomó asiento a su lado, subiendo las suyas a la banca y poniendo un brazo sobre sus ojos para evitar que el sol le molestase la vista. Casi de inmediato sintió las manos de Froid acariciando y jugando con algunos de sus cabellos ondulados.

—Odio tanto Educación Física —comentó Chaud y Froid emitió un sonido de acuerdo.

—Sería mucho mejor si nos dejaran jugar fútbol.

Chaud no lo estaba viendo, pero estaba seguro de que Froid estaba frunciendo sus labios juntos. Sonrió ante la imagen mental.

—¡Price y Hughes! —el grito del entrenador lo tuvo levantándose de un salto—. No puedo ni ir al baño dos minutos porque ustedes ya están uno encima del otro —regañó Smith, quien venía caminando por la cancha a grandes pasos—. Si se separan por tres horas no van a dejar de respirar, lo juro.

—¿Qué pasó, entrenador? —preguntó Froid— Antes era chévere.

—En marcha —les dijo en cuanto llegó a su lado, echando un vistazo alrededor—, ¿dónde están sus compañeros?

—No lo sé —se apresuró a responder el rubio—, pero debería dejarme trabajar con Chaud. Ya que estamos aquí. Los dos. Sin compañero...

—No —respondió Smith.

—Usted ya no me cae bien —Froid rodó los ojos, cruzándose de brazos.

—Lo que digas, Hughes —respondió el entrenador, entrecerrando sus ojos en dirección de ambos—. Pero si no fuera por mí, ustedes dos seguirían odiándose como el par de adolescentes inmaduros llenos de testosterona que son.

—¿Fue por usted que tuve que ver y limpiar excremento de otras personas? —preguntó Chaud con indignación.

—Exacto, Price —respondió él, una sonrisa de suficiencia apareció en su rostro—. Pero además de hacerte un poco más humilde con la experiencia, también hiciste un amigo increíble, por lo cual deberían mostrarse más que agradecidos; acepto autos, casas o una isla en Bora Bora.

—Bora Bora es una de las Islas de Sotavento —comentó Chaud, tragándose una carcajada.

—¿Y tú qué crees que soy? ¿Profesor de Geografía? —Smith rodó los ojos— Vayan a trabajar.

—Ni siquiera yo me atreví a tanto —murmuró Froid entre dientes logrando que Chaud empezara a reír más fuerte mientras ambos se encaminaban de vuelta a la cancha.

Una vez que estuvieron más cerca, Chaud pudo observar a Zack y a la chica nueva viniendo del otro lado, con rostros cansados y la pelota entre sus manos. Cuando se giró a mirar a Froid, éste ya le sonreía y ambos chocaron los cinco.

—Las grandes mentes piensan igual —Le dijo el rubio.

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