Cap. 21
Melou:
Llego a la mansión ya de noche, doy la vuelta y entro por la parte trasera directo al comedor de los guardaespaldas donde veo a Yina ayudando a servir la comida y a Jacob con la chica esa, sobrina de Valeria, enseguida mis facciones cambian, sí, lo sé, soy una celosa posesiva.
Pero a pesar de verla a ella muy cerca de él y que él me mire sin ningún tipo de expresión mientras se deja manosear no pienso formar ningún tipo de escándalo, todo lo contrario, le doy a Jacob mi mejor sonrisa y sigo de largo.
Estoy cansada de dar escándalos y de algo me sirvieron cuatro años en el manicomio.
Saludo a Yina y subo a mi habitación, veo a Valeria en el salón charlando muy animada con los padres de la chica que está con Jacob en el comedor, Vida se encuentra jugando en un sofá aparte pero no encuentro al presidente por ningún lado.
Al llegar a mi habitación, le pongo seguro, dejo el sobre que llevo y la figurita de Spider-Man -la cual me hace sonreír- sobre la mesita de noche y voy a darme una ducha en la cual tardo unos treinta minutos.
Saliendo me coloco la ropa de dormir porque no pienso bajar nuevamente y hoy no tengo ningún tipo de guardia, tampoco tengo apetito.
Me dan deseos de llamar a Celin pero lo que quiero es descansar así que me recuesto sobre la cama, cojo los auriculares de diadema, los conecto a la laptop, me los coloco y me acuesto a dormir.
×××
La alarma del móvil suena por toda la habitación, me muevo en la cama y veo el portátil a un lado y los auriculares cerca de mi cabeza.
Estrujo mis ojos y me levanto apagando la jodida alarma, voy al baño, hago mis necesidades y me doy una ducha.
Al salir hago lo mismo de siempre, colocarme el uniforme, arreglar la cama y...
Dos toques a la puerta me hacen detener lo que hacía, voy a abrirla y cuando lo hago veo a Lee Min del otro lado.
-Buenos días, el presidente dice que te necesita con urgencia, supongo que saldrá.
-Vale.
Ella asiente con una sonrisa y se va, vuelvo a entrar para recoger mi teléfono, salgo, cierro la puerta a mis espaldas y me dirijo a la cocina donde está Yina con mi desayuno sobre la mesa.
-Vaya, me siento como reina- comento y ella ríe.
-Siéntate que creo que el presidente saldrá temprano hoy.
Hago lo que me pide y veo que Jacob no está.
-¿Sabes...?.
-Está con Clarens en la entrada- ella adivina mi pregunta.
-Ok.
Desayuno a toda prisa, vuelvo a subir a la habitación por las fotografías y bajo yendo directo con el presidente quien ya se encuentra dentro del auto y Jacob al volante, me subo en el asiento de acompañante y el auto arranca sin nadie decir nada con dos autos delante y dos detrás como respaldo.
Nadie habla en todo el camino y la tensión que lleva el presidente se siente a millas, el auto se detiene en el recinto donde se hacen las reuniones y con eso ya sé el por qué de la cara larga de Clarens.
Adelantaron el día.
Uno de los guardias se baja para abrirle la puerta del auto al presidente, él sale, todos le seguimos y como ocurrió la vez pasada se encierra en la sala de juntas junto al resto de los integrantes.
Lee Min y yo nos quedamos en la puerta, mientras que Jacob, Yang, Marcus y los otros dan vueltas por los alrededores cerciorándose de que todo esté en orden.
Esta vez la conversación que tienen adentro no se escucha, la asiática y yo nos mantenemos en silencio en posición firme, los brazos cruzados en la espalda y con la mirada al frente. Las fotografías las mantengo en las manos.
De momento un fuerte bullicio empieza a escucharse afuera, giro la cabeza a un lado y agudizo el oído, son personas, parece una marcha o algún tipo de huelga.
-¡Abajo el presidente! ¡Basta de injusticias!.
Lee Min me mira, veo a Jacob que viene a paso apresurado hacia nosotras.
-¿Qué está pasando?.
-Una manifestación.
-¿Dónde están los demás?.
-Algunos están al tanto de los autos y otros intentan controlar a los manifestantes.
-¡Ese es el resultado!- empiezan los gritos dentro de la sala.
-¡Acabemos con esto de una vez!- exclama otro.
Niego con la cabeza y Jacob me mira a sabiendas de lo que estoy pensando.
-Melou...
Pero para cuando va a hablar ya he irrumpido en la sala sorprendiendo a todos los que ahí están.
-¿Así es como piensa controlar a la población?- inquiero hacia el presidente.
Él enarca una ceja -¿Así cómo?.
-¡No se me haga el estúpido que sabe muy bien de lo que estoy hablando!.
-¡¿Y esta quién se ha creído?!- cuestiona el secretario de juntas -¡no eres más que una guardaespaldas!.
-¡Y también una persona!- le grito acercándome a la mesa -¡Una persona igual a todos esos que ustedes piensan masacrar como si estuviésemos en una puta guerra soviética!.
-Ah con que viniste en defensa de ellos- se levanta el general -avisa y también te matamos.
Hago intento de golpearlo pero Jacob me detiene, le tiro el sobre con las fotografías en la mesa.
-¿Ven eso de ahí?- señalo el sobre -¡esa es la prueba de toda la mierda que tienen hecha! ¡¿Y aún así buscan masacre para según ustedes controlar el caos que hay?!.
-¡Cállate y ponte en tu lugar que esto en nada te concierne!- me grita uno poniéndose también de pie.
El presidente se mantiene en silencio mientras abre el sobre regando las fotos por toda la superficie.
Me mira -¿De dónde las sacaste?.
-¿Importa?.
-De seguro trabajas con esos terroristas- acusa el secretario tirando de mala gana una de las fotos.
Sonrío irónicamente -No sabe cuántas veces me han acusado de traidora, así que estoy curada.
-Creo que... - intenta decir el presidente pero es interrumpido.
-No vamos a echarnos para atrás y menos ahora.
El escándalo afuera se escucha más fuerte.
Aprieto la mandíbula -Como no detengan todo esto, esa mierda que hay ahí- apunto a la mesa -sale totalmente a la luz.
El general alza las cejas y se acerca a mí con un control remoto.
-Hazlo, de todos modos es tarde.
Intento arrebatarle el control pero alza la mano y presiona el botón que desata todo.
No.
Salgo corriendo empujando a Min que se encuentra en la puerta y al instante siento las explosiones continuas.
Recorro todo el pasillo con prisa mientras el suelo bajo mis pies tiembla, llego a la salida y veo a la gente corriendo aterrada en busca de refugio, gritos, miedo reflejado en sus rostros, cuerpos volando como si estuviésemos en una puta película de ciencia ficción.
No, no, no.
Me movilizo ayudando a los que puedo a esconderse de las bombas que detonan en lugares inesperados y entonces...
Un bebé.
Un bebé en medio de todo, llorando, desgarrándose la garganta con gritos ensordecedores, aprieto los ojos y los abro viendo lo mismo.
No es real, no es real.
El tiempo se ralentiza y todo a mi alrededor ocurre en cámara lenta, cierro los ojos unas cinco veces más y no se va, mi cuerpo comienza a temblar, mis manos pican.
-¡Melou!- ese grito me devuelve a la realidad y siento un cuerpo lanzarse sobre el mío alejándome de un disparo que viene de la nada.
Aprieto los hombros de Jacob que se encuentra sobre de mí y respiro hondo.
-¡Joder, Melou!.
Las bombas cesan, Jacob se levanta y me da la mano para ayudarme, estoy medio aturdida y miro a todos lados encontrándome con cadáveres y pequeñas llamas de fuego en todos lados, escucho el llanto de varios, los carteles y pancartas que llevaban están en el suelo deshechas.
-Dios mío.
Aprieto las manos en un puño y veo al general salir de lo más relajado junto al presidente y los demás de la junta en lo que van llegando los bomberos y la prensa.
Les doy una mirada de odio a todos y el general me sonríe con superioridad para luego colocarse su careta de mejor persona y empezar a dar declaraciones.
Jacob me da una última mirada y se aleja sin decirme nada. Yo me quedo en el mismo lugar angustiada viendo como los paramédicos ayudan a los sobrevivientes, viendo como todos sufren miserablemente.
×××
Después de estar la mitad del día de pie pendiente a la seguridad del presidente mientras este se dedicaba a dar su mejor cara en los noticiarios al fin llegamos a casa donde veo a Vida venir corriendo hacia su padre pero Valeria ni siquiera se mueve y lo ignora totalmente, cosa que me hace cavilar.
La familia de su hermano al parecer se ha ido.
Voy directo a mi habitación, ni apetito tengo a pesar de tener solamente en el estómago la hamburguesa doble de medio día.
Al entrar tiro la puerta pero no le pongo seguro y me halo del cabello, literalmente.
-¡Mierda!.
Maldigo una y otra vez, yo soy una asesina sí, pero sé distinguir a quién hay que matar y a quién no, no puedo permitir que inocentes sean asesinados por gusto.
-¡Mierda, mierda!- sigo maldiciendo.
Escucho la puerta abrirse y me giro encontrándome con Jacob, la habitación está a oscuras, la única luz que hay proviene del pasillo, la cual me da de a lleno en la cara mientras la suya se mantiene poco visible.
Me estabilizo -¿Qué quieres?.
-Debería decir "te lo dije" ¿no?.
-¿Qué querías que hiciera? ¿Qué me quedara de brazos cruzados? ¿Qué dejara que esos hijos de puta se salieran con la suya?.
-Si al final se salieron con la suya.
-¡Pero al menos hice el intento!.
-Melou, no siempre se puede ser el salvavidas, hay veces que uno necesita perder y eso muy bien lo sabes.
-Sí, lo sé, pero no me doy por vencida- él suspira con cansancio -mira si vienes a regañarme pierdes tu tiempo.
Camino hacia el baño pero su mano me detiene.
-No me estes hablando así- advierte.
-¿O si no qué?.
Coge mi mandíbula entre su mano -¿En serio quieres saber qué va a pasar?.
-No intentes cambiar la conversación, Banner.
El sonríe mordiéndose el labio inferior y me besa. ¿En que momento el pequeño desentendimiento que teníamos pasó a esto?.
Cuando su lengua invade mi boca me separo.
-Todavía estoy enojada- él alza las cejas -y contigo más.
Me abraza de la cintura -Eres bipolar ¿lo sabías?.
-No, aquí el bipolar eres tú, no quieras regalarme ese trabajo- besa mi nariz -y como que estás muy tierno.
-Tengo mis momentos.
-Ya veo.
Me vuelve a besar y esta vez dejo que se profundice, lame mi labio inferior y yo muerdo el suyo. Levanto mis manos para enredarlas en su cabello que no pierde suavidad.
Él levanta el bordillo de la camisa y sus manos juguetonas empiezan a tocar empezando por mis costillas, sube más hasta llegar a los costados de mi sujetador.
-Jacob... - musito cuando siento el broche del sujetador, que se encuentra en la parte delantera, soltarse.
Mis pechos quedan sobre sus manos, las cuales amasan y acarician con fervor. Su boca baja a mi cuello, mis manos se sujetan del cinturón de su pantalón. Hala de mis pezones ya erguidos y suelto un jadeo, entonces recuerdo...
-Las cámaras- aviso y él se detiene.
-¿Qué?.
-Recuerda las cámaras de la habitación.
-¿Y?.
Abro los ojos -¿Como que Y? No pienso dejar que quien sea que esté pendiente de las cámaras me vea teniendo sexo.
Muerde mi barbilla -Siempre está el baño.
Río y él me carga haciendo que rodee su cintura con mis piernas y la semi erección que carga me hace gemir.
-Oye ¿Y tu herida?.
-Melou, te tengo sostenida en mis brazos, la herida está mejor que nunca.
Empieza a caminar hacia la puerta del baño.
-Pero...
-Ya cállate que se me va la calentura- me besa y sonrío abrazándolo del cuello.
Entramos al baño y él cierra la puerta a sus espaldas con el pie mientras me deja en el suelo. Comienzo a quitarle la chaqueta del uniforme, él hace lo mismo con la mía, las camisas y los pantalones desaparecen hasta que quedamos totalmente desnudos.
Me pega a la pared cerca de la ducha y seguimos besándonos, acariciándonos y perdiéndonos en cada curva de nuestros cuerpos. Abre la ducha y el agua caliente al instante moja nuestros cabellos y cuerpo.
Sus labios bajan recorriendo mi clavícula, el valle y la punta de mis senos, se detiene en ellos chupando y mordiendo para luego seguir su camino por mi estómago, la piel se me eriza cuando llega a mi monte de Venus y desde ahí me mira con una sonrisa socarrona.
-Así es como único puedes volverte sumisa- comenta.
Cuando quiero responder siento la humedad de su lengua en mi clítoris y dejo salir un fuerte jadeo acompañado de un suspiro entrecortado. Levanta mi pierna izquierda y la coloca sobre su hombro, empieza a lamer y dejo caer la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados apoyándola en la pared donde el agua me da de a lleno en la cara y el placer que estoy teniendo se intensifica haciéndome soltar gemidos a lo loco.
Su lengua se adentra un poco más y busco de donde sostenerme pero no hay, lo agarro del cabello con rudeza, me remuevo y me sostiene con firmeza metiendo más de su lengua en mi cavidad.
Hala de mi clítoris entre sus labios y lo besa para luego seguir en lo que hacía.
-Oh por Dios- gimo y un orgasmo abrasador me alcanza dejándome completamente perdida y extasiada.
Jacob no se detiene, sigue lamiendo y chupando, mi vagina está sensible, muevo las caderas por inercia y sin meditarlo me vuelvo a correr. Él besa los alrededores de mi entrepierna, baja la pierna que tenía sobre su hombro y se levanta, quiero moverme pero estoy aturdida, me aguanta de la cintura y me besa, los rastros del orgasmo aún siguen, prácticamente estoy haciendo lo primero que me llega a la mente.
Él alcanza el jabón y comienza a enjabonarnos, recorre todos mis atributos.
-Me encanta tu cuerpo- habla.
-¿Solo eso?.
-Todo de ti me gusta.
Me muerdo el labio inferior y lo beso regando el jabón también sobre su piel. Dejamos que el agua corra toda la espuma, bajo mi mano hacia su miembro y lo acaricio con lentitud, suelta un jadeo y recuesta su frente en mi hombro, guío su miembro hacia mi entrada.
-Quiero.
Levanta la cabeza y me mira, el verde de sus ojos se ve más claro por lo dilatado de sus pupilas.
Sonríe -¿Quieres? ¿Qué quieres?.
-A ti, dentro de mí.
Su boca llega a mi oreja y chupa el lóbulo de la misma ocasionándome un estremecimiento.
Alza una de mis piernas y se adentra de una haciendo que mi espalda se arquee. A los pocos segundos empieza a moverse, lo abrazo de la espalda y él aumenta la velocidad de las estocadas logrando que mis gemidos sean más fuertes pero a la vez son opacados por el ruido del agua.
Su boca encuentra la mía, maltratándola en un beso que me hace... no voy a decir ver las estrellas porque eso es demasiado... dulce, pero Jacob produce un efecto en mí que me hace dudar a veces.
Levanta mi otra pierna y su miembro tiene más acceso, me agarro de sus hombros, en los cuales con mis uñas trazo dolorosas líneas por la intensidad con la que arremete.
Mis pechos rebotan con el mismo ritmo, el agua no deja de caer y nuestros cuerpos mojados y unidos es lo más erótico que he podido ver.
Por tercera vez me corro y él esconde la cabeza en el hueco de mi cuello con la respiración extremadamente acelerada, la mía tampoco está muy bien que digamos.
Sus embestidas continúan sin disminuir el choque de nuestros cuerpos y joder, a pesar de estar al borde de desmayarme me encanta el sexo que me brinda este hombre.
No lo voy a negar, yo amo el sexo salvaje y más si es con Jacob Banner.
Él llega al orgasmo inundando mi interior y esto me vuelve a recordar que debo ir al ginecólogo para empezar la píldora.
Todavía me sigue aguantando de las piernas, estoy segura de que si me baja me derrumbo.
Estoy atontada.
Recorro con una mano su cabello y con la otra su espalda, el ambiente en la ducha se ha vuelto caliente debido al vapor del agua.
Unos minutos después me baja, no hablamos, él cierra la ducha y sale primero tomando una de las toallas que hay cerca del espejo, me envuelve con ella, coge otra y la envuelve alrededor de su cintura mientras con una más pequeña seca su cabello.
Va hacia la habitación y yo me quedo en el lugar pensando el por qué de ese silencio. Decido salir también y veo nuestra ropa regada por todo el piso del baño.
Sonrío y al estar en la habitación no lo veo, ¿En verdad se fue?.
Me siento usada, suelto un supiro y busco mi ropa para dormir, ya estando vestida, seco mi cabello con una toalla, me siento en la cama mordiendo la uña de mi dedo pulgar y con la mirada en la puerta.
Maldito.
Al final me acuesto de lado en la cama mirando hacia la ventana blindada, la luz de la luna se filtra.
Mi mente empieza a viajar y a crear teorías, estoy cansada de este ciclo en el que estoy con Jacob. Ahora no entiendo el por qué se fue.
Escucho la puerta del cuarto abrirse y sonrío con desgana, de seguro vio que lo que hizo no fue de hombres y viene a dejarme en claro el...
La cama se hunde a mi espalda pero no me giro, uno de sus brazos me hala hasta tenerme totalmente pegada a él.
-Creí que te habías ido- digo.
-Solo fui a cambiarme- sus labios rozan mi sien.
Claro, en verdad soy estúpida.
E insegura.
Eso se lo agradezco a Jacob Banner y una misión en barco que me trajo más desgracia que felicidad.
Su mano en mi cintura merodea por debajo de la playera acariciando mi ombligo, enreda una de sus piernas con las mías, vuelve a besar mi sien y con las suaves caricias me quedo dormida.
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