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Cap. 17

Jacob:

He estado todo el día arreglando la seguridad de la entrada a la mansión aunque si esa mujer logró entrar a una fortaleza como esta es porque alguien de adentro la está ayudando y ya tengo sospechosos pero no hay pruebas.

-Pobre Lawrence- dice uno de los guardias que está ayudando a colocar las cámaras -tan solo tenía 20 años.

-Aún no entiendo cómo esa persona pudo matarlos y entrar- habla otro.

-¿Y quién estaba de guardia ayer?- interroga Marcus.

-Pues yo- respondo -¿algún problema, Forrest?.

-No, no hay problema, Banner.

Después de eso se mantienen en silencio, el aire bate, la nieve ya casi ni se ve pero la noche está fría. Ya son las diez de la noche.

A las ocho decidí enviarle algo de comer a Melou porque después de que entró a su habitación no salió.

A las once casi doce es cuando terminamos, entramos por la parte trasera y veo al presidente sentado sobre el mesón de la cocina tecleando en una laptop.

-¿Ha rentado su despacho?- se atreve a preguntar Marcus.

-No- responde sin mirarlo -solo me dio por bajar.

Sigo de largo, entro a mi cuarto y voy directo a la ducha, quito la venda, me baño y al salir me coloco otra. Salgo de la habitación y voy hacia la de Melou la cual está entreabierta, abro y paso cerrando con seguro a mis espaldas.

Está dormida con un portátil encendido y rodeada de periódicos. Me acerco, recojo todos esos papeles y apago la laptop para ponerlos a un lado cerca de la bandeja de comida que está vacía.

Me acuesto a su lado y se mueve abrazándome de la cintura escondiendo su cara en mi cuello, rodeo su espalda con mi brazo y el otro lo paso por debajo de su nuca, sé que se ha despertado.

-¿Me estás oliendo?- inquiero cuando la siento aspirar.

-Hueles bien- susurra y medio sonrío -¿dónde estabas?.

-Acabo de terminar de poner las cámaras en la entrada, ¿qué hacías tú?.

-De todo un poco.

-Con que de todo un poco ¿eh?.

-Mmju, anda vamos a dormir- cruza una de sus piernas por encima de las mías.

Meto la mano por debajo de la playera que lleva y le hago caricias en la espalda hasta que siento su respiración liviana chocando con la piel de mi cuello, los ojos se me cierran solos y minutos después también me duermo.

×××

El ruido de una alarma me despierta, me remuevo en la cama y me doy cuenta de que estoy solo, no veo a Melou por ningún lado, siento un leve dolor en mis costillas pero esta vez no es tan incómodo, de hecho la herida está comenzando a sanar.

Me levanto quedando sentado en el borde de la cama y busco de donde proviene la alarma esa, veo en la mesita de noche y la bandeja ya no está, los periódicos tampoco pero el móvil de Melou sí, lo tomo entre mis manos y apago la alarma, entonces veo la foto de fondo de pantalla y me tenso.

Está ella en una plaza, abrazada a Celin y a un chico de cabello y ojos negros que besa su mejilla.

Suelto un suspiro y dejo el móvil a un lado, en eso entra Melou.

-¿Dónde fuiste?.

-A llevar la bandeja- se mete entre mis piernas y acaricia mi cabello -¿dormiste bien?.

Asiento -Sí, voy a mi habitación- la alejo para levantarme y ella me ve con el ceño fruncido pero no dice nada.

Salgo de ahí y entro a mi cuarto, cepillo mis dientes, lavo mi rostro, hago mis necesidades, me coloco el uniforme y vuelvo a salir.

Cuando llego a la cocina veo a Melou hablando muy concentrada con Yina.

-¿Y no sabes si ella es de por aquí cerca?- le pregunta a Yina.

-No, solo sé que ella es la que siempre publica esas noticias.

-¿De qué hablan?- inquiero sentándome alrededor del mesón.

Últimamente desayuno y ceno aquí, no me gusta estar en el comedor de guardias.

-Nada- responde Melou.

-¿Escondiendo las cosas?.

-Si de eso se trata creo que los dos estamos escondiendo cosas.

-No entiendo.

-¿En serio vamos a hablar de eso ahora?- Yina deja el desayuno frente a mí.

-Veo que hoy no despertamos con el pie correcto- comenta Yina -por favor cálmense los dos.

-Como sea- habla Melou y cuando se va a levantar aparece el presidente.

-Hoy tengo reunión con la junta y te quiero con la camioneta preparada en 15 minutos- ordena señalando a Melou.

-Sí, señor- espeta ella cuando él se va.

Se pone de pie y se aleja con cara de enfado.

Empiezo a comer del desayuno y Yina se sienta frente a mí a mirarme.

-¿Qué?.

-Actúan como niños- declara -¿acaso no saben hablar con calma y aclarar las cosas sin ningún tipo de sarcasmo de por medio?.

-Ella es la que no sabe enfrentarse a los problemas con sus inseguridades.

-De seguro esas inseguridades fueron causadas por algo... o alguien ¿no?.

-¿Qué insinúas?.

-¿La quieres?- me quedo en silencio ante esa pregunta -veo que tu también las tienes.

-¿Qué cosa?.

-Las inseguridades- se levanta -hablen, conversen, pero traten de no echar a perder eso que se siente en el aire cada vez que están juntos.

Agarra la bandeja que está sobre la meseta y se va.

Dejo el desayuno a un lado, se me ha quitado el deseo de comer, me paso las manos por el pelo alborotándolo. Me levanto y voy hacia el cuarto de vigilancia para ver si las cámaras de la entrada cerca de las que ya estaban funciona pero veo a Héctor tecleando frenéticamente en ellas.

Cuando él me ve se sorprende y rápido deja de hacerlo.

-¿Qué haces?- interrogo.

-Creo que las cámaras que recién se pusieron no funcionan.

-Vete que yo me encargo.

Él asiente y sale de la habitación, me siento frente a las cámaras y sí, no funciona, lo que muestra es algo parecido a un gif donde aparece la misma imagen una y otra vez en el que si no miras bien no te das cuenta, reviso más a fondo y me doy cuenta de que han puesto un virus informático que parece haberse quedado en 48 % .

¿Un virus para qué? ¿Con qué fin?.

Mis sospechas aumentan pero no quiero precipitarme, sigo trabajando hasta desaparecerlo por completo. Dos horas después vuelvo a bajar y veo que hay visita.

Una pareja y una chica son recibidos en la puerta por la señora Soderland.

Sigo mi camino, esos no me interesan ni nada por el estilo pero veo que la chica me sigue o sigue el mismo camino que yo, no sé, llego a la cocina y me vuelvo a sentar con Yina ya que por ahora no tengo más que hacer, tomo el envase que lleva el dulce de leche que traje conmigo cuando volví el lunes.

-Oye ¿me puedes traer un té negro?- le dice la chica a Yina y luego me mira -no te había visto antes- menciona y la ignoro -mi nombre es Eva por cierto ¿cómo te llamas?.

-Mario Jesús.

Yina se ríe por lo bajo, ya dije que ella no me interesa pero eso no impide que quiera verle la cara.

-Uh... bonito nombre- se sienta a mi lado mientras recibe su té -¿y que edad tienes, Mario Jesús?.

-Cuarenta- sigo enfrascado con el dulce.

Abre los ojos -No lo parece- me lleno la boca para evitar hablar -¿Eres guardaespaldas, cierto?- roza mi brazo intencionalmente.

-¡Y es mío gata rompe hogares!- escucho la exclamación de la persona que sí me importa y sonrío, Yina aprieta los labios para evitar soltar la carcajada.

La tal Eva se levanta como si fuera un resorte, Melou le enseña el anillo que lleva en la mano, anillo que cada vez que lo veo me revuelve la bilis.

-¿Ves esto de aquí?- apunta al anillo -significa compromiso y si no quieres perder tus hermosas extensiones aléjate.

-Luego nos vemos, Mario Jesús- se despide Eva y Melou la mira con dagas en los ojos.

Se sienta frente a mí -¿Mario Jesús?.

Me encojo de hombros y sigo con mi dulce de leche. Ella toma la taza de té que Eva no llegó a tocar siquiera, bebe un sorbo y casi lo escupe.

-¿Y esta mierda qué es?.

Yina al final suelta la carcajada.

-Eso te pasa por coger algo que no es tuyo- comento.

-Como siempre haces tú ¿no?.

-No me compares.

-¡Esa chica te estaba coqueteando descaradamente y tú como si nada!.

-No neguemos que estoy como para comerme.

-¿Quién era ella?.

-Sobrina de la señora- responde Yina.

Melou rueda los ojos -Ya olvidé que yo soy el...

-No te atrevas a decirlo- por primera vez desde que llegó la miro a los ojos.

Aprieta la mandíbula -En fin, necesito tu ayuda.

-¿Para qué soy bueno?.

-Para desbloquear una página en internet.

Alzo una ceja -¿En qué andas, Melou?.

-Me vas a ayudar ¿sí o no? Porque puedo llamar a Celin para que me explique.

-Como te haces la importante.

-Es que yo soy importante, limoncito- corre la silla, se pone de pie -y voten la cosa rara esa- apunta el té y se va.

Niego con la cabeza y suelto un suspiro cansino mientras Yina no deja de reírse.

×××

Llega la noche y Melou después de comer se fue para la guardia en la entrada de la mansión, yo soy su acompañante en esa guardia y al llegar la veo sentada en el banco al lado de la puerta enverjada rodeada de periódicos y con un portátil en la mano.

Sigo de largo para encender el farol de la acera y activar las cámaras.

-¿Qué haces?- le pregunto al regresar.

-Siéntate- palmea el espacio vacío a su lado y lo hago -mira- coloca la laptop en mis piernas -esto supuestamente es la página oficial del presidente pero resulta que está bloqueada y hay otra página de respaldo que cubre a esta.

-¿Y qué quieres que haga?.

-Pues que la desbloquees, tonto.

-Cuida esa boca.

Ella se acerca y muerde el lóbulo de mi oreja ocasionando una ola de calor en mi cuerpo.

-Amado Jacob, necesito que me ayudes a desbloquear esa página, ¿satisfecho?.

-Me acostumbraría a lo de amado- le robo un beso y ella rueda los ojos.

Empiezo a teclear con el fin de desbloquear la página pero es como un código que requiere de espacio y tiempo.

-¿Para qué quieres desbloquear esto?- inquiero sin perder de vista lo que hago.

-¿Recuerdas la masacre que esos de la junta acordaron hacer?.

-Sí ¿y?.

-¿Cómo que Y? No voy a dejar que ellos acaben con vidas inocentes.

-Melou no eres Dios para estar interviniendo en eso.

-Olvidé que tú antes trabajabas para los malos- comenta y empieza a revisar los periódicos.

-Nada que ver, solo he aprendido a no meterme en lo que no me interesa.

-¿Conoces a esta mujer?- me muestra una foto impresa de una mujer rubia de ojos azules.

-Me recuerda a Francesca- digo solo para molestarla aunque el pelo de esta es rubio platino.

-Olvídalo- deja la foto a un lado.

En realidad sí conozco a la mujer, es una periodista a la que Protective llamaba de vez en cuando para darle las buenas nuevas de lo que hacíamos, de cómo y por qué actuábamos.

-Se llama María Isabella Calvin.

-Eso ya lo sé.

Dejo el portátil a un lado, apenas he desbloqueado un 4 %.

-Es una periodista canadiense pero que ha pasado gran parte de su vida aquí, se casó hace siete años con Cassius Drumond, hijo de empresario millonario.

-¿Cómo sabes todo eso?- el escrutinio de sus ojos no me pasa desapercibido.

-No es lo que piensas.

-Y según tú ¿qué es lo que pienso?.

-¿Qué quieres saber de ella?.

-¿Dónde vive?- me le quedo mirando -ella ha seguido de cerca los atentados contra el presidente y todos sus movimientos sucios- confiesa tras la intensidad de mi mirada -incluso entrevistó a alguien del grupo que está detrás de todo esto.

»Después de eso, personas de la junta presidencial fueron a verla para que declarara el nombre de la persona a la cual entrevistó pero ella se negó y también publicó eso y las amenazas que le hicieron si no hablaba, esa periodista sabe más que todos nosotros.

Siento que estamos en terreno pantanoso.

-¿Qué piensas que vas a obtener de todo esto?.

-Intentar abrirle los ojos al presidente sobre cómo está actuando.

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