Capítulo 8: El mundo sigue girando
— ¿A dónde vas? —escucho la voz de Somi cuando giro el pomo de la puerta para salir del departamento.
—Quiero tomar aire fresco, volveré pronto.
—Oppa—dice y volteo para verla. Está cruzada de brazos— ¿Vas a verte con Hanne?
"¿Tan obvio es?"
—Voy a tomar aire fresco, es todo.
—Si tú lo dices—se encoge de hombros. Salgo del departamento antes de que insista más, caminando por el pasillo acomodo mi abrigo y mi bufanda negra, en el ascensor presiono el botón de planta baja, respiro profundo sin creer que esté un poco nervioso por verme a solas con Hanne.
En su habitación.
...
Estoy frente a un edificio pequeño a decir verdad, tiene cuatro pisos, en vez de ser departamentos son habitaciones para estudiantes o eso me dijo Hanne una vez, espero con algo de inquietud metiendo mis manos en los bolsillos del abrigo, tengo un gorro del color de la bufanda que protege mis orejas también, distingo a Hanne abrigada como yo, sonríe al verme e inconscientemente sonrío un poco con ese gesto, antes de cruzar la calle mira a ambos lados, se acerca al igual que yo pero mis pies casi resbalan de no ser porque ella me atrapa.
—Cuidado, el hielo es muy travieso en esta época—dice divertida. Su cabello va suelto, tiene un abrigo blanco algo esponjoso—¿Se encuentra bien, Sunbae?
Sus ojos oscuros me miran con atención.
—Estoy bien, pero...—aclaro mi garganta, ella todavía no suelta mis brazos— ¿Podríamos dejar las formalidades por primera vez?
Su sonrisa aparece en sus delgados labios.
—Está bien, JungKook.
...
La habitación de Hanne está más organizada de lo que recuerdo haber visto en la foto, puedo notar algunos cuadernos o libros de la universidad, ella estudió diseño gráfico como yo, su cama está junto a la ventana que se mantiene cerrada por el frío, hay una pequeña y baja mesa donde está servida la comida. Pequeños platos con diversas porciones.
— ¿Lo cocinaste tú?
—Así es, le pedí las recetas a mi madre.
— ¿Cómo puedes no saber preparar un bibimbap?
Ella se sonroja con una sonrisita traviesa.
—Soy diferente—se acerca a mí— ¿Me permite su abrigo, sunbae...? Digo, ¿Me das tu abrigo...JungKook?
—Gracias—se lo entrego al quitármelo, aflojo la bufanda tomando asiento frente a la mesa, en la cama está la laptop de la chica y su teléfono. Hanne deja mis cosas de manera ordenada sobre un perchero que no había notado, se sienta frente a mí sirviéndome algo de beber.
—Aceptaré las quejas.
Tomo el primer rollo de bibimbap con los palillos dándole un mordisco, para mi sorpresa está en su punto, cuando Hanne ve que tomo otro sonríe satisfecha.
—Somi puede darte más recetas, es buena en la cocina.
—Eso noté, creo que cocina más que tu madre.
—Lo hace.
—Ellas se preocupan mucho por ti—y de manera delicada agrega—No tienes la culpa.
—Escucho eso a diario.
—Pues es la verdad—levanto la mirada—A mi parecer eres el único que se culpa así mismo, si quieres avanzar en realidad necesitas repetirte eso cada día, tú no le quitaste la vida.
Suspiro sabiendo que tiene razón, mastico despacio asintiendo.
—Es difícil superarlo, Hanne.
—Pero no imposible.
— ¿Has tenido alguna pérdida similar?
—No, pero puedo imaginar cómo te sientes, según lo que tu madre me dijo creo que incluso esa chica no querría verte cómo estás.
— ¿Quieres que te diga algo? Te sientes cómodo con ella porque también te está importando, que me dejes ir no significa que me olvidarás, es hora de seguir, ¿De acuerdo? No sigas cayendo por mí.
¿Y si Dae la puso en mi camino? Podría ser posible.
— ¿Alguna vez tuviste una amistad como esa?
—No y te envidio—responde sin dudar—Las amistades que he tenido ni siquiera pueden considerarse amistades, me abandonan en el primer momento, por eso en el trabajo sonrío a todos, aprovecho el momento y...dejo que luego se vayan—por la forma en que lo dice se nota que le duele. Miro los vasos donde sirvió algo de jugo.
—Este tema quedaría mejor con algo de licor.
—Tengo cerveza en el refrigerador, pensé que sería grosero ofrecerla ahora.
—Saca todo lo que tengas.
...
— ¿Entonces se besaron? —Hanne tenía sus mejillas rojas, ambos estábamos ebrios, pero sabíamos lo que decíamos—Besar a tu mejor amigo es...muy infantil pero cruel, ¿Por qué no le confesaste tus sentimientos en ese momento?
Acabo la quinta lata de cerveza dejándola sobre la mesa tomando otra.
—Cuando debemos expresar nuestras emociones podemos ser cobardes e infantiles.
— ¿Hablas en general?
—Hablo en general.
Ella da un sorbo a su lata, ambos estamos junto al otro con la espalda apoyada de su cama, nuestros pies están protegidos por medias, ella ha recogido su cabello en una coleta floja. Algunos mechones cortos acarician sus mejillas.
—Creo que el ser humano no sabe cómo reaccionar ante el amor o el afecto—comenta—Cuando mi madre me abraza siento una energía desconocida llenarme por dentro, sólo lo siento con ella.
— ¿Te refieres a que el amor tiene su propio tipo de energía?
—Sí. Si lo piensas bien, ¿No te has fijado que cada persona tiene una energía diferente al abrazarte?
Sonrío tontamente negando con la cabeza.
— ¿Qué estás fumando para sacar esas teorías?
— ¡No estoy fumando nada! —golpea en broma mi brazo sorprendiéndome.
— ¿Acabas de golpearme?
Hanne parece darse cuenta de ello, sus ojos se abren como platos y se apresura a disculparse.
—Lo siento, lo siento, ¿Dolió, sunbae?
—Ya, dijimos que nada de formalidades.
—Lo siento.
La cerveza se termina y ambos cambiamos de posición, nuestras piernas quedan sobre su cama mientras que la otra parte del cuerpo queda acostada en el suelo. Su techo parece ser lo más interesante del mundo, de reojo miro a la chica quien permanece en total silencio.
— ¿Cuándo le dirás a tu madre del viaje?
—La veré mañana, allí le diré. Me extrañará un tiempo, pero con mi padre en casa no creo que se sienta sola.
Pienso en los padres de DaeYoon, en el arrepentimiento del señor Joon y el dolor de su esposa al no haber hecho lo suficiente.
—Cuando Dae falleció...sus padres se divorciaron tiempo después—ella voltea a verme—Su padre se arrepintió de todo lo que le dijo, se sintió culpable de que su hija se hubiera suicidado y su madre...se dio cuenta que tener una buena relación con ella no era suficiente—suspiro—Si me lo preguntas, creo que tu madre te extrañará teniendo o no compañía—giro el rostro encontrándome con sus ojos.
—Creo que tu madre y tu hermana te extrañan.
— ¿A qué te refieres?
—Te has alejado de ellas desde lo sucedido—apoya el peso de su cabeza en su mano cuando se apoya de su codo—No siempre podemos ayudar a todos, sé que si hubieras estado allí la hubieras detenido, pero, ¿Cómo ibas a saberlo?
—La última llamada...
—Ni siquiera así podías saberlo.
—Incluso siendo adulto sigo sin madurar en ese tema...
—Oye—coloca su mano en mi mejilla—Alguien una vez me dijo que la adultez posiblemente sea la etapa donde intentamos encontrarnos a nosotros mismos—sonrío un poco pues eso lo dije yo. Hanne sonríe dulcemente acariciando mi mejilla—Deja de culparte, Jeon JungKook, perder a alguien es doloroso, aunque sea cruel, la vida sigue y el mundo sigue girando.
—Ella tiene un corazón muy bueno y lo más importante es que ella no es yo, ella toma buenas decisiones en su vida, JungKook.
—Hanne...
—Lo siento, no debí hacer eso—aleja su mano de mi mejilla.
—No tengas miedo, las cosas no pasan del mismo modo dos veces, si tú eres feliz yo seré feliz, no permitas que los errores de otros te afecten.
Imito su posición apoyándome en mi codo, miro sus ojos, su nariz, sus pómulos y sus labios, coloco mi mano en su barbilla impidiendo que se aleje, mis labios tocan los suyos, apenas es un toque por segundos cuando me separo esperando su reacción.
—Lo siento, no debí...
—No—sonríe un poco—Está bien para mí—vuelve a colocar su mano en mi mejilla para unir nuestros labios en un beso más apasionado y menos tímido, siento la caricia en mi mejilla escuchando el chasquido de los besos, no quiero compararlo con el de Dae pues esto es más reciente y maduro, de hecho, es muy diferente, pero me gusta esa diferencia. Hanne recuesta su cabeza del suelo cuando la mitad de mi cuerpo queda sobre ella, escucho nuestras respiraciones agitarse, mi corazón late como loco y mi cabeza se ha olvidado de los problemas.
Me separo un poco para poder recuperar el aliento, Hanne abre sus ojos mirándome esperando una explicación, pero no la tengo o quizás sí, sólo no quiero decirla.
—Debo... ¿Llamarte sunbae después de esto? —bromea como siempre.
—Voy a extrañarte cuando vayas a Italia—digo finalmente.
—Me preguntaba que se sentiría escuchar eso y...
—No te estoy pidiendo que te quedes, sólo me pareció bueno decírtelo y...quiero decirte otras cosas.
—Puedes decir lo que quieras.
—No puedo, si lo digo siento que pasará algo terrible y si no lo digo siento que me arrepentiré—de nuevo ese estúpido nudo en la garganta— ¿Volverás?
—Voy a volver—y algo me dice que no miente.
He aprendido a no dejar las cosas para luego. Hanne atrae mi rostro al suyo besándome una vez más.
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