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Cap. 4

Regreso:

Cinco meses después:

Melou:

Han pasado cinco meses desde que hablé con Celin sobre el testamento de Suárez, después de tanto pensar y pensar me he dado cuenta que lo que siento que me falta es estar en mi tierra, por eso tomé la decisión de irme.

No lo he hablado con ella, solamente con Javier, que a pesar de haberse puesto triste me dio su total apoyo.

Mi relación con él va de lo mejor, ya hasta nos declaramos novios ante todos pero necesito volver, necesito enfrentar la nada esa que siento en mi pecho a veces.

Recuerdo la conversación que tuve con él esta mañana cuando me llevó a pasear en un campo de lo más hermoso:

—Mira esto— sacó un anillo hecho de hilo de metal, la forma era hermosa, con un diminuto corazón en el medio —yo lo hice.

—Es lindo.

—Dame tu mano.

—¿Eh?— quedé tonta cuando me pidió eso.

—No es lo que piensas, Jhanet.

—Maldita la hora que supiste mi segundo nombre— él rió.

—Dame la mano— repitió y eso hice.

Con delicadeza colocó el anillo en mi dedo anular.

—Me queda bien— presumí.

Sonrió y sacó otro —Este es mío.

—¿Ahora es cuando debo decir acepto?.

—Pesada, esto es como una promesa, dentro de poco te irás y quizás pase mucho para volverte a ver o tal vez no te vea más, esto será como un recuerdo de lo que fuimos porque Melou Jhanet me encantas, me gustas toda tú y...

—Sshh— posé mi dedo índice sobre sus labios —no hables de eso ahora por favor, esto me suena a despedida.

—Necesito hacerlo— dijo cuando saqué mi dedo —espero que un día sea feliz así no sea conmigo porque no pienso ser el tipo tóxico de las novelas y sea quien sea el que te lastimó en un pasado, no te merece.

Mis ojos se humedecieron, la última vez que habíamos tenido sexo lloré porque el rostro de cierta persona se apareció en mis pensamientos y yo no quiero pensarlo. Entonces le conté todo a Javier, hasta la parte en la que pasé cuatro años en el psiquiátrico, cuando pensé que me sacaría a patadas del apartamento hizo todo lo contrario, me abrazó y consoló lo mejor que pudo.

>>Mereces ser feliz, Mel— secó la lágrima que rodaba por mi mejilla —que nadie te quite eso.

Medio sonreí y deposité un beso en sus labios —Sí.

—¿Sí qué?— preguntó entre risas.

—Que sí, acepto.

Se carcajeó contagiándome a mí también —Eres tonta.

Lo abracé y besé su mejilla —Te quiero.

—Yo igual.

—Oye que ni se te ocurra quitarte el anillo— advertí en broma —no quiero tener que pelearme con nadie.

Él besó mi nariz —No se preocupe doña— me dio un beso en los labios, un beso cálido y suave.

Sonrío por el recuerdo y Celin me lanza un ají desde la meseta de la cocina.

Lo alcanzo a tiempo, creo que mis buenos reflejos se mantienen.

—¿De qué tanto ríes, imbécil?.

—Nada, oye... necesito hablar contigo.

—Dime— empieza a picar los ajíes después de pelarlos.

Me acerco para ayudarla con los tomates —Es sobre el tema del testamento.

—¿Qué pasa?.

—Quiero volver— suelto sin rodeos.

Ella deja de cortar y me mira —¿Volver? ¿A... a Estados Unidos?.

—Sí.

—Mel, si lo estás haciendo por el testamento puedo contactar con el doctor que era amigo de Suárez y pedirle que se haga cargo...

—No Celin, quiero volver porque lo necesito, quiero regresar a mi país.

—¿Para qué?— pregunta en un hilo de voz.

—Mira— dejo el cuchillo a un lado —este país me gusta, es calmado, las personas son buena gente pero yo quiero regresar al mío ¿Tú no extrañas a tu país?.

—No— responde con rotundidad —¿sabes por qué? Porque Estados Unidos está lleno de gente con maldad que lo único que quiere es verte caer, que cuando estás bien prometen amarte y cuando ven que te estás volviendo añicos te abandonan a tu suerte y tú lo sabes muy bien.

Sé a qué se refiere y lamentablemente tiene razón pero por más que quiera aquí no encuentro lo que necesito.

»¿Quieres verlo de nuevo, no?— inquiere.

—No, ni siquiera había pensado en eso, quiero volver porque mi vida está allá, esta no es mi zona de confort y se siente raro.

—Melou, por lo que más tu quieras no cometas un error del cual luego te arrepientas.

—Esa Melou quedó atrás, Celin.

—Yo... yo... ahora vuelvo.

Sale de la casa y no la detengo, sé que necesita tomar un poco de aire. Continúo cortando los tomates, los ajíes y al final soy yo la que termina de cocinar la carne.

Llegan las nueve de la noche y Celin no vuelve, empiezo a preocuparme, cuando decido llamarla al móvil la veo entrar.

Me levanto de un salto del sofá —Joder Celin ¿dónde estabas?.

Ella me abraza —Perdóname, mi primera reacción debió ser mi total apoyo pero es que no soportaría que volvieras a pasar ese maldito ciclo que te condenó a cuatro putos años de locura.

—Está bien, si yo te entiendo.

Nos separamos —Puedes hacer lo que mejor te parezca pero por favor cuídate ¿sí?.

—De acuerdo, ahora vamos a comer que tengo hambre.

Ella sonríe —¿Todavía no has cenado?.

—Estaba esperándote.

Cenamos bajo una risueña charla, le cuento como va mi relación con Javier y ella me confiesa que tiene un noviecito, que no es nada serio pero que le gusta. Empiezo a burlarme de ella y me tira la servilleta a la cara, reímos a carcajadas.

Después de la comida nos sentamos a comer helado mirando un programa que dan los sábados por el canal donde Cel siempre ve la novela cubana.

Me quedo dormida en el sofá con la cabeza en el regazo de Celin.

×××

Tres semanas y ya he comenzado a hacer los trámites para mi viaje, todo va bien pero es demasiado lento. Me paso todo el tiempo con Javier aprovechando cada instante, cada momento que nos queda juntos.

Me enseña cosas que desconocía del país, salimos casi todas las noches de fiesta en fiesta y regresamos siempre a las dos o tres de la madrugada completamente borrachos, siempre vamos a mi casa o a la suya y tenemos sexo sin que nadie escuche, aunque la última vez rompimos la cama, no aguanté la risa y la solté a esa hora de la noche.

Aún lo recuerdo:

—Se siente tan apretado estar dentro de ti— me susurró al oído mientras se movía con rapidez dentro de mí, masajeó mis tetas —quiero morder esto.

—Múerdelas— le devolví el susurro.

Estábamos más que borrachos.

Las mordió con fuerza, siempre me gusta que lo haga así, con vigor.

Sus manos se posaron en mis caderas haciendo presión mientras me la metía hasta el fondo, solté un gritito, la sacó para volverla a meter de nuevo y en eso la cama traqueó y... se rompió.

Caímos al suelo en un brusco "crack".

—Mierda— maldijo en mi oído, en ese instante solté la carcajada, el rápido tapó mi boca —vas a despertar a Celin.

—¿Melou?— la misma me había llamado.

—¿Viste?— me regañó en un murmullo.

—¿Melou?.

—Respóndele— intentó salir de mí y no lo dejé.

—Que ni se ocurra dejarme así— lo mantuve sujeto del brazo —estoy en mi cuarto— alcé la voz para responderle a Celin.

—¿Qué fue lo que se cayó?.

—Un gato que entró por la ventana.

El que se comenzó a reír en ese momento fue Javier —¿En serio? ¿Un gato?.

—Cállate que no se me ocurre más nada.

—¿Un gato?— inquirió Celin frente a la puerta de la habitación.

—Miau— Javier de imbécil emitió el sonido de uno y volvimos a reír.

Celin al parecer se dio cuenta de lo que pasaba en realidad porque lo próximo que dijo nos hizo carcajearnos.

—No jodan, llegan a las tres de la mañana, se ponen a hacer ruidos sospechosos en el cuarto y me vienen con que un gato, son los dos unos idiotas.

Con eso escuché sus pasos alejarse.

Al final no terminamos nuestra sesión de sexo y al otro día Celin y Yumara se rieron a costillas nuestras, estuvieron en eso durante toda una semana.

La verdad es que lo voy a extrañar bastante, a él, a su hermana y a su madre que es un amor de persona pero pierde totalmente los estribos cuando se enoja con sus hijos, más con Yumara que es la más cabeza loca.

×××

Año nuevo, no puedo creer que ya haya pasado un año, estoy en el aeropuerto en espera de mi vuelo, Celin y Javier están aquí conmigo, Yumara no pudo venir.

—Es una mierda el que te vayas unos pocos días antes de tu cumpleaños— habla Celin —¿por qué mejor no te...?.

—Ah no Celin por favor— ríe —siempre puedes ir para ese momento.

—Veremos— nos damos un fuerte abrazo —cuídate ¿sí?.

—Vale.

Ella se separa para darle espacio a Javier quien se acerca con las manos en los bolsillos de su pantalón.

Muevo el dedo anular frente a sus ojos y él sonríe.

—Te voy a extrañar— me dice.

—Gracias por todo.

Se rasca la cabeza sin saber qué hacer o decir y lo halo del brazo estampando mi boca en la suya.

Nuestras lenguas se aclaman, se abrazan con deseo, sus manos van hasta mi cintura. Nos separamos y pego mi frente a la suya.

—Cuídate y no te olvides de mí.

—Eso será imposible— suspiro —además ¿quién dijo que esta será nuestra última vez para vernos?.

Besa mi frente y acaricia un mechón de mi cabello —Entonces espero verte muy pronto.

El aviso de mi vuelo se hace escuchar. Lo vuelvo a besar, el beso esta vez sabe a despedida.

—Anda vete antes de que te rapte.

Sonrío y nos separamos, me despido de Celin por última vez y camino hacia la fila, cruzo la entrada y con la mano me despido de ambos.

Respiro hondo, subo al avión y me acomodo en mi asiento cerca de la ventanilla. Volvemos.

—Estados Unidos, allá voy.

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Aquí es cuando digo que a partir del capítulo que viene es que llega el drama 😎

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