Capítulo 4: No son iguales
Mi madre y mi hermana han decorado el departamento con adornos navideños, me molesta que estén cambiando mi espacio diario, me molesta que se muestren tan felices, ¿Acaso hay que ser tan sonrientes todo el tiempo? Bam está contento con ellas, se deja hacer cualquier cosa, hace unos tres días que Hanne y yo habíamos tenido una conversación, además de haber almorzado juntos, la chica de cabello oscuro solía saludarme con una pequeña sonrisa junto a una reverencia respetando mi espacio sin sofocarme. En sólo tres días me he visto devolviéndole el gesto sin ninguna molestia, no era tan desagradable como creía, se sentía bien tener al menos una persona con quien hablar en el trabajo.
Era viernes por la noche cuando salgo del edificio, el frío está más fuerte que antes, Hanne está de pie a orilla de la calle abrazándose a sí misma, puedo ver cómo frota sus manos a cada segundo, algunos copos de nieve caen sobre su cabello. Recuerdo lo que dijo de tardar dos horas en llegar al trabajo, me acerco sin dudar y ella al verme me saluda como siempre.
—Sunbae, pensé que se había ido ya.
—Iba a tomar el autobús, pero la vi muriendo de frío aquí.
—Ah, no es nada.
Pero si es algo, quito la bufanda de mi cuello colocándosela a ella, sus ojos grandes me miran sorprendidos por lo que estoy haciendo. Casi al momento me llega un recuerdo.
—No tengo frío.
—Estás temblando, no me mientas, ven aquí.
Dae rueda los ojos obedeciendo, la bufanda de mi cuello pasa al suyo, la acomodo bien protegiendo su garganta, ella me mira con una pequeña sonrisa, estamos más cerca de lo normal, trago con dificultad por sus ojos.
—Vas a congelarte, JungKook.
—No, estoy bien.
—No estás bien, hace frío, estás dándome tu bufanda y vas a enfermar—ella hace intento de quitársela, pero la detengo. Entrelazo nuestros dedos ocultando sus manos en mis bolsillos a lo que sonríe divertida, beso su cabeza disfrutando la cercanía.
—Usted se congelará, sunbae.
—Estoy bien, te espera un largo camino a casa.
—Sunbae, si enferma no podrá venir al trabajo—Hanne hace intento de quitársela, pero la detengo teniendo la sensación de Deja Vu, respiro profundo sintiendo sus manos frías.
—Está helada—sus nudillos están más rojos de lo normal. Mis guantes pueden servirle si lo pienso bien.
Sus manos son pequeñas, sus uñas están cortas con un ligero brillo, Hanne no dice nada, está mirando cada movimiento de mi parte, me deshago de mis guantes colocándoselos. Ella sonríe dulcemente encontrándose con mi vista.
—Gracias, sunbae.
...
— ¿JungKook? —parpadeo varias veces encontrando a mi madre algo preocupada— ¿Te sientes bien?
—Sí, sí.
— ¿En qué piensas tanto? —Somi bebe de su taza.
—En cosas—me limito a decir—Lo siento, ¿De qué hablaban?
—Mamá decía que deberíamos pasar el día juntos, salir a pasear, ir al cine o algo así.
—Ah—asiento. No paso desapercibido la mirada que comparten—Está bien, iré a arreglarme.
— ¿No terminarás tu desayuno?
—Estoy lleno—miento retirándome de la mesa. Desde que desperté he pensado una y otra vez en lo mismo de siempre, ¿Es bueno que esté interactuando tanto con Hanne? ¿Qué se supone que estoy haciendo? Una vez en mi habitación me dejo caer en mi cama viendo al techo, hace dos años que no tenía una nueva amistad, se siente raro ser humano de nuevo.
Unos toques a la puerta escucho, mi madre entra con una pequeña sonrisa, se sienta a orillas de la cama y me incorporo mirándola.
—Te conozco perfectamente para saber que algo te ocurre, jovencito—acomoda mi cabello para luego dejar su mano en mi espalda— ¿Qué te preocupa, hijo?
—Nada.
—JungKook.
—Cosas del trabajo, nada más.
Escucho un suspiro de su parte, toma mi mano apretándola con suavidad, puedo hacerme una idea de lo que dirá.
—No fue tu culpa, ¿De acuerdo? —dice sin juzgarme—Todos pensamos en Dae pero tú estás hundiéndote por algo que no fue tu culpa.
Y lo sé perfectamente, pero hay un detalle.
—No estoy pensando en ella—eso la sorprende—Es en otra chica.
— ¿Cómo?
—Hay...una chica en mi trabajo con la cual hemos...tenido un acercamiento comparado al inicio donde ni siquiera nos mirábamos—revelo. Me siento más seguro con mi madre que con Somi—Su nombre es Hanne, está en mi área de trabajo, es un año menor que yo.
— ¿Y...por qué te preocupas por ella?
—No me preocupo por ella, me preocupo por mí.
—No lo entiendo, hijo.
—Hanne es muy parecida a DaeYoon, incluso tiene problemas parecidos a ella—miro al suelo—No es tan desagradable como creí, había olvidado lo que era socializar con alguien que no fuera mi perro, se siente extraño.
— ¿Hanne te gusta?
—No.
—Creo que sólo tienes miedo de perderla también—levanto la cabeza observándola—Para empezar, incluso si ellas dos se parecen tienes que tener en claro que son dos jóvenes diferentes, Hanne no es DaeYoon, JungKook.
—Tengo un lío con mis emociones.
—Sólo recuerda eso, Hanne y DaeYoon son dos chicas muy diferentes.
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