Cap. 20
Melou:
Al ver a Nicole allá arriba intento ir por ella pero la mano de Jacob me detiene.
-¿Qué haces?.
-Salvándote el puto trasero ¿Qué tal que haya alguien más aparte de la persona que se está enfrentando con Nicole?.
-Por eso mismo, Nicole puede morir.
-Melou... - advierte.
-Bien- me resigno y miro hacia arriba donde está puesta la atención de todos en la plaza pero no hayo a Nicole por ningún lado.
Las manos me pican por subir, la adrenalina recorre todo mi cuerpo con un zumbido de advertencia.
-Relájate- musita Jacob a mi lado.
¿Cómo cojones me voy a relajar cuando estoy viendo a alguien pelearse y yo no estoy haciendo ni carajo?.
El presidente y su familia están a un lado rodeados de todos los guardaespaldas como escudo, Vida llora mientras su madre intenta calmarla.
Entonces dirijo mi atención nuevamente a la azotea al escuchar a todos soltar un gemido doloroso y veo a la persona vestida de negro -que ahora me doy cuenta de que es una mujer- en el borde de la azotea con Nicole quien lleva un tubo frente a ella, Nicole estrella el tubo en su rostro y la mujer cae.
Son segundos los que pasan cuando su cuerpo impacta contra el suelo en una posición horrible a la vista.
Veo a Viper quedarse por unos instantes en la esquina mirando hacia abajo para luego dar media vuelta. Las personas corren para acercarse al cadáver que lleva el pelo desparramado alrededor de su rostro, los brazos y las piernas torcidas y un inmenso charco de sangre bajo su cuerpo, también voy y me coloco las manos en la boca con los ojos bien abiertos al ver quién es.
-Malibú...
-¿La conoces?- inquiere el presidente.
Miro a Jacob que se mantiene serio a mi lado.
-Ella... - trago saliva -estuvo con nosotros en la misión del barco.
-Pues resulta que trabajaba para el malo.
«Aquí todos son malos», lo pienso pero no lo digo.
Las autoridades y los paramédicos -a quienes no sé quién los llamó- se abren paso hasta el cuerpo estático de Malibú, comienzan a hacer su trabajo y yo me separo por un poco de aire.
«Dios mío» me llevo las manos a la cabeza, veo a Nicole, quien tiene la cara y la parte de arriba del uniforme lleno de sangre junto a alguna magulladura en su rostro, por un instante ella me mira pero enseguida aparta la vista cuando el presidente la llama.
Los murmullos descontrolados que se escuchan a mi alrededor me agobian, comienzo a ver todo nublado, las voces se convierten en chillidos, me cubro los oídos tratando de apagar todo.
No, ahora no, aprieto los ojos.
-Basta- pido en un susurro.
Palabras crudas, frías, hacen eco a mi alrededor.
No eres nada. No eres nada. No eres nada.
-Por favor...
«Siempre recuerda que tú eres más que ello, nunca lo olvides Melou» la voz de la psicóloga Pozo hace eco en mi mente.
No eres nada, no eres nada, no eres nada.
Escucho el llanto de un bebé y el pecho se me retuerce de la angustia.
-Melou- esa voz profunda -Melou ¿estás bien?.
-¡Lo perdí!- sollozo -¡lo perdí!.
Él me sacude de los brazos -No es real, Melou, abre los ojos.
Niego repetidas veces -Lo perdí, lo perdí- digo en un susurro quedo.
Siento que me abraza con fuerza, su aroma corporal logra calmarme de a poco pero mantengo los ojos cerrados.
-Duele... - jadeo con ahogo.
-Sshh- sus dedos se enredan en mi cabello mientras lo acaricia.
Aprieto las solapas de su uniforme en un puño y escondo la cara en el hueco de su cuello.
Minutos después me siento más serena, hacía tiempo que no me daba un ataque de esos.
Me separo de Jacob y rápido seco las lágrimas de mis ojos, detesto que me vea débil.
-Yo... - respiro hondo -mejor volvemos con los demás.
Él no dice nada y sin pensarlo camino hacia donde se encuentra el presidente dando declaraciones a la prensa que de seguro llegó mientras tenía mi ataque.
Clarens habla y habla dando esos sermones que de nada sirven pero mi mente está en otro lado, específicamente en el momento exacto en que perdí a mi bebé.
Aunque no lo crean eso aún me afecta porque tengo miedo de no volver a tener un ser en mi vientre, como si estuviese ida llevo mis manos a ese lugar y suspiro bajando la mirada, me muerdo el labio y cuando levanto los ojos me topo con los verdes de Jacob quien tiene la mandíbula apretada.
Aprieto los labios y cierro los ojos aislando las lágrimas, odio a esta Melou, odio mis inseguridades.
×××
Después de unas cinco horas donde todo queda aclarado y se dice que la muerte fue en defensa propia de parte de Nicole y se demuestra que de no ser así el presidente hubiese muerto, volvemos a la mansión.
-Necesito ver algo- le hago saber a Jacob antes de subirse al auto -luego voy con ustedes.
Él asiente y entra sin hablar y de esa forma sé que algo le molesta, le informo lo mismo al presidente y cuando miro al lugar en el que se encuentra Jacob veo que él evade mi mirada.
Rasco mi cabeza, irritada y los veo alejarse, suelto un suspiro y voy en busca de un taxi que me lleve a la dirección que me dio Jacob de la periodista.
Recuesto la cabeza del asiento del taxi y miro hacia afuera.
-¿Quién dijo que ese bebé no va a ser el sol detrás de la tormenta?.
Si hubiese llegado a tenerlo en este momento tendría la edad de Vida, sería tan hermoso como ella, con el cabello negro, los ojos verdes...
Sacudo la cabeza alejando esos pensamientos y me mantengo con los ojos cerrados hasta que el taxista avisa que hemos llegado.
Pago y me bajo quedando frente a un edificio de 16 pisos. Emprendo el camino hasta llegar a la recepción, saludo al guardia y pido ir a ver a María Isabella, me hace esperar unos segundos para llamar a la mencionada por el telefonillo, después me deja subir tomando el ascensor hasta llegar al piso 10.
Llego a la puerta número 56 y cuando voy a tocar una pelinegra de ojos azules, creo que de unos veintisiete años abre, me sonríe con una mano en su cadera y me doy cuenta de que está embarazada al ver su estómago grande y redondo.
-Bela- llama hacia dentro y sale una rubia con un niño cargado en brazos.
-Ah hola, pasa- la pelinegra me abre paso y entro.
Ellas se despiden cuando veo a un chico de traje y ojos avellana salir del ascensor para acercarse a la pelinegra que se hace llamar Pilar o Bárbara, o los dos nombres juntos, no sé.
Me giro y miro todo a mi alrededor, el departamento es amplio, tiene fotografías de la periodista, el niño y un hombre con rulos en el cabello, el piso está lleno de juguetes.
Siento unas manitas en mis piernas, bajo la mirada y veo al niño sosteniéndose de mí.
Respiro hondo porque me recuerda al bebé que no tuve, no sé porque hoy todos se enfrascan en recordarme eso, será que me he puesto sensible después del ataque que tuve.
La madre se acerca y lo coge -Lo siento, es un poco travieso.
-No se preocupe.
El niño se aleja gateando mientras balbucea.
-Siéntate ¿un café?- se sienta frente a mí.
-No, gracias, seré rápida.
-¿Ese no es el uniforme de la guardia presidencial?- inquiere escrutándome con los ojos.
-Sí pero...
-¿A qué viene?- se pone a la defensiva -¿Piensa matarme ahora? ¿En mi propia casa?.
-No, no es nada de eso- respiro hondo -¿Me puede dejar hablar?.
Ella suspira -Vale.
-Yo trabajo para el presidente sí, pero no vengo a nada de eso, todo lo contrario, he leído todos sus artículos relacionados con los atentados y la forma de gobernar del presidente.
-¿Y qué pasó?.
-Necesito saber más...
-No- sentencia poniéndose de pie -no pienso dar ese tipo de información, es mi trabajo y eso es confidencial.
También me levanto -Al menos me hace falta algo que haga entrar en razón al presidente, una posible masacre se acerca y debo evitarla.
-¿Qué quiere decir?.
-Necesito pruebas que hagan ver a Clarens Soderland que su manera de gobernar no es la correcta.
-¿Y cree que así logre hacerlo entrar en razón?.
-Debo intentarlo, él no lee el periódico pero si yo me le acerco y le hago ver la realidad de todo tal vez cambie.
Se pasa las manos por la cara -Está bien- acepta y medio sonrío -espere aquí.
Se pierde en un pasillo, el niño vuelve gateando y se sienta en el suelo frente a mí con un auto de juguete, tiene los mismo rulos del hombre que vi en la foto, es tan pequeño.
Él me mira y me sonríe de una forma que me derrite mostrando los pequeños dientes y achicando los ojos.
Río con entusiasmo, se va nuevamente gateando y coloco una mano en mi pecho al sentir mi corazón desbocado.
-¡Cassian deja eso!- escucho la exclamación de la periodista y creo que es hacia el niño -aquí están- deja un poco de fotografías sobre la mesita de noche -he ido a todos esos lugares y viven en la peor miseria, pasando hambre y necesidades.
Alcanzo las fotos cogiéndolas entre mis manos y lo que veo me hace abrir los ojos con asombro; son zonas rurales, niños con ojeras, bajo de peso, desnutridos, cabañas a punto de caerse como casas, en vez de acera o carretera lo que hay es un camino de barro.
Mujeres y hombres trabajando en una fábrica sin ningún tipo de capa o algo que los proteja del vapor que parece desprender ese lugar.
-Dios mío.
-Sí, Dios mío, mientras nuestro querido presidente está en una mansión de lujo con todas las comodidades, esos de ahí pasan hambre y trabajan como mulas de carga para ganarse un poco de dinero que ni les alcanza para comprar comida de un día.
»Y todo es en las zonas esas escondidas- coge una fotografía y me la muestra, es de la fábrica esa, hay hasta niños trabajando ahí -¿sabe qué es esto? Esto se llama explotación laboral ¿sabe porque esas pobres almas no lo denuncian? Porque no dudarán en matarlos, viven con miedo y cuando el presidente se pone frente a una pantalla a hablar de cosas que nadie entiende esos de ahí ni siquiera tienen electricidad, Clarens los esconde como si fueran el peor pecado en la tierra.
»Este es mi trabajo, desenmascarar lo mal hecho pero yo también tengo un hijo- toma otra foto donde hay un niño con la ropa sucia -¿tiene usted hijos?- niego estupefacta con lo que veo -entonces no le debe doler tanto como a mí ver esta foto, cuando ese niño debería estar en una escuela tomando clases o en un parque disfrutando junto a otros míralo donde está, ayudando a su familia a sobrevivir.
-Yo... yo...
-No lo sabía- deduce -nadie lo sabe, nadie se atreve a arribarse a esos lugares porque el presidente tiene la fachada de "todo está bien, nada de qué preocuparse".
-¿Y qué hay de las personas que están detrás de los ataques?.
-Esos no son nuestros salvadores- admite -personas que actúan así nunca lo serán, lo que ellos quieren es el poder que estar en la presidencia les otorga y para obtenerlo actúan así, haciéndose pasar por "somos Jesucristo".
Me apoyo del reposabrazos del sofá porque si sigo de pie quizás caiga desmayada.
-Eso es tan... triste- digo -¿le importa si me llevo las fotos?.
-Si dice que así logrará hacer entrar en razón al presidente pues hágalo, lléveselas y luego me dice qué tal le fue.
-Gracias- ella me ayuda a recogerlas y las mete en un sobre para luego dármelas -muchas gracias- vuelvo a agradecer.
-No es nada.
Camino a la puerta y ella me acompaña, el niño me intercepta y alza una manita con un Spider-Man en miniatura.
Me detengo abruptamente y la periodista sonríe.
-Un juguete de cortesía por la visita- dice ella y río.
Me agacho frente al niño que ahora sé que se llama Cassian y tomo el muñequito de Spider-Man, él sonríe de la misma forma que lo hizo antes.
-Gracias.
Me levanto, me despido y salgo, estando en el ascensor antes de cerrarse veo a Cassian en los brazos de su madre diciéndome adiós con las manitas. Sonrío y el ascensor se cierra.
Me recuesto de la pared y reparo el juguete que llevo en la mano.
Aprieto los labios y miro el sobre que llevo en la otra mano.
«Entonces no le debe doler tanto como a mí ver esta foto»
No necesito tener un hijo para que me duela, pero el solo pensar que el bebé que perdí estuviese pasando por eso me rompe por dentro.
Solo espero que el presidente entre en razón con esto que llevo en las manos.
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