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Capítulo 5

—Kim Taehyung —se escuchó la voz del profesor hablarle a Taehyung. Este se levantó de su butaca y fue hasta el escritorio del profesor por su boleta de calificaciones.

—¿Cómo te fue? —pregunté en cuanto regresó a su lugar. Este negó muy triste.

—Mejoraron solo cinco puntos, estoy acabado —dijo Taehyung, suspirando.—¿Y a ti cómo te fue, Yoongi? —pregunté a mi otro amigo.

Yoongi suspiró.—Bajé incluso cinco puntos de mi promedio.

—¿En verdad? Vaya, en serio te fue muy mal —dije.

—¡Es porque Jimin no explica bien! —dijo muy molesto Yoongi.

—¿De qué hablas? Digo, no era lo que esperaba, pero fue gracias a Jimin que pude subir al menos cinco puntos. No lo hubiera logrado sin su ayuda. Estoy seguro de que si seguimos con él podemos mejorar bastante.

—Kim Seokjin —dijo el profesor. Alcé mi mirada, viendo cómo Seokjin caminaba hacia el escritorio del profesor. Por el ruido, no podía escuchar bien lo que el profesor le decía, pero al ver su sonrisa al entregarle la boleta, supe que había tenido excelentes resultados.

No pude evitar estar nervioso. Después de él seguía yo, así que sería el momento de ver mis calificaciones.

Siempre había sido muy inteligente, pero desde que entré a la preparatoria dejó de interesarme dedicarme al estudio como en la secundaria. Parecía que mientras menos me dedicaba al estudio, más feliz estaba. 

Era algo raro de hecho, pero, a pesar de ya no dedicarme al estudio como en la secundaria, aún sacaba notas aceptables. Nunca había reprobado, ni siquiera por no haber estudiado.

—Kim Namjoon —dijo en voz alta el profesor, haciéndome entrar en razón. 

Me levanté y caminé hasta su escritorio. Este dio una pequeña sonrisa.—Noto que me hiciste caso, tu asesor Oh SeHun debe estar feliz por ti, esta vez tus notas fueron excelentes, pronto avisaré de tu cambio de asesor, así podrás continuar con tus excelentes notas.

Sonreí, lo había logrado.—Muchas gracias, profesor, verá que de ahora en adelante tendré las mejores notas.

Fui a mi lugar, con una gran sonrisa dibujada en el rostro. Mi boleta tenía cien en seis materias, casi llegaba a un cien definitivo, pero en literatura había tenido noventa y cuatro de calificación.

—A ver, déjame ver tus notas, Nam —dijo Taehyung, quitándome mi boleta— Dios, creo que tienes las mejores notas del salón —dijo Taehyung, mirando mis notas con una sonrisa.

—Cierto, tienes cien en casi todas las asignaturas. Creo que esta vez nadie podrá superarte —dijo Yoongi, en cuanto Taehyung le pasó mi boleta.

Sonreí un poco, mirando a mis amigos hablar de mi boleta de calificaciones.

Una mano le quitó ágilmente la boleta a Yoongi, haciendo que los tres levantáramos la mirada para ver de quién se trataba.

Seokjin, con una sonrisa burlona, miraba mi boleta.—¿En verdad crees que has sido el mejor de la clase? Ni siquiera tuviste cien en todas.

—¿Qué dices? Su promedio de ahora es noventa y nueve punto uno. No creo que nadie lo pueda superar —dijo Taehyung, un poco molesto.

—¿Cuál fue tu promedio final, Seokjin? —pregunté, mirándolo detenidamente.

Seokjin volvió a sonreír de forma ladina. Me sobresalté en cuanto vi cómo puso su boleta cerca de mi rostro. 

Tenía escrita solo cien en las calificaciones, lo que significaba que su promedio final había sido de cien.—Tengo un promedio de cien. Eso es verdaderamente bueno, ¿no lo crees? —Jin sonrió—. De todos modos, espero verte en las tutorías. Estoy especialmente emocionado de lo que pueda suceder —Jin dio la media vuelta, regresando a su butaca.

—Ese idiota presumido, ¿qué se cree mostrándote su boleta? ¿Qué importa que haya tenido mejor nota? —dijo Yoongi, alzando su mano como si fuera a lanzar un golpe.

A pesar de que las intenciones de Jin eran hacerme enojar por ver que me había superado, no pude evitar sonreír, pensando que Jin era más inteligente que yo, y eso me hacía preguntarme, ¿no se supone que debía molestarme? Claro, pero, al tratarse de él, me hacía dar una sonrisa casi inconsciente.

Jin me podía poner de buen humor, aun si no lo hacía con esa intención.—¿Por qué sonríes después de lo que él te dijo? Deberías estar molesto —dijo Taehyung, mirándome con el ceño fruncido

—¿Qué? No estoy sonriendo —dije, negando con las manos.

—Claro que sí. Mira, tus hoyuelos se marcan —dijo Taehyung, riendo mientras tocaba donde mis hoyuelos se formaban.

—¡Que no! —grité, alejando las manos de Taehyung mientras reía.

. . .

El frío de la madrugada comenzó a golpear mi rostro, pero ni siquiera me tomé la molestia de bostezar; solo quise seguir corriendo. Era casi tan relajante que me hacía sentir renovado.

Pero en cuanto comencé a sentirme cansarme de correr, me detuve para darle unos sorbos a mi botella.

Todavía no se podía ver el sol de la mañana, pero ya había algunos negocios abiertos, personas caminando o conduciendo sus automóviles, seguramente para ir a sus trabajos.

Suspiré, antes de hacer unos estiramientos.

Retome mi ejercicio de correr, podía ver qué había más gente haciendo ejercicio igual que yo a las cinco de la mañana.

Creo que era mejor que a cualquier otra hora.

Mi vista se enfocó en cierta cabellera negra recorriendo el parque en dónde me encontraba corriendo.

¿De verdad debía de encontrarlo incluso aquí?.

En cuanto se acercaba más a mí, pude ver cómo rodaba los ojos, parando casi enfrente de mí.

Jin se quitó los audífonos, alzando su vista después.

—¿Incluso vienes a seguirme aquí? —pregunté.

Reí.

—Claro que no. Por si no lo sabías, yo también hago ejercicio en las mañanas. Obvio, yo vengo aquí desde antes que tú.

Jin rodó los ojos.

—Es una pena. Este parque me estaba gustando para entrenar. Tendré que buscar otro.

—¿Tan molesto es verme como para tener que irte a otro lugar? —bufé.

Jin rió.

—¿En verdad quieres que te responda? —dijo, antes de volver a colocarse un audífono y dejarme ahí. Él comenzó su recorrido sin siquiera despedirse.

—¿Qué quieres decir con eso? —cuestioné

siguiéndolo, a pesar de que ambos íbamos a correr en direcciones opuestas, cambié mi rumbo por el que él recorría.

—Ahora sí me estás siguiendo —dijo Jin, riendo.

—Es porque ni siquiera te despediste de mí. Qué grosero de tu parte, ¿no te parece?

Jin volvió a reír.

—No, nos vemos demasiadas veces en la escuela. ¿Eso no te parece suficiente?

No contesté a su pregunta, pero seguí corriendo a su lado, a pesar de que pensé que debía alejarme de él, pero no sabía cómo.

—Estás corriendo mal —dijo Jin.

—¿Qué? Claro que no, corro todos los días, sé cómo correr bien.

—No, ¿sabes por qué? —dijo Jin. Parecía que podía hablar bien a pesar de estar corriendo; su voz no se entrecortaba como la mía—. No respiras bien e intentas correr muy rápido. Es importante que respires bien al momento de correr, y si corres muy rápido, lo único que ganarás es cansarte más rápido de lo normal. Si de verdad quieres durar más tiempo corriendo, debes moderar tu velocidad.

—W-wow, dijiste todo eso sin titubear. ¿Estás seguro de que eres el Kim Seokjin que conocí hace tres años?

La sonrisa que estaba dibujada en el rostro de Seokjin se borró casi al instante en que le dije eso.

—No, ese Kim Seokjin desapareció hace tiempo —Jin suspiró, deteniéndose, haciendo que me detuviera igual, mirándolo atentamente—. Creo que lo mejor será que retomes tu camino, yo seguiré en este —señaló Jin hacia un lado—. Te veré en clase —dijo, corriendo hacia la dirección que indicó.

—¡Nos vemos el lunes! —grité, despidiéndome de Seokjin, el cual podía ver muy poco.

—¡Nos vemos! —contestó con otro grito, el cual podía escuchar perfectamente bien por el poco ruido que había en el lugar.

Sin poder evitarlo, lancé una sonrisa feliz, mientras miraba el lugar un par de segundos más, para luego retomar mi caminata, esta vez, en el lugar que había planeado desde un inicio.

. . .

—Me alegra que te hayas unido, Namjoon. Creo que mejora bastante la imagen del equipo que dos jugadores estén en el grupo avanzado.

La voz del capitán Jeon me hizo regresar a la realidad. Lo miré, dando una corta sonrisa forzada.

Seguía de cierta manera molesto con él por Yoongi, pero era algo que no podía decir. Debía quedarme callado; él era mi superior, el capitán, y yo solo era un jugador más.

—Nunca te había visto. ¿Eres un alumno nuevo? —preguntó una chica, de nombre Yeji.

—No, he estado estos dos años en esta preparatoria.

Los demás parecían sorprenderse.

—No has participado en los concursos académicos, ¿cierto?

—No, claro que no. Es que estoy en el equipo de fútbol americano.

Noté cómo algunos elevaban las cejas, mientras otros sonreían de manera burlona, tratando de ser discretos, pero podía notar sus actitudes.

Sabía bien lo que pensaban. Estuve tres años entre los mejores alumnos, y casi sé que todos piensan lo mismo.

Tenía ganas de salir. A pesar de ser igual que ellos, descuidé mis estudios más de lo debido, y para ellos, yo era la burla. Seguramente apostarían por cuánto tiempo estaría con ellos. Aunque no me agradaba el ambiente, debía contenerme las ganas de salir corriendo; solo ganaría ser aún más su burla.

Jin era el único que no había dicho nada, limitándose a mirarme de reojo, sin siquiera saludarme.

—Bueno, Namjoon, como sabes, estamos a punto de ir a los concursos de matemáticas y ciencias, así que vamos a tener que prepararte al máximo, ¿estás de acuerdo? —preguntó Jungkook.

Asentí.

—Por supuesto, daré mi mejor esfuerzo.

—El esfuerzo no es lo único que necesitas, se necesita más que solo esfuerzo —habló Jin por fin, aunque no con la frase que hubiera querido escuchar—. ¿La disciplina no cuenta? —me cuestionó, sonriendo de lado.

Me encogí de hombros.

—Creo que el esfuerzo es importante, porque es lo que te va a motivar a seguir. Si todo lo haces meramente por disciplina, ¿cuál es la diversión del asunto?

—La disciplina es constancia. Para tener disciplina debes tener muy clara la meta a la que quieres llegar. Hacer todo por diversión hará que tus planes a veces no salgan como quieras.

—Bueno, ¿van a pelear por solo una frase? —preguntó Yeji, acompañada de una risa para calmar las cosas.

—Yo creo que ambos tienen un muy buen punto de vista. Es por eso que creo que sería buena idea que tengas un compañero de estudio, Namjoon, y qué mejor que Jin —dijo el capitán Jeon, haciendo que ambos nos sorprendiéramos.

—¿Qué? —dijo Jin, arrugando las cejas.

—Por lo que nos contó, Namjoon necesitará ponerse al corriente. Y qué mejor que lo haga el mejor de la clase, ¿no crees?

Jin frunció el ceño, pero contrario a lo que llegué a pensar, se quedó callado.

Después de esa introducción, la clase continuó de lo más tranquila, hasta que Jungkook nos indicó que podíamos regresar a casa.

Todos tomaron sus cosas y se fueron del salón, dejando a Jin revisando un tema aún.

— ¿Aún no te piensas ir? —Dije, tomando mi mochila para acercarme al lugar de Jin.

Éste no me contestó.

— ¿Jin? —Volví a preguntar, esperando respuesta de él.

Su mirada se posó en la mía, dándome cuenta de cómo sus ojos estaban casi oscurecidos de coraje.

Jin no tardó en levantarse de mi lugar, poniéndose a la misma altura que yo, y quedando cara a cara.

— ¿Te gusta esto? —Cuestionó Jin, alzando una ceja.

— ¿Perdón?.

— ¿De verdad te causa gracia ser una carga para los demás?, ¿Crees que eres gracioso?.

— ¿De qué carajo hablas?.

— ¿Por qué tengo que encargarme de ti?, ¿Por qué debo ayudar al tipo que me arruinó?, no sé cómo rayos lo haces, pero de verdad estoy cansado de que todo salga a tu maldito favor, ¿Acaso no ves que no lo soporto?.

— Jin.

—Eres un maldito egoísta, siempre lo fuiste.

— Perdóname, tenía miedo —Dije, en un susurro, podía sentir como mi garganta comenzaba a tener un nudo que casi no me dejaba hablar, mi corazón latía.

—  ¡Yo también tenía miedo! —Gritó Jin — ¿Tú crees que para mí fue tan fácil afrontar todo eso?, pero creía en ese entonces que si ambos nos apoyábamos podríamos salir, nunca me imaginé que me traicionarías de esa forma.

— Perdoname.

— ¿Tan siquiera sentiste algo por mí?.

Alcé la mirada, bastante sorprendido por la pregunta.

Jin me miró atento — ¿Lo hiciste?.

No sabía que hacer, mi corazón se había sobresaltado tan rápido, y aunque varias cosas pasaron en mi mente, no podía articular ninguna respuesta.

Jin volteó los ojos hacia otro lado— Lo sabía, no lo hiciste —Dijo, en un tono bajo y algo cortante, bajando la mirada, mis puños se cerraron, intentando tomar valor para hablar, pero las palabras no podían salir de mi boca, y eso me estaba matando por dentro — Nunca te perdonaré, ni siquiera si me lo pides mil veces, mil veces nunca lo haré.

Jin tomó todas sus cosas y salió del salón, dejándome en él con una amargo dolor en el pecho.

Jin tenía razón.

¿Cómo podría perdonarme si ni siquiera yo podía perdonar lo que le hice?.

¿Cómo es que hasta en este momento no puedo afrontar lo que verdaderamente siento?.

Y aunque mi cerebro hacía que mi boca no pudiera articular ninguna palabra, que mis brazos y piernas no se pudieran mover, mi corazón me pedía a gritos salir corriendo tras Jin y explicarle todo.

Explicarle que de verdad lo amé.

E incluso, que aún lo amo.


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